553. El precepto para quien difamó a su esposa, de mantenerla para siempre.

534. Quien difamó a su esposa, pierde su derecho a divorciarla.

 

Deuteronomio 22:13-19:

 “Cuando alguno tomare mujer,  y se después de haberse llegado a ella la aborreciere, y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen; entones el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta; y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece y he aquí, él le atribuyere faltas que dan que hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad. Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán; y le multarán en cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer, y no podrá despedirla en todos sus días.” (Deuteronomio 22:13-19 RV60)

Explicación del mandamiento:

Suena muy raro a nuestros oídos occidentales del siglo XXI, con tanta tecnología e inteligencia artificial, un mundo totalmente globalizado y con una filosofía muy humanista, llamémoslo así, como forma de pensamiento, es un reto explicar la Torá y que nuestros oídos sensibles del siglo XXI no se sientan ofendidos, para mucha gente lee esto y le es ofensivo, porque culturalmente lo ven como algo arcaico.  No perdamos de vista el objetivo,  no perdamos de vista que es la Palabra de Dios, sin embargo, si es cierto que hay un contexto cultural, que tiene que ver con aquellos días de como se vivía, pero tampoco perdamos el Objetivo Espiritual y los Principios Morales que establece la Torá y que no cambian con el tiempo, no importa cuantos milenios pasen, tenemos que llegar a un punto en decir, esto es lo que dice la Torá hoy y yo no lo voy a cambiar, si hoy por ejemplo  la Torá prohíbe comer cerdo, no importa que pasen mil años, no importa lo que te digan del cerdo, que hoy le han sacado tantos beneficios a consumirla, pero si Dios prohíbe consumirlo, pues está prohibido, sin importar que cultura o que suceda en nuestros tiempos o en el futuro. Entonces estas son cuestiones que siempre hay que considerar y que tomarlo en cuenta, sobre todo cuando nos topamos con pasajes, así como este que se piensa al solo leerlo, que está raro, es contrario a lo que creo, a lo que pienso, a lo que siento.

Contrario a lo que se cree y sobre todo, pensemos en la forma de ver las cosas de la gente  de la región de medio oriente, de los árabes,  de los musulmanes, de los mismos judíos de la región, contrario a lo que se cree y contrario a esas culturas, a esos pueblos, la Torá defiende a capa y a espada la santidad del matrimonio, la Torá defiende los principios familiares y algo que es importante considerar cuando se estudia la Torá, es que es una cultura que se mueve mucho en relación con el honor, a la honra, y eso importa muchísimo más que el dinero, el difamar a alguien era visto prácticamente como un asesinato en muchos casos.

Analizando el pasaje que estamos viendo en este mandamiento, la situación es: La pareja se casan y resulta que unos meses después el hombre argumenta que ella no era virgen cuando se casaron, por tanto, tiene el derecho legal a divorciarla sin pagar la cláusula de la Ketuba.

Vamos a explicar esta parte de la Ketubá para entender mejor el trasfondo.  La Ketubá es un documento matrimonial, era un documento que el varón entregaba a la mujer como parte del compromiso que estaba asumiendo,  era un compromiso por escrito, era un compromiso firme y parte de lo que decía ese documento era que si él la divorciaba por una causa no justificable, él tendría que indemnizarla a ella, él tendría que darle una manutención como sería el equivalente a una pensión mensual hoy en día para que se sostuviera o para vivir dignamente, si tuviera hijos, pues cuanto más,  muchas de las leyes están diseñadas para proteger a los hijos, para proteger con ello también a la mujer, los divorcios eran una excepción no como el día de hoy que se dan demasiado, ya en la época de Yeshua se daban muy a la ligera y por ninguna causa, pero no quiere decir que era lo que la Torá buscaba, cuidando estos principios de la santidad y de la honra  en este caso de la mujer por eso se acostumbraba  guardar estas “pruebas” de la virginidad de la mujer y porque era esto, pues era algo cultural de aquellos días, pero era la evidencia para este tipo de situaciones. 

Vamos a analizar el verso y vamos a tratar de encontrar un poco más de lo que nos dice el mismo mandamiento: El versículo 13 y 14 es una sola sección, dice: “después de haberse llegado a ella, la aborreciera y le atribuye faltas que den de qué hablar” . Dicen los rabinos que una transgresión te lleva a otra transgresión, un pecado te lleva a otro pecado. El hecho que dice: “la aborreciere y le atribuyere faltas” es hasta cierto punto lógico porque si tú aborreces a otra persona, es muy fácil hablar mal de otra persona, aunque sea tu propia esposa, esto es así, cuando una persona aborrece a otra que la palabra hebrea implica como una aversión, como un enemigo, viene de la palabra Sane del dicc. strong 8130, implica una amistad, enemigo, odio. Entonces ustedes creen que se puede pasar del amor al odio?? Definitivamente que sí, tenemos  el caso de Amnón en 2a de Samuel, vemos como se da , no precisamente es la misma línea, pero si lo que dice el verso 13, algún hombre se llegare a una mujer, luego la aborrece, luego le atribuye faltas, entonces, pues Amnon estaba apasionado, lujurioso, se dejó llevar por esas emociones y terminó acostándose con su media hermana, luego la aborreció, así como la amó la aborreció, saltó  del “amor” al odio. Bueno, también es un principio más para decir no te cases con alguien que solo busque eso y peor cuando no tiene temor de Dios.

