¿POR QUÉ SON IMPORTANTES LAS FIESTAS DE OTOÑO?
Bienvenidos, una vez más, a Respuestas en la Biblia. ¡Llegamos a la pregunta No! ¡100! Así que, ha sido todo un caminar muy interesante. Como les he venido comentando, la intención no es imponer un criterio, un punto de vista o, ni siquiera, nuestra perspectiva de la Kehilá Camino a Emaús. Si no, buscar, a través de la Palabra de Dios, las respuestas a las preguntas que, a todos en algún momento, nos han surgido al estudiar la Biblia o al compartir nuestra fe. La verdad es que, las preguntas son muy sanas y buenas porque nos ayudan a crecer. Por tanto, yo espero que, a través de estas preguntas, tú sigas aprendiendo también del Eterno, de “Yeshua” (Jesús) y, por supuesto, de la revelación que Dios nos ha mostrado a todo su pueblo. Que sigamos aprendiendo para compartir. Yo creo que, estas preguntas, también en muchos casos, son interrogantes que, tal vez, nos hizo alguien y, a lo mejor, no encontramos la respuesta más adecuada como quisiéramos. Esta es una oportunidad, justamente, para que, a través de un análisis breve (ya que en muchos casos la respuesta es una síntesis de lo que se pudiera exponer de ciertos temas) pero que, de manera muy clara y tratando de ser precisos, podamos aprender.
El día de hoy, estudiaremos la pregunta No. 100 que dice: ¿Por qué son importantes las fiestas de otoño? Aunque parezca evidente que debemos celebrar las fiestas porque son un mandamiento, vamos a reiterar por qué son tan importantes en nuestra vida espiritual y como parte de un pueblo, en conjunto. Esto no significa que estén reunidas 200, 300 o 500 personas, sino que, realmente, estemos todos unidos en ese mismo compromiso, en el mismo sentir, en la misma cita. Ya que, la figura, la persona, o personaje más importante de las fiestas, no es propiamente la persona que dirige, no es el padre de familia, no es el Pastor o el Rabino, realmente es el Eterno y su Hijo Yeshua quienes son el centro, por supuesto, de cada una de ellas.
A lo mejor, a muchos, no les parezca relevante esta pregunta. Pero, para muchas personas que vienen de un contexto cristiano, me parece que es muy importante y necesario, entender la importancia de estas fiestas y, sobre todo, en esta instancia, celebrarlas.
¿CUÁLES SON LAS FIESTAS DE OTOÑO?
Las fiestas de otoño inician con la fiesta de Yom Teruah, el primer día del séptimo mes. También conocido como el día de las Trompetas. Después, el décimo día del mismo mes, llega Yom Kippur también conocido como el día del Perdón. Después llega la fiesta de Sukkot, que una fiesta de alegría, el día quince del mes séptimo y se celebra por siete días hasta el día veintidós del mismo mes. También conocida como la fiesta de los tabernáculos. Finalmente, esta fiesta de Sukkot, cierra con una postfiesta que se le llama Sheminí Atzeret también conocida como el Octavo día de la Asamblea, celebrada el día 22 del séptimo mes y es un día de descanso.
Básicamente, estas son las cuatro celebraciones y convocaciones que comprenden las fiestas de otoño. Como podrán ver, prácticamente, llenan el séptimo mes del calendario bíblico, que se marca en el libro de Éxodo y, que comienza en el mes de Abib, al cual recordamos por ser el mes en que celebramos “Pésaj” o (Pascua). El séptimo mes corresponde entonces a este período de fiestas y no es septiembre, porque a veces, se le busca relación con uno y otro nombre. En ciertos años, llegan a corresponder estas fiestas con el mes de septiembre, pero, en la mayoría de las ocasiones, caen en el mes de octubre. Por tanto, hay que estar atentos para saber en qué día caerán conforme al calendario secular, porque, evidentemente, van cambiando año con año.
TÉRMINOS USADOS PARA LAS FIESTAS
Primero vamos a conocer algunos de los términos usados para las fiestas o, incluso, para la palabra fiesta. Lo estudiaremos en Levítico 23, que es el capítulo donde se exponen de manera general todas las festividades.
