¿POR QUÉ EL CIEGO VIO A LOS HOMBRES COMO ÁRBOLES?
Vamos a conocer pregunta a pregunta, más acerca de la Escritura, del Eterno y sobre la obra de Yeshua nuestro Mesías. Hoy tenemos una pregunta muy interesante sobre un milagro que lleva a cabo Yeshua en los días que estuvo caminando aquí sobre la tierra. Vamos a examinar el pasaje del evangelio de Marcos en el que Yeshua realiza una sanidad en este hombre ciego, para entender el porqué de esta pregunta. Es en el proceso, que este hombre dice que ve a los hombres como árboles.
Aunque también quiero decirles, que aquí hay dos preguntas en una. Aquí vamos a analizar por qué Yeshua escupe saliva (lo hace en tres ocasiones), para la sanidad de tres personas. ¿Por qué Yeshua, usaba la saliva para sanar? Pues en otros milagros que Él hizo, Él hablaba o tocaba a las personas y la sanidad llegaba. Entonces, ¿por qué tendría que hacerlo en esta forma tan peculiar? Ya que hoy en día, nos parecería hasta antihigiénico.
SE ESPERABA QUE EL MESÍAS DIERA VISTA A LOS CIEGOS: ISAÍAS 42:6-7
Vamos a leer el evangelio de Marcos 8:22-26:
“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.
Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea”. (Marcos 8:22-26 RVR60).
Muy interesante y peculiar, la forma en que Yeshua trae sanidad a este hombre ciego, por lo que su condición era muy difícil.
Vamos a desglosar los versos: En el 22 dice que Yeshua vino a Betsaida, una ciudad donde ya había hecho algunos milagros, pero aun así fue rechazado por los líderes. Siempre era cuestionada la autoridad de Yeshua. Y, entre los aspectos que se cuestionaban, estaba su primogenitura. Es decir, Yeshua declaró en más de una ocasión ser hijo de su Padre Celestial, hijo del Eterno. Y, esto constantemente era motivo de controversia y discusión, principalmente entre grupos como los fariseos o los saduceos en el Templo. Y, este pasaje está conectado con eso. El mismo verso dice que le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.
Dice en Isaías 42:6-7:
“Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas”. (Isaías 42:6-7 RVR60).
Evidentemente, es una profecía sobre el Mesías; así que, era de esperarse que diera vista a los ciegos. Además, Yeshua ya había hecho algunos milagros y era una figura sumamente reconocida, por lo que no era extraño que le llevaran una persona ciega para que se llevara a cabo este milagro. Sin embargo, Yeshua, no lo toca. Lo que significa que no lleva un patrón, no siempre lo hacía.
En el verso 23 dice: “tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea.” Hasta cierto punto es curioso porque lleva al hombre fuera de la aldea, no sabemos a qué distancia, ni cuánto tiempo, pero ahora Yeshua, tiene que guiar a este ciego a este lugar más privado o lejos de la gente, fuera de la aldea. Lo que nos enseña también una lección de nuestra vida, pues a veces, tenemos ideas preconcebidas de cómo el Eterno debe hacer algo. Consideramos que, de acuerdo con nuestros planes, Dios debe hacerlo de tal o cual manera. Pero aquí Yeshua no sigue ningún patrón y ni tiene por qué hacerlo. Todo es una señal, sí. Pero también es un ejemplo de que las cosas no siempre tiene que ser de la misma manera. Por otro lado, nos enseña que debemos tomarnos de las manos del Mesías y confiar en que Él va a llevar a cabo la obra, que Él hará lo que prometió y que nos conduce por una razón. Este hombre quería ser sano, lo toman de la mano, lo llevan fuera de la ciudad y, de cierta forma, esta aldea, Betsaida, representaría para este ciego su zona de confort. A estas alturas, es muy lógico que conociera como estaba constituido el pueblo. Es decir, las calles, cómo llegar a su casa, los hoyos de las calles, dónde debía dar vuelta y, al sacarlo fuera de la ciudad, rompe el protocolo para salir de su zona de confort.
