¿QUIÉNES SON VERDADERAMENTE LOS GRIEGOS DEL NUEVO TESTAMENTO?

Para responder esta pregunta, vamos a tomar contexto, en este caso en el evangelio de Juan en el capítulo 12. De esta manera, toma sentido la pregunta y no solo como cuestión de gentilicio; ya que si formulamos la pregunta ¿quiénes son los griegos? La respuesta sería, los de Grecia. Por tanto, vamos a tomarle el sentido correcto a la pregunta, para que la respuesta tenga un valor para nosotros. Además, vamos a aprender algo muy interesante para todos aquellos que queremos conocer más de las raíces hebreas. 

Leemos en Juan 12:20-24:

 Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. (Juan 12:20-24 RVR60). 

¿Por qué estos griegos acuden a Jerusalén a adorar / celebrar la fiesta? No fueron propiamente como turistas porque nos habla de la conexión de hacer “Aliyá” (subir) a la fiesta como marca la Escritura, por lo menos, en las tres fiestas anuales de peregrinaje a Jerusalén. Por tanto, hay una conexión entre estos griegos y las fiestas en que se sube a Jerusalén. Lo más curioso es, ¿por qué Yeshua tiene esta reacción y da una respuesta tan particular a Felipe y Andrés? “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado”. Y, ¿por qué añade: “si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”? ¿Qué conexión tiene la reacción de Yeshua, con estos griegos? Vamos a ir descifrando lo que acabamos de plantear. 

TODO INICIA CON LA PROMESA A ABRAHAM Y LA PROFECÍA DE YACOB (JACOB)

Como sucede con la gran mayoría de lo que está escrito en el Nuevo Testamento, tiene su base o inicio en el “Tanaj” (Antiguo Testamento). En este caso, en el libro de Génesis, con la vida de Abraham y de los patriarcas. Vamos a leer Génesis 12:3:

 “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:3 RVR60). 

Dios le está hablando a Abraham diciendo que deje a su tierra y su parentela, y hará de él una gran nación. Ya analizamos este pasaje en alguna de las preguntas de la serie Respuestas de la Biblia y, dijimos que es muy interesante, porque se refiere a un término muy particular “Beni berejú beja” que implica: “las familias serán entremezcladas”, como diciendo van a ser injertadas. Un término que se utiliza en el Talmud, como diciendo: “Todas las familias de la tierra son injertadas o serán entremezcladas en ti”. Esto es parte de las promesas que se le dieron a Abraham. Además, sabemos que Dios le agregó a Abraham como parte de todas estas promesas que, su descendencia sería como las estrellas y sería como el polvo de la tierra, es decir, prácticamente incontables. Y, que llegarían a los cuatro puntos de la tierra. 

Vamos a reiterar esta misma promesa, pero viéndolo de manera profética cuando “Yacob” (Jacob) bendice a sus nietos, dándoles estas profecías muy especiales. Vamos a leer en Genesis 48:16-19:

 “el Angel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra. Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó este disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés. Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque este es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. Más su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones”. (Genesis 48:16-19 RVR60).

 Aquí la palabra multiplíquense, viene de la palabra “dagá” que significa peces. La idea profética que está diciendo Jacob es que, a estos jóvenes, les fuera perpetuado su nombre y que llegaran a ser como peces. Es decir, los peces se multiplican por millares y se mueven rápidamente. De ahí que, la raíz “dag”, implique moverse rápidamente y dispersarse. Un pez puede llegar, prácticamente, a cualquier parte del mundo, porque se mueve a través de los 7 mares. Multitud de naciones es la misma expresión que utiliza Pablo cuando dice: “Melo Ha Goyim” o plenitud de gentiles, en otras palabras, la descendencia de Efraín será como peces, se multiplicarán, se esparcirán, se moverán rápidamente y de ahí, surgirán las naciones. No es nada distinto a lo que se le promete a Abraham. 

