
¿POR QUÉ YESHUA NO MURIÓ EN EL TEMPLO?
Bienvenidos a Respuestas en la Biblia de la Kehilá Camino a Emaús. El día de hoy llegamos a la pregunta No. 75, que plantea: ¿Por qué Yeshua no murió en el Templo? En la pregunta previa analizamos una interrogante que, de cierta manera, también se convierte en objeción sobre si el sacrificio de “Yeshua” (Jesús) fue aceptado por el Eterno, ya que, para gran parte del judaísmo ortodoxo, Yeshua no califica ni como el Mesías, ni como el Salvador o Aquel que vino a dar su vida y, por tanto, no tiene validez su obra. Digamos que son ciertas reglas que Yeshua no cumplió “para ellos”, porque la “Torá” (Instrucción) no acepta sacrificios humanos. Así que te invito a que escuches el video de la pregunta No. 74.
Basado en estos razonamientos que van en contra de la figura de Yeshua, esta pregunta es una de las más comunes. Más bien, la pregunta está asociada a la idea, si el lugar designado para los “korbanot” (sacrificios) era el Templo, específicamente el altar, entonces ¿por qué Yeshua muere fuera del Templo y no en el altar? Si decimos que fue un sacrificio “kosher” (apto), una ofrenda que Dios aceptó, podemos plantearnos, si Yeshua es tan justo y cumplió la Torá, lo esperado era que muriera en el Templo como un corderito. Porque, además, fue llamado el Cordero de Dios y un sacerdote o levita, le debería haber sacrificado. Suena un poco extraño o exagerado este planteamiento que hago, pero, créanme que, es la pregunta que hacen muchos tratando de invalidar el sacrificio que hizo Yeshua.
Como decía, ya estudiamos que el Eterno aceptó el sacrificio de Yeshua como una ofrenda para expiación de los pecados. Ahora analizaremos el porqué no muere dentro del Templo.
SACRIFICIOS FUERA DEL TEMPLO
Vamos a analizar primero estas objeciones. Creo que todos sabemos y es evidente que, Yeshua no murió en el Templo. Incluso, tampoco murió dentro de las murallas de Jerusalén. Hoy en día, donde se considera que está el Monte “Gólgota” (Monte de las Calaveras), hay que recorrer una distancia alrededor de 1km para poder llegar ahí, desde la ciudad antigua. Por tanto, tuvo que salir de la ciudad para ser crucificado, mucho más tuvo que salir del Templo.
La regla general, para aquellos que ya están más familiarizados con el tema de los mandamientos y los aspectos del Templo, está en el libro de Levítico donde se designa que todas las ofrendas o sacrificios debían ser presentados dentro del Templo y en el altar. Leamos Levítico 17:1-5:
“Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles: Esto es lo que ha mandado Jehová: Cualquier varón de la casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el campamento o fuera de él, y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de Jehová, será culpado de sangre el tal varón; sangre derramó; será cortado el tal varón de entre su pueblo, a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, para que los traigan a Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz a Jehová.” (Levítico 17:1-5 RVR60).
Posteriormente, especifica que el sacerdote esparciría la sangre sobre el altar a la puerta del Tabernáculo y luego quemaría la grosura que quedara y detalles más específicos. Sin embargo, la idea de todo esto es que, no se podían realizar ofrendas ni sacrificios fuera del Tabernáculo. Esto era hablando de ofrendas específicas para Dios. No quiere decir que una persona, no pudiera matar un animal y comérselo. Tenía que implicar que, si era una ofrenda consagrada para el Eterno, debía ser en el Tabernáculo. No había sucursales o lugares alternos. Así quedó establecido como mandamiento y como regla.
Vamos a analizar: ¿Hay acaso, algún sacrificio que se haya dado fuera del Templo? Vamos a ver un caso, en el que digamos, se rompe esta regla de levantar un altar para un sacrificio fuera del Templo y, creo que la mayoría conoce esta historia donde Elías reta a los profetas de Baal para ver quién es el Dios verdadero. De acuerdo con el relato, ya había una inmensa apostasía dentro del pueblo de Israel, por lo que se toma una decisión muy radical. Está en el libro 1 Reyes 18:20-40:
“Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo. Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; más de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho. Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo. Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase. Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja. Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh, Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.” (1 Reyes 18:20-40 RVR60).
El punto principal, es que estamos ante un antecedente y evidencia de un holocausto que se lleva fuera del Templo. Esto se explica porque la situación era tan grave que, Dios permitió una excepción a esa regla, con tal de que el pueblo regresara a los caminos del Eterno. Él determina que sea hecho por esta razón.
Probablemente algunos digan: “Esto no es un holocausto o expiación por el pecado como tal”. Pero, nos deja un precedente de que alguien, en este caso no cualquier persona, sino el Profeta Elías ofrece este holocausto.