ESCUPIENDO EN LOS OJOS
Dice, ahí mismo, el verso 23: “escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima y le preguntó si veía algo.” Esto es bastante curioso, porque ya había una evidencia, hasta cierto punto, pues Yeshua ya había sanado a un hombre escupiendo en tierra y, haciendo una masa de barro o lodo, se la untó en los ojos. Pero, aquí dice que le escupió en los ojos y luego le pone las manos y los dedos encima. Y entonces, ya le pregunta si veía algo. Si alguien simplemente nos escupiera y nos tapara los ojos, sería complicado pensar que podemos ver algo. Sin embargo, la pregunta tenía un propósito.
Lo primero que llama la atención es el método de hacerlo. Para la medicina actual, el hecho de pensar que venga esta sanidad escupiendo sería ilógico. Imagínate que vas a una cita médica y el médico te escupe, pues sería muy extraño. Pero debemos verlo en el contexto y no con las referencias actuales a la medicina. Ya habíamos comentado que en tres ocasiones Yeshua hizo esto: En Marcos 7 llevó a cabo la sanidad de un sordo y tartamudo. Así como a un hombre que era ciego de nacimiento y, este que hemos leído aquí del pasaje de Marcos, el cual es evidente, que no era ciego de nacimiento porque hace una referencia sobre los hombres y los árboles. Por tanto, no era la única vez, ya era una manera en que el Mesías era usado para traer sanidad. Se dice que en aquella época se atribuía la ceguera a cierta situación en que los párpados estaban pegados y que la saliva de Yeshua hacía que los párpados se abrieran y se despegaran y se pudiera ver. Pero, no hay indicios de que el hombre tuviera los párpados pegados.
En el judaísmo, se le atribuía a la saliva ciertas propiedades curativas y no estaban tan errados, aunque parezca un método muy raro. ¿Cuántas veces te ha pasado que te cortas el dedo o la mano con una hoja? Y lo primero que hacemos la mayoría, es chuparnos el dedo o la herida y le ponemos saliva. ¿Por qué la mayoría hacemos esto? Porque hay una idea de que la saliva cura. Aun en el reino animal, cuando un animalito se lastima o está herido, también se empieza a lamer, untándose saliva. De ahí la expresión que dice: “se lame las heridas”. La saliva es 99% agua, pero tiene otros componentes muy especiales.
Quisiera leerles una nota que encontré en una página médica: WestNewYorkUrology.com del Dr. Nigel Benjamín que es un farmacólogo clínico en el Hospital Bartolomeo y en el London School of Medicine and Dentistry. El cual llevó a cabo una investigación donde asevera que lamer las heridas es tan benéfico para los humanos, como lo es para los animales. Su investigación mostró que cuando la saliva humana entra en contacto con la piel, el nitrito, que es un componente natural de la saliva, se descompone en óxido nítrico (compuesto químico), efectivo para proteger las cortadas y arañazos no deseados. También sugirió que el óxido nítrico se podría usar como un medicamento para bloquear la infección en el tratamiento de heridas, así como otras condiciones cutáneas. Otra investigación ha demostrado que además del óxido nítrico, la saliva humana contiene otros agentes antibacterianos naturales, es decir, lactoferrina y lacto peroxidasa que, junto con el óxido nítrico, estos antibióticos naturales podrían bloquear el desarrollo de una infección, la cual no solo es una seria amenaza para la curación de heridas, sino que también puede poner en riesgo la vida del humano y del animal lesionados. Muy curioso, pero también muy interesante, esta información que corrobora que la saliva tiene ciertas propiedades, aunque limitadas, que son un antibiótico natural contra este tipo de agentes que pueden infectar una herida. Entonces, como ya vimos, uno también se lame, se chupa las heridas. Así que no estaban tan errados los judíos antiguos que atribuían a la saliva ciertas propiedades curativas. Por lo que, lo que hizo Yeshua, tampoco salía del parámetro de la “medicina” en aquellos días, por la forma de curar.
