La pureza ritual de la mujer – Leyes de Nida.

Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche. … Y la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo será inmunda como en los días de su costumbre. … Y el octavo día tomará consigo dos tórtolas o dos palominos, y los traerá al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión; (Levítico 15:19, 25, 29 RVR60)

Explicación de estos tres mandamientos:

181. Considerar ritualmente impura, y quien purifica a la mujer con menstruación.
182. Considerar ritualmente impura, y quien purifica a la mujer Zavá (mujer con pérdida de flujo sanguíneo fuera del periodo menstrual).
183. Precepto para la Zavá de ofrendar un sacrificio (Korbán Zavá), luego de haberse curado de su perdida.

Por referirse a un mismo tema estos mandamientos los agrupamos en un solo estudio, mandamientos que no solo involucran a la mujer, también el hombre se ve involucrado, pertenecen a las leyes de Pureza Familiar, son un fundamento dentro de la escritura para todas las familias.

Para hallar la razón de estos mandamientos leamos en Levítico 15:19-30:

Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche. Todo aquello sobre que ella se acostare mientras estuviere separada, será inmundo; también todo aquello sobre que se sentare será inmundo. Y cualquiera que tocare su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta la noche. También cualquiera que tocare cualquier mueble sobre que ella se hubiere sentado, lavará sus vestidos; se lavará luego a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la noche. Y lo que estuviere sobre la cama, o sobre la silla en que ella se hubiere sentado, el que lo tocare será inmundo hasta la noche. Si alguno durmiere con ella, y su menstruo fuere sobre él, será inmundo por siete días; y toda cama sobre que durmiere, será inmunda. Y la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo será inmunda como en los días de su costumbre. Toda cama en que durmiere todo el tiempo de su flujo, le será como la cama de su costumbre; y todo mueble sobre que se sentare, será inmundo, como la impureza de su costumbre. Cualquiera que tocare esas cosas será inmundo; y lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y será inmundo hasta la noche. Y cuando fuere libre de su flujo, contará siete días, y después será limpia. Y el octavo día tomará consigo dos tórtolas o dos palominos, y los traerá al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión; y el sacerdote hará del uno ofrenda por el pecado, y del otro holocausto; y la purificará el sacerdote delante de Jehová del flujo de su impureza. (Levítico 15:19-30 RVR60)

Son como vemos mandamientos muy particulares sobre una situación muy particular, en el ámbito hebreo se le conoce a este período como NIDA.

181. Considerar ritualmente impura, y quien purifica a la mujer con menstruación.

En Levítico 15:19, dice:

Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche. (Levítico 15:19 RVR60)

Primeramente, veamos la explicación de lo que implica este periodo conocido como NIDA, cómo se guarda el día de hoy.
Dice: “cuando la mujer tuviera flujo de sangre”, es decir, cuando llegare el periodo menstrual de la mujer alrededor de cada 28 días, continua; “y su flujo fuera en su cuerpo, siete días estará apartada y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche”.

La palabra NIDAH (H5206) en hebreo. Proviene de la palabra NADAD; que significa; retirada o separada raíz primaria; retirarse, huir, partir, extraviarse, deambular, aletear, impureza; por implicación cosa inmunda.

La idea de este periodo es que en estos días la mujer se encuentre separada. Separada, en qué sentido separada del varón y del contacto íntimo. Aclaremos algo muy importante, la Torá no quiere ni denigrar, ni estigmatizar a la mujer.

En otras culturas, cuando la mujer pasaba por este periodo, prácticamente era un periodo de exclusión. En este caso no se trata de excluirla como tal, pero sí de mantener una separación, en otros mandamientos también aparece la palabra INMUNDO, término que suena bastante fuerte y de pronto un poco denigrante.

Pero la palabra INMUNDO (H2931) en hebreo TAME; significa en su sentido primario; algo que no es limpio, algo que es impropio, también puede implicar que algo está contaminado.