MOED / CITA
El primer término es “moed” que encontramos en Levítico 23:2:
“Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas:” (Levítico 23:2 RVR60).
La palabra fiestas en plural mencionada aquí, en hebreo, es “moedin”. Esta palabra la podemos entender como una cita. Y, una cita nos habla de: un lugar, una fecha, una hora y, por supuesto, de que es una cita con alguien. Generalmente, cuando tenemos una cita con una persona, la agendamos. Por eso, las fiestas del Eterno tienen un calendario para saber cuándo celebrar cada una de ellas. Ahora, ¿con quién son esas citas? Con el Eterno y con su Hijo. Él nos ha citado y yo considero que, si Él nos ha citado, no debemos, ni podríamos faltar. Porque no hay nada, ni nadie, que sea más importante en esta vida. Tampoco debemos llegar tarde.
Esto es para considerar respecto a las fiestas. La palabra moed es una cita con Dios y su Hijo. Una cita que Él nos ha hecho y, que tenemos el privilegio de poder asistir. Esto nos habla de la importancia que debemos darles a las fiestas de Dios. Esas fechas no son como cualquier día. Por eso, en todas estas fiestas, el Eterno otorgó un día de reposo, conocido como “shabaton” (día de descanso) para que no trabajemos y no tengamos pretexto de que el trabajo sea la razón por la cual no asistimos. Con ello, Dios nos dice, esto es tan importante para mí, que deseo que no trabajes ese día. Falta a tu trabajo, pide permiso, organiza tu día, pide el día como vacaciones, pero no faltes a esta cita. Es un momento sumamente especial.
La palabra “moed” también puede entenderse como un tiempo señalado. Es decir, hay una marca dentro del tiempo. Imagínate una línea de tiempo donde hay ciertas marcas o distintivos, los cuales son la palabra moed: un tiempo señalado. Adicional, la palabra “moed” también se puede entender y traducir como la palabra ciclo. Algo cíclico, sabemos que es algo que se repite. Que viene una y otra y otra vez. Que viene a enriquecer nuestra vida, a favoreceros, a acercarnos a Él. Un ciclo tiene que ver con algo que asciende, como una espiral ascendente. Entonces, cada fiesta nos va subiendo un escalón más.
JAG / FIESTA
Otro término con que se puede conocer la palabra fiesta es la palabra “Jag”, usada en Levítico 26:6:
“Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura.” (Levítico 26:6 RVR60).
Por eso, muchas veces decimos: “Jag Sameaj” que significa Feliz Fiesta. La palabra “Jag” significa festival y eso nos da a entender el carácter y ambiente que debe de haber en cada una de estas fiestas. Hay una excepción que es Yom Kippur, pero lo veremos en otro estudio. Pero, en general, la palabra “jag” significa festival y viene de una raíz que implica moverse en círculos, marchar en una procesión sagrada. También se traduce como danzar o celebrar. Entonces, con todos estos significados, ¿se acuerdan quién marchó en círculos y al final logró una conquista? Fue Josué. No podemos dejar de pensar en que Josué conquistó la tierra prometida no solamente como una cuestión de guerra, sino también, una cuestión de celebración, de una fiesta. Por eso, es un mandamiento que, en las fiestas, debe haber alegría. Es un mandato estar alegres y danzar y celebrar en las fiestas. Es un momento de gozo y alegría. Cada uno de nosotros debemos generar ese ambiente en nuestros hogares y donde sea que estemos. Así sea una sola persona, debe verlo de esa manera porque el Eterno está ahí.
MIKRÁ / CONVOCACIÓN
Finalmente, la palabra “Mikrá” es otro término que está en Levítico 23:4:
“Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos:” (Levítico 23:4 RVR60).
Justamente así se puede entender, es una convocatoria y también se usa para las lecturas públicas como de la “Torá” (Instrucción, Ley). Por ello, es que, en las fiestas, se acostumbra a estudiar. También debe haber palabra y lectura de la Escritura en general. Entonces, si pensamos que una convocación es como cuando alguien te llama, convoca o te solicitan, entendemos que tiene un carácter un poco más firme que una invitación. El estar convocado es como, no obligado, pero, de cierta manera, es como un privilegio ser parte de una convocatoria. Y, por lo tanto, es un gran honor.
