131. Que el sacerdote quite a diario una pala de cenizas del Altar.
132. Prender diariamente fuego sobre el Altar.
133. No apagar el fuego del Altar.

Cuando el fuego haya consumido la ofrenda quemada sobre el Altar, el Cohen, habiéndose puesto sus vestiduras de lino y cubierto sus calzoncillos de lino, removerá las cenizas y las pondrá a un lado del altar. – (V. Kadosh)

De esta forma, el fuego en el Altar permanecerá encendido, no permitiendo extinguirse. Cada mañana el Cohen prenderá la leña sobre él, arreglará la ofrenda quemada y hará que la grasa de las ofrendas de Shalom suba en humo.

El fuego permanecerá encendido en el Altar continuamente; no se apagará. – (V. Kadosh)

Explicación del mandamiento:

Los mandamientos 131 y 132 corresponden al positivo 59 y 60 respectivamente; y el mandamiento 133 corresponde al negativo 73.
El mandamiento 131 nos dice que el sacerdote quite diario una pala de cenizas del Altar, la base bíblica la encontramos en Levítico 6:10-11; el mandamiento 132 dice prender diariamente fuego en el Altar y el mandamiento 133 dice, no apagar el fuego del altar y la base bíblica está en Levítico 6:12-13, ósea que estos mandamientos están juntos. Leamos el versículo 10:

Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al altar. Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. (Lev. 6:12-13 RVR60)

Al estar estudiando estos versículos que el Eterno nos enseña, nos da instrucciones muy detalladas de lo que quiere que hagamos, en este caso detalla muy bien lo que debe vestir el sacerdote, así como también nos muestra que debe ser único, nos habla de las ropas íntimas, sus calzoncillos, esto quiere decir que su cuerpo esté cubierto al presentarse al Altar.

Esto habla de que debía cubrir su cuerpo totalmente, porque el Eterno nos enseña que debería dejarse afuera esa parte física de la vista, como una fuente de deseos y pasiones carnales, como también nos dice el apóstol Pablo en Gálatas 5:19-21.

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Gal. 5:19-21 RVR60)

Por esto mismo el Eterno era muy detallado en esos casos con los sacerdotes, por eso les pedía cubrir totalmente su cuerpo; también nos dice que el Eterno no puede aceptar las obras producidas por esas cosas, el Eterno solo acepta las obras producidas por el Espíritu y eso a Él le resulta aceptable. Pablo continúa diciendo en el mismo capítulo de Gálatas 5:22-23.

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. (Gal. 5:22-23 RVR60)

El sacerdote para sacar las cenizas se tenía que quitar estas ropas, para ponerse ropas frescas, pero también tenía que hacer eso porque era una vestimenta muy especial para que no llegara a ensuciarse por las cenizas, así que tenía que cambiarse de ropas para poderlo sacar al lugar que tenía que ser depositado.
Esto nos enseña que era un recordatorio continuo de la absoluta corrupción del pecado, porque las cenizas sacadas del Altar hablan primordialmente del juicio sobre el pecado, incluso esas cenizas debían ser llevadas fuera a un lugar limpio, el Eterno no nos habla que las cenizas sobre el Altar no se llevaban a un lugar común o lo tiráramos a la basura, sino se llevaba a un lugar santo, apartado para ello. Esto también nos habla que las cenizas eran limpias.

Los siguientes mandamientos son prender diariamente fuego en el Altar y el No apagar el fuego del Altar lo encontramos en Levítico 6:12 y 13 que dice:

Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz.

El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará. (Lev 6:12-13 RVR60)

Esto nos recuerda nuevamente que el fuego debía arder continuamente, el cual se repite en el versículo 13 y se tenía que poner leña todas las mañanas para mantenerlo encendido, el fuego continuo sobre el Altar representa al Eterno que arde sin cesar y que para aquellos que rechazan a nuestro Mashiaj Yeshua recordar que se encuentra encendido el fuego de la ira del Eterno, como dice en el evangelio de Juan 6:36-38.

Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. (Jn 6:36-38 RVR60)

También significa la disposición continua del Eterno al perdonarnos, por el sacrificio de nuestro Mashiaj Yeshúa que es Eterno y que tiene dimensiones eternas. Él está siempre dispuesto a perdonarnos, aunque hayamos pecado muchas veces o millones de veces siempre está dispuesto. Por eso la ley del holocausto es que el Eterno está satisfecho con Yeshúa y nos ve en él, como menciona el apóstol Shaul en Romanos 3:21-24.