Simplemente nos muestra que algo no es apto en determinadas situaciones, en este caso en particular la idea es que la mujer no se encuentra apta o propia para la intimidad sexual con su esposo, con mayor razón en los días del Templo o en los días del Tabernáculo era necesaria la Pureza, la Santidad para poder participar de las actividades que se realizaban en el Templo o ciertas situaciones en los que ella tendría que involucrarse habitualmente, por esta causas no lo podría hacer en los días de su NIDA, sobre todo considerando que estos mandamientos aparecen en el libro de Levítico y corresponderían principalmente para las esposas de los levitas que afectarían por el contacto directo con la santidad de los objetos y del Templo mismo.

La regla básica de las leyes de NIDA implica abstenerse de tener relaciones sexuales desde el momento en que inicia el periodo de la mujer y a partir de ahí, contar siete días completos. Por ejemplo, si este periodo de la mujer iniciará un lunes, habría que considerar desde el día lunes martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo; esos siete días la mujer se encuentra totalmente prohibida en el ámbito sexual para su esposo; son días de apartarse en el sentido de intimidad.

¿Cuál es el propósito de estos tres mandamientos dados por el Eterno?

Cuando sale sangre de la mujer en estos casos no sólo es sangre, sino también hay tejido del útero, el cuál queda sensible y el cual requiere de un tiempo para regenerarse. Es decir, no solo es la pérdida de sangre como tal, sino también la pérdida de tejido, el cambio hormonal que se genera, es también en cierta manera un cerco (una barrera), que pone el Eterno para que el hombre o la mujer no lleguen a transgredir estos mandamientos. Aunque por conciencia y por naturaleza, lo normal sería que una mujer no tenga ningún deseo de intimidad estando en su periodo menstrual. El Eterno en su infinita sabiduría le dio a la mujer una predisposición a la no intimidad, por medio de las molestias habituales que generan los periodos de menstruación. Como: el cambio de ánimo, los dolores de cabeza, cambios hormonales, contando que para cada mujer es diferente en su gran mayoría sufre estos cambios y no son nada agradables.

El respetar estos días no es nada más una situación para la mujer, sino por supuesto también para el varón le traerá beneficios en primera instancia físicos que son avalados el día de hoy por la medicina moderna. Podemos ver la sabiduría del Eterno, porque él sabe lo que es mejor para nuestro cuerpo, Él sabe lo que es sano y lo que no es sano. Para la mujer tener intimidad en este periodo no es sano, está comprobado médicamente que las mujeres que guardan estas reglas de pureza y los varones que guardan la circuncisión son menos propensos por estadística a contraer enfermedades como el cáncer cérvico uterino en el caso de la mujer y en el caso del varón son menos susceptible a los contagios y a contagiar a su esposa de enfermedades venéreas. Entonces médicamente y físicamente está comprobado que hay beneficios.

Estos mandamientos dicen claramente no buscar la intimidad sexual y agrega a los hijos de Israel que cualquiera que durmiera con mujer menstruosa y descubriré su desnudez, su fuente descubrió y ella descubrió la fuente de su sangre ambos, serán cortados de entre su pueblo. Lo leemos en Levítico 20:18 la prohibición de tener relaciones con una mujer en estado de menstruación (NIDA).

No solamente estos preceptos buscan cuidar la parte física de la mujer, sino también tienen un sentido aún más interesante; el ciclo que tiene la mujer es una figura del pueblo de Israel, el cual es visto en múltiples ocasiones con una figura femenina, una mujer.
También al desprenderse el óvulo que no fue fecundado; muere produciendo la menstruación; es en cierta manera representación de muerte, la sangre es vida, La vida, el alma, el Nefesh del hombre está en su sangre.

