“Exterminio de las 7 naciones idólatras de la tierra de Israel.”

DEUTERONOMIO 7:2 “Y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.”

Mandamiento 425 / Positivo 179 dice “Exterminar a los 7 pueblos que habitaban la tierra de Israel antes de la conquista.

Mandamiento 426 / Negativo 247 dice “No tener compasión por los idólatras al momento de ser juzgados.”

Explicación de los Mandamientos:

DEUTERONOMIO 7:2 “Y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.”

Estos mandamientos son fuertes y con el entendimiento meramente humano difícilmente los podemos comprender, aceptar y reconocer. Voy a tratar de explicar de qué manera podemos aplicar en el día de hoy estos mandamientos 425 y 426, que dicen exterminar a las 7 naciones cananeas y no tener compasión por los idolatras.

Estos son unos de los mandamientos más controversiales y son unas de las citas más favoritas de las personas que tienen pleitos con la Biblia y con el Eterno. Uno de los principales argumentos es que falta de amor por parte de Dios. ¿Dónde está ese Dios de amor, de compasión, donde está ese Dios que profesa que ama a todos? ¿Por qué no aplicó ese amor para ellos? Por eso es difícil entenderlo bajo la mentalidad occidental del siglo XXI.

No se trata de sacarnos el cerebro, sino simplemente de llegar a un entendimiento en el contexto y en el momento en que se entregaron estos mandamientos.

Mandamiento 425 se le llama Mandamiento de una sola vez y Mandamiento de Tierra.

Estamos ante dos mandamientos sumamente peculiares, sobre todo el 425 porque se considera que no tiene aplicación en el día de hoy, que no hay manera de poderlo aplicar, por eso se le llama mandamientos de una sola vez, y significa que solo se aplica una sola vez en la vida.

Como ejemplo, Teshuva (Arrepentimiento), en la que realmente entregamos nuestra vida al Eterno, el nuevo nacimiento solo se nace una vez, como se nace una sola vez físicamente, se nace una vez espiritualmente, al igual que el Brit Milá, la circuncisión, también es un mandamiento que se hace solo una vez.

También se le llama mandamientos de tierra, es decir que solo se aplica dentro de la tierra de Israel, o sea que no puedes encontrarte a un cananeo en la calle y decirle “oye, tú eres cananeo”, pues matarlo creyendo que aplicas la justicia. Este mandamiento se aplicó solo una vez en la conquista de la tierra, específicamente con Josué, y solo dentro de la tierra de Israel. ¿Por qué este mandamiento dice “Destruirás”?

Tiempos Antiguos, Mandamientos Controversiales: La Interpretación de la Destrucción de las Siete Naciones

Vamos a examinar a profundidad lo que nos dice DEUTERONOMIO 7:2: “Cuando el Eterno tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y él Eterno tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.”

Esto le mandó a Moisés y al pueblo para que llevaran a cabo con esas 7 naciones. Algunas personas han llegado a decir que realmente no estaba hablando de exterminarlos a todos, sino que era una expresión que denotaba que como un boxeador sin misericordia tenían que darle una paliza y noquearlos hasta que lo acabes, lo tires en la lona, no vas a terminar la pelea, o el round.

Otros lo ven de una manera más suave, creen que no se refiere a destruirlo o matarlos, sino como de acabar absolutamente con ellos, pero no exterminio como tal.

Este mandamiento se repite en Deuteronomio 20:16-18: “Pero de las ciudades de estos pueblos que el Eterno tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como él Eterno tu Dios te ha mandado; para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios.”

Si nos vamos a Deuteronomio 7:2: “Cuando el Eterno tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y él Eterno tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.” Vemos que se repite este mismo mandamiento de manera literal y muy clara, dice que no dejarás con vida ninguna persona.

Razones por las que Dios da este mandamiento:

La primera razón y más importante que Dios nos da está en Deuteronomio 7:4: “Porque desviarán a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor del Eterno se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto.”

La razón es que van a terminar por desviar a tu hijo en pos de él, y terminará en idolatría, y por lo tanto el furor del Señor se encenderá contra ustedes. En otras palabras, no van a hacer ellos nada más los que te destruirán, sino que yo también voy a intervenir y te voy a dar castigo que en este caso es destruirte. Es como un padre que le dice a un hijo: “No quiero que te juntes con esa persona y si te juntas no lo voy a castigar a él, te voy a castigar a ti, porque tú eres responsable, tú eres consciente porque tú atiendes a otro llamado”.