Lo que dice Deuteronomio “cuando alguno tomare mujer, después de haberse llegado a ella, la aborrece y le atribuye faltas que dan de que hablar, por eso es fácil caer en esta calumnia.

Dice en el versículo 14, “y dijere a esta mujer tomé y me llegué a ella  y no la hallé virgen” la gran mayoría de las versiones que conocemos en español lo traducen así con esta misma idea de que la mujer no era virgen y ya había tenido alguna relación sexual con anterioridad. Sin embargo, llama la atención que en algunas otras versiones judías como la que usa el comentarista Rashi, ahí lo traduce como: “no hallé señales de virginidad” no quiere decir que sea algo totalmente distinto sino lo que implica es que la virginidad no solo se define por no tener relaciones sexuales sino también por la manera en que la mujer se desenvuelve o se comporta o se habla particularmente de no tener recato, no tener pudor, de su comportamiento, puede ser ambos, la parte literal es muchísimo más claro, el punto aquí es que él va y la acusa diciendo: “esta mujer no era virgen”

La responsabilidad recae sobre los padres.

Entonces dice el verso 15, “el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad en la puerta” recuerden que las puertas representan estos lugares de juicio donde se llevaban a cabo disputas y situaciones legales como si fueran tribunales. Aquí en este caso donde sobre quien recae esta parte de responsabilidad es sobre el padre y sobre la madre. ¿Y por qué sobre ellos? Porque en caso de que fuera verdad, ellos también tendrían que cargar con esa vergüenza, porque se considera que los padres también son responsables de que las hijas lleguen virgen al matrimonio. Otra vez parece una idea totalmente fuera de este mundo, pero la Torá lo marca de esta manera y varias veces se repite: “no darás a tu hijo para sus hijas, no darás a tu hija para sus hijos” Al final los padres eran quien los daban en matrimonio,  los jóvenes no se casaban, sino que tenían aprobación de los padres, los hijos solían pedir permiso a los papás para poderse casar, eran otros tiempos, y no quiere decir que  estuvieran  mal, incluso los padres los casaban, el punto es que eran los padres quienes tomaban la evidencia por eso es que la Torá dice que se guardaba esto como una evidencia, suena algo como muy expuesto llegar a este extremo de guardar las sábanas de la noche de bodas; sin embargo, y es interesante también pensar, según el comentarista judío del siglo lX Rashí que dice que esto no era literal que sacaran las sábanas con manchas rojas porque las sábanas  se pudieron haber perdido, pudieron pasar muchos años, se pudieron haber lavado o simplemente que pudieron haber hecho muchos padres, si fueras el varón,  quien te dice que esa es la sangre de tu esposa de la noche de bodas, la mujer pudo haber manchado la sabana con pintura, y decir aquí está la prueba de tu mujer, eso pueden hacer muchos padres  si en un momento dado se dan cuenta de que pueden apedrear a su hija, los papás van a hacer lo que sea para que no la apedreen en lugar de haberse enfocado en haberla cuidado en esta cuestión. Lamentablemente, muchos padres, por creerse muy modernos, descuidan las cuestiones espirituales de sus hijos que implican esto, están más preocupados porque entren en la universidad y por comprarles carro y otras cosas en lugar de enfocarse en esta parte.

Entonces, según el comentarista Rashí esto no significa literal que deban sacar las sábanas, sino que el testimonio de la vida de su familia, de la misma joven, era la evidencia de que se le estaba difamando, que era una mentira, que era una calumnia lo que este hombre estaba declarando, entonces, pues los jueces debían de considerar, ya que eran pueblos pequeños. 

También lo contrario es cierto, cuando dice Rashí, “no he encontrado señales de virginidad” es porque se daba cuenta de que la mujer no se había guardado por esa cuestión, muchas mujeres pueden decir yo no he estado con nadie sexualmente, pero en otras cuestiones la pueden delatar.

Dice el verso 16: “y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece.” Esto es una de las afrentas más grandes que podían darse. Y continúa el versículo 17 diciendo: “y he aquí, él le atribuye faltas que dan de qué hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad.” Aquí sí lo dice muy literal “vestiduras” pero el comentarista Rashí nos dice que puede ser “alegórico”puede ser una referencia a las acciones justas de las acciones de la hija acorde a la Torá. Y luego suele preguntarse y qué sucede si la mujer no era virgen, si no conocía del Señor, sus papás no les importó cuando era jovencita, la dejaban ir a todos lados,  qué pasó?, o qué era gimnasta olímpica, practicaba ciclismo, etc. 