Todo lo que favorece la vida está alineado con lo puro y todo lo que está alineado hacia la cesación de la vida es muerte, relacionado también con lo impuro y como en este caso inmundo.
La menstruación es el resultado del pecado, la muerte; el estatus de NIDA, de estar apartado y apartada, de algún modo rechazada, se adquirió por la desobediencia a la voz de Dios, este periodo por lo general está acompañado de sufrimientos, de malestares, que son eliminados hasta que hay una regeneración o una restauración del cuerpo y cuando esto sucede, vuelve a ver esta comunión. De la misma manera, nuestro pecado nos puso en un estatus de NIDA, la obra de Yeshua ha traído un proceso de restauración, por el cual se nos permitirá volver a tener la comunión que se tenía con el Eterno antes del pecado.

¿Cómo sería su aplicación?

Leamos los siguientes versículos para explicar porque es muy común que hoy en la época moderna, veamos estas leyes como arcaicas o exageradas, pero vamos a tratar de entenderlas un poco mejor y cómo podemos aplicarlas.

Levítico 15:20-22 dice:

Todo aquello sobre que ella se acostare mientras estuviere separada, será inmundo; también todo aquello sobre que se sentare será inmundo. Y cualquiera que tocare su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta la noche. También cualquiera que tocare cualquier mueble sobre que ella se hubiere sentado, lavará sus vestidos; se lavará luego a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la noche. (Lev 15:20-22 RVR60)

Evidentemente la inmundicia, lo queramos o no, es parte de la vida, reconocer que la inmundicia forma parte de nuestra vida aun cuando anhelemos la santidad extrema.

Levítico 11:24 el Eterno dijo:

“Y por estas cosas seréis inmundos.” (Levítico 11:24 RV 60)

Es decir, van a ver situaciones inevitables en las que vamos a caer en inmundicia, por citar un ejemplo en las relaciones íntimas, el semen del hombre se considera inmundo, pero no se podría procrear si no fuera por él. por lo tanto, hay ciertos casos de inmundicias que son inevitables en el diario vivir, para la mujer solo evitaría el estado de NIDA, con la llegada de la menopausia, al dejar de producir óvulos y en su niñes, sin poder evitar el estado de inmundicia, aunque busque la santidad estricta, solo reconocerlo y aceptarlo porque son parte de la vida.

No es un problema para Dios porque el estado de inmundicia no es necesariamente un estado permanente.

Sobre el contacto que tuviese una mujer con ciertos muebles, objetos como una cama o una silla, si alguien la tocara ese objeto esta persona se podía contaminar, en la actualidad no contamos con el Templo, por ello surgen interrogantes si es necesario cumplir estos mandamientos o no, como es su aplicación. Qué debemos hacer si mi esposa se sienta en una silla o en la sala y entonces yo ya no debo o puedo sentarme en ese sitio los siete días que dura el estado de NIDA. En estos casos primeramente se entiende que estas situaciones de inmundicia y de pureza son principalmente dadas por razones del Templo, y lo vemos al final en el contexto del capítulo 15, en Levítico 15:31

“Así apartaréis de sus impurezas a los hijos de Israel, a fin de que no mueran por sus impurezas por haber contaminado mi tabernáculo que está entre ellos.” (Levítico 15 RV 60)

La transgresión principal, se da en el caso de una mujer que en estado de NIDA, tocare el objeto; la silla, la cama; y el varón la tocara sin darse cuenta, se contaminaría ritualmente, no podría entrar en el Templo y al hacerlo recibiría la consecuencia de morir por sus impurezas.
Conociendo la impureza se tendría que abstener de asistir o de participar. Algunos consideran incluso que estas reglas fueron dadas a los levitas porque estaban involucrados directamente con los objetos Santos, pero, independientemente si solo era para ellos aquí la Torá indica que finalmente esta impureza se eliminaba por medio del agua. Así es que, si un varón tiene un contacto con su esposa, aunque no sea de intimidad sexual, se contaminaría también, para lo cual, al otro día al bañarse quedaría en estado limpio.
No debemos asustarnos con estos mandamientos, al encontrar estos términos hay que entender más bien la situación que son cercos o barreras que el Eterno pone para guardar la Santidad misma del Templo, el respeto, que quería que su pueblo mantuviese por las cosas sagradas, haciéndolos ser conscientes de los grados de santidad. Con este enfoque, el punto principal de estos preceptos son la parte relacional, la parte físico-sexual y afectiva en un marco de Santidad por respeto al Eterno.