“PARÁ ADUMÁ”, LAS CENIZAS DE LA VACA ROJA
Vamos a otro precedente que está establecido en la Torá. Y es uno de los mandamientos más particulares y extraños por el tipo de ofrendas y sacrificios que se presentaban en aquellos días. Se dice que, ni el mismo Salomón, con toda su sabiduría, logró entenderlo. Tampoco el mismo Moisés, llegó a la comprensión total del por qué había que hacer “Pará Adumá” (Vaca Roja). Realmente no era en sí la vaca, sino las cenizas de la vaca roja, que servían para purificaciones muy específicas que estaban relacionadas con los cadáveres. Como les decía, es uno de los misterios más grandes. ¿Quién podría pensar que una vaca roja sería tan relevante, si hay millones de vacas en el mundo? De hecho, este es uno de los elementos que se consideran pendientes, aunque muchos dicen que ya existe esta vaca, para que se pueda construir el tercer Templo. Porque no solo es que se construya el Templo como tal, sino que tiene que haber otro tipo de elementos para que el Templo funcione como debe. Uno de ellos es la vaca roja. Como les digo es algo muy extraño, de lo cual no hay una explicación.
Se le considera un mandamiento “jok” en plural “jukim” (ilógicos), que son los mandamientos ilógicos que no tienen explicación o una razón de ser. Vamos a leer en Números 19:1-13:
“Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo; y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su presencia. Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces; y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar. Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca. El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche. Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche. Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación. Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre ellos. El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días. Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no se purificare, no será limpio al séptimo día. Todo aquel que tocare cadáver de cualquier persona, y no se purificare, el tabernáculo de Jehová contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su inmundicia será sobre él.” (Números 19:1-13 RVR60).
El verso 3 es relevante, porque se llevaba esta vaquita, que tenía que cumplir con ciertas características de perfección y color rojizo fuera del Templo. Se sacaba al Monte de los Olivos, de hecho, hay evidencia arqueológica, porque para llegar al Monte, -hasta el día de hoy-, hay un cementerio con sus sepulcros. Lo que haría inmunda a la persona que llevaba a la vaca. Entonces, lo que hacían es que, se construía un puente, para no pisar este lugar que hoy se llama el torrente de Cedrón. Y una vez que se sacaba al animal, sin entrar en contacto, ni la persona, ni la vaca, con estos sepulcros, se podía seguir considerando kosher. Y, se procedería al holocausto. Las siete veces que se rociaba su sangre, nos recuerda las siete veces que Yeshua derramó su sangre también. Así que, esta es la descripción de lo que se hacía con la vaca roja, de la cual, sus cenizas, se usaban para la purificación.
Hoy en día, sé que el tema de la inmundicia no es tan relevante porque sabemos que no hay un Templo. Pero, finalmente, era un elemento sumamente importante para realizar este tipo de purificaciones. Incluso, está documentado, que las cenizas de esta vaca se usaban para purificar cerca de 29 clases de inmundicia.
Lo que quiero resaltar con este ejemplo, una vez más, es que hay un sacrificio que se realizaba fuera del Templo, incluso, fuera de las murallas de la ciudad y que no solamente es aceptado, sino que se considera el único elemento para purificar este tipo de inmundicias por haber tocado cadáver. Por eso es tan importante conocer bien la Palabra y poder descartar este tipo de objeciones que quieren descalificar al Mesías.
YOM KIPPUR (DÍA DEL PERDÓN) Y EL CHIVO POR AZAZEL
Vamos a ver un ejemplo más en la Palabra del Eterno sobre otro sacrificio hecho fuera del Templo. Me parece que este es el caso más claro y contundente porque se hacía en el día más solemne e importante del año para el pueblo de Israel: es “Yom Kippur” (Día del Perdón), día de la expiación de los pecados.
Vamos a leer en Levítico 16:5-10:
“Y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para expiación, y un carnero para holocausto. Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su casa. Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto.” (Levítico 16:5-10 RVR60).
Todo el capítulo 16 de Levítico comprende la descripción del día de Yom Kippur y de las ofrendas que se realizaban. Y lo que vimos de la vaca roja, evidentemente, también es una sombra que apunta hacia lo que haría el Mesías. Hay muchísimas conexiones con esto y, por supuesto, en Yom Kippur de la misma manera, porque es parte del objetivo que se tenía, en este día, llegar a la reconciliación con el Eterno, ya que el pecado mantiene la enemistad con Él.