La segunda razón la encontramos en Deuteronomio 7:3: “Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo.” No solo habrá alianza si los dejas como vecinos, sino que también terminarán emparentando con tu hija o tu hijo y terminarán siendo familia. Se van a unir en yugo desigual y eso se convertirá en una catástrofe. Y a lo mejor tú te mantienes y no te apartas del Eterno, pero si se apartaran tus hijos de él, seguramente eso te va a doler mucho más que lo que te suceda a ti.

Es una cuestión y una perspectiva de verlo a futuro, de darnos cuenta de que, aunque a veces quisiéramos que el mundo entero cambiara e hiciera Teshuva, lamentablemente no todos o la gran mayoría no lo van a hacer. Es como la fábula del escorpión y la rana:

Fábula de Escorpión y la Rana. Resulta que un escorpión y una rana estaban a la orilla del río. El escorpión quería cruzar pero él no puede porque no sabe nadar, y pasa la rana y le dice: “Oye, ranita, ¿me puedo subir sobre tu espalda y me llevas al otro lado?” Y la rana le dijo: “Oye, yo te conozco y me vas a picar. Sé cómo eres y nosotros, las ranas, y los escorpiones no nos llevamos bien, por eso sé que me vas a picar.”

La Fábula del Escorpión y la Línea del No Retorno en la Historia de las 7 Naciones Cananeas.

El escorpión, tratando de convencerla, le dice: “No te voy a picar, te doy mi palabra que no te picaré.” La ranita, convencida, lo deja subirse. Cuando estaban por llegar al otro lado del río, el escorpión pica a la rana, le clava el aguijón y la ranita, medio muerta, le dice al escorpión: “¿Por qué me picaste si me dijiste que no lo ibas a hacer?” Y sabes lo que le dijo el escorpión: “Esa es mi naturaleza, no lo puedo cambiar, no lo puedo evitar.

” Por eso, lamentablemente, hay personas que ya no van a poder cambiar. Eso es lo que en otros tiempos se les llamaba la línea del no retorno, es decir, que una vez cruzan esa línea imaginaria ya no hay manera de regresar.

Estas 7 naciones podemos considerarlas que cruzaron la línea del no retorno para el Eterno. Estas 7 naciones fueron inquilinos de la tierra de Israel. Tenemos que recordar que la tierra no le pertenece a los israelitas o a los judíos, la tierra en general es del Eterno, él es el dueño. Nosotros solo somos sus inquilinos, somos los que vivimos rentándola y debemos cumplir con las normas, mandamientos y estipulaciones del dueño.

Estas 7 naciones no cumplieron con lo que les pedía el dueño de la tierra, llenaron la tierra de profanidad, de inmoralidad, de perversión, de sacrificios de niños, de idolatría y de hechicerías. Y ahora que está sucediendo en Israel simplemente es la vara que Dios va a usar para corregirlos. Por eso le dijo a Abraham en Génesis 15:16: “Y en la cuarta generación volverán acá, porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”

Es decir, todavía no se había derramado el vaso, faltaba la gota que la derramara, faltaba ese tiempo. Dios les dio por lo menos 400 años para que cambiaran, para que se arrepintieran, para que pagaran la renta donde vivían. Porque si no la pagas, te van a correr, vas a pagar las consecuencias.

Mandamiento 426 – No tener compasión por los idolatras al momento de ser juzgados.

El mandamiento 426 dice que no debemos tener compasión al momento de juzgar a los idolatras. El Eterno será quien juzgue al pueblo y él también es el instrumento para llevar a cabo ese juicio. Y él nos dice que no tengamos compasión, que no permitamos que, como la vara que está usando Dios, nos desviemos del juicio que él ha decretado.

Imagínate que un juez dicta una sentencia y, en lugar de hacerlo con firmeza, se pone a llorar. Imagina la escena donde está el juez, el acusado, los abogados, los testigos y todos. Cuando el juez dicta la sentencia, ¿te parecería lógico que actúe de esa manera? Por eso tenemos que reconocer la lucha que tenemos con este mandamiento contra nuestros sentimientos, porque hay ocasiones en las que debemos hacer a un lado los sentimientos y obedecer.

Esto es lo que un soldado tiene que hacer en momentos críticos: poner a un lado sus sentimientos y llevar a cabo la orden encomendada sin importar lo que sienta o piense. Tiene que ejecutar la orden. Por eso dicen que un soldado no piensa, sino que ejecuta. Tiene que usar el cerebro no para pensar, sino para llevar a cabo la misión o la acción encomendada. Y es difícil, como les digo, llegar a este punto.