La palabra “Mikrá” también significa repaso o ensayo. Entonces, cuando celebramos las fiestas del Señor, serán ensayos o repasos. ¿De qué? No cabe duda de que son ensayos y repasos de la verdadera celebración y fiesta que viviremos en el milenio. Así como sucede en la vida real. Si nos convocan a participar en una gran obra de teatro, pero hay que ensayar, practicar, aprenderse los guiones y diálogos y saber, en general, de qué trata la obra, en qué momento intervienen los otros actores, en fin. Una puesta en escena requiere de muchísimas cosas y muchos ensayos. Mientras más se ensaye, mejor saldrá la obra. De eso es lo que tenemos oportunidad en cada una de las fiestas. Hacer ensayos para que, cuando regrese nuestro Mesías y vengan las bodas, estemos listos.
De igual forma, si te convocan a participar en el ministerio de danza, ya dijimos que es la palabra “jag” que tiene que ver con moverse en círculos. Por algo se danza en círculos. La danza hebrea, generalmente, es de esa manera. Por eso tiene esta connotación con la palabra festividad y fiesta. Pero, si no ensayamos, ¿qué pasará? Nos sentiremos mal, nos dará pena, estaremos inseguros, avergonzados. De cierta forma, el Nuevo Testamento nos insta en muchas ocasiones a prepararnos para la venida de su Hijo, para no ir avergonzados. Para estar preparados para recibirle.
¿Qué mejor ensayo que las fiestas? No podemos ensayar todos los días. El ensayo real solo se da en la fiesta que corresponde a cada una. Por ello, no podemos faltar al ensayo, no podemos faltar a la fiesta porque no habrá otra hasta el próximo año. Por estas razones, son tan importantes cada una de las fiestas, así como, estar ahí presentes en cuerpo, en alma y en espíritu. Que no estemos distraídos. Preparemos las fiestas para llegar a ellas al cien por ciento. Lo mejor que podamos física, emocional y espiritualmente. Ese es el motivo por el que yo les insisto: que faltan tantos días para la fiesta, les recuerdo la fecha, que preparen su casa, dispongan la cena y hagan todo lo que tengan que hacer, porque todo es parte del entorno de este tiempo señalado, de esa cita, celebración y, por supuesto, de ese ensayo.
ENTENDIENDO EL RELOJ PROFÉTICO DE DIOS
Particularmente, hablando de las fiestas de otoño, son importantes porque, de cierta manera, es como ver el plano de una obra arquitectónica. Aquellos que están más capacitados en la construcción, al ver los planos se dan una idea de cómo va a ser esa edificación. Así, cuando celebramos o nos involucramos en las fiestas, es como observar los planos que Dios hizo para el plan de redención y conocerlas nos va a ayudar a entender el reloj profético de Dios. Las fiestas son como las agujas de ese reloj. Cada una de ellas nos van dando las pautas del reloj profético.
Hay dos grandes períodos de fiestas:
- Primavera: Primera venida del Mesías, proféticamente ya se cumplieron.
Por supuesto que debemos seguir celebrándolas porque volveremos a celebrarlas con Él. Hay aspectos proféticos como el de Pésaj donde dijo “Yeshua” (Jesús): “Cuanto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, porque de cierto os digo que, no la volveré a celebrar hasta que lo haga con ustedes en el reino de mi Padre”. La palabra ‘hasta’ significa que lo volveremos a hacer.
- Otoño: Segunda venida del Mesías proféticamente falta que se cumplan.
De aquí la relevancia de estas fiestas. Porque son eventos que esperamos y anhelamos con todo nuestro corazón, que se cumplan porque queremos ser parte de ellas.
