No prestar a interés.

“No le darás tu dinero a usura, ni tus víveres a ganancia” (Levítico 25:37 RV60)

Explicación del mandamiento:

Leamos desde el verso 35 para tomar contexto porque realmente este versículo forma parte de esta sección en la que el Eterno está pensando en lo que sucede cada día en nuestra ciudad, en nuestra sociedad, y es la carencia de la gente pobre, la necesidad que tiene la gente pobre. Lamentablemente, como dijo Yeshua, siempre habrá pobres:

“A los pobres siempre los tendréis” (Mateo 26:11; Marcos 14:7; Juan 12:8 RV 60).

Así que el Eterno no quiere que la pobreza sea una constante en la vida de las personas y a su vez quiere trabajar en el corazón de aquellos que tienen mayor capacidad, que tienen mayor solvencia. Por eso es que el Eterno también otorga estas leyes para encontrar ese equilibrio.

Dice en Levítico 25:35-38 RV 60:

“Y cuando tu hermano empobreciere y se acogiere a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero vivirá contigo. No tomarás de él usura ni ganancia, sino tendrás temor del Eterno, y tu hermano vivirá contigo. No le darás tu dinero a usura, ni tus víveres a ganancia. Yo Adonay vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para daros la tierra de Canaán, para ser vuestro Dios”.

Pues esta es la situación, en algún momento algún hermano, algún hebreo, había de empobrecerse por diferentes razones que no es el tema en este momento, y seguramente iba a buscar amparo, iba a buscar ayuda.

“No cierres tu corazón, no cierres tu puerta, trata de ayudarle”.

Y esta es una carga que el Eterno en cierta manera pone en toda la sociedad, en todo el pueblo, en todo el resto de los hermanos, en toda la congregación, diciendo: bueno, cuando hay una situación así, por temor del Eterno debes ayudarle, debes acogerlo, debes recibirlo en casa. Y dice entre ellos que si es una cuestión económica, no le vas a dar el dinero a usura o también se conoce como el interés.

Aunque la usura va más enfocada en una ganancia que sobrepasa, digamos que ya es como por quererse hacer rico, a veces la usura más que nada. Sin embargo, aquí creo que el punto importante que vemos es el corazón que debe reinar. El Eterno dijo que abandonar al pobre es una manera de pecar. También incluso contra Él, ahorita vamos a ver por qué.

En Israel, la idea es que no hubiese una pobreza permanente, que las familias financieramente solventes fueran responsables de ayudar y amparar a los que estaban en necesidad.

Y la Palabra también dice que “donde está nuestro tesoro, también allí estará nuestro corazón” (Mateo 6:21 RV 60).

Así que en el momento en que nosotros damos a un hermano, también estamos dando de nuestro corazón.

Vamos a ver que en Deuteronomio 23:20 RV 60 leemos “Del extraño podrás exigir interés, más de tu hermano no lo exigirás, para que te bendiga Adonay el Eterno en toda obra de tus manos en la tierra adonde vas para tomar posesión de ella”.

Esto se complementa porque aquí en Levítico encontramos “No le prestarás a interés sino tendrás temor de Adonay el Eterno” y en Deuteronomio dice “No le vas a exigir interés para que te bendiga Adonay el Eterno”.

Así que hay 2 motivos: uno, el temor, y otro, la bendición, y sea cual sea, tenemos que obrar. Lo ideal es obviamente simplemente por abrir nuestro corazón, por reconocer que todo es del Eterno y nosotros somos los administradores. Entonces, como decía lamentablemente pues siempre va haber pobres, siempre va haber hermanos que caen en alguna situación en la que van a requerir y la vida da muchas vueltas y no sabes si el día de mañana eres tú quien tiene que tocar a la puerta y tener que pedir un préstamo.

Si tal vez no es tan extrema la situación como para irte a vivir a casa de algún hermano, pero a lo mejor siempre hace falta el dinero y siempre hay situaciones inesperadas.

Entonces ahí entra esta parte de la Torá donde tenemos que acordarnos que cuando algún hermano necesita el recurso, pues hay que dárselo. A veces el Nuevo Testamento por eso es tan práctico cuando dice que como le puedes decir a tu hermano “ve y cena rico y ve en paz” si ni siquiera sabes si tiene para comer, si ni siquiera sabes si tiene para eso.

