¿POR QUÉ EL SUMO SACERDOTE NO SE PODÍA CONTAMINAR CON UN CADÁVER?
Sabemos que la muerte es inevitable y es parte de la vida. Pero la Biblia plantea una restricción muy particular para el Sumo Sacerdote que estuviera a cargo, respecto a situaciones en las que falleciera alguien cercano.
Vamos a plantear algo: El pueblo de Israel ha sido llamado a llevar una vida de santidad. De entre todas las naciones, el pueblo de Israel ha sido llamado para representar al Eterno. Y como también tiene el pueblo de Israel un rol profético y de testimonio de ser sacerdotes delante del resto de las naciones, como leemos en Isaías 61:5-6:
“Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes.” (Isaías 61:5-6 RVR60).
Estos versículos son un mensaje profético de Isaías donde le dice al pueblo de Israel que ha sido llamado para que sean sacerdotes entre las demás naciones. Este planteamiento no es nuevo, ya que en Éxodo 19, Dios le dijo al pueblo: Ustedes me serán un pueblo de reyes y sacerdotes; una nación santa. Entonces esta es la vocación general y el llamado del pueblo de Israel que todos tenemos.
Y entre el pueblo, había una grupo muy especial, dentro de las 12 tribus, había una, que a su vez también había sido llamada para ser santificada: los levitas. Una tribu que Dios escogió con motivo de lo que fue el becerro de oro. Y una vez que fueron llamados y escogidos para llevar a cabo estas funciones, serían los representantes y quienes le dieran la honra al Eterno con sus vidas; por lo que tendrían ciertas labores, ciertas reglas y mandamientos que solo recaerían en ellos. Así que, si alguien no era levita, entonces no tendría que llevarlas a cabo, pues no le aplicarían. Y dentro de los levitas estaban los sacerdotes, quienes tenían ciertas restricciones, como leemos en, Levítico 21:1-9:
“Jehová dijo a Moisés: Habla a los sacerdotes hijos de Aarón, y diles que no se contaminen por un muerto en sus pueblos. Mas por su pariente cercano, por su madre o por su padre, o por su hijo o por su hermano, o por su hermana virgen, a él cercana, la cual no haya tenido marido, por ella se contaminará. No se contaminará como cualquier hombre de su pueblo, haciéndose inmundo. No harán tonsura en su cabeza, ni raerán la punta de su barba, ni en su carne harán rasguños. Santos serán a su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios, porque las ofrendas encendidas para Jehová y el pan de su Dios ofrecen; por tanto, serán santos. Con mujer ramera o infame no se casarán, ni con mujer repudiada de su marido; porque el sacerdote es santo a su Dios. Le santificarás, por tanto, pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo Jehová que os santifico. Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego.” (Levítico 21:1-9 RVR60).
Por lo que, si se podían “contaminar”, es decir, adquirir un estado ritual de inmundicia que, aunque suene fuerte, no es el concepto que hoy en día tenemos en el sentido de una exclusión automática. Simplemente, era un estado que los dejaba fuera de ciertas actividades dentro del servicio del Templo.
El punto es que, como sacerdotes, se les dice que van a poder contaminarse por 7 parientes únicamente: Padre, Madre, Hijo, Hija, Hermano, Hermana soltera virgen, Esposa (no se menciona). En el caso de la hermana soltera virgen, se refiere a la hermana menor que aún vive en casa de los padres, ya que la casada, pertenecería ya a otra familia y no podía contaminarse por ella. Por tanto, no era solo que la persona del sacerdote se santificara, sino que él mismo buscara que el entorno y que las personas más cercanas a él no cayeran en la categoría de inmundas también, para que él pudiera vivir siempre en un entorno de santidad incluyendo sus pensamientos y emociones para que no tuviera ningún estorbo para servir al Eterno.
Nos llama la atención que, dentro de los parientes por los que se podía “contaminar” no se menciona a la esposa; lo cual ha generado controversia. Sin embargo, cuando se menciona en el verso 2: “Mas por su pariente cercano”, se sobreentiende que, si por los demás parientes cercanos podía ser capaz de hacer de lado este principio de pureza, ¿Cuánto más por la esposa podría hacerlo? Así lo han interpretado los rabinos y hasta cierto punto es lógico.
AHORA: ¿QUÉ RESTRICCIÓN HAY PARA EL SUMO SACERDOTE?
Pero vamos a leer en el libro de Levítico lo que para el Cohen Ha Gadol (Sumo Sacerdote o Gran Sacerdote) hay una restricción mucho mayor.
