No ofrendar la paga de una prostituta,

ni el sustituto del valor de un perro.

Muchos mandamientos están enfocados a los votos. Es decir, un voto es una promesa, algo que nos obliga a cumplirle al Eterno; existen ciertas obligaciones de carácter voluntario, mismas que adquirimos porque hemos hablado, lo hemos dicho, nos hemos comprometido a hacer. Y en este caso, hace mucho el enfoque de advertirnos la forma de no actuar por ningún voto u ofrenda, pues el Señor es un Dios santo, y él espera de nosotros esa misma santidad al cumplir. 

 

Introducción al mandamiento 

Primero recordemos que cuando hace mención el mandamiento a la Casa de Dios hace referencia a los días del Tabernáculo y posteriormente del Templo; era parte de toda la vida espiritual del pueblo de Israel el área religiosa y cotidiana el presentar voluntariamente votos y ofrendas a Dios de algo que se había prometido.

Hoy en día no es muy común ver el área de aspecto voluntario, pues existe un extremo ¿Cuál es este primer extremo? Pues donde se presiona a que la gente dé, a que se comprometan exhortándoles de manera verbalmente diciendo: ¡Oye! ¡Comprométete con Dios! Y declara hoy una promesa y Dios te va a dar. Sonando como si fuera un fondo de inversión, dando a entender que uno le dé a Dios y Él no los devolverá con intereses, y claro vemos que muchos se comprometen en este caso. Pero existe el otro extremo opuesto, ¿Cuál es? El que ya no hay compromisos ni cuestiones como voluntarias, muchos tienen el pensar y decir, por ejemplo: si doy el diezmo, creo que ya eso es más que suficiente y no tendría por qué dar absolutamente más ni comprometerme a más. Dicha manifestación de actuar la vemos hoy en día en cuestión de votos.

 

¿Qué enseñanza nos quiere transmitir el Señor, respecto a dichas especificaciones en este mandamiento?

Dicha instrucción nos deja que pensar, suena extraño a la mayoría el leer y querer entender al mismo tiempo su significado, lo que menos deseamos es confundirnos por muy lógico que pueda sonar en ciertas partes; primeramente, observemos que hace mención sobre la paga de un oficio que por ende desagrada a Dios que practique una mujer, y en esa misma línea sin separar una cosa de la otra haciendo referencia sobre el precio en cuestión de valor de un perro.

Aquí en este caso particular habla de una ofrenda que se presenta a la Casa de Dios, que podría ser derivado primeramente, como hace mención, de la paga de una mujer que se dedicara a la prostitución, siendo uno de los oficios más antiguos del mundo.

Lo que el mandamiento en concreto nos dice es: 

“Hay quienes se les va a ser muy fácil ofrendar algo que es el resultado de un pecado.”

Este principio nos dice que no traigamos a Dios ofrendas o el cumplimiento de un voto de esa manera delante de Él. Pues quizás la persona encargada de recibir dicha ofrenda en la Casa de Dios no supiera el origen, pues de lo contrario aquella que entregaba la ofrenda sabía que no se la iban a recibir por muy grande que fuera.

¿Qué nos dice Dios, a través de este principio?

“Que no intentemos quedar bien con Él por medio de ofrendas de pecado, Dios quiere que primero cambiemos nuestra vida, Y eso es de cierta forma la mejor ofrenda que podemos presentarle a Dios, una vida transformada.”

Por lo tanto, si el fin es santo, el medio también debe de ser santo. A veces escuchamos lo opuesto “el fin justifica los medios” dando a entender que si el fin es santo no importa, sí, uno que otro medio debes en cuando no sean del todo santo, y claramente eso no es correcto. Si vamos a buscar un fin para agradar a Dios, que el medio que usemos también sea para agradar a Dios. Por esto mismo afirmamos: 

“Si el fin es santo, el medio también debe ser santo.”

Continuando con el mandamiento, en el contexto desde los días de moisés y claro dentro del todo periodo bíblico siempre existieron templos paganos, por alguna u otra razón esto parecía una práctica común que muchos de estos templos paganos se mantenían de la prostitución ya sea masculina o femenina. De hecho, la expresión: ni el precio de un perro, el término Perro Keleb (perros, perro, prostituto). Es una forma de hacer referencia hacia los prostitutos, sodomitas, al igual a sacerdotes de esos mismos templos que se prostituían, y con las ganancias obtenidas de ese oficio las daban como ofrenda para mantener el templo y el culto a sus dioses.

 

¿Podemos ver este anuncio dentro del mandamiento, como rechazo por parte de Dios hacia tales personas que practiquen tal oficio?  

La intención de negar la posibilidad de ofrendar algo como resultado de un pecado, es una forma de presión social, para ayudar a quienes tienen esa intención de agradar a Dios con algún tipo de ofrenda. Primero, enseñarles a través de Las Escrituras como medio de apoyo para que puedan conocer y así transformar sus vidas para que tanto el fin como el medio para agradar a Dios sean santos y correctos.

En los evangelios podemos ver la vida y el ministerio de Yeshua, y él no rechazaba a las personas que pecaban sexualmente ya sea prostitución o adulterio o a los pecadores, pero eso no significaba que no debían de cambiar, Yeshua mismo les decía: vete, pero no peques más, entendiendo que no podían estar transgrediendo la Ley de Dios (Juan 5:14, 8:11) toda la gente que sé acerba a Él de alguna manera era confrontada con su situación y verdad.

Conclusión 

La enseñanza práctica en este mandamiento, como ya mencionamos anteriormente, es: si el fin es santo, el medio debe ser también santo. Dios quiere que las ofrendas no se conviertan en algo mecánico y religioso, sino que pensemos como está nuestra vida antes de entregar cualquier ofrenda. No olvidemos que Dios examina el corazón y las intenciones de este.

Tal caso fue con Caín y Abel, observemos que primero Dios observo a Caín, primeramente: su persona, su corazón, su intención y después observo su ofrenda, no significa que la ofrenda no tenga la misma importancia, pero eso no sustituye el que no estemos a cuentas con Dios.

Hoy en día a veces las personas que dan más cantidad en ofrendas, pueden ser personas que no estén caminando rectos delante de Dios, que estén con un pie afuera y un pie adentro, no se trata de uno u otro sino el estar bien con Dios primero, ante todo, no es la cantidad, sino la calidad de una vida que esté bien delante de Él.

Ante todo, Dios busca primero una vida en arrepentimiento de nuestros malos caminos, debemos de entender que no podemos sustituir el arrepentimiento con ofrendas, no es al hombre a quien queremos agradar con nuestras ofrendas ni son dirigidas a ellos, si lo hacemos es para el Señor. Dios quiere congruencia en nuestra relación con Él conforme a su Palabra. 

 

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“El que recibe enseñanza en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo enseña”

Gálatas 6:6 (RVC)



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