¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE EL ABORTO?

Bienvenidos, una vez más, a la Kehilá Camino a Emaús, estamos en la serie Respuestas en la Biblia, donde estamos conociendo más de la Palabra del Eterno y su voluntad para nuestras vidas a través de la Escritura. Vamos a responder las diferentes preguntas que ustedes nos hacen llegar. El día de hoy, vamos a contestar la pregunta: ¿Qué dice la Biblia sobre el aborto? 

No cabe duda de que este tema es sumamente delicado y polémico desde hace varios años ya, principalmente por el tema de la legalización que están promoviendo muchas mujeres a lo largo del mundo para que en cada cuidad y gobierno, se pueda realizar esta práctica de manera legal y aprobada por la Constitución. 

Sin entrar en detalle sobre lo que cada uno de nosotros pudiera considerar como justo o correcto, sino más bien, buscando lo que dice la Biblia, es decir, a la luz de la Palabra. También debemos buscar ser prudentes y sensibles, pero siendo muy claros en lo que respecta a este tema sobre lo que dice la Biblia. Es un tema muy importante porque, cada vez más, se está luchando por el tema de la legalización. 

DEFINICIÓN                

El aborto, tal como lo conocemos hoy, no se practicaba en los tiempos bíblicos, y la Biblia nunca menciona específicamente el tema o la palabra aborto porque no existe en la Escritura. Prácticamente, es una cuestión reciente, contemporánea, podríamos decir de nuestra generación. Sin embargo, la posición de la Biblia es muy clara con respecto a este tema. 

El aborto por definición, viene del latín “abortus”, que significa la interrupción y finalización prematura del embarazo de forma natural o voluntaria, hecha antes de que el feto pueda sobrevivir fuera del útero. -Wikipedia.                                  Básicamente, hoy podemos clasificar al aborto en tres tipos: 

*Aborto inducido: es el voluntario que puede llevarse a cabo con medicamentes y tés o por medio quirúrgico.

* Aborto espontáneo: es la interrupción involuntaria del embarazo por la pérdida del embrión o feto antes de la semana 20 de gestación. También se considera aborto espontáneo la pérdida del feto con un peso inferior a 500 gramos.  

*Aborto terapéutico: usado con el principio de salvar la vida a la madre. 

PRÁCTICA QUE DIOS ABORRECE    

Vamos a ser muy claros en este punto, respecto a lo que dice la Escritura, que es: ¡Dios aborrece esta práctica! Dios no está a favor de ninguna manera. Y, aunque decía yo que, la Biblia no menciona la palabra aborto, la acción de quitar la vida a un ser indefenso, fue algo que se llegó a dar de forma regular en la tierra de Canaán. Dios le advirtió a su pueblo sobre este tipo de prácticas en Deuteronomio 18:10:

“No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,” (Deuteronomio 18:10 RVR60).

Esta práctica de hacer pasar a los hijos por el fuego era algo muy común que tenía mucho tiempo de realizarse dentro de la tierra de Canaán y, al dios que se le identifica que le ofrecían estos sacrificios, era ‘Moloc’. 

El Eterno dice que, todo aquel que abre matriz es suyo, le pertenece y se le debía entregar a Él; sin embargo, está ordenado en Éxodo, capítulo 13, que se les redimiera a todos los hijos primogénitos. Entonces, por un lado, Dios nos ordena entregar al primer hijo, pero, por otro lado, también ordena redimirlos. Trágicamente, el pueblo de Israel, al apartarse de los caminos del Eterno y en su asimilación, llegó a caer en esta terrible práctica también. 