Por ejemplo, decíamos que la fiesta de “Yom Teruah” (Fiesta de las Trompetas), marca proféticamente el día del regreso de Yeshua. Es el día de la resurrección y lo que va a abrir la puerta para todo el desenlace. La fiesta de “Yom Kippur” (Día de la Expiación) nos habla de un juicio. Podemos pensar que es el día en que Dios juzgará la tierra. La fiesta de “Sukkot” (Fiesta de los Tabernáculos), es la forma de decir que, el Mesías habitará entre Su pueblo. Que volveremos a estar como en el jardín del Edén. Por eso, se adorna la “sukká” (cabaña) con plantas y flores. Se sale de la casa y se habita en el campo, en el jardín a la intemperie, para recrear y revivir la idea de que, algún día, Dios volverá a habitar entre Su pueblo, como habitó con sus creaturas, en el jardín del Edén y se paseaba en el huerto. Una vez más, podemos anunciar proféticamente que volverá a suceder por medio de Yeshua.
Finalmente, la fiesta de “Sheminí Atzeret”, que es como el cerrojazo de Sukkot, porque representa el inicio del milenio. El inicio del momento de habitar permanente y eternamente con el Mesías. Créanme que, en términos del Nuevo Testamento, podemos decir: “Lo mejor del vino está por llegar. Lo mejor del vino viene al final”. Y esto es lo que conllevan las fiestas de otoño: Lo mejor del vino.
IMPORTANCIA DE CELEBRAR LAS FIESTAS DE OTOÑO
¿Qué importancia hay de celebrar las fiestas de otoño? Ya mencionamos algunas de las razones más importantes, pero hay más motivos:
- Están en la Biblia.
A lo mejor, la razón que parece más obvia es, porque están en la Biblia. Si la Biblia es nuestra guía, la luz que alumbra nuestro caminar, si la consideramos el manual del fabricante, pues las fiestas están en ese manual, en el libro que es el instructivo del hombre y si están ahí, parte de esas instrucciones es celebrar las fiestas. Por eso es importante celebrarlas, porque estamos siguiendo las instrucciones. Finalmente, si creemos que toda la Biblia es inspirada por Dios, tal como le dijo Pablo a Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”; entonces, las fiestas son parte de la Escritura, parte de esa inspiración. Y, esta es la razón más poderosa para invitar a alguien que no conoce de esto y que dice: “Yo creo en la Biblia”. Aquí la Biblia nos dice: vamos a celebrar las fiestas.
- Una sombra de las cosas por venir y apuntan al Mesías.
Por un lado, nos van a ayudar a entender mejor la obra de redención. Como está escrito en Romanos 10:4:
“porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.” (Romanos 10:4 RVR60).
Es decir, la meta o el propósito de la ley, es el Mesías. Todas las fiestas apuntan a Yeshua, todas. Quien no celebra las fiestas porque piensa que va a caer de la gracia, yo le digo, esto es todo lo contrario. En cada fiesta vamos a ver al Mesías, vamos a entender mejor su sacrificio, vamos a amarle más, vamos a reconocer lo que hizo por nosotros. Por tanto, celebrar las fiestas no es alejarnos de Yeshua, ni de la gracia.
- Símbolos y ejemplos proféticos.
Los cuales nos muestran los acontecimientos venideros. Como les decía, en el plan de redención divino. No necesitamos una bola mágica para ver el futuro. Ni andar leyendo otras cartas que no sean las del Nuevo Testamento. Lo que necesitamos es conocer mejor las festividades, conocer la Palabra. Porque en cada una de estas fiestas hay un plan profético que Dios cumple a través de ellas. Yo te invito a que las veamos desde esta perspectiva profética, en que Dios está hablando a Su pueblo sobre algo que va a suceder. Celebrar las fiestas es como abrir la ventana de la profecía y asomarnos a lo que va a suceder. Honestamente, ¿quién no quisiera saber un poco del futuro? Aquí está la oportunidad sin caer en esoterismo ni adivinación, simplemente, el hecho de conocer las fiestas nos va a ayudar a conocer este plan profético que nos espera.
- Lo natural para explicar lo espiritual.
Me gusta mucho esta frase que dijo Yeshua a un rabino: “Si te he dicho cosas terrenales y no las crees. ¿Cómo creerás si te digo las espirituales? Lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” Es decir, al estudiar lo natural, podemos acercarnos a entender lo espiritual. Vamos a leer una cita en 1 Corintios 2:9-13:
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” (1 Corintios 2:9-13 RVR60).