En Levítico 15:23-24 dice:

Y lo que estuviere sobre la cama, o sobre la silla en que ella se hubiere sentado, el que lo tocare será inmundo hasta la noche. Si alguno durmiere con ella, y su menstruo fuere sobre él, será inmundo por siete días; y toda cama sobre que durmiere, será inmunda. (Levítico 15:23-24 RVR60)

“Si alguno durmiera con ella”, no significa que necesariamente tuvieron relaciones sexuales es también el hecho de dormir en la misma cama. En aquellos días no existían las toallas femeninas, por lógica el flujo menstrual de la mujer podía sin querer untarse en varios objetos no solamente en sus prendas de vestir, podían untarse más objetos de esta manera siete días tendría que quedarse apartada la persona que por accidente se hubiera untado o hubiera tenido contacto con el menstruo de la mujer.
Siete días porque se considera que la perdida de la sangre tiene que ver con muerte, un ovulo que muere sin producir vida esta en estado de inmundicia, al igual que tocar un cadáver.
Hoy es muy habitual si buscas información en internet, en el ámbito del judaísmo ortodoxo, que se hace mucho énfasis en estas reglas y sobre todo en evitar todo tipo de contacto físico entre los esposos, cero contactos, algunas cosas que por tradición se realizan son una buena idea, pero otras tal vez pudieran sonar exageradas, estos casos están documentados, en el judaísmo ortodoxo.

Ejemplos de lo que le está prohibido al esposo o a la esposa:

Prohibido tocar a su esposa, aunque fuera con el dedo meñique, ni por intermedio de un objeto.
Prohibido entregarse algún objeto de mano a mano, aunque fuera un objeto largo.
Prohibido arrojar un objeto de mano a mano entre ellos.
No comerán en una misma mesa salvo si colocan un objeto que le sirva de señal para recordarles el estado especial en que se encuentran
No comerán del resto de la comida, ni beberán del resto de la bebida que quedare en el plato o en el vaso de ella, en su presencia.
La mujer no le servirá comida o bebida expresamente al esposo, salvo que lo hiciera de un modo diferente a lo acostumbrado, como por ejemplo alejándolo un poco de su lugar habitual o con la mano izquierda.
El esposo, no le podría enviar una copa de vino a su esposa, aunque sea a través de otros o aún si se tratara de la Copa de la bendición.
No dormirán evidentemente en una sola cama, aunque fuera amplia.
No se sentarán juntos sobre una banca salvo que esté fijada en el suelo o sujetada a la pared o si una persona se sentara entre ellos.

Son medidas que hoy suenan tal vez muy drásticas, tal vez exageradas, pero bueno, pues ya cada quien decidirá, hasta qué punto desea poner cercos para cuidar estos mandamientos, son situaciones que hay que hablarlas en pareja, estar de acuerdo para que no surja una disputa de algo que no tendría por qué darse, en general teniendo en cuenta el espíritu del mandamiento, nos muestra que debemos evitar momentos o contactos que puedan hacernos caer en esta transgresión, como el evitar bañarse juntos, o verse desnudos, o que la mujer no vista de una manera que sabe que a su esposo le puede atraer más, el varón evite llevarle flores o llevarla a una cena romántica a su esposa en esos días. Todo esto de manera práctica, el Eterno sabe que necesitamos profundizar en nuestras relaciones, no nada más en el ámbito físico, sino por supuesto también en la parte emocional, en la parte espiritual, dándole mucho sentido a estos días de separación encontramos el por qué el Eterno; aunque fue resultado del pecado; porque lo ha determinado de esta manera, así como lo dice el rey Salomón, que hay ciertos tiempos para cada cosa, lo dice en Eclesiastés 3:1:

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” (Eclesiastés 3:1 RV 60)

Podemos decir este es un tiempo de dejar de abrazar, la Torá le da mucha importancia al valor que tiene el contacto físico, las caricias, el ser cálidos. En ocasiones estos contactos pueden ir perdiendo calidez, con el tiempo se puede caer en la monotonía, en la frivolidad, aunque haya por supuesto afecto y amor, se deben dar estos tiempos de separación que permiten generar una expectativa, dice un dicho que lo prohibido es lo deseado. La Torá prohíbe la intimidad sexual entre los esposos, cuando llega el estado de NIDA, para tener un tiempo de construcción en la relación de pareja con el diálogo, construir la relación no en base al contacto físico sino a la comunicación y por supuesto es un tiempo excelente para la oración.

En este ámbito de prohibir durante un tiempo esta intimidad lo que va a suceder, es que también se va a incrementar el deseo, hoy cada vez más los sexólogos coinciden en que al tener un tiempo de abstinencia; obviamente en común acuerdo; vuelve a encender la llama del amor en la pareja, hace que el deseo sea más real y no una simple costumbre. La Torá de esta manera adelantada a la época, al ordenar guardarnos separados esos días, produce un mayor deseo al retomar el contacto, dándole un sentido muy especial a la relación de pareja, permitiendo que el deseo crezca, el valor que le da a apreciar las caricias, la intimidad, es como tener una nueva luna de miel cada mes.

En el ámbito judío, se hace mucho énfasis en el cero contacto mantenerse distanciados, mantenerse alejados, la opinión de algunos es que es una buena manera de lograr tener amistad y cariño, sobre todo de parte del hombre, sin que siempre exista un interés sexual, ya que generalmente el hombre, es el que toma la iniciativa, el que tiene mayor deseo y el mayor interés en lo sexual. Estas restricciones permiten acercarse a su esposa como compañera, como amiga, hace que la relación cobre otro sentido, ayudando a marcar diferencias entre lo santo y lo profano, hoy en día el mundo adolece de esto, sufre con relaciones poco profundas, emocionalmente vacías basadas principalmente en el contacto físico, al existir demasiados estímulos en los medios de entretenimiento, por eso mismo Pablo dice sin ninguna vergüenza, en 1 Corintios 7:8-9:

“Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.” (1 Corintios 7:8-9 RV 60)

Las relaciones se centran prácticamente en la atracción carnal. La Palabra no está en contra de las relaciones sexuales, simplemente las regula por tiempos permitidos para nuestro bien. La base de una buena relación es crecer en la parte espiritual, es importante ser cuidadosos en estos aspectos, sin irse al otro extremo de mantenerse separados constantemente, porque sería contraproducente para la relación y le daríamos pie al enemigo para que aproveche esas situaciones para tratar de generar algún tipo de daño en la relación.

En la actualidad existen parejas que no tienen tiempo, llegan muy cansadas de trabajar o ya no tienen interés en su pareja. Esa fue la lógica de Faraón, al darles intensas horas de trabajo al pueblo de Israel para que desapareciera cualquier deseo de intimar al llegar agotados a sus casas, para que no tuvieran más hijos, hoy vivimos un tiempo en el que Faraón también trata de llevar a los hombres y a las mujeres, al agotamiento, al estrés, a largas jornadas de trabajo, dejando para lo último el tiempo de intimidad.

Tengamos presente no descuidar, en ninguna manera este tipo de llamados que Dios nos hace, sí, a la abstinencia, pero cómo lo dijo el Apóstol Pablo en Primera de 1 Corintios 7:5:

“No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. (1 Corintios 7:5 RVR60)”

No por mucho tiempo para que finalmente no caigamos en tentación.