Hay diferentes opiniones según los médicos dicen que no es cierto que porque haya sido gimnasta, o practicado ciclismo, por cuanto es una cuestión interna no se puede perder de esa manera la virginidad, pero en el caso de que fuera así, se notificaba al esposo antes del matrimonio justamente para evitar esta cuestión, ya lo que sucedía es que el esposo no daba la dote que le tocaba, porque el esposo le daba una dote al padre de la novia por digámoslo así por haber preservado virgen a la novia y en ese caso se le podía dar o no se le podía dar. Ahora qué es lo más probable en una situación así, que este hombre está buscando un pretexto para divorciarse y no pagar la Ketubá. Esa es la cuestión de fondo, que es como hoy en día muchos hombres se quieren divorciar, pero no pueden porque no tienen el pretexto o la razón justificable para hacerlo y porque además hacen cuentas con el abogado y les hace el desglose de los hijos que tienen, la escuela de los niños, el alimento, etc. y   es tanta la cuenta que, pues mejor piensan que es mejor aguantar. Entonces en este caso hoy en día si se le dice a un abogado “me voy a divorciar de mi mujer porque ya no es virgen, se reiría, pero en aquellos días y de acuerdo a la Torá sí era una causal de divorcio y no solo causal, sino de costarle la vida a la mujer, entonces no nada más terminaba divorciado sino viudo, como el caso de María y José que de repente María estaba embarazada sin haber estado con su prometido, pues entonces la iban a apedrear a ella por eso él trata de cargar con la responsabilidad y trata de salirse de casa para cargar él con la responsabilidad para que no le hicieran nada a María.

Consecuencias de la difamación:

Dice entonces en el versículo 18. “Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán”. ¿De qué manera lo hacían? Lo azotaban públicamente, le daban sus varazos en la espalda por andar difamando, se le volteaba la humillación y la difamación por tratar de difamar a su mujer o de humillarla, él terminaba siendo humillado, la típica ley de la medida por medida, tú quisiste hacerlo ahora te lo harán a ti, lo mismo que a los falsos testigos, que se les ha de hacer lo que pensaban hacerle al acusado. El hombre quería difamar a su mujer, ahora terminará siendo humillado delante de todos.

Dice el versículo 19: “Y le multarán en cien piezas de plata” por qué cien piezas? Porque las dotes de las vírgenes eran de cincuenta piezas de plata, entonces como al ladrón pagas el doble y además no te puedes divorciar.  Continúa diciendo el versículo: “las cuales darán al padre de la joven por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel”. Vemos como el Honor, el Recato, la Santidad, son pilares fundamentales en un matrimonio, en una relación y en un pueblo como lo es el Pueblo de Israel, y el levantar un falso contra una doncella del pueblo es como si lo hiciera contra todos, entonces dicen esto es una afrenta, no lo podemos permitir, hay que castigarlo, hay que multarlo y además la tendrá por mujer y no podrá despedirla en todos sus días. Esto suena como algo no creíble en estos días, pero aquí con esta parte nos muestra cuál era la intención de este tipo de varón, en realidad era divorciarse y no pagar la cláusula de la Ketuba porque la Ketubá era el documento donde decía cuántas monedas de oro se comprometía el hombre a pagar si se divorciaba de manera no justificable, entonces inventaba algo así.

 Y  por querer librarse del compromiso económico de la Ketuba no iba a poder divorciarse  todos los días de su vida.  En aquellos días el hombre era quien podía divorciar y aquí en la Torá queda estipulado el motivo por el cual pierde ese derecho. Algunos pueden decir que también suena como castigo para la mujer, pero a la mujer se le daba este derecho de que el varón que la difama tiene que ver por ella el resto de su vida;  Pero si definitivamente hay casos en los que no  poderse divorciar es lo peor porque a veces es lo aconsejable, llega un momento en que parece una  guerra mundial, que ya es peor estar juntos que no estar. 

Aquí como una manera muy fuerte como consecuencia de  hacer esto es además, pierdes ese derecho y hay mucha gente que lo que más anhela es divorciarse y aquí nos dice, pues se acabó. 

Conclusión:

Esta situación que menciona la Torá no era así una situación frecuente, sino que eran casos muy particulares, que si se fueran a dar no se quedaran en la laguna de que dice la Ley porque esto no está considerado, a veces muestra ciertos casos excepcionales para no dejar tantas lagunas o que no quedaran lagunas en ciertos casos. Este es un caso de una excepción porque qué hombre va a querer hacer público que su esposa no era virgen cuando se casaron, lo lógico opera sobre casos así, por eso esto que menciona la Torá es una excepción porque ningún hombre va a andar diciendo: “oigan, que creen mi esposa no es virgen”, yo creo que es parte de lo que nadie quisiera que los demás supieran, como vemos son mandamientos muy particulares, y detrás de todo esto la Torá busca resguardar en este caso la dignidad de la mujer, su integridad moral delante de la gente, como diciendo, no puedes levantar falsos de este tipo tan delicado, acusando a una mujer de esto cuando realmente no lo es.

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