Levítico 21:10-12:
“Y el sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza, ni rasgará sus vestidos, ni entrará donde haya alguna persona muerta; ni por su padre ni por su madre se contaminará. Ni saldrá del santuario, ni profanará el santuario de su Dios; porque la consagración por el aceite de la unción de su Dios está sobre él. Yo Jehová.” (Levítico 21:10-12 RVR60).
Aquí se marca un nivel más alto para el Sumo Sacerdote: por un lado, no descubrirá su cabeza, ni rasgará sus vestidos, lo cual era un signo radical de luto, ni entraría a ninguna casa donde hubiera una persona muerta. Ni siquiera por sus parientes más cercanos: padre y madre. Aquí no había excepciones, como en el caso de los sacerdotes. Esto es un gran contraste porque la mayoría de los sistemas religiosos de las otras naciones y los pueblos vecinos de Israel, los sacerdotes eran quienes preparaban los cadáveres para el entierro. Como el caso de los egipcios, que los sacerdotes de más alto rango eran quienes preparaban los cuerpos de los faraones. Sin embargo, Dios dijo: ¡No!, lo cual es una diferencia más que el Eterno hace entre las demás naciones y su pueblo.
Así que al no poder ingresar a donde se encontrara un cadáver, no podía oficiar los servicios religiosos, ni las sepulturas. Se dice que si el Sumo Sacerdote estaba con su padre y este se encontraba en el momento final en el que fuera a morir, él debía salir y dejarlo porque si en ese momento fallecía no podía “contaminarse”.
¿DE DÓNDE VIENE ESTA PROHIBICIÓN?
¿Cuáles son las bases de esta prohibición? Ya que para algunos puede sonar muy drástico el hecho de perder un ser querido y no poder acompañarle y despedirlo. Sin embargo, el llamado es tan fuerte y alto que queda por encima. Pablo le dijo a Timoteo, que Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio. Y esta unción era parte de lo que el Sumo Sacerdote tenía que hacer valer para sí mismo, no solo un poder para los demás. Y el cuerpo de una persona fallecida, se considera como la contaminación o inmundicia más fuerte con la que una persona viva se puede contaminar. Y esto se debe al contraste que es el cadáver que representa el resultado del pecado en este mundo. Cuando Dios le dijo a Adán la consecuencia por pecar, le mencionó que cuando del fruto del árbol del bien y del mal comiera: ciertamente moriría. Eso implica que la peor consecuencia que trae el pecado a nuestra vida y al mundo, es la muerte. Por ello, un cadáver era la representación máxima del pecado. La instancia más grave a la que puede llevar el pecado a una persona es la muerte: no solo física sino espiritual.
En el caso de Adán, la muerte física no sería instantánea, pero la muerte espiritual sería la separación del hombre con el Eterno. El hecho de que una persona fallezca es una muestra de que vivimos en un mundo caído y que hemos pecado. Que el pecado sigue siendo parte de nuestra carne. Ahora: el pecado no se enseñoreará de nosotros porque tenemos garantizada la resurrección. Sin embargo, no somos ajenos a las consecuencias que tuvo el pecado.
Entonces, el cadáver es esa representación del pecado en este mundo. Y si nos ponemos a pensar en aquel tiempo, ya que hoy no somos muy conscientes de ello, el cuerpo se descomponía de una manera muy rápida. Pues hoy hay tratamientos para que el cuerpo demore su descomposición. Y en aquellos días no existía nada de eso y se acostumbraba a sepultar a la persona lo antes posible.
¿QUÉ ESTÁ BUSCANDO EL ETERNO CON ESTA PROHIBICIÓN?
Él no quería que sus sacerdotes y aquellos que estaban más cercanos a su servicio, estuvieran dominados por el entorno de la muerte, sino por la vida. Quería que la imagen del sacerdote delante de su pueblo fuera hacia la vida, la santidad y la pureza. Es curioso, porque en muchos cultos paganos, que vemos en imágenes y películas, son los sacerdotes los únicos que pueden llevar a cabo los rituales de la sepultura. Por lo que Dios no quería que los sacerdotes se relacionaran o vincularan con la muerte de una persona. Es diferente con el tema de la redención y expiación con la sangre de los animales donde sí lo harían, ya que ésta, si era parte de su labor. Ellos si estaban en contacto con la muerte, pero con un propósito distinto: presentar una ofrenda delante de Dios. Es decir, era un medio para lograr un fin. Pero definitivamente, no quería que los identificaran con la muerte de las personas.
