163. No comer los gusanos que se generan en las semillas y en las frutas
164. No ingerir los insectos del agua.
165. No ingerir los insectos que se forman de la materia en descomposición.

Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación. No hagáis abominables vuestras personas con ningún animal que se arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos. (Lev. 11:42-43 RVR60).

Explicación del mandamiento:

Con estos mandamientos, se termina la sección relativa a la alimentación de Levítico 11. La interpretación de estos dos versos es evitar comer este tipo de animales: los que andan sobre el pecho, los que se arrastran sobre la tierra y los que andan sobre cuatro o más patas. Dentro de esta categoría encontramos a los reptiles, de los cuales ninguno es permitido, todos están prohibidos, y no solo los animales, sino también sus huevos.

Existe una manera de reconocer si un huevo es de un animal kosher o no, y esto se determina mediante la forma del huevo: por lo general, si es totalmente circular, es de un reptil. Para el caso de estos mandamientos en específico, los rabinos se enfocaron en explicar otro tipo de animales que se arrastran: los gusanos.

En ciertos lugares de México es común ingerir gusanos, como es el caso del gusano de maguey. No obstante, no solo no es apto para el consumo humano por razones de salud, sino que también estas instrucciones forman parte de los mandamientos ilógicos que tienen como objetivo la obediencia al Eterno, reconociendo que Él es más sabio que nosotros, y de esta manera confiar que Él sabe lo mejor para cada uno de nosotros.

Existen ciertos gusanos que crecen dentro de las plantas y de los frutos que se cultivan, debido a esto, es importante tener cuidado al consumir tales frutos y vegetales. La idea primordial es preservar la salud, así como ser minuciosos y prestar atención al detalle, hacer una pausa y revisar cautelosamente lo que vamos a consumir, para determinar si es apto o no, y no solo saciar nuestros deseos de comida, sin filtro y control alguno.

No hagáis abominables vuestras personas con ningún animal que se arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos. (Lev. 11:43 RVR60).

El versículo anterior no se refiere a que el animal sea inmundo en sí mismo, como lo escribió Pablo en Rom. 14:14, lo que se enseña en estos mandamientos es que no todo es alimento, y que el consumir estos animales, o inclusive estar en contacto con algunos de ellos, transmitirán cierta contaminación.

Un pequeño detalle puede ser la descalificación de las cosas espirituales, de aspectos y bendiciones que el Eterno pueda dar. Esto era más evidente en los tiempos del Templo, pues si las personas se llegaban a contaminar, ya no se podía presentar una ofrenda. Esto era un aspecto negativo, ya que para presentarla, había detrás mucha preparación y esfuerzo desde mucho tiempo atrás, debido a esto, quedabas excluido de poder entrar y participar.

De la misma manera, hoy en día el Eterno ofrece muchas cosas valiosas, y por un descuido las personas pueden quedar afuera. Este principio aplica para todo, como es el caso del matrimonio, algo sumamente santo, por lo cual se puede destruir la unidad y santidad que hay en el hogar.

Los derivados de estos animales no están prohibidos mientras no sean para consumo, sino para otros usos como es el caso de la seda que se obtiene a partir de los gusanos. Inclusive el color azul con el que se teñían los tzit tzit en la antigüedad provenía de un molusco.

Todo fue creado con el propósito de ser bendición, la clave es discernir. Actualmente, estas reglas del kashrut pueden no ser tan relevantes, pero en aquellos tiempos, fueron revolucionarias. Ejemplo: lavarse las manos. En ese tiempo había muchas reglas que fueron dadas por los lugares en los que iban a entrar y habitar.

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