¿Por qué los levitas no fueron contados con las 12 tribus?
¿Por qué los levitas no fueron contabilizados dentro de la repartición de la tierra o contabilizados dentro de las 12 tribus de Israel? Probablemente, algunos en algún punto se hayan encontrado leyendo la Escritura o viendo un mapa y se habrán preguntado: ¿Y la tribu de Leví? ¿Qué fue de ella? A la tribu de Leví se le menciona tanto en los libros del pentateuco, como en Levítico, que lleva su nombre. ¿Cómo es que, al llegar a la tierra prometida, que es el destino final, no se les asigna una tierra?
La tribu de Leví siempre será reconocida por su servicio en el Templo y previamente en el Tabernáculo. Así como en todas las actividades que se relacionaban con el Eterno. Y una de las características, como comentaba, era que ellos no recibirían tierra al llegar a la tierra de promesa.
BASE BÍBLICA
La respuesta la encontramos en Números 18:20 “Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel.” (RVR60). Este verso se escribió en la Torá (Instrucción), cuando todavía no tomaban posesión de la tierra prometida; así que se hablaba a futuro. Era una profecía en la cual se les advertía y anunciaba, en este caso a Aarón como el líder de la tribu de Leví: de ellos no tendrás heredad. Aunque lleguen y vean la tierra hermosa y fructífera, con grandes posibilidades de hacer negocios, no vas a tener parte en ella. Por tanto, este verso es la base y el antecedente. Pero debemos notar que desde un inicio los levitas, como descendientes de Leví, uno de los 12 hijos de Jacob, tiene una característica muy especial.
Si recordamos un poco la historia en Génesis, Jacob tiene 12 hijos y el tercero de ellos es Leví. Todos, como familia, llegan a Egipto y son salvados por Yosef (José), donde se establecen por 400 años, se multiplican y cuando salen de ahí, entre la multitud en el Éxodo, cada una de las tribus son identificables. De alguna manera, lograron saber, quiénes eran de cada tribu. Pues se mantuvieron por sus casas paternas. Así que, al salir, entre ellos, salen muchísimos levitas, todos identificados.
Ahondando en la respuesta, leeremos en Éxodo el por qué no fueron contados los levitas con las 12 tribus. Y se debe a que fueron llamados para algo especial. Éxodo 32:25-29 “Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos, se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres. Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición hoy sobre vosotros.” (RVR60). Medidas extremas para extirpar el pecado porque estaban desenfrenados. Es interesante, como extraordinario, que un grupo tan numeroso y específico como son todos los integrantes de Leví, que se hayan apartado. Ese celo por Dios que manifestaron; así como el deseo de vivir en santidad, llegó a la instancia en que dijo Moisés: es momento de definir de qué lado van a estar. Y los que estén por el Eterno, es momento de tomar espada y cortar para limpiar el campamento de aquellos que cayeron en esta idolatría del becerro de oro, de la cual no se iban a arrepentir. Así que Moisés, hablando proféticamente, reconoce que la forma de actuar de los levitas fue una consagración a Dios. No solo por no caer en idolatría, sino por la acción de tener celo y fervor para el Eterno y santificarse cada uno con su hijo, con su hermano. Fueron fervorosos en cuanto al celo de Dios. Es un ejemplo de cómo un remanente puede actuar en favor de Él. Y por ello, el Eterno lo reconoce y los bendice.
Hay algo muy interesante en la sangre de Leví, su padre. Ya que hay un pasaje muy controversial en Génesis, cuando Simeón y Leví, abusaron del mandamiento del Brit Milá (circuncisión), después de la violación de su hermana Dina. Pues hacen que todos los varones del pueblo de Siquem se circunciden y cuando están en la parte más convaleciente y dolorosa, ambos toman espada y cuchillos y acribillan a todo el pueblo en venganza. Por tanto, Jacob su padre, les recrimina su acción y decide que deben partir de ese lugar. Al final de la vida de Jacob, al momento de proferir las bendiciones proféticas a cada tribu, no se le olvida ese evento y marca el destino que habrían de tener estas dos tribus. Génesis 49:5 “Simeón y Leví son hermanos; Armas de iniquidad sus armas. En su consejo no entre mi alma, Ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, Y en su temeridad desjarretaron toros. Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel.“ (RVR60). Desde ahí, Dios comenzó a marcar el destino que tendrían Leví y sus descendientes, porque Jacob reconoce que actuaron en ira y enojo. Pareciera más una maldición que bendición de alguna manera. Pero el Eterno va a usar esta “maldición / situación profética” para transformarlo en una bendición, ya que el verso 7 dice: “Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel.” Es decir, llegado el momento, los voy a esparcir y con ello, en otras palabras, los voy a separar. Y efectivamente, eso es lo que habría de suceder con los descendientes de Leví para que al final, tuvieran una influencia positiva en la enseñanza de la Torá sobre todas las tribus.