LA SALIVA DEL PRIMOGÉNITO
Hay un aspecto mucho más importante que está conectado con la tradición judía, con parte de lo que la ley oral enseña y justamente Yeshua lo hace deliberadamente. En la pregunta de hoy, decíamos que también teníamos una pregunta más: ¿Por qué Yeshua usó saliva para sanar? Yeshua sanó en tres ocasiones con saliva. ¿Por qué lo hizo así? Veamos la siguiente cita que aparece en el Talmud, en el tratado Bab Batra 126b: “Cierta persona vino una vez delante del R. Janina y le dijo: “Estoy seguro de que este hombre es el primogénito”. Él respondió: “¿De dónde sabes esto?” Otros le respondieron: “Porque cuando la gente venía a su padre, él solía decir: “Id a mi hijo Shijat, quien es primogénito y su saliva sana”. ¿Podría haber sido primogénito solamente de su madre? -Hay una tradición que dice que la saliva del primogénito del padre es curativa, pero que la del primogénito de la madre no lo es-.”
¿Qué es lo que quiere decir esto? Y ¿qué es lo que se enseña a partir de esta cita que se menciona como evidencia en el Talmud? En el Talmud se dice que cuando existía la duda de la primogenitura de los hijos. Pues, en ciertos casos, los hombres tomaban más de una esposa, -aunque no es el ideal de la Torá-, lo que llegaba a suceder en diferentes ocasiones y, entonces, había una disputa sobre quién es el primogénito para saber quién se quedaría con la herencia. Recordemos que, en la cultura hebrea, el primogénito recibía una doble porción de la herencia. Entonces, era algo sumamente relevante. No solo era una cuestión de quién era el mayor. La primogenitura representaba muchas otras cosas, entre ellos, muchos beneficios materiales. Aquí dice que se hacía una prueba muy particular de acuerdo con el Talmud. La prueba consistía en tomar la saliva de los hijos y se ponía sobre algún enfermo que tuviera alguna llaga o una enfermedad cutánea, principalmente. Y la saliva del primogénito sería la que daría sanidad a la persona. Y, con ese acto, disipaba las dudas sobre la primogenitura del hijo verdadero y a quién se le habría de entregar la herencia. De esto, se explica la cita del Talmud del tratado Bab Batra 126b.
¡Qué interesante está esto! Está conectado y, ahora, entendemos por qué Yeshua hacía estas sanidades con saliva. Aunque Yeshua fue primogénito de Myriam (María), más no de Yosef (José). Pero, ¿quién era su padre? ¿Qué era lo que, reiteradamente fariseos y saduceos, comenzaban a cuestionar acerca de Yeshua? De hecho, en el evangelio de Juan, en el capítulo 8, lo llaman Mamzer (Bastardo), como diciendo: “Nosotros tenemos un padre, nosotros no somos nacidos de fornicación, nuestro Padre es Dios. ¿Dónde está tu padre?” Yeshua en más de una ocasión reiteró ser hijo de Dios y no solo hijo de Dios en el sentido general, sino que expresó que Él era el hijo del Eterno, el unigénito hijo de Dios. Recordemos que cuando Yeshua hace tevilá (inmersión), sube al monte de la transfiguración -como se le llama-, donde se escuchó una voz del cielo decir: “Este es mi hijo amado”. Aun así, siempre estuvo en cuestionamiento si Yeshua era hijo de Dios y algunos no le creían. Le atribuían la paternidad, los judíos incluso hoy en día lo hacen, como resultado de una violación de un soldado romano. Pero, este acto que lleva a cabo Yeshua es una comprobación, justamente, de que Él era el primogénito y el primogénito del Padre.
Yeshua lleva a cabo este acto, porque ellos conocían esta información que ya circulaba en los días de Yeshua, aun cuando el Talmud no estaba escrito. No es casualidad que Yeshua haya usado este método, no solo para sanar, sino para corroborar que Él era el primogénito del Padre.
VEO A LOS HOMBRES COMO ÁRBOLES
Pasando a Marcos, capítulo 8 en el verso 24 dice: “él mirando dijo, veo a los hombres como árboles, pero los veo que andan.” Lo cual es una cuestión muy curiosa, pero nos da el referente de que no era un ciego de nacimiento porque reconoce e identifica a los árboles. Algunos dicen que tenía algún porcentaje de visión o que había perdido la vista. ¿Qué nos enseña la misma Escritura? El hombre es comparado a los árboles en más de un pasaje:
Deuteronomio 20:19:
“Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio.” Es decir, una persona es como el árbol de un campo, hablando de los árboles frutales que no se debían talar… (Isaías 42:6-7 RV60)”
Isaías 65:22b:
“Porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. (Isaías 65:22 RV60)”
Jeremías 17:8:
“Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.” (Jeremías 17:8 RV60)
El cual es una referencia del Salmo 1.