Hay una gran cantidad de pasajes que nos hablan acerca de esto que llevó a cabo el pueblo de Israel. Incluso, muchos de los reyes que gobernaron sobre todo la Casa de Israel, también cayeron en este tipo de costumbres, haciendo cosas terribles. El mismo Manasés en el caso de Judá lo hizo. A través del mismo profeta Jeremías, Dios le dice al pueblo: “Ustedes entregaron a sus hijos para ser quemados al fuego y a sus hijas, cosa que yo nos les mandé, ni subió en mi corazón”. Como diciendo: ‘Jamás se me hubiese ocurrido a mí, el Dios de la vida y el Dios de Israel, que ustedes entregasen a sus hijos en este tipo de prácticas. También los profetas Isaías y Ezequiel mencionan estas prácticas en las que un pueblo llamado a ser “Kadosh” (Santo), es decir, apartado para guardar sus mandamientos, incurrió en estas costumbres durante muchos períodos y gobiernos. Aquí aprendemos que, cuando los gobiernos permiten e incurren en esto, no se puede esperar que el pueblo actúe de otra manera, lo hará sobre la misma línea. ¡Es terrible lo que se vivía! Yo creo que era un acontecimiento atroz, un espectáculo horrible y horrendo, pero impresionante que se siguiera haciendo y que pasaran generaciones que continuaban haciéndolo. 

La realidad es que, hoy en día, esto no ha cambiado, el resultado siguió siendo el mismo. Lo único que cambió fue el nombre de la deidad. El aborto, como en aquellos días, se sigue practicando solo que, de otra manera, pues se ha difundido mucho más. Se siguen sacrificando bebés por el dios del placer, por el egoísmo de la persona que lo hace, por la falta de valor para afrontar las consecuencias, por el dios de poner la comodidad personal y plan de vida por encima de la vida de un ser humano indefenso. Hoy, alrededor del mundo, mientras se va corriendo hacia la legalización cada vez mayor por la cantidad de países, sigue siendo algo más común. Pero, que sea legal, no significa que sea correcto. Debemos entenderlo y dejarlo muy claro. Es cierto, “toda autoridad es puesta por Dios”, pero no quiere decir que, toda autoridad actúe conforme a la voluntad de Dios. La legalización del aborto no cambia absolutamente en nada, desde la perspectiva bíblica. Ni desde el enfoque con el que Dios toma esta acción. Desde aquellos días de la tierra de Canaán, en los que el pueblo se apartó y se desvió, ya Dios condenaba estas prácticas, entonces, no tendría por qué ser diferente ahora, porque Dios no cambia. Dios lo sigue viendo de la misma manera. 

Leamos Proverbios 6:16-17:

“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente,” (Proverbios 6:16-17 RVR60). 

Si el asesinato, en general, es condenado, y si no hay justo, ni aun uno; matar a un inocente Dios lo considera un homicidio. ¿Qué tan inocente es un bebé, que ni siquiera ha salido a la vida? No ha podido ni hacer algo. Por eso, Dios dice que la tierra sufre violencia y que ha sido maldecida por causa de la sangre inocente. Porque esa sangre, finalmente, clama al Eterno y sube a su Presencia clamando por justicia. Ese principio lo aprendemos desde Caín y Abel. Cuando Caín mató a Abel, le dijo a Caín, “la sangre de tu hermano clama a mí, desde la tierra”. El homicidio contamina de una manera impresionante al que lo hace. Y, por supuesto, la tierra misma también. Es un acto terrible que Dios reprueba de forma contundente y de cualquier forma en la que aparezca en la Biblia, siempre aparece como un acto de pecado. 

LA VIDA: ¿DESDE CUÁNDO? 

Hay muchos argumentos o ideas que buscan, en cierta forma, justificar esta práctica. Sobre todo, hoy en día, en estos tiempos contemporáneos. Uno de ellos, es el considerar que ese embrión o feto, no es todavía un ser humano, por tanto, no consideran que el aborto sea un homicidio. A mí, con todo respeto, francamente me parece, un total absurdo. No porque una persona sea pequeñita, significa que no sea persona. Sería como estar bajo la misma línea de pensamiento, porque algo que no veo, no existe o que un niño sea menos persona que un adulto. ¡De ninguna manera! 

Leamos lo que dice la Biblia sobre este punto. Dice Jeremías 1:5:

“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” (Jeremías 1:5 RVR60). 