¿QUÉ NOS ENSEÑA TODO ESTO?
Aparte de que no habrían de ser contados en la tierra, pues habrían de ser esparcidos y no estarían todos juntos. Podemos notar que ya traían esta cuestión en la sangre. Así como Moisés que también era de la tribu de Leví, cuando vio una situación de injusticia donde un egipcio estaba golpeando a un hebreo, tomó un arma y mató al egipcio, debiendo huir. Así notamos que la sangre levita, en su naturaleza era traer un cuchillo o espada en la mano. Son de armas tomar. Entonces, ¿por qué no darles un destino mejor que beneficie a todos y sea sublime?
Su naturaleza de sangre fría se mantendría, pero su destino cambiaría y su propósito estaría encaminado hacia algo diferente. Me parece muy interesante, cómo Dios, a pesar de su naturaleza, los canaliza hacia algo positivo y de bendición. No cualquiera podía ser levita, no solo por su tribu, sino por tener la sangre y el aplomo para matar un animal enorme como un toro, los becerros, los carneros y estar sacando los órganos, limpiarlos y ver la sangre correr continuamente. Se debía tener cierto temple, carácter y naturaleza que vendría desde su padre Leví, pero ahora encaminada hacia algo positivo. Y esta profecía que ya estaba escrita de ser dispersados, sería usada a favor del pueblo. Entonces desde Génesis 49, ya tenemos un aviso, de que ellos no serían contados como parte de las 12 tribus en la tierra de Israel.
EL LLAMADO Y ELECCIÓN
Se les hace un llamado y la respuesta está en el pasaje del Éxodo con el becerro de oro donde ellos mismos toman la elección de apartarse. Y es interesante porque cuando uno quiere ser usado por Dios, no necesariamente debemos esperar a que nos llamen, sino que el hecho de santificar / apartar nuestra vida, es una decisión que nos puede llevar a más cosas que Dios tenga para nosotros.
Vamos a leer el llamado y la elección que Dios hace sobre los levitas para trabajar igual que los demás pero desempeñando funciones particulares: Números 3:5-10 “Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Haz que se acerque la tribu de Leví, y hazla estar delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan, y desempeñen el encargo de él, y el encargo de toda la congregación delante del tabernáculo de reunión para servir en el ministerio del tabernáculo; y guarden todos los utensilios del tabernáculo de reunión, y todo lo encargado a ellos por los hijos de Israel, y ministren en el servicio del tabernáculo. Y darás los levitas a Aarón y a sus hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel. Y constituirás a Aarón y a sus hijos para que ejerzan su sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.” (RVR60). Ellos tendrían que servir como sacerdotes para llevar a cabo lo que el Eterno había ordenado como parte necesaria para la reconciliación y el perdón. Todo lo que implicaban los sacrificios en el Tabernáculo y luego en el Templo. Además de ejercer estas labores que, si no se hacían, Dios no pasaría por alto los pecados como en Yom Kippur (Día del Perdón o Expiación). Situaciones que dependían del hombre también para que Dios pudiera obrar y otorgar el perdón.
EL PLAN ORIGINAL
El plan original era que los primogénitos ejercerían el sacerdocio, como lo indica: Números 8:13-20 “Y presentarás a los levitas delante de Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a Jehová. Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas. Después de eso vendrán los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión; serán purificados, y los ofrecerás en ofrenda. Porque enteramente me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel.
Porque mío es todo primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí. Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel. Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario. Y Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con ellos los hijos de Israel.” (RVR60). Dice Dios: Ahora, los levitas serán para mí, en lugar de los primogénitos de Israel en el servicio del Tabernáculo.
Hay otra razón del por qué era necesario que los levitas se enfocaran en el servicio total para el Eterno, y es para que no hubiera plaga, es decir, una maldición con consecuencias para todo Israel. El único acceso al servicio se les entregó a ellos exclusivamente y si alguien más tomare el acceso, traería consecuencias negativas para todos. Por lo que era una gran responsabilidad el ser levita.
SIN TIERRA, PERO CON HEREDAD
Y como hemos leído en Números 18:20, una de las consecuencias de este llamado es que no tendrían heredad en la tierra y también lo leemos en Deuteronomio 10:8-9 “En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy,
por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.” (RVR60). Y cuando entran a la tierra prometida Josué les dice en Josué 18 que recuerden que no tienen parte en la tierra. Y esta es la razón principal por la que en los mapas no aparece la tribu de Leví dentro de la repartición de la tierra.