Esta cuestión de Azazel, se ha interpretado de diferentes formas. De acuerdo con el comentarista “Rashí” (Rabino muy reconocido en el ámbito judío quien parte de su obra quedó plasmada en el mismo “Talmud”). Él consideraba que la palabra Azazel era un lugar inhóspito, desértico. También se menciona Azazel en el libro de Enoc, pero principalmente, la idea de enviarlo a Azazel es porque era un lugar inclemente donde este animal habría de morir. Como leímos en el pasaje, uno de estos chivos que se llevaban, era el que traía la reconciliación. Básicamente, se le hacía una transferencia simbólica de todos los pecados del pueblo sobre este chivo y se le llevaba fuera del campamento al desierto.
Ahora vamos a seguir leyendo Levítico 16:20-28:
“Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto. Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión, y se quitará las vestiduras de lino que había vestido para entrar en el santuario, y las pondrá allí. Lavará luego su cuerpo con agua en el lugar del santuario, y después de ponerse sus vestidos saldrá, y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la expiación por sí y por el pueblo. Y quemará en el altar la grosura del sacrificio por el pecado. El que hubiere llevado el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos, lavará también con agua su cuerpo, y después entrará en el campamento. Y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol. El que los quemare lavará sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después podrá entrar en el campamento.” (Levítico 16:20-28 RVR60).
Una evidencia más de que el Eterno permitía ofrendas fuera del Templo. ¡Qué curioso! Por un lado, se llevaba a este chivo que era entregado a Azazel -algunos opinan que era un peñasco- y, la persona que lo llevaba lo despeñaba para que muriera. De esa manera, se deshacían de todos los pecados depositados simbólicamente en este animal. Por el otro lado, el chivo que había sido sacrificado junto con el becerro, -ese sí había sido sacrificado en el altar-, posteriormente era sacado y quemado fuera del campamento.
Es muy claro, el macho cabrío que cargaba con el pecado moría en el desierto, fuera del campamento: ¡No hay la menor duda! Y no solo ese animal, también el becerro y el otro macho cabrío, eran un holocausto que se realizaba, aunque estuviera muerto, fuera del Templo. Como detalle adicional, nos damos cuenta de que quien llevaba fuera a este chivo a Azazel, no era necesariamente un sacerdote o levita. No especifica, podría haber sido una persona común y aun así el Eterno lo aceptaba. Porque también habría una forma de desestimar el sacrificio de Yeshua, ya que, además, un sacerdote debería hacer el sacrificio en el Templo. Pero aquí vemos, al igual que en el caso de la vaca alazana, aunque se le asignaba la labor principal a Eleazar, como sacerdote, dice que otro hombre era el que llevaba las cenizas. Aquí cualquier hombre llevaría el macho cabrío a Azazel y lo sacaría fuera del campamento.
Como podemos ver, esto es totalmente válido, de acuerdo con la Escritura, un sacrificio fuera del Templo, para ciertos casos de excepciones, pero que son justificables por la importancia que tiene lo que se está haciendo aquí.
OTRAS FUENTES LO CONFIRMAN
No es la única fuente de información que encontramos, aunque debería ser suficiente con la Escritura misma. Pero, por ejemplo:
“TALMUD” (ley oral), aunque no estemos de acuerdo en todo lo que dice, nos da ciertas evidencias e información que va acorde con la Torá: “el macho cabrío que es enviado al desierto hace expiación”. (Tratado Shevuot 2a). Entonces, no cabe duda de que este macho cabrío que era enviado al desierto tenía validez su sacrificio, aunque se realizara fuera del Templo.
- “MAIMÓNIDES” en su libro ‘Leyes del Arrepentimiento 1:2 página 9, enseña: ‘El becerro que es enviado a Azazel (ligado a un sacrificio) es para expiación de todo Israel. El Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) recita una confesión verbal que incluye a todo Israel como está escrito y confesará sobre él todas las transgresiones de Israel. Este becerro expiaba todas las transgresiones a la Torá, tanto aquellas que merecían pena de muerte, como las que no la merecían, tanto pecados de intención como pecados no intencionales y, tanto en los que el transgresor está consciente, como en los que no lo está. Esto aplica únicamente si la persona se arrepiente. Si no lo hace, el becerro solo expía los pecados ligeros.’ Finalmente, es otra evidencia, de parte de Maimónides de que el sacrificio que se realizaba fuera del Templo no tenía ningún conflicto o ningún opuesto a la Torá. No solo era permitido, sino aceptado.
CONCLUSIÓN
¿Tendremos evidencia de esto en el “Brit Hadasha” (Nuevo Testamento)? ¡Por supuesto que sí! En este caso, el autor de la carta a los Hebreos, escribió sobre esto porque sabía que no eran ignorantes del tema y sabía que era un argumento que usarían muchos judíos, para desacreditar a Yeshua.