Dios nos conoce aun antes de que fuéramos formados en el vientre. Él ya tiene un plan para cada ser humano. Él ya tiene un proyecto para cada persona. Y, de haber abortado a Jeremías, no hubiera sido ese profeta para las naciones. No podemos pensar que Dios no considera a un embrión o a un feto como un ser humano. ¡Al contrario! Aquí leímos que antes de que nos formase, Él ya nos conocía. Antes de que naciéramos, Él ya nos había santificado. Antes del vientre, Dios ya ve un ser humano y ya tiene un plan para esa persona. Dice el Salmo 139:13-16:

“Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.” (Salmo 139:13-16 RVR60). 

Aquí leemos que es Dios el que forma a cada bebé. ¡Qué hermoso es este Salmo! Qué manera de expresar tan linda cómo fuimos formados. 

El mismo pasaje en la versión Dios Habla Hoy, que me gusta mucho dice: 

Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido! No te fue oculto el desarrollo de mi cuerpo mientras yo era formado en lo secreto, mientras era formado en lo más profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en tu libro. Habías señalado los días de mi vida cuando aún no existía ninguno de ellos.

Pensemos que los ultrasonidos apenas son recientes, pero antes, era todo un misterio y un secreto, el cómo se formaban los bebés. ¿Cómo se podía desarrollar una persona dentro de otro ser humano? Pero, aquí, de alguna manera, inspirado por Dios, el salmista nos dice que, “Sus ojos vieron nuestro cuerpo en formación, todo estaba escrito en su libro y había señalado los días de nuestra vida cuando aún no existían ninguno de ellos”. Dios nos hizo. Y, lo que nos plantea este salmo es que, ese bebé está en contacto con el Eterno. ¡Esto es un misterio! Pero, yo creo que, de cierta manera, esto es así. 

¿QUÉ EXPRESA LA ESCRITURA?    

¿Se considera el aborto un asesinato? Vamos a leer lo que nos dice la palabra. Leamos Éxodo 21:22-25:

“Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.” (Éxodo 21:22-25 RVR60). 

Aquí el contexto es la violencia, se están peleando y resulta herida una mujer embarazada. Más, el pasaje es muy claro, el aborto es considerado un asesinato, aun cuando no fuere de forma deliberada. Algunos dirán: ‘aquí la mujer no murió, solamente el bebé’. Pero aquí, no importa si fuese uno el otro, más bien, el enfoque es que murió el bebé, por lo que se les va a imponer una penalización o castigo conforme al marido y los jueces, basados en la línea de ojo por ojo, diente por diente, vida por vida. Si este ejemplo, es considerado un asesinato, aun cuando no fue intencional, haciendo “kal v’jomer” (mayor y menor peso), ¿cuánto más castigo vendrá cuando sea realizado con premeditación? Por tanto, la Biblia considera el aborto como un asesinato. Porque el Eterno considera a un bebé en la matriz, del mismo modo que a un adulto desarrollado. Y, ¿por qué no habría de ser así? ¿Por qué no habría de considerar a un bebé con el mismo valor que una persona adulta? A diferencia de un adulto, el bebé se encuentra en el estado más vulnerable que puede estar, porque no puede valerse por sí mismo. Depende completamente de su mamá. Si lo quieren matar, no tiene a dónde huir. ¿Dónde podría irse? No tiene cómo defenderse si le insertan herramientas quirúrgicas o si la mamá se pone una inyección o se toma algo, no tiene manera de protegerse. 

Algunos rabinos consideran que es uno de los peores pecados que existen en la tierra. El derramamiento de sangre inocente, particularmente, de un bebé, no hay peor pecado que ese. Porque un adulto, ya tiene su lista de pecados, seguramente por alguna razón pudiera justificarse, -aunque no estoy diciendo que sea así-, pero un bebé ni siquiera ha nacido, ni pecado, y no puede defenderse, ni resguardarse de una situación así. Imagina que, de pronto, llegaran unos instrumentos quirúrgicos y empezaran a arrancarte un brazo, una pierna, la cabeza, no tiene opción. Lo más triste de esto es que son la propia madre y el padre, los que están propiciando su muerte. Cómo la vida nos presenta estos contrastes, mientras hay mujeres que dan la vida por sus hijos, hay mujeres que hacen todo lo posible por destruirlos. Lo que debía servirle de casa, se convirtió en una tumba. 