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Yeshua HaMashiaj, (Rom. 3:21-24 RVR60)

También nos dice que es la disposición continua del Eterno a perdonarnos, el fuego encendido en el Altar y que el sacrificio de nuestro Mashiaj Yeshúa es infinito y que nosotros podemos acercarnos cada vez que requiramos de ello por nuestros pecados, debiendo arrepentirnos, porque siempre él va a estar dispuesto a perdonarnos.

Por eso el Eterno dice que la Ley del holocausto está satisfecha con nuestro Mashiaj Yeshúa, porque nos ve en él; y el fuego tenía que estar encendido de día y de noche, como lo menciona aquí en el versículo, para que en cualquier momento que nos sintiéramos culpables por algún pecado que hayamos cometido, vengamos una vez más o cada vez que pequemos, cuando hemos entendido que hemos transgredido la Ley, teniendo siempre esa oportunidad de acercarnos, reconociendo, arrepintiéndonos y purificándonos.

Y también nos dice el Eterno que no por ello vamos a aprovecharnos, porque existe ese fuego que constantemente está encendido, no por ello vamos a transgredir día con día, porque podemos caer con saber que tenemos ese fuego que nos está limpiando y purificando, pero dice el Eterno que de ninguna manera es así, porque lo pone para que cada vez que transgredamos, por medio del sacrificio de nuestro Mashiaj nosotros nos podamos acercar, pero no para que nos aprovechemos de ello y podamos hacer lo que queramos, que no siempre estemos en constante pecado.

Mientras más consientes estemos de este sacrificio, el Eterno también nos va a hacer conscientes de otra realidad, nos dice que si Yeshua murió en la cruz en un espacio de tiempo y ahora es un ser eterno para el Eterno, el sacrificio de Yeshua es hoy y todos los días, por eso cada vez que pecamos estamos añadiendo al sacrificio de Yeshua, cuando pensamos nos arrepentimos y nos purificamos, entonces cada vez que queremos pecar, ya lo pensamos más porque nuestra conciencia está clara y nos evita caer otra vez.

Nosotros mientras estemos en este cuerpo de carne siempre vamos a estar pecando mientras vivamos y por eso tenía que estar encendido ese fuego.

La esencia de estos mandamientos es, por ejemplo, en el caso de las cenizas que representaban el pecado, así como las echaban en un lugar limpio, santo y puro, es como el Eterno nos limpia y saca nuestros pecados, como esa ceniza de poco a poco, es el término limpia y pule poco a poco. El Eterno nos tiene mucha paciencia en todo lo que nosotros hacemos; pero por ello debemos cuidar las cosas del Eterno, debemos tenerlas en un lugar digno con ese amor para guardarlo y usarlo para ese fin de estudiar, como la Biblia; porque muchas veces en nuestros hogares la biblia la tenemos en cualquier lugar, en un cajón empolvado, hacemos este tipo de cosas en nuestra vida cuando confiamos que existe un perdón y sabiendo que podemos acercarnos en el momento que sea para pedirlo.

Esto nos enseña este mandamiento respecto a las cenizas, que debemos tener las cosas en un lugar para ello, un lugar digno, un lugar para él, y hablando del fuego que tenía que arder día y noche, se refiere a que nosotros teníamos que mantener ese fuego, ese fervor, esa Fe, que no nos durmamos y la leña que tenía que ponerse en la mañana, es como levantarnos cada mañana dándole gracias al Eterno por ese día y echarle leña a nuestro entusiasmo, a nuestra fe, a nuestro corazón, para que nuestro fuego siempre esté encendido y nos acerquemos con ese entusiasmo en nuestro corazón.

Y mantener el fuego encendido es similar a que hay que mantenerse atizándole, poniéndole más leña, porque hay ocasiones que cuando nos sentimos cómodos, con entusiasmo empezamos a escudriñar la palabra y de repente cuando pasa una semana, dos semanas ni siquiera abrimos la biblia y sentimos que nos estamos pausando y nuestro fuego se va apagando poco a poco, eso no es lo que debemos perder y nunca permitir que ese fuego se apague, hay que mantenerlo siempre encendido.

Hay que mantener ese fuego encendido, mantener ese fervor, estar atentos de la esperanza de la venida de nuestro Mashiaj.[/column]

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