Vamos a leer en la Biblia la información que nos da a manera de un comentario adicional al sacrificio que hace Yeshua y, que nos sirve para reforzar esta idea de que, el sacrificio que hizo Yeshua a nuestro favor es totalmente válido. Leamos Hebreos 13:10-14:
“Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo. Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.” (Hebreos 13:10-14 RVR60).
El autor está hablando, como a lo largo de los otros capítulos previos, del servicio de Yom Kippur. Entonces, ya leímos que los dos animales, que se presentaban en el santuario, eran el chivo y el becerro, ambos sacrificados en el altar, pero de esa carne no comían. Esa carne se sacaba fuera del campamento y ahí se quemaba. Por lo que no podían participar de ella. Así, el verso 12, nos da la interpretación de lo anterior. Dice: Por lo cual, es decir, en alineación a la Torá, también Yeshua padeció fuera de la puerta, como la vaca alazana que sirve para las purificaciones.
Pregunta: ¿Ustedes creen que la vida y la sangre del Mesías, no vale mucho más que cualquier sacrificio de estos chivos? Si somos capaces de creer y el pueblo judío es capaz de creer también que, Dios perdonaba los pecados en Yom Kippur por este tipo de ofrendas, incluyendo las que se hacían fuera del Templo, ¿Cuánto más no será válida la sangre de Yeshua, no creen? ¿Cuánto valor superior no tendrá, que cualquiera de estos sacrificios? Independientemente de que no haya un Templo. Por tanto, esto es un llamado que hace el autor a los hebreos, principalmente a los judíos e israelitas, de que no duden o tengan temor. Porque, evidentemente, la vida judía estaba totalmente ligada a los sacrificios del Templo. Y, cuando el Templo fuese destruido, quedaría este vacío. Entonces, ¿Cómo le harían o cómo serían justificados? Por ello, la carta a los hebreos busca explicarnos que Yeshua es el sacrificio perfecto por el cual somos y seremos justificados. Y, por supuesto, que el sacrificio de Yeshua es el sacrificio superior que se pueda encontrar en el Templo. Una vez que el Templo fue destruido, dentro del plan de Dios es que ya no hay un plan B o una segunda opción.
Hoy en día, los judíos explican que, al no haber Templo, ¿Cómo le van a hacer para ser justificados? Con la oración. La oración sustituye a los sacrificios. Este es un tema que analizaremos más adelante en otro estudio: ¿Realmente las oraciones pueden sustituir a los sacrificios? Aunque haya aparentes ejemplos en la Escritura sobre eso, vamos a ver que es insustituible la sangre del Mesías para el perdón de los pecados.
¿Qué podemos concluir de esto? Hemos comprobado que el Eterno acepta sacrificios fuera del Templo en ciertos casos especiales y particulares cuando las ofrendas eran kosher. Si el Mesías hubiese cometido pecado o vivido de una manera no acorde con la Torá, su sacrificio no hubiese sido recibido. Yeshua no muere en el Templo, primeramente, porque no es un sacrificio humano. Él no podía presentarse delante de los sacerdotes y decir: “¡Entrego mi vida, mátenme aquí! Derramen mi sangre sobre el altar”. Porque eso sí estaba particularmente prohibido. Ningún sacerdote hubiera recibido a Yeshua para hacer esa ofrenda. ¡De ninguna manera!
Ya hemos explicado que, el sacrificio de Yeshua sigue siendo válido y acepto para el Eterno por toda la eternidad. Además, el sacrificio de Yeshua y su obra no dependían del sacerdocio levítico, ni del Templo en sí. Ya que realmente, toda la Torá, incluyendo los sacrificios del Templo, apuntan al Mesías. ¡Esa era la finalidad! A veces, yo considero que, aun en el ámbito judío, se pierden en el medio y no se dan cuenta que los sacrificios no eran el fin. El objetivo no era hacer sacrificios de animales, el objetivo final era encontrar el perdón de los pecados. Ese es el objetivo por el cual Dios entregó ciertos preceptos con las ofrendas que se daban. Esa es la intención principal, que el hombre sea perdonado. El vehículo o medio eran los “korbanot” (sacrificios). Y no quiere decir que Dios no pueda usar otras ofrendas para llegar al mismo fin.
En este caso, Yeshua, fue el único medio que el Eterno ahora acepta y recibe para el pleno y total perdón de los pecados. Yeshua no estaba limitado o condicionado a las ofrendas del Templo o a tener que morir en el Templo o en el altar para que Dios aceptara su sacrificio.
Estos son los ejemplos que tenemos en la Escritura y, yo espero que, para nosotros sean de bendición conocerlos y reafirmen nuestra fe en Yeshua, no solo como nuestro Mesías y Salvador, sino como el sacrificio perfecto a nuestro favor.
Espero que haya sido de bendición para tu vida y que lo compartamos con aquellos que sabemos que también necesitan escuchar esto.
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