LA DISPERSIÓN DE ISRAEL  

Vamos a ver lo que sucedió, pues sabemos que varios pasajes nos enseñan que las diez tribus de la Casa de Israel serían dispersadas entre las naciones. Esto se cumplió en el año 722 A.M., leamos el testimonio en 2 Reyes 17:18-23:

 “Jehová, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino sólo la tribu de Judá. Mas ni aun Judá guardó los mandamientos de Jehová su Dios, sino que anduvieron en los estatutos de Israel, los cuales habían ellos hecho. Y desechó Jehová a toda la descendencia de Israel, y los afligió, y los entregó en manos de saqueadores, hasta echarlos de su presencia. Porque separó a Israel de la casa de David, y ellos hicieron rey a Jeroboam hijo de Nabat; y Jeroboam apartó a Israel de en pos de Jehová, y les hizo cometer gran pecado. Y los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados de Jeroboam que él hizo, sin apartarse de ellos, hasta que Jehová quitó a Israel de delante de su rostro, como él lo había dicho por medio de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy”. (2 Reyes 17:18-23 RVR60). 

Hasta ese momento que se escribe este libro, fueron llevados en cautiverio a Asiria, que no es propiamente un país, sino un Imperio que se dispersó por todo el Medio Oriente y ciertas regiones de Europa, incluso hasta África. Hasta ahí se los llevaron y hasta el día de hoy siguen ahí. 

Aquí viene el punto donde vamos a empezar a reconocer e identificar la identidad de estos griegos. Yo sé que, a muchos de ustedes, ya les parece evidente quiénes son estos griegos que se encuentran en Jerusalén en la época de Yeshua celebrando las fiestas. Tenemos un pasaje que, además, es el único versículo que contiene este término en todo el “Tanaj” (Antiguo Testamento), es la única vez que aparece esta palabra y es muy relevante porque el contexto que vamos a ver está relacionado con esto. Leamos Joel 3:1-6:

 “Porque he aquí que, en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra; y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron los niños por una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber. Y también, ¿qué tengo yo con vosotras: Tiro y Sidón, y todo el territorio de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza. Porque habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos; y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra”. (Joel 3:1-6 RVR60).

 El término que aparece aquí en el pasaje como griego, es la única vez que se menciona, dentro del contexto de “ustedes vendieron a los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra”. Es muy interesante.

EL REGRESO DE LOS DISPERSOS   

Sin embargo, aquí no termina la historia, porque nosotros hemos leído que está profetizado, que aquellos que fueron dispersados, tal cual dice Joel, van a ser traídos de la cautividad, el pueblo del Eterno, es decir, Efraín y Judá donde quiera que sean encontrados, los voy a volver a traer, dice el Señor. Como dice en Jeremías 16, pasaje conocido como el segundo Éxodo 14-15: 

“No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres”. (Éxodo 14-15 RVR60).

 Entonces, ¿qué podemos empezar a identificar? Estos griegos que se acercan a las fiestas no son griegos por gentilicio, es decir, no son griegos de Grecia; sino es un término que usaban los judíos que podía implicar justamente la evidencia de ser aquellos israelitas que se asimilaron. 

Vamos a leer algunos ejemplos en el “Brit Hadasha” (Nuevo Testamento) de esto. Entendiendo la vida de los primeros discípulos de Yeshua, cuando viene su persecución, ellos no tienen en sus planes hablarles a gentiles, ni a nadie más del Mesías, porque el “Mashiaj” es un concepto hebreo. Por tanto, no estaban incluidos los gentiles en el plan de los Apóstoles. Pero leamos lo que sucede en Hechos 11:20:

 “Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.” (Hechos 11:20 RVR60).

 No sabemos por qué, pero también les hablaron a ellos y también creyeron. Ahora en Hechos 14:1:

 “Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos.” (Hechos 14:1 RVR60). 

Aquí podemos ver que el término griego, no era exclusivamente para la gente que venía de Grecia, pues está asociado a algo más. Por eso, es que los encontramos en las sinagogas. No debemos verlos como los griegos que visten sus túnicas blancas dejando un hombro descubierto y su coronita de olivo en la cabeza, transitando por las calles. Aquí dice que iban a las sinagogas y por eso, estaban presentes cuando Pablo y Bernabé fueron a Iconio a hablar en la sinagoga y ellos, también creyeron. Vamos a Hechos 18:4:

 “Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.” (Hechos 18:4 RVR60). 