Ahora veamos en Levítico 15:25:

“ Y la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo será inmunda como en los días de su costumbre.” (Levítico 15:25 RV 60)

Esta es otra condición, en hebreo se le llama ZAVÁ (hebreo ???, literalmente “alguien que [su cuerpo] fluye”) se refiere cuando el tiempo de menstruación ha durado más de lo normal, se considera que es una afectación en la salud, es una situación que deriva de otra situación en la que su cuerpo está siendo afectado, es como un foco rojo que te dice cuidado el cuerpo no está bien, así como la desaparición del periodo es un probable estado de embarazo, la extensión del mismo también nos habla de una situación que requiere atención.
Es otro punto más, para que nos demos cuenta del cuidado de Dios hacia la mujer y hacia la pareja, en este caso, en el que el periodo haya durado más tiempo de lo normal, la separación de la mujer es igual que el periodo de NIDA sigue las reglas de abstinencia sexual y de contacto, que al final vamos a ver más adelante, hay un sacrificio de dos aves, igual que lo hacía el hombre que concluía su enfermedad de flujo.

En Levítico 15:26-30, dice:

Toda cama en que durmiere todo el tiempo de su flujo, le será como la cama de su costumbre; y todo mueble sobre que se sentare, será inmundo, como la impureza de su costumbre. Cualquiera que tocare esas cosas será inmundo; y lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y será inmundo hasta la noche. Y cuando fuere libre de su flujo, contará siete días, y después será limpia. Y el octavo día tomará consigo dos tórtolas o dos palominos, y los traerá al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión; y el sacerdote hará del uno ofrenda por el pecado, y del otro holocausto; y la purificará el sacerdote delante de Jehová del flujo de su impureza. (Levítico 15:26-30 RVR60)

Vemos que, en esta segunda condición, dice que una vez que hubiese pasado este tiempo del flujo entonces contará siete días y entonces después será limpia. En el judaísmo no se separan estos dos estados entre el estado de NIDA y el estado de ZAVÁ, lo ven como lo mismo y por lo tanto la TEVILÁ siempre es obligatoria, pero el tiempo de separación entre el hombre y la mujer si sería mayor, aproximadamente 12 días, al menos serían 12 días al mes y después de que la mujer deje de menstruar se debería contar 7 días más.

En el caso de NIDA no es igual ya que a partir del momento en que empieza a menstruar la mujer va a contar solo siete días y al octavo se encontraría libre o apta para el contacto con su esposo. Sin embargo, en el caso de la explicación rabínica; que es asumida generalmente para este tema y sin que en el texto de la escritura especifique un mayor detalle; dicen que estas costumbres se impusieron algunos siglos después, para que estuvieran más seguros del estado de pureza de la mujer.

Si tú buscas información sobre este tema en el ámbito judío, te vas a encontrar, que por lo menos son 12 días aproximadamente, si el flujo de la mujer durará cinco y le añaden siete días más de estar apartada, pero no hay distinción entre estos dos estados, como la Biblia así lo aclara y lo dice.
Por estas razones es importante conocer esta información a la luz de la Palabra y no solamente a la luz de la costumbre o la tradición judía.

En Levítico 15:31, dice:

“ Así apartaréis de sus impurezas a los hijos de Israel, a fin de que no mueran por sus impurezas por haber contaminado mi tabernáculo que está entre ellos.” (Levítico 15:31 RV 60)

Conclusión:

Este es el énfasis de la separación de la mujer en estos dos estados y de los objetos que cayeran en este tipo de inmundicia, la razón principal era para que no se llevara el estado inmundicia al Templo. El Templo debía permanecer como un lugar más sagrado, el más santificado, el más limpio de todos los lugares porque la Presencia del Eterno se posaba allí.

Es la causa por la cual, podríamos pensar que estas restricciones eran aplicadas principalmente en los días del Templo, por el grado de Pureza que se debía mantener en cuanto a los objetos que se contaminaran de impureza. hoy en día se cumplen estos mandamientos al guardar el periodo de menstruación, tiempo de separación, al no tener contacto sexual. porque, aunque no lo vemos la inmundicia está presente y al final estos mandamientos son para bendición porque santifican nuestros hogares.

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