Salmo 1:3:
“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” (Salmo 1:3 RV60)
Juan 15:1:
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.” Yeshua mismo se compara con una vid. (Juan 15:1 RV60)
Romanos 11, Mateo 21, Isaías 5: Israel se compara con un árbol de olivo, como una higuera, con una vid también.
Es tan importante esta idea de los árboles que, dentro del judaísmo, existe Tu Bishvat (Año nuevo de los árboles), que se celebra el 15 de Shvat (aproximadamente entre enero y febrero). En esa celebración se acostumbra a comer los frutos que crecen en la tierra de Israel, sembrar árboles y se recuerda que los hombres son comparados con los árboles. ¿Por qué está comparación? Para sobrevivir un árbol necesita 4 elementos básicos: tierra, agua, aire y fuego (calor o sol). Y los seres humanos también. Necesitamos de la tierra, porque de ella tomamos el alimento y los minerales que necesita nuestro cuerpo. Necesitamos agua no solo para beber, para bañarnos, limpiar, etc. Necesitamos aire para respirar y necesitamos fuego (calor) para mantener nuestra temperatura correcta. Necesitamos lo mismo que un árbol para mantenernos vivos y esto viene del Eterno. Necesitamos conectarnos con él para poder mantenernos en esta vida. Un árbol es un elemento vivo que tiene un valor. Pero un árbol frutal, de acuerdo con lo que dice Deuteronomio 21, es un elemento sumamente valioso, porque ahí explica que cuando el pueblo de Israel sitiara una ciudad, podía destruir otros árboles siempre y cuando no fueran frutales, porque se podía valer de ellos para alimento y sería de bendición. Entonces está prohibido destruir un árbol frutal en la Torá. De hecho, se considera un mandamiento.
Por otro lado, un hombre por sí mismo es valioso, pero un hombre que produce fruto espiritual es de mayor bendición para los demás. Y eso es a lo que todos somos llamados. Yeshua dijo que el árbol se conoce por su fruto. Pero de lejos no podemos percibir qué tipo de árboles son. Es decir, cuando no tenemos este tipo de apertura en la vista, no somos capaces de discernir si es un árbol frutal o no, si lo vemos a una distancia lejana o considerable.
Fíjense aquí el proceso que sucede con este hombre: Yeshua lo toca y, (esto es un milagro gradual). Yeshua le da el primer toque y, el hombre le dice que ve a los hombres como árboles sin distinguir entre uno y otro, si es frutal o no. Ve a los hombres en movimiento y los visualiza como si fueran árboles. Pero lo que veía eran personas. ¿Qué es lo que nos enseña esto también? El primer toque de Yeshua puede representar, justamente, su primera venida. Y, antes de la restauración de las dos casas de Israel, antes de que todo sea revelado, un hombre es hasta cierto punto ciego a esa realidad. Es decir, todos los hombres se ven borrosos, todos los hombres se ven iguales. Todos los hombres se ven como gentiles entre gentiles. Y eso, nos pasó a ti y a mí, antes de que realmente el Mesías abriera nuestros ojos. No distinguíamos, no diferenciábamos a las personas entre ellas. No veíamos completamente. Yeshua en su primera venida empieza a abrir los ojos de las personas. A sacarlos de la ceguera y a cumplir lo que dice en Isaías 42. Entonces, para poder ver realmente bien, necesitamos ese segundo toque.