Estos griegos no eran tan paganos como podemos pensar, porque incluso, asistían a la sinagoga y, por supuesto, guardaban el “shabat” (día de reposo). Vamos a ver otro detalle que nos va a ayudar a comprender más la idea de quiénes son estos griegos y por qué estaban en la fiesta de Jerusalén y por qué el Eterno los está haciendo volver, en el evangelio de “Yohanan” Juan7:32-36:

 “Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas; y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen. Entonces Jesús dijo: Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que me envió. Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir. Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos? ¿Qué significa esto que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir?”. (Juan7:32-36 RVR60).

 Entonces, ¿quiénes son estos dispersos a los que los mismos judíos dicen que es necesario que se les enseñe? Por supuesto que es Efraín, las tribus que se asimilaron, es el Israel que se asimiló y abrazó el estilo de vida greco-romano. Se les llamaba griegos, no porque fuesen oriundos del país de Grecia, sino porque adoptaron el estilo de vida griego y la cultura greco-romana. Por eso, ya se les veía en ese sentido, como gentiles porque vivían prácticamente como gentiles. Y ellos saben por la misma Escritura, por pasajes como los de Isaías 48 “que se esperaba que el Mesías fuera luz a las naciones y viniera a enseñar Torá a las naciones”. Por eso pensaban: “se va a ir a enseñar a los dispersos entre los griegos” “¿Por qué no podemos ir a donde Él va?” En otro nivel de interpretación esto se cumplió: los judíos no tenían pensado hacer proselitismo para atraer a los gentiles a las sinagogas. Eso es igual hasta el día de hoy. Tú no vas a ver a un rabino enseñando en las calles de cualquier ciudad para ver si se convierten. 

Pero ¿quién si lo haría? ¿Quién acercaría la Biblia y la Torá a los gentiles? Pues otro gentil, por así decirlo. Otra persona asimilada sería capaz de hacerlo por medio de Yeshua. El evangelismo ha acercado a las naciones a la Torá a final de cuentas. ¿Por qué Yeshua les dice: “donde yo voy no me podrán seguir y no podrán estar”? Porque ellos no estaban dispuestos a ir a esos lugares. Pero Yeshua a través de sus discípulos, a través de su Nombre, Él iría a esos lugares a los dispersos entre los griegos. 

¿Quién toma esta misión de Yeshua? Por supuesto que Pablo, el Apóstol a los gentiles. Vamos a leer un pasaje que cierra perfectamente esta idea en Hechos 16:6-10:

 “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio”. (Hechos 16:6-10 RVR60).

 Vemos como nada es casualidad y todo tiene un sentido en el plan de Dios para hacer volver a su pueblo hacia Él de entre todas las naciones. ¡Qué extraño que el Espíritu Santo, les prohibiera hablar de la Palabra! Si es ellos están tratando de hacer justamente eso. ¿Dónde es Macedonia? El norte de Grecia. Alejandro Magno era macedonio y, por eso, lo menospreciaban. Los griegos y los macedonios es como decir, los del sur y los del norte, así se dividía a grandes rasgos el país de Grecia. Lo que conocemos hoy como Grecia y Macedonia. Los griegos eran la parte cultural e intelectual y los macedonios eran menos cultos. Lo mismo sucedía en Israel, la gente de Galilea y la gente de Judea. 

¿POR QUÉ PABLO TOMA LA MISIÓN DE YESHUA? 

¿Cuál misión toma Pablo? La de ir a los dispersos, entre los griegos y llevar el evangelio. ¿Quiénes eran estos griegos? Ya leímos en Joel 3:6:

 “y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra”. (Joel 3:6 RVR60). 