Honestamente, es muy terrible, fuerte y trágico lo que nos ha tocado vivir; así como, ser parte de la sociedad donde se practica esto. La pregunta sería: ¿qué pecado cometió un ser que aún no ha nacido, para tener una muerte tan terrible? Este es el cuestionamiento de muchas personas que marchan, defienden a otros, van a derechos humanos, en fin, tratan de hacer algo cuando consideran que hay una injusticia, cuando una persona ha sido incriminada y se encuentra en la cárcel injustamente. Pero ¿qué pudo hacer un bebé, para que muera de esa manera? 

¿ES EL CUERPO DE LA MUJER?                 

Otro punto sobre el cual muchos argumentan que se puede, se debe o no hay ningún problema en cuanto a esta práctica es que, dicen que es el derecho de la mujer, porque es su cuerpo. Por supuesto que la mujer tiene derecho sobre su cuerpo, lo cual es innegable, pero no sobre la vida de otro ser humano, esa es la cuestión aquí. Lamentablemente, para muchas mujeres, así fueron hechas las cosas. Dios, por alguna razón, lo hizo así: un cuerpo que contiene otro cuerpo y una vida que contiene otra vida. Tenemos que darnos cuenta y aceptar que, la mujer es la receptora de esa otra vida. Que está unida a ese bebé y no lo puede separar. Para algunos, el embrión es como un órgano más dentro de la mujer. Así como una muela que se puede extraer porque es su muela. 

Aun así, la halajá judía (interpretación o forma de llevar), lo tiene totalmente prohibido porque hay un daño sobre el cuerpo de la mujer. No hay un aborto que no deje secuelas en el cuerpo de la mujer. No hay forma en que no haya una afectación tanto física, como psicológica. Entonces, si una mujer perdiera un órgano, ya fuera un brazo, una pierna, etcétera, por supuesto que va a implicar un trastorno y un cambio en su psique, su mentalidad, en su vida y, en su cuerpo. 

Entonces, pensar que no va a pasar nada, que es ‘mi’ cuerpo, que nada va a suceder y no va a trascender, es un grave error. Yo les refiero este mensaje a todos los jóvenes y a las mujeres, principalmente, que no se dejen engañar ni persuadir, porque siempre vendrán consecuencias, tanto físicas como espirituales y emocionales. Por supuesto que cada mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, pero no sobre el cuerpo y la vida de otro ser. Así es como Dios lo determinó. 

La “Torá” (Instrucción o ley), prohíbe hacerle daño al cuerpo de forma innecesaria. Sería como estar de acuerdo en amputarte un dedo sin razón alguna, lo cual dolería y sería muy drástico en nuestra vida. ¿Por qué abortar no lo sería? De acuerdo con la Biblia y como creyentes en la Torá y la Escritura, ¿quién es el dueño del cuerpo? 

Vamos a leer 1 Corintios 3:16-17: 

“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” (1 Corintios 3:16-17 RVR60). 

¡Qué confrontador está este pasaje! ¡Qué directo es! Si alguno destruye el templo, Dios le va a destruir a él, como consecuencia espiritual o directa en algún momento, de llevar a cabo esta práctica. Por temor al Eterno, no se debería llevar a cabo. 

También vamos a leer otro pasaje de Corintios que es muy interesante porque Corinto era una ciudad de total promiscuidad, llena de perversidad y pecado, porque llevaban una vida desenfrenada. Así que las palabras de Pablo quedaban sumamente ad hoc por la situación que ahí se vivía. Leamos 1 Corintios 6:19-20:

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:19-20 RVR60).

 ¿Estos versos solo aplicarán para un creyente? Es decir, ¿una persona no creyente, su cuerpo, no será templo de Dios? Yo creo que, tal vez, no es consciente y podrá pensar que no, pero ¡por supuesto que lo es! Ya vimos que desde el principio nuestro embrión lo vieron Sus ojos. Antes de que nos formara en el vientre de nuestra madre, Él nos conoció. Desde el vientre de nuestra madre Él nos conoció. Entonces, cualquier ser humano, tendría que ser un templo para Dios. Por tanto, el dueño del cuerpo es el Eterno. Nosotros no somos dueños de nuestro cuerpo siquiera. Ni el hombre, ni la mujer. Por eso, esta idea de que, yo puedo decidir por mi cuerpo, ni siquiera debiera de pensarse de manera literal. En él sentido más amplio, en realidad, tendríamos que cuidar todo, lo que comemos, lo que bebemos, lo que hacemos, en fin, todo. Porque somos de Dios, Él es nuestro amo y dueño. 