Entonces aquí nos invita a amar a nuestro prójimo directamente y el dinero es una manera de manifestar también el amor porque ahí va estar nuestro corazón de estrechar estos lazos, y, como por supuesto, como dice aquí de manera desinteresada o sin intereses.

Dice Proverbios 28:8 “El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés, para aquel que se compadece de los pobres las aumenta”.

Así que nos está invitando una vez más a entender que al final las riquezas son del Eterno y que no debemos pedir intereses a nuestro hermano. Esto, pues sabemos que es muy común y evidentemente en el sistema bancario, de hecho, ese es el negocio, el manejar el dinero como si fuera un producto, venderlo tal cual y obtener una ganancia de ahí.

Pero dice la Torá muy clara “a tu hermano no puedes pedirle intereses, no puedes cobrarle, no eres un banco, no debes verlo de esa manera, no debes ver esto como un negocio, sino como una oportunidad de ser de bendición”.

También dice en Ezequiel 18:17 “Apartaré su mano del pobre, interés y usura no recibiere; guardará mis decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá”.

Así que es visto como una maldad el exigirle a los propios hermanos intereses o el buscarse enriquecer a costa de su necesidad.

También en Proverbios 19:17 dice así “Al Eterno presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar”.

Así que en el momento que nosotros le damos a un hermano que ha caído en necesidad, le estamos prestando al Eterno y el Eterno no puede ser deudor de nadie, el Eterno no va a permitir que esté en deuda con alguien. Así que visto de esta manera es doble bendición para el hermano y para ti mismo porque cuando tú das a un pobre, el Eterno te va a bendecir también a ti, y esto es una manera de demostrar honor al Eterno, de darle Gloria a Él. El Eterno va a aceptar esa ayuda como si se la hubiéramos ofrecido directamente a Él.

El espíritu de prestar sin interés y amar desinteresadamente en obediencia a la Torá y Yeshua.

Reflexiona también justamente en este mandamiento que dice acerca de no prestar a intereses. Porque bueno, los Judíos tienen mucha fama hoy día en el mundo de ser personas muy ricas y de acaparar dinero, sin embargo, en el aspecto positivo tenemos que reconocer que ellos siempre se ayudan, que es una comunidad muy unida, que son personas que ven por el hermano y es algo que aquellos que venimos de un contexto gentil tenemos que aprender, tenemos que reconocer, tenemos que abrir nuestro corazón sin temor.

Pero somos dados a querer acumular, a pensar que el día de mañana no tendremos y las promesas del Eterno son firmes y esto también es fe, esto también es caminar por fe, y tenemos pues que obedecer la Torá si creemos que está vigente y seguir los caminos de nuestro mesías Yeshua.

Y en un sentido más práctico todavía de este mandamiento que dice de no prestar a interés, pues puede ser simple cuando viene un préstamo pequeño, cuando alguien te dice oye no sé si me puedas apoyar con tanto dinero y a lo mejor no es algo tan grande y dices sí, adelante, si te lo pago después. Adelante. Sin embargo, a veces nos quedamos con el sentir de que esa persona nos debe no solo el dinero sino tal vez también un favor.

La palabra va más allá de la letra y el mandamiento siempre hay una intención una kabana que es la que hay que encontrar. Y yo creo que el sentir de este mandamiento, el espíritu de este mandamiento, también abarca el que prestemos de manera ahora sí que desinteresada, es decir sin intenciones ocultas, sin el deseo de obtener después algún favor o algo que tal vez sabemos que la persona nos pueda beneficiar.

Reflexiones sobre el espíritu de generosidad y la importancia de no ver a los hermanos como un negocio.

Yeshua por eso dijo que cuando invitáramos a alguien a comer que nos encargáramos de bendecir y de dar a aquellos que no nos pueden devolver porque es realmente un préstamo sin interés, es realmente un corazón generoso aquel que no está esperando recibir; el amor no busca lo suyo y somos llamados a amarnos los unos a los otros.

Lamentablemente, aunque a veces pensamos que cumplimos la Torá por prestarle a algún hermano y no pedir interés, si en nuestro interior podemos pensar que nos debe algo, y debemos de cambiar y yo te invito a que maduremos, te invito a que crezcamos, que nos acerquemos más al espíritu de cada uno de los mandamientos, a que lleguemos a la profundidad de estos mandamientos de todo corazón, que seamos ortodoxos en este sentido de guardar, de prestar de todo nuestro corazón sin esperar recibir nada a cambio y por el contrario, simplemente dejar y confiar y pensar que se lo estamos prestando a nuestro Adon el cual es dueño de todas las cosas.

