El precepto para la tribu de Levi de transportar sobre los hombros el Arón Hakodesh (El arca sagrada).

“A los coatitas no les dio nada, porque la responsabilidad de ellos era llevar las cosas sagradas sobre sus propios hombros”. (Números 7:9 NVI)

“Pero a los hijos de Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario.” (Números 7:9 RV60)

Explicación del mandamiento:

Para que tomemos un poco el contexto vamos a leer Números capítulo 7 desde el verso 1, en esta sección Moshe está recibiendo ofrendas para que el tabernáculo pueda ser transportado:

“Aconteció que cuando Moisés hubo acabado de levantar el tabernáculo, y lo hubo ungido y santificado, con todos sus utensilios, y asimismo ungido y santificado el altar y todos sus utensilios, entonces los príncipes de Israel, los jefes de las casas de sus padres, los cuales eran los príncipes de las tribus, que estaban sobre los contados, ofrecieron; y trajeron sus ofrendas delante del Eterno, seis carros cubiertos y doce bueyes; por cada dos príncipes, un carro, y cada uno un buey, y los ofrecieron delante del tabernáculo.” (Numeros 7:1-3RV60)

Aquí vemos que son los líderes, a quienes llaman príncipes, que suenan como de cuento, pero no es porque sean ricos, pues un año antes todos eran esclavos, sino se refiere a los líderes, los principales, que son los primeros que ponen el ejemplo de dar.

Y El Eterno habló a Moshe, diciendo: Tómalos de ellos, y serán para el servicio del tabernáculo de reunión; y los darás a los levitas, a cada uno conforme a su ministerio. (Números 7:4-5 RV60)

Aquí parece que Moshe no está completamente seguro si debe aceptar esas carretas o carros porque no servían propiamente dentro del tabernáculo, pero como El Eterno está pensando más allá y se da cuenta de que pueden ser útiles para la transportación, continúa diciendo:

Entonces Moisés recibió los carros y los bueyes, y los dio a los levitas. Dos carros y cuatro bueyes dio a los hijos de Gerson, conforme a su ministerio, y a los hijos de Merari dio cuatro carros y ocho bueyes, conforme a su ministerio bajo la mano de Itamar hijo del sacerdote Aarón. (Números 7:6-8 RV60)

Así que a los gersonitas que eran parte de las familias de los levitas, recuerden que los levitas se dividían a su vez en ciertas familias, como sub-tribus, los gersonitas o los de Gerson se les dieron dos carros y cuatro bueyes a los hijos de Merari cuatro carros y ocho bueyes, ¿por qué esta diferencia? Porque Gerson transportaba las cortinas, las cubiertas de pieles, el velo y otros utensilios exteriores, mientras que los de Merari transportaban las tablas, las barras, las columnas, las bases que eran lo más pesado y aquí nos damos cuenta como el Eterno provee cuando nosotros le servimos, evidentemente sería muy complicado haber transportado esto por el desierto, sin embargo, el Señor en su sabiduría y en la generosidad de las personas que está en el corazón de dar estas carretas y van a ser de mucha bendición.

Sin embargo, en el verso nueve, que es el que corresponde al mandamiento que estamos estudiando, dice así:

Pero a los hijos de Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario. (Números 7:9 RV60)

Entonces aquí vemos que a los coatitas no les dio nada, ¿Por qué? Porque llevaban sobre sus hombros el servicio del santuario. Sabemos que los coatitas llevaban lo más sagrado sobre sus hombros, es decir la menorá, la mesa de panes, el altar del incienso obviamente el arca de la alianza, entonces a ellos no les tocó carro porque el mandato específico dice que ellos lo llevarían en sobre hombros, el Eterno también ordenó cuando se construyeran por ejemplo el altar de oro, el de bronce incluso el arca de la alianza que les pusieran unas barras cubiertas de oro para que por ahí pudieran ser transportados, entonces desde la misma elaboración se sabía de qué manera se iban a transportar, esto es importante por una historia que vamos a ver más adelante.

Bueno entre otras cosas que puede representar eso, tal vez los coatitas hubieran pensado “que mal que a los demás si les den carretas y a nosotros no”, sin embargo, tenemos que ser conscientes que esta es una enseñanza para todos aquellos que están en el ministerio, y es que en muchas ocasiones uno mismo debe llevar en sus propios hombros las cargas del ministerio, a veces hay pastores, líderes, personas que entran al ministerio con la expectativa de que les van a ayudar, de que la gente va a ofrendar de que la gente les va a tener que dar todo y no siempre va a ser así, aquí tenemos un ejemplo muy claro y yo creo que la perspectiva correcta es verlo como un honor, como un agradecimiento, como si nos lo mereciéramos, de pronto el Eterno quería trabajar esto en el corazón de los coatitas de que ellos tomaran conciencia que era un privilegio servir al señor y transportar las cosas más sagradas, no podían quedar a cargo de otra manera sino por la responsabilidad personal de llevarlo sobre sus propios hombros.

Hay una historia relacionada con este mandamiento, se encuentra en segunda de Samuel capítulo 6, es el momento en el que David decide justamente transportar el arca de la Alianza, trasladarla y él está feliz, es un momento grandioso, de fiesta la idea es introducirla a Jerusalén y entonces él ya tenía en su corazón llevar a cabo algo para el señor, el Templo, levantar el tabernáculo en Jerusalén, pero fíjense lo que dice el relato:

“David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil. Y se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines. Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca. Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.” (Samuel 6:1-5 RV60)

Así que era una gran fiesta, es un momento muy especial de regocijo, de alegría, de bendición para todos los que estaban hay presenciando este momento y entonces dice el verso seis:

“Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban. Y el furor del señor se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.” (Samuel 6:6-7 RV60)

Qué tremendo momento se vivió ahí, de un furor, de un éxtasis, una alegría intensa, de pronto una tragedia, las cosas pueden cambiar así de la noche a la mañana, de un instante a otro, de un momento de alegría, ¿por qué está consecuencia tan drástica? Por no seguir las instrucciones, por no conocer a detalle lo que dice la ley, no sabemos si David no lo sabía o no lo tomó muy en serio o si Uza definitivamente no tenía conciencia se le hizo fácil, pensó en quedar bien al salvar el arca de que se cayera, pero esto no le agradó al señor, es una lección una vez más que nos reitera que Dios prefiere la obediencia a las danzas y la alegría muchas veces a las manifestaciones de gozo que podemos manifestar delante de Él en lugar de obedecer. Dice el verso ocho:

“Y se entristeció David por haber herido El Eterno a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza hasta hoy. Y temiendo David al Eterno aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca del Señor? De modo que David no quiso traer para sí el arca del Señor a la ciudad de David; y la hizo llevar David a casa de Obed-edom geteo. Y estuvo el arca del Señor en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo el Señor a Obed-edom y a toda su casa.” (Samuel 6:8-11 RV60)

Así que esto es por no considerar primero la santidad del arca y segundo por no seguir las instrucciones, de eso se trata este mandamiento, es un mandamiento específico para los levitas, para los coatitas los cuales debían de transportar el arca sobre sus hombros. A veces queremos suplir la obediencia o las cuestiones específicas de Dios por medio de otras manifestaciones o de alegría o de otros servicios a Dios, pero Dios prefiere una obediencia sincera y leal.

Conclusión

Esta es una reflexión para todos para que pensemos seriamente en seguir las instrucciones que el Señor nos ha dado, si Dios te ha dado alguna instrucción, algún mandamiento en particular, síguelo al pie de la letra y tendrás mucha bendición.

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