Para quien argumenta que su cuerpo es suyo: malas noticias, porque no es su cuerpo. El cuerpo le pertenece a Dios. Y quien destruya ese templo, Dios también le destruirá. Entonces, si no somos dueños de nuestro cuerpo, mucho menos de un tercero. ¿Cómo podemos decidir por el cuerpo de otro? Para un creyente en la Torá, en la Escritura y en el Mesías, no es un asunto de derechos humanos de la mujer. Es un asunto muy claro: un asunto de vida o un asunto de muerte. 

¿QUÉ PASA EN CASO DE VIOLACIÓN O INCESTO? 

También hay ciertos casos en los que nos preguntamos: ¿qué pasa en un caso de violación o de incesto? Estos casos son sumamente graves, obviamente son un pecado terrible. Pero, dos errores no hacen, no producen un acierto. Un pecado, no se puede solucionar con otro pecado. ¡No nos equivoquemos! Tan horrendo es quedar embarazada como resultado de una violación, como asesinar a un bebé. Como les digo, un error no debe llevarnos a otro error. Yo no quiero minimizar el impacto emocional que puede tener para una mujer el vivir una experiencia así, pero aquí la cuestión moralmente es ¿qué culpa tiene la criatura por el mal causado por su padre? ¿Por qué tendría que pagar el bebé, lo que el padre hizo? ¿Por qué la mamá debería tomar una decisión incorrecta por lo que el hombre hizo? 

Muchas mujeres han justificado el aborto porque su pareja no las apoyó. Tristemente, también se llegan a dar casos de violaciones o en otros casos, la mujer no sabe de quién es el hijo. Es más fácil justificar o tomar la decisión con base en una situación así. Pero, como les comento, esto es solo agravar la situación. No quiero ser insensible a lo que una mujer pueda vivir en una situación así, lo cual debe ser sumamente terrible. Pero, bíblicamente, el nacimiento de un niño es una bendición enorme que no se puede comparar a ninguna otra, independientemente de las condiciones en que se dé. De una manera o de otra, un bebé siempre va a ser de bendición. Porque la vida misma de un ser humano ya es una bendición. 

¿Qué puede suceder en caso de que la mujer no esté en caso de condiciones físicas o emocionales de criar a su hijo? Hay familias que siempre estarán dispuestas a adoptar a un bebé y proveerle un hogar lleno de amor. Cada día, también, las estadísticas de esterilidad son más altas. Lo que quiere decir que también hay un mayor deseo de adoptar niños. 

Como parte de la información que obtuve para hacer este tema, leí un reportaje que dice que, en Francia, hay cada vez menor número de adopciones, porque esto va de la mano con la mayor cantidad de abortos registrados. Sin embargo, la tasa de parejas o familias que quieren adoptar un bebé sigue siendo igual de alta o hasta más. Yo creo que, Dios siempre tendrá una mano extendida para adoptar un bebé cuando la persona busca hacer la voluntad del Eterno. Hay quienes argumentan que hay demasiados niños en el mundo o para qué traerlo al mundo para sufrir. En realidad, aquí aplicaría la misma respuesta que acabamos de comentar, siempre existirá la opción de darlo en adopción. 