Entonces: ¿De qué vivían los levitas si no tenían tierra para trabajarla y cultivarla? ¿Qué les quedaba para vivir? Como Dios lo estableció, tendrían que vivir de los diezmos del pueblo. Sin embargo, en muchas ocasiones el pueblo no diezmaba, por lo que se perdía el servicio al Eterno, aún cuando no el llamado. Así lo expresa Nehemías 13 donde reprende al pueblo por no haberle dado porciones a los levitas, lo que provocó que ellos buscaran otro trabajo donde pudieran recibir sustento. Y esta situación es un perder-perder para todos. Cuando el pueblo no diezmaba no había levitas que enseñaran la Torá y si no había esta enseñanza, al final la consecuencia siempre recaería de forma negativa para todo el pueblo. Es un principio muy claro en la Escritura que así funciona: una persona difícilmente se puede dedicar y consagrar al Eterno de tiempo completo, si no es sostenida económicamente. Ya que dice la Palabra: el que no provee para los suyos y mayormente para los de su casa, pues es como un incrédulo y como hay una responsabilidad en cada varón de sostener a su esposa e hijos, es decir su familia, debe buscar otro medio de sustento. Entonces si el medio de provisión que estableció Dios para ellos no se cumple, tendrán que buscar otra forma de poder cumplir esta mitzva (mandamiento) para sostener a los de su casa. Así que, no es que la provisión no llegará, sino simplemente depende de otra manera. Y yo creo que vivir dependiendo de terceros siempre es complicado. Si realizar alguna labor a través de terceros es difícil, depender económicamente de otras personas, sin manipularlas -pues es el otro extremo que se da- es muy difícil. Es más fácil para una persona decir, mejor estudio una carrera y me desempeño en lo que estudié o me empleo de alguna manera o pongo un negocio, a simplemente esperar que las personas sean obedientes a la Palabra, lo que requiere una muestra de fe muy grande.
Ahora, no solo recibían los diezmos por su servicio en el Templo en sí mismo, sino para que otros no cargaran con esa responsabilidad, la cual los podría llevar al pecado por el cual podrían morir. Entonces, meterse al servicio del Eterno y a las cosas del Templo era un asunto delicado. Solo hay que ver el ejemplo de Nadab y Abiú que lo pagaron con su propia vida. A mayor responsabilidad en cuanto al encargo que uno recibe, mayor responsabilidad delante de Dios.
¿DÓNDE HABITABAN LOS LEVITAS?
¿Dónde vivían los levitas si no tenían tierra? Ellos tenían asignadas 48 ciudades que fueron repartidas entre las doce tribus. Números 35:6-8 “Y de las ciudades que daréis a los levitas, seis ciudades serán de refugio, las cuales daréis para que el homicida se refugie allá; y además de éstas daréis cuarenta y dos ciudades. Todas las ciudades que daréis a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. Y en cuanto a las ciudades que diereis de la heredad de los hijos de Israel, del que tiene mucho tomaréis mucho, y del que tiene poco tomaréis poco; cada uno dará de sus ciudades a los levitas según la posesión que heredará.” (RVR60). Por lo que vivirían dentro de las tribus para principalmente enseñar la Torá, que era la función más importante que debían desempeñar, pues no todos participarían del servicio en el Templo todo el tiempo, solo en determinadas ocasiones. ¿Qué harían el resto del tiempo? Enseñarían la Escritura.
Entonces: ¿Por qué no encontramos a la tribu de Leví en los mapas de la tierra de Israel o en ciertos censos? Era justamente por la función particular que ellos llevarían. Al tener un llamado especial, tendrían una misión diferente y esto implicaba que no habrían de ser contabilizados.
Hoy no se sabe con certeza quién desciende de la tribu de Leví o de cualquier otra tribu, pero las funciones que llevaban a cabo los levitas siguen siendo necesarias y deben realizarse actualmente, aun cuando no haya un Templo, pues había muchas otras cosas que se hacían para el Eterno. A pesar de que no haya una identificación de quién es levita o quien no, la Escritura nos muestra que el Eterno si sabe quiénes son de cada tribu, porque cuando se hace la mención de los 144,000 sellados, dice en Apocalipsis 7:7 “De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados.” (RVR60). Aquí está la evidencia de que hay un conteo de quién es de cada tribu. No nos angustiemos por ello, porque independiente de la tribu a que pertenecemos, el Eterno nos ha hecho un llamado a cada uno de nosotros de forma particular.
1 Comentario
Elsania Rios Barrera
26 septiembre 2023
La palabra de Dios es poderosa y linda.Amo tu palabra señor.
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