Este texto me emociona, si somos de los que le aman, Dios tiene cosas particulares y especiales para nosotros. Este pasaje nos muestra que, así como las piezas de un rompecabezas, son únicas y solamente embona una pieza con otra; así las fiestas son como las piezas del rompecabezas profético y espiritual que nos va a ayudar a acercarnos a este ámbito espiritual. Solo así nos podemos acercar y conocer. Esto para mí es algo sorprendente, que genera una expectativa. Yo imagino que el mundo espiritual se sacude y se mueve en cada una de las fiestas. Creo que, definitivamente, hay una fuerza y revelación espiritual muy profunda en cada una de ellas. Son importantes porque, nosotros estaremos a lo mejor en un plano muy terrenal, sencillo y mundano: cenando, comiendo, bebiendo, escuchando el shofar, acampando y ¿qué tiene eso de espiritual? Que los ángeles nos están contemplando y observando porque tiene un gran poder espiritual el hacerlo. Esto va más allá de la comprensión mental, porque va a la parte espiritual.
¿MÁS RAZONES PARA CELEBRAR LAS FIESTAS?
Las fiestas de otoño son importantes celebrarlas porque:
- ¡Son las fiestas de Dios, no de los judíos!
Sé que en muchas ocasiones se mencionan así, como las fiestas de los judíos. Y, por supuesto, que no los vamos a excluir, también forman parte de estas fiestas. Pero el autor y el que manda la invitación no es la comunidad judía de tu ciudad; sino es el Eterno a través de la Palabra y de su Hijo. Él nos está invitando. Y Él invita a quien quiera. Y Él nos ha invitado y quiere que nosotros vayamos. Si crees no haber recibido invitación, entonces, abre tu Biblia en Levítico 23 y en otros pasajes de la Escritura que nos muestran que Dios quiere que Su pueblo se acerque a Él. Y nosotros somos parte de Su pueblo.
- ¡Ahora también son tus fiestas!
Porque hemos sido adoptados y hemos sido injertados al olivo natural. Por lo tanto, tenemos todo el derecho a celebrar y participar de estas fiestas. No importa en qué etapa de conocimiento nos encontremos, esta invitación es para nosotros.
- Nos ayuda a entender el corazón de nuestro padre celestial.
¿Quién conoce el espíritu del hombre, sino el hombre mismo?, ¿Quién puede conocer el corazón de nuestro papito, sino aquel que se acerca a Él? Si Él nos ha invitado a estas fiestas, que son sus fiestas, nos acercamos y celebramos, créeme que es una gran oportunidad de conocer a nuestro padre celestial y, por supuesto, conocer la obra de Yeshua.
¿Qué hizo el padre del hijo pródigo cuando este regresó? Lo recibió con amor, pidió que le trajeran el anillo, le cambiaran la ropa y que se hiciera fiesta matando al becerro más gordo. Vemos que el padre salió a recibirle, a abrazarlo y dijo que su regreso había que celebrarlo y recordarlo. ¡Ese es el corazón del Padre! Hace fiesta porque hemos regresado.
Las fiestas de otoño tienen esta fuerza espiritual y esta convocación para hacernos volver a Él. La idea del sonido del shofar que oímos en Yom Teruah y en Yom Kippur, es ¡Despertarnos, volver al Señor y hacer “teshuva” (arrepentimiento)! Que volvamos a casa una vez más.
- Bendición por obedecer.
Hay bendición cuando obedecemos los mandamientos y las fiestas son un mandato. ¿Queremos bendición en la vida? Debemos ser obedientes. Celebremos las fiestas de Dios. Hagamos todo lo que esté humanamente en nuestras manos hacer, para estar presentes en esos días. Celebremos con la mejor disposición, actitud y obediencia. Siempre habrá bendición por obedecer.
MÁS RAZONES PARA CELEBRAR LAS FIESTAS
- Forman parte de los mandamientos de identidad.
Además de ser un mandato, son un mandamiento de identidad, es decir, cuando vivimos las fiestas, nos van a ayudar a reforzar quiénes somos. A veces, al empezar a conocer las fiestas y las Raíces Hebreas, de pronto, nos podemos sentir como un poco ajenos a los conceptos, a los objetos, a las expresiones, etcétera. Sin embargo, cuando las comienzas a vivir y celebrar, nos damos cuenta de que son parte nuestra. Que es algo que nuestro corazón necesitaba. Y que nos ayudan a reforzar el llamado que Dios nos hace como Su pueblo.