Por otro lado, la decisión de tener o no hijos, no se da en una sala de quirófano o al comprar los tés abortivos o las pastillas o las inyecciones, sino que se da cuando uno está con la pareja. Por algo, la Torá prohíbe las relaciones sexuales antes del matrimonio, porque considera no solo la edad física, sino la preparación de la pareja para ser padres, lo que implica que tampoco deberían estar preparados para tener intimidad sexual, sobre todo en el contexto fuera del matrimonio. Entonces, la decisión de tener hijos o no, no se debe hacer, ya que la persona está embarazada, sino mucho tiempo antes. Y la idea de que el hijo va a sufrir mucho en este mundo, como si le estuvieran haciendo un favor al bebé al no tenerlo, es completamente errónea, tampoco es objetivo, ni algo realista y, mucho menos, es una perspectiva bíblica. ¿Por qué tendría que estar destinada una criatura a llevar una vida, automáticamente de sufrimiento, solo porque no fue un bebé planeado? Eso está en manos del Eterno, eso no lo decide nadie más. Puede haber un niño totalmente deseado y le puede tocar una vida sumamente difícil. Imagina cuánto sufrimiento va a tener la criatura cuando su mamá toma las pastillas o se inyecta para no tenerlo. ¿Quién dice que esa muerte no sea terrible para el feto? Debe ser un sufrimiento impresionante. Pero, como no se ve, las personas se hacen insensibles al acto. 

Más bien, ¿qué es lo que hay detrás de estos pensamientos e ideas? Que la persona no quiera sacrificarse por una criatura. Por tanto, me es más fácil y cómodo. Así puedo seguir mis estudios, mi carrera, mi vida, haciendo lo que se me da la gana, etcétera. Nadie tiene por qué decirme lo que tengo que hacer, yo quiero vivir mi vida como la tengo planeada.  ¿Por qué me voy a limitar por culpa de esta criatura? ¡Esta es la realidad que hay detrás! Es más, ¿quién no tiene certeza de que el hijo que se va a dar a luz va a evitar la sequía de las próximas décadas? O que, va a encontrar la solución para resolver el hambre mundial. O, va a encontrar la cura para el cáncer. ¿Quién dice que no sería así? Evidentemente, todos los que hemos nacido, ya sea planeados o no, deseados o no, finalmente tenemos un potencial que no tiene por qué estar ligado a nuestras circunstancias o por la manera en que fuimos concebidos. 

Estaba leyendo sobre la vida de Steve Jobs, el creador de los dispositivos Apple como la Mac, el I-Pad, el I-Phone, etcétera. Él fue abandonado por su padre. Fue dado en adopción en un hogar no lleno de riquezas, sino al contrario, un hogar sumamente limitado. No terminó la universidad porque no tenían los recursos, pero en el ámbito tecnológico cambió literalmente el mundo entero. Una sola persona. 

Ahora, guardando las proporciones, imaginen a “Moshé” (Moisés), si sus padres hubiesen pensado cómo iban a tener un bebé en Egipto, en esclavitud y pobreza. Pero, ellos dijeron: ¡No! Vamos a tenerlo. Porque confiaron en Dios, a pesar de la situación y del peligro que eso implicaba y de la desesperanza que reinaba. Aún, en esos momentos, fueron capaces de ser fieles y de obedecer en el Eterno. A pesar de que la lógica no pareciera que fuera lo mejor. ¡Fíjense en quién se convirtió Moisés! De todos estos bebés que se han abortado, ¿cuántos no pudiesen haber cambiado el mundo?               Y, ¿cuántos más no pudiesen haber sido dados en adopción? Ellos hubieran cambiado matrimonios, familias y generaciones. Está comprobado que, muchos niños que son adoptados logran destacar y que los padres pudieron entregarles mucho más amor que en otros casos. 

Por tanto, ambos argumentos no tienen mucho peso, más bien es el egoísmo, el hedonismo, lo que hay detrás del aborto. 