Es como la persona que llega a vivir a una casa y de repente ve un nido de huevos de víboras. Ve cómo se empiezan a romper y nacen las víboras, las serpientes más venenosas. En México, se llama la serpiente de 4 narices, la más peligrosa. Es una serpiente que, si te la encuentras, corre o mátala. Pero, ¿qué te parece la idea de criarlas, educarlas, hacer que se porten bien y enseñarles a no morder? ¿Te gustaría convivir con ellas?

A lo mejor, cuando son pequeñitas, las puedes controlar, pero cuando crecen, no vas a poder cambiar su naturaleza, como la rana y el escorpión. No puedes modificar algo que ya está en su naturaleza desde el principio. No es que el hombre venga malo desde el principio. Esto ocurre después de una serie de años, después de una serie de malas decisiones.

La Paradoja de la Obediencia Divina y la Limitación Humana: Lecciones de la Historia de Saúl y los Levitas

Por eso, en el Nuevo Testamento, en la carta de los Romanos, es muy claro que cuando una persona decide endurecerse y rechazar al Eterno y su gracia, Dios los entrega a una mente reprobada. Dios endurece finalmente a quien quiere endurecer y, por lo tanto, tendrá que ser juzgado.

Hay cosas que no vamos a llegar a comprender del todo porque solo Dios sabe por qué las hace. Y él es un juez perfecto y justo. Obviamente, nuestro entendimiento siempre va a ser limitado, al igual que un niño no comprende por qué no puede jugar con una serpiente ni por qué no puede tenerla.

De cierta manera, a lo mejor nosotros tampoco vamos a llegar a comprender nunca lo que hace Dios. Y para que no nos pase lo que le pasó al rey Saúl, cuando recibió una orden difícil de cumplir en lo sentimental y en su vanidad decidió que era mejor darle a Dios lo mejor de ese botín, dejar vivo al rey de los amalecitas.

Y eso fue una desobediencia. No podemos verlo de otra manera. Esa fue la gota que derramó el vaso para que fuera rechazado como rey de Israel. Sé que hay momentos en los que debemos hacer a un lado los sentimientos y amar a Dios por encima de todas las cosas y obedecerle. Otro ejemplo es el caso de Éxodo 32.

Los levitas fueron escogidos. ¿Recuerdas por qué fueron escogidos para ministrar y estar delante del Eterno como sacerdotes? No solo porque se alejaron de la idolatría y no participaron en el becerro de oro, sino porque fueron ellos los que tomaron los cuchillos y se pusieron del lado de Moisés. Cuando se les ordenó que mataran a los rebeldes, ellos obedecieron sin hacer distinción.

Conclusión:

Esto se les reconoce en la Torá, en el libro de Deuteronomio. Ellos fueron capaces de controlar sus sentimientos y su razonamiento, y ejecutaron y obedecieron lo que Moisés les había ordenado. Repito, esto no se aplica hoy en día. Como mencioné antes, no puedes buscar a un cananeo en la calle y exterminarlo. Por supuesto que no. Eso solo se aplicó en la tierra de Israel y solo durante la conquista.

Son mandamientos que tienen una aplicación única. Y lo que debemos entender y abrazar es que el Eterno nos ha dado una victoria, nos garantiza que venceremos a naciones más poderosas, pero nos dice que no dejes restos, no dejes cosas que el día de mañana te serán un tropiezo. No dejes cosas que el día de mañana pongan en riesgo tu vida espiritual y física. Estos pueblos eran una amenaza constante mientras se mantuvieran en la misma tierra. Por eso hay momentos en los que tienes que pensar en tus hijos, en tu familia, en tu comunidad y en tu propia vida espiritual.

En resumen, estos mandamientos son difíciles de entender desde nuestra perspectiva moderna y occidental, pero es importante considerar el contexto en el que se dieron y las razones detrás de ellos. El mandamiento 425 se aplicaba específicamente a la conquista de la tierra de Israel y no tiene una aplicación directa en la actualidad. El mandamiento 426 nos insta a no tener compasión por los idólatras al momento de ser juzgados, y debemos recordar que Dios es el juez perfecto y justo. A veces, debemos obedecer a Dios por encima de nuestros sentimientos y comprender que su sabiduría está más allá de nuestro entendimiento limitado.

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