Inequívocamente, si conectamos el pasaje de Hechos y el evangelio de Juan con el profeta Joel, nos damos cuenta de la identidad de estos griegos: son los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén que fueron vendidos a los griegos, junto con Efraín que fue llevado a toda esta región. Por esto, tiene que venir una visión, para que fuera algo divino, por parte de Pablo, el aceptar esta misión. Porque de forma natural no hubiera tomado esta carga para ir a los griegos. ¿Qué tendría él para enseñarles? Por tanto, no había quien les enseñara la Torá, no había quien les enseñara este mensaje del Mesías a los griegos y macedonios. Por eso, Dios tiene que intervenir de manera sobrenatural para que Pablo fuera el canal para poder traer a todos los dispersos. Así que, estos griegos no son otros, sino los hijos de Israel, los hijos de Judá que fueron asimilados a la cultura greco-romana. 

Y, ¿qué crees? Que tú y yo y, prácticamente todos los países de Latinoamérica también hemos sido asimilados a la misma cultura. Hoy, probablemente, nos verían como griegos, por así decirlo. Y, hoy, es el tiempo de que estos “griegos” vuelvan a sus raíces, al Mesías, el cual sería el medio por el que serían reinjertados al olivo natural. Tenemos una evidencia de que Pablo también lo entendía así. Es muy interesante, porque no hubo una región a la cual le escribiera Pablo más que a la región de Grecia. Es decir, las cartas de 1ra y 2da de Tesalonicenses, la carta a los Filipenses, y por supuesto, 1ra y 2da de Corintios, comprenden esta área. Además, son las cartas más largas de Pablo. Si los sumamos, son prácticamente, 29 capítulos. Más que el libro de los Hechos. 

Leamos 1 Corintios 10:1-4:

 “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. (1 Corintios 10:1-4 RVR60). 

Está narrando el episodio de cuando salieron de Egipto y estuvieron en el desierto. ¿Quiénes? Las 12 tribus de Israel. Pero, ¿cómo lo describe Pablo? Dice: nuestros padres. Él no está considerando que los Corintios siguen siendo gentiles, griegos y los ve de esa manera: ¡No! Él dice: nuestros padres, porque considera a los Corintios como parte de Israel. 

Leamos una evidencia histórica más, que no está en nuestras Biblias, sino en el primer libro de los Macabeos. Sabemos que estos libros de los Macabeos son una evidencia, no solo de la historia y batalla de los Macabeos, sino de datos y hechos muy interesantes que están respaldados por la historia. Los espartanos han sido muy conocidos, porque Hollywood hizo la película llamada 300. Eran 300 soldados elite, muy especiales.  

Vamos a 1 Macabeos 12:5-23:

 “ Ésta es la copia de la carta que Jonatán envió a los de Esparta: «El sumo sacerdote Jonatán, el consejo de ancianos de la nación, y los sacerdotes y todo el pueblo judío, saludan a sus hermanos los espartanos. Ya en una ocasión anterior el rey Ario de Esparta había enviado una carta al sumo sacerdote Onías, para asegurarnos que ustedes nos consideran como hermanos. El texto de esta carta se copia más adelante.  Onías recibió con honores al enviado, y aceptó la carta en que se exponían los términos del pacto y la amistad. Aunque nosotros no tenemos necesidad de estas cosas, pues buscamos nuestro apoyo en los libros sagrados que poseemos, hemos decidido enviar a ustedes una delegación para que renueve nuestra fraternidad y amistad, a fin de que no se enfríen nuestras relaciones, pues ha pasado ya mucho tiempo desde la primera carta de ustedes.  Nosotros no dejamos de acordarnos continuamente de ustedes en nuestras fiestas y demás días apropiados, cuando ofrecemos nuestros sacrificios, y en nuestras oraciones, como es justo y conveniente hacerlo por los hermanos.  Nos alegramos de la fama que tienen ustedes.  Por nuestra parte, nos hemos visto rodeados de innumerables dificultades y guerras. Los reyes que nos rodean nos han estado atacando.  Nosotros no hemos querido molestarlos a ustedes ni a nuestros otros aliados y amigos en estas guerras,  pues tenemos la ayuda divina, y Dios nos ha librado de nuestros enemigos y los ha humillado.  Hemos escogido a Numenio, hijo de Antíoco, y a Antípatro, hijo de Jasón, y los hemos enviado a Roma para renovar la amistad y el pacto que habíamos acordado anteriormente con los romanos.  También les ordenamos que fueran a Esparta, a saludarlos a ustedes y entregarles nuestras cartas, con las que queremos renovar nuestra fraternidad. 18 Les agradeceremos que nos den una respuesta a ellas.»  Ésta es la copia de la carta enviada a Onías:  «Ario, rey de Esparta, saluda al sumo sacerdote Onías.  He descubierto un documento en el que se muestra que los espartanos y los judíos somos hermanos, descendientes todos de Abraham.  Ahora que he tenido noticia de esto, les agradecería a ustedes que me escriban y me informen de cómo se encuentran.  Por mi parte les escribo: Si el ganado de ustedes y todos sus bienes son nuestros, también lo nuestro es de ustedes. Así pues, he dado órdenes de que les comuniquen este mensaje.» (1 Macabeos 12:5-23 DHH). 