ABORTO ESPONTÁNEO Y LA VIDA DE LA MUJER EN RIESGO  

Ahora, ¿qué pasa con el aborto espontáneo?, ¿el aborto espontáneo es condenado o no? Se define aborto espontáneo como el que ocurre de forma impulsiva o no inducida. Es decir, no es provocado y es la muerte no deseada. La expulsión de un embrión o feto durante el período de gestación. Algunos dicen que, rebasando cierto número de semanas, ya se le llama muerte fetal. Pero, la idea y el punto aquí es que, los factores que pueden producir este tipo de aborto son muy variados. Pero, evidentemente, al no ser algo premeditado o inducido, no se puede considerar un pecado, porque no está en manos de la madre. Hay ciertas excepciones en los que hay un aborto espontáneo, pero es responsabilidad de la madre, como en los casos de alcoholismo, drogas, fumar, llevar una vida de alto riesgo. Sin embargo, ha habido muchísimas mujeres que han perdido un bebé, no deseando perderlo. Así que, no podemos considerarlas culpables de una situación así. Estos casos están totalmente en las manos de Dios y, por alguna inexplicable razón, Dios lo permite. De ahí, el énfasis de que la mujer se cuide durante todo el embarazo, sabiendo que está en constante riesgo, tanto la vida de la madre como la del bebé. 

El otro caso es ¿qué sucede si la vida de la madre está en riesgo? Este es un punto muy extraño, yo le llamo así, de justificar el aborto. Porque las justificaciones de muchas mujeres es que, si de todas maneras lo hacen, por causa de estos abortos realizados en la clandestinidad se pierden muchas vidas. Por tanto, mejor vamos a legalizarlo, porque de esta manera, se van a salvar más vidas. Los verdaderos casos en los que la vida de la madre está en riesgo, lo cual es un dilema, porque es una situación, tal vez, la más complicada, ya que estamos hablando de una vida por otra vida. Estamos hablando, evidentemente, de una situación no voluntaria, ni deseada. Por ejemplo, todas las autoridades halájicas están de acuerdo en que, estaría permitido e incluso, para algunos rabinos, obligado realizar un aborto cuando llevar el embarazo a término implicaría un peligro para la salud de la madre. Solo en estos casos, se permitiría. Sin embargo, antes hay que agotar hasta la última posibilidad para que pueda llegar el embarazo a su término. Los rabinos dicen que solo cuando haya la opinión de dos médicos y, cuando se hayan agotado todas las opciones como haber orado al Eterno, haber clamado y buscado Su voluntad. Tal vez sí, y solo sí, en esa situación. Si se trata de preservar la vida de la madre, sí, porque más adelante puede generar más vida y, en muchos casos, haya otros hijos dependientes de ella. Pero pensar que se va a abortar porque en los abortos clandestinos se mueren más mujeres, no se tendría por qué llegar a esa instancia si se permite que el embarazo llegara a término. 

De hecho, ciertos estudios consideran que en el 99% de los abortos realizados, no tienen ninguna relación la salud o el riesgo de la vida de las madres. Prácticamente, los abortos que se hacen son inducidos por decisión de la mujer. A todos los jóvenes que están leyendo esto, yo les digo: ‘Escuchen la voz del Eterno’. Dios es un Dios vivo y es el Dios de la vida. Y siempre va a buscar preservarla. Es tanto Su amor por la vida y por el mundo, que dio a su hijo unigénito para que diera su vida, sacrificándose Él a favor de todos nosotros. 

HAY PERDÓN AÚN POR EL ABORTO 

Si alguien ha incurrido en esta situación y ha caído en este pecado, también es importante mencionar que el padre del bebé es igual de responsable que la madre. Sé que he estado hablando solo de las mujeres, pero ¿quién dice que el padre no es responsable? Por supuesto que lo es. De hecho, hay ciertos casos en los que la madre quiere tener al hijo, pero el padre no quiere y convence o induce a la mujer para hacerlo. Es cierto que el bebé depende directamente de la madre, porque a lo mejor, hay hombres que sí hubiesen querido tener al bebé, pero si la madre no quiere, ¿cómo le hace él? Ya no está en sus manos. En cambio, si está en manos de la mujer. Así mismo, ¿cuántos hombres no han embarazado a jóvenes y mujeres que sí tenían la intención de tener al bebé, pero ellos las inducen a abortar? Y el personal médico y enfermeras que están detrás de esto, Dios los va a ser responsables también. 

Pero, todos debemos de saber que hay perdón en “Yeshua” (Jesús). Si tú fuiste responsable de un aborto, este pecado no es menos perdonable que cualquier otro pecado. Para Dios no hay pecado que no pueda perdonar. Por medio del sacrificio de Yeshua, todos los pecados son perdonados cuando se hace “teshuva” (arrepentimiento) de todo corazón. Cuando no hay arrepentimiento, por supuesto, que no va a haber un perdón. Tiene que haber un arrepentimiento genuino, así como renunciar totalmente a este pecado. 

