Regulaciones para los trabajadores y patrones
MANDAMIENTO 576,577,578 / POSITIVO 232 / NEGATIVO 345, 346 / DEUTERONOMIO 23:24-25
Permitir al trabajador comer de aquello con lo que trabaja. Que el trabajador no tome del campo de su patrón más frutos necesarios para saciar su apetito en ese momento. Que el trabajador no coma de aquello con lo que trabaja en el momento de su trabajo.
“Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto. Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo” (RV60).
Explicación del mandamiento:
La regulación entre trabajadores y patrones es muy importante en el ámbito laboral. Este mandamiento nos enseña que debe haber un equilibrio entre ambos lados. Por una parte, el patrón debe ser compasivo, misericordioso y generoso, y al mismo tiempo, el trabajador no debe abusar de la generosidad del patrón, ya que más allá de lo normal se puede considerar robo.
Introducción al mandamiento:
Estos mandamientos cobraban mucho más sentido en los días del tabernáculo y del templo, cuando la economía del pueblo de Israel se basaba mayormente en la agricultura. Dios siempre establece regulaciones, pero ¿aplican estas regulaciones también para los animales? Deuteronomio 25:4 dice: “No pondrás bozal al buey cuando trillare”. Muchos animales son obligados a realizar trabajos físicos. Son usados como medio de transporte, para llevar objetos o para labores agrícolas. Durante estos trabajos, los animales pueden encontrar algún alimento y saciar su hambre. Sería incorrecto ponerles un bozal para que no puedan consumir el alimento que encuentren en el camino. En otras palabras, no se debe negar el alimento a aquel que lo produce. Este mandamiento era inicialmente para personas que se encontraban de viaje, extranjeros que no se habían asentado o personas en gran necesidad.
¿Qué enseñanza nos quiere transmitir el Señor respecto a este mandamiento?
La primera instancia es tener compasión y apoyo por parte del patrón, pero el equilibrio es comer y saciarse en el momento, sin tomar para llevar. Ambas situaciones son comunes hoy en día, con jefes abusivos y empleados que se aprovechan. La Torá busca justicia y equidad para ambas partes. Además, el trabajador no debe comer de aquello con lo que trabaja en el momento de su trabajo para no distraerse durante el horario laboral. Es recomendable esperar al tiempo de descanso, ya que el trabajador tiene una responsabilidad que cumplir y por la cual se le paga.
Este principio de compasión y misericordia se observa a lo largo de toda la Escritura. Por ejemplo, Levítico 23:22 dice: “Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo el Señor tu Dios”. No necesitamos más de lo necesario para saciarnos. Este principio es una vacuna contra la avaricia y la tacañería y una forma tangible de demostrar amor al prójimo.
El mandamiento fija ciertos límites, y debemos ser conscientes de que las cosas se deben ganar trabajando duro. No debemos aprovechar la generosidad de otros ni saciarnos del trabajo de los demás. Alimentarse está permitido, pero el aprovechamiento es un error.
Un ejemplo de este principio es cuando Yeshua y sus discípulos arrancaron espigas en un día de reposo (Mateo 12:1-8). A pesar de las restricciones del día de reposo, la Torá permite saciar el hambre.
¿Cómo podemos aplicar este mandamiento hoy en día?
En el ámbito laboral, las empresas o puestos de trabajo suelen ofrecer servicios y beneficios que pueden aprovecharse en tiempos libres, como el consumo de alimentos en restaurantes donde se trabaja en cocina. Sin embargo, no se debe abusar de estos beneficios llevándose comida sin pagar, ya que sería considerado robo.
Conclusión:
Un corazón avaro rechaza compartir sus riquezas con otros. Lo vemos en empresas donde los dueños no comparten su fortuna con los necesitados. La Torá nos recuerda que nuestros antepasados sufrieron mucho, y debemos tener compasión por aquellos que están en necesidad. Debemos ser generosos y compartir lo que tenemos para mostrar el amor de Dios a nuestro prójimo.
Deuteronomio 24:18: “Cuando sigues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga el Señor tu Dios en toda obra de tus manos”.
Recordemos que nuestros antepasados tuvieron una vida difícil y nosotros, como pueblo de Dios, debemos tener compasión de nuestros hermanos que están sufriendo.
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