Lo leímos en la versión Dios Habla Hoy, que es una versión que se usa mucho en el catolicismo también, es como una traducción muy dinámica de la Biblia, como una versión más coloquial. 

El pasaje comienza con la carta que el Sumo Sacerdote Jonatán envía a los espartanos, lo cual suena muy contrastante y raro. ¡Qué interesante es este pasaje! Porque dice que Ario, rey de Esparta, ha descubierto un documento en el que se demuestra que los espartanos y los judíos son hermanos, descendientes todos de Abraham. En el libro antigüedades de los judíos, del historiador Flavio Josefo, él registra la misma evidencia de hermandad entre judíos y espartanos, como descendientes comunes de Abraham, pertenecientes al mismo pueblo. En la historia se registra a Onías I como “Cohen HaGadol” (Sumo Sacerdote) entre el año 323 a.M. y el año 300 A.M. Aquí está clarísimo, los famosos espartanos y los judíos vienen del mismo linaje de Abraham. Yo considero que los libros de los Macabeos se pueden tomar como una referencia histórica, aunque sean considerados apócrifos porque no cumplen con un cierto canon, sin embargo, la información histórica si se puede verificar.

Vamos a cerrar con lo que dijo Yeshua en “Yohanan”, Juan 10:16:

 “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” (Juan 10:16 RVR60). 

¿Por qué la reacción de Yeshua, cuando ve que estos griegos se acercan a las fiestas, a Jerusalén y que le están buscando? Porque se está empezando a cumplir la restauración de esas otras ovejas que están en otro redil, que se dispersaron y están volviendo al escuchar la voz del pastor. Y así es tu historia y la mía, cuando escuchamos la voz de ese pastor aun a la distancia y en la dispersión, decidiendo volver a Él. Por eso, Yeshua reacciona diciendo: “es la hora que el hijo del hombre sea glorificado”. ¡Claro! Porque en eso se glorificará también el Hijo, cuando regresen todas las ovejas al redil. 

Esto lo confirma el mismo Caifás, el Sumo Sacerdote en los días de Yeshua en “Yohanan” (Juan), capítulo 11:49-52:

“Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos”. (Juan 11:49-52 RVR60).

 Muy interesante que el mismo Sumo Sacerdote Caifás, hablara de esta forma. Porque es lo que trajo como resultado, no solo la muerte de Yeshua que traería a la nación, sino que traería a todos los que fueron dispersos. 

Ahora, nos toca seguir cumpliendo esta misión de llevar la Torá y el evangelio a las tribus perdidas de la Casa de Israel, que hoy en día están en el “helenismo”, o en la cultura greco-romana, sacarlos de ahí y hacerlos volver al redil del buen pastor. 

Espero que este tema haya sido de bendición para tu vida y que sigamos aprendiendo y escuchando más de la Palabra de Dios en más preguntas de la serie: Respuestas en la Biblia. 

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