Y, por otro lado, vemos que este es el proceso en muchos casos de la sanidad. La sanidad no es un proceso automático. La restauración no siempre es en el acto. A veces, desearíamos que las personas abrieran los ojos al mundo espiritual, que pudieran ver las cosas como Dios las ve. Que pudieran ver las cosas como la Palabra las dice, pero todavía están con una visión borrosa, sin nada claro o evidente. Entonces, este hombre veía, pero no veía bien con la vista espiritual. Y esta vista es la que todos necesitamos. Y, fíjense qué curioso porque este proceso también se cumple en el nacimiento. Es decir, cuando un bebé nace, no ve con total claridad. Ni siquiera puede ver bien su propia mano, pero a los pocos días se da cuenta de que tiene algo ahí y que es una mano y se la empieza a chupar. De pronto, empieza a ver rostros, comienza a reconocerlos y es un proceso muy hermoso. También es cierto, que muchos animalitos nacen ciegos y hasta después de cierto tiempo abren los ojos, como les pasa a los perros.
LOS MILAGROS SON GRADUALES
Entonces, esta es una situación espiritual. A veces, tiene que pasar el tiempo y darse todo el proceso, para que podamos ver con claridad. Después viene este segundo toque de Yeshua que dice en el verso 25: “luego le puso otra vez las manos sobre los ojos y le hizo que mirase y fue restablecido y vio de lejos y claramente a todos.” Aquí se agudizó su vista y, fueron abiertos sus ojos y pudo ver las cosas con claridad. En este segundo toque, que representa la segunda venida de Yeshua, nuestros ojos serán completamente abiertos. Nuestros ojos espirituales se abrirán y podremos ver qué clase de árboles somos y ahí si podremos diferenciar claramente qué tipo de árboles somos cada uno de nosotros.
Vamos a leer 1 Corintios 13:12:
“Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” (1 Corintios 13:12 RVR60).
Esta expresión está muy asociada a esto que dice Pablo: vemos oscuramente. Los espejos de esa época no eran evidentemente como los de ahora. Así nosotros vemos de manera oscura, sin claridad, pero cuando el Mesías regrese, entonces veremos cara a cara. Llegaremos a entender una nueva realidad. Llegaremos a conocer una realidad mucho más elevada que la que hoy tenemos. Podemos decir que nos elevaremos espiritualmente y se abrirán nuestros ojos espirituales y, por tanto, tendremos un discernimiento, entendimiento y una visión totalmente diferente que las que tenemos ahora. La restauración de Israel finalmente se completará. Hasta cierto punto, este hombre nos representa a ti, a mí y a todos los que, en un momento, hemos reconocido que hemos sido ciegos y que necesitamos del Mesías, de su toque para poder ver realmente las cosas como debemos de verlas.
Este pasaje también nos enseña que los milagros, a veces, son graduales. Todo, casi siempre, tiene que pasar por un proceso y, en este caso, este hombre tendría que salir de la aldea, del tumulto, de la zona de confort para poder recibir este milagro. Y, por otro lado, también nos enseña que debemos confiar en el Mesías. A veces, Él nos va a conducir fuera de lo que habitualmente estamos acostumbrados o conocemos para llevarnos a un nivel más alto y a una espiritualidad mayor.
Quisiéramos que muchas de las personas cercanas a nosotros, abrieran los ojos y pudieran darse cuenta. Pero, recordemos este pasaje cuando nos pase esto: No todos siempre van a ver de manera instantánea. Así como hubo a quién de manera inmediata Yeshua le abrió los ojos. Aquí vemos un ejemplo muy claro sobre esto. Ver las cosas lleva un proceso y todos, sin excepción, estamos en muchos aspectos aun viendo a los hombres como árboles. Todavía no discernimos, no conocemos el fruto y hemos cometido errores. O confiamos en alguien que resulta que no era un árbol frutal. O al revés, cortamos un árbol frutal porque no lo veíamos y no lo distinguimos bien.
Que el Eterno nos permita ir caminando con Él, acercándonos a Él y que el Mesías nos pueda abrir los ojos verdaderamente y que sea Él, quien nos lleve a donde nos tenga que llevar. Y que veamos como Él ve, las cosas.
3 Comments
Abel David Ibáñez
22 agosto 2024
Muy buena enseñanza,que Dios siga usando sus vidas
Diana
7 marzo 2024
Que tremenda explicación muchas gracias
Omar Morado
1 abril 2024
Te invito a ser parte de nuestra comunidad en TELEGRAM y seguir conociendo más de las Raíces Hebreas: https://t.me/ComunidadKCE
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