- Antídoto contra la asimilación.
Creo que el temor de muchos padres ha sido, que las siguientes generaciones se asimilen, que no guarden y no mantengan la identidad del pueblo de Dios. Las fiestas son una manera de reafirmar esa identidad, el llamado y de acercarnos plenamente a Él. Nos hacen saber que no necesitamos pedirle nada al mundo y que no tenemos nada por que envidiar de las cosas de este mundo porque Dios también nos ha dado fiestas. Él sabe que necesitamos de las fiestas porque forman parte de la cultura, de la idiosincrasia y de nuestra manera de ser. Aun las personas más frías necesitan celebrar y sentirse parte de algo. Las fiestas nos ayudan a mantenernos cerca de Dios y evitan que nos asimilemos.
De ahí el dicho: “Más de lo que Israel ha guardado las fiestas, las fiestas han guardado a Israel”.
Y, si ponemos atención, muchos pecados han sucedido en el contexto de una fiesta. Aun en la Biblia, se muestra que el pueblo cayó en festividades paganas. Por tanto, las fiestas son como la contra parte. Dios nos dice: ‘Ahora, Yo te voy a invitar a una fiesta de la que vas a salir con bendición, con fuerza espiritual y gozo’.
Por eso es importante que no solamente célebres tú, sino que, invites a tu esposa, tus hijos, tu familia, en la medida de lo posible para conocer, convivir, celebrar y hacerles entender toda la importancia que tienen las fiestas y las bendiciones.
- ¡Qué bueno que nos dio fiestas y no velorios!
No nos pidió que nos pusiéramos solemnes y que estuviéramos tristes. Aun a Yom Kippur se le llama fiesta porque tiene el mismo carácter. En nuestro interior, en nuestro corazón, hay una fiesta, porque se está fortaleciendo el espíritu y eso también hay que celebrarlo.
Finalmente, el hecho de poder celebrar, reunirnos, disfrutar y que haya alegría nos muestra el carácter y el corazón de Dios y nos ayudan a entenderlo. Aunque son un mandamiento, nosotros terminamos gozando y disfrutando.
- Torá dada para vivir en comunidad en familia.
La Torá fue dada para vivir en el contexto de una comunidad y en familia. Por eso, se le entregó a un pueblo y no a un individuo. Y, aunque estemos en distintos países y ciudades, estamos unidos bajo un mismo techo, en la misma celebración. La idea que quiero expresar es que, no se trata de hacerlo cada uno, de forma independiente, sino en sincronía. No importa que alguien esté solo en su casa, lo que importa es que lo estamos haciendo juntos. Por eso, los animamos a conectarse con nosotros en las celebraciones, ya que eso, forma parte de celebrar juntos la fiesta y de estar en una comunidad.
¡Qué hermoso que podamos sintonizarnos como una comunidad, aunque estemos geográficamente a la distancia!
- Un ciclo espiritual ascendente.
Como ya comentamos, las fiestas tienen que ver con un ciclo ascendente. De cada fiesta tomamos una porción espiritual, algo en particular que nos ayuda a elevarnos espiritualmente. Cada una de ellas tienen un regalo único y especial que va a enriquecernos y que nuestro espíritu necesita. Dios quiere perfeccionarnos continuamente. La vida no es estática, está en constante movimiento y la idea es crecer en ella.
Les aseguro que, si pasan este próximo ciclo de fiestas, no van a ser los mismos, si lo hacen con conciencia y se preparan para ellas.
¡Dios quiere hablarnos en cada fiesta!
Además, no importa cuántas veces las celebremos, no importa si pasan 5, 10 o 30 años, les aseguro que cada año, Dios nos muestra algo nuevo, especial y que vemos de manera diferente, desde otra óptica.
Yo quiero animarlos a que, este año, celebremos juntos estas fiestas, nos preparemos y estemos ahí presentes. Dios nos ha llamado. Ha puesto la cita y solo debemos prepararnos y acudir a ellas.
Que el Eterno te bendiga: ¡“Shalom” / Paz!
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