Para cerrar este mandamiento me gustaría que reflexionáramos en lo que dice Nehemías 5, el libro de Nehemías, aunque no está casi al final del Antiguo Testamento en el orden cronológico, debería de ser de los últimos porque es cuando el pueblo ya regresa del exilio babilónico y resulta que es un proceso de restauración. Han pasado muchísimos años desde que se entregó la Torá y evidentemente hay cosas que se olvidan y lamentablemente con el dinero se olvidan mucho más.

Nehemías y la advertencia contra el enfoque egoísta y materialista en la comunidad.

Y viene esta historia en la que Nehemías hace reflexionar al pueblo y en cierta manera también viene una reprensión fuerte de parte de él para que el pueblo reaccione y deje de vivir y de pensar en sus hermanos como si fueran un negocio nada más.

Es triste que en las congregaciones a veces la gente se acerque con la intención únicamente de ver qué puedo obtener, de ver qué negocio poner y cómo sacarle provecho a los hermanos y la verdad es que no está mal hacer un negocio, no está mal el buscar finalmente vivir y apoyarnos, pero si tenemos que examinarnos de que nuestro corazón no sea solamente el interés económico.

Así que Nehemías 5:1-4 dice:

“Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos. Había quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir. Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre”.

Y ya vimos aquí en el versículo de Levítico 25:37 que el alimento tampoco podía venderse con interés o con ganancia, es decir, pensando en que aquí voy a poner un súper negocio vendiendo la comida.

El llamado a ayudarnos mutuamente y el impacto del testimonio en el mundo.

Nehemías 5:5 dice: “Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y alguna de nuestras hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros. Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras.

Entonces lo medité y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestro hermano? Y convoqué contra ellos una gran asamblea, y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder. Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor del Eterno, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?”.

Pues sí, imagínese incluso es mal testimonio que gente que no conoce del Eterno vea que entre nosotros, como hermanos, no somos capaces de ayudarnos económicamente, de apoyarnos, de que si tú tienes abundancia de algo o un negocio de algo y no puedes o no quieres apoyar al hermano, pues eso es un pésimo testimonio por no querer sacrificar una supuesta ganancia o utilidad que pudieras tener.

Por supuesto que no se trata de perder ni de que regales tu trabajo, pero si tenemos que ser abiertos en cuanto a esto, si como hermanos no nos ayudamos, pues ¿qué podemos esperar que nos ayuden quién?

En Nehemías 5:10: “También yo y mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosle ahora este gravamen”.

Es decir, cancelemos esta idea de los intereses y de la deuda. Incluso Nehemías 5:11: “Os ruego que le devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés”.

¿Por qué? Porque es tristísima esta situación hoy en día, por eso está la economía como está con esa desigualdad económica por los intereses sobre intereses, el anatocismo, el cobrar interés sobre interés y llega el momento que es totalmente impagable.

Cuanta gente no ha perdido absolutamente todo porque sacó una casa a crédito y bueno de ahí no pudo pagarla y se le juntó el interés y el interés, las tarjetas de crédito que es tan común, pero bueno pues del mundo no podemos esperar otra cosa, pero de nosotros como hermanos somos llamados a guardar todo esto.

Así que seguimos leyendo en Nehemías 5:12-13 que dice: “Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto. Además, sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda el Eterno de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliese esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron al Eterno. Y el pueblo hizo conforme a esto”.

Aquí bendito sea el Eterno, todos estuvieron dispuestos a hacerlo, a abandonar.

Su conciencia fue lo suficientemente sensible, el Espíritu del Eterno les redarguyó y dijeron pues lo vamos a hacer, ya ganamos lo suficiente. Y es que sí, a veces la gente quiere más y más y más, y bueno pues ya que ganas, ¿qué más necesitas? Sino solo empobrecer a tu hermano.

Así que queridos hermanos, yo quiero pedirles que reflexionemos en todo esto y primeramente que nuestro dinero sepamos que es del Eterno, que no es nuestro, que somos solo sus administradores. Que reflexionemos que cuando prestemos evidentemente no solo hacerlo sin intereses sino también con desinterés, es decir sin intenciones ocultas. Y que podamos con todo esto construir paz, darle gloria al Eterno y a su vez ser bendecidos por Él.

 

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