Dice en el libro de los Hechos 13:38:

“Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados,” (Hechos 13:38 RVR60). 

También el Apóstol Pablo expresó: “que de todo aquello de que por la ley no pudisteis ser justificados, sólo por la sangre del Mesías somos en él justificados.”
Vamos a leer 1 Corintios 6:19-20:

“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,” (1 Corintios 6:19-20 RVR60). 

Me gustaría terminar esta parte con el evangelio de Juan 3:17:

“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” (Juan 3:17 RVR60). 

A lo mejor, todos nos lo sabemos y lo hemos leído muchísimas veces. Así que, yo te digo que no hay pecado que Dios no pueda perdonar y que, todos nuestros pecados han sido cubiertos por la sangre del Mesías. Si tú llegaste a esta situación, arrepiéntete hoy y recibe el perdón de Dios en tu vida. Él puede revertir, incluso, las peores situaciones y cambiar una vida.  

¿A DÓNDE VAN LOS BEBÉS QUE SON ABORTADOS? 

Alguien me preguntaba: ¿a dónde van los bebés abortados y qué sucede con ellos? Es evidente en las Escrituras, como ya leímos, que Dios conoce a un bebé cuando aún no ha nacido. La Palabra dice desde el momento de mi concepción, me diste nombre. Mi embrión vieron tus ojos. Sin embargo, aprendemos de la historia de David algo muy importante. David cometió, como sabemos, pecado de adulterio y, generalmente, la mayoría de los embarazos no deseados vienen de ahí. La mayor parte de los abortos inducidos vienen de la fornicación. David cayó en pecado de adulterio, Betsabé resultó embarazada y, a pesar de la situación, él no dijo a la mujer que la llevaría a que abortara. Cuando el niño nació, enfermó y él empezó a buscar y a clamar al Eterno, estuvo ayunando, orando, en una situación como de luto, de contrición de sus pecados. Pero cuando el niño muere, sus siervos tenían miedo de decírselo, pero él se dio cuenta, se levanta, se baña, se arregla y come. Lo que dejó atónitos a sus siervos, porque si estando vivo ayunaba y oraba, ¿cómo ahora se levanta y come? A lo que David contesta en 2 Samuel, capítulo 12: “¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, más él no volverá a mí”. Fíjense dos cosas importantes: David tenía certeza de que algún día estaría en el “Olam haba” (el mundo por venir) y, que ahí vería a ese hijo. 

Por tanto, yo considero que todos aquellos que han abortado, algún día, conocerán a esas criaturas, tal cual lo afirmó David. También podemos considerar que, todos los bebés que murieron en estas circunstancias están en la Presencia de Dios. Que, en su atributo de justicia, Dios no puede condenar al inocente y llevará las almas de todos estos bebés que fueron abortados delante de Él. Dios no puede condenar a aquel que no ha pecado, ya que “la paga del pecado es muerte”. La cuestión aquí es, ¿qué pecado se le puede atribuir a un ser que ni siquiera ha nacido? Por eso, les decía yo, que esta es la máxima en cuanto a la gravedad de los pecados. Cualquier otro pecado que se cometa contra otro hombre, este otro, seguramente tendrá algún pecado en su vida. Pero un bebé no nacido, no a manera de que haya pecado. Yeshua también nos enseñó: “De los niños es el reino de los cielos” ¿Cuánto más no lo será, de los que son más pequeñitos e inocentes? 

Que el Eterno traiga fortaleza y consuelo, pero también permita que despierte la conciencia de muchos que están en una situación de esta índole pensando qué hacer. Que decidan por la vida, que decidan por hacer la voluntad de Dios y seguir sus caminos. Por más difícil que pueda ser, el cumplir la voluntad de Dios siempre va a ser mejor que tomar la decisión de abortar pensando en nosotros mismos. 

Que el Eterno te bendiga: ¡“Shalom” / Paz!

CategoríaFamilia, Sexualidad
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