Yeshua dijo que: “Dios es un Dios de vivos y no de muertos”. Y el cadáver se considera el peor tipo de contaminación porque es lo opuesto a la vida y repito: Dios es un Dios de vivos. Por eso, hay pecados que trascienden mucho más como los asesinatos o los homicidios. Los cuales son de los más grandes pecados.
Desde el principio lo podemos ver, con Caín y Abel, cuando Dios le hace saber las consecuencias de su pecado a Caín, pues la sangre de su hermano le clamaba hasta el cielo. Yo creo que esta restricción tan fuerte que Dios pone para el sacerdote era para dar un ejemplo y testimonio de esa confianza plena en la voluntad de Dios. Que Él decide, Él es soberano y decide cuando termina la vida de una persona.
No dice que no podía llorar ni que no pudiera lamentarse, ya que por supuesto, como ser humano, tendría que vivirlo. Pero, no debía perder su confianza en los designios divinos. Y mientras más alto es el llamado, más alta es la exigencia de santidad. El Sumo Sacerdote tenía la responsabilidad de honrar y representar la santidad de Dios, ya que además había sido ungido con el aceite especial de la unción y llevaba las vestiduras sacerdotales. La idea es que el Sumo Sacerdote fuera el contenedor de la santidad del Eterno. Por eso, no sería lógico que este contenedor se contaminara con un elemento tan fuerte, en sentido ritual, como lo es un cadáver. El Sumo Sacerdote debía tener un compromiso con la responsabilidad, el llamado, con el ministerio, con lo que le tocaba. Él sabía de forma personal que, cuando sus familiares fallecieran, él no podría estar presente. Por ello, el verso 12 dice: “ni saldrá del santuario”, pues la idea es que siguiera en sus funciones, a pesar de esta situación.
Al profeta Ezequiel, que también era sacerdote, le tocó esta situación, como podemos leer en, Ezequiel 24:16-18:
“Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas. Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de enlutados. Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.” (Ezequiel 24:16-18 RVR60).
¡Qué prueba tan fuerte le tocó vivir al fallecer su esposa! Aunque la leemos aquí de rápido. Ezequiel, además de ser sacerdote, fue llevado en el exilio a Babilonia, acompañando al pueblo, y si este permaneció unido durante ese tiempo, fue en gran parte a la labor de Ezequiel. ¡Qué difícil ser profeta y sacerdote: doblemente complicado!
HISTORIA DEL BUEN SAMARITANO EN ESTE CONTEXTO
Hay una famosa parábola que contó Yeshua: la del buen Samaritano. Y aquí podemos entender por qué un Sumo Sacerdote no se podía contaminar con un cadáver, Lucas 10:25-37:
“Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.” (Lucas 10:25-37 RVR60).
¿Qué clase de pregunta hace un intérprete de la ley, que resulta que no sabe quién es el prójimo? Pero Yeshua aprovecha y le da una gran lección muy sutil, de este tema, con esta historia tan conocida como interesante por los personajes que selecciona Yeshua y que son claves. Sobre todo a la luz de la pregunta que estamos respondiendo, pues ya leímos que los sacerdotes no se podían contaminar por cualquier persona, solo por aquellas muy cercanas a él. Aquí el hombre que desciende de Jerusalén era un completo anónimo. Y siempre tenemos este planteamiento sobre: ¡Qué mal por el levita y por el sacerdote! Pero tratando de ser un poco más benignos con ellos, con base en este mandamiento de no contaminarse, al ver a este hombre tirado y ensangrentado, lo más probable es que hubiesen pensado ambos que estaba muerto, aunque nosotros leemos que dice que lo dejaron medio muerto. Para el sacerdote o levita, ellos se iban a contaminar sí o sí.
Así que, buscando esta idea de guardarse en santidad, es lo que pudo haber motivado a estos dos hombres a no auxiliar, ni tocar a este hombre medio muerto. Pero entonces viene pasando un samaritano que no tiene ningún conocimiento de estas restricciones, ni es sacerdote o levita, ni le preocupa o interesa el tema del Templo, ya que a él no lo dejarían entrar debido a que judíos y samaritanos no se llevaban ni hablaban entre sí. Por lo que, al ver a este hombre en mal estado, él hace todo lo posible por salvarle la vida. Y sin duda alguna, de no haber sido por él, el hombre hubiese muerto. Esta historia la menciono, como parte de la explicación del porqué el levita y el sacerdote no quisieron acercarse.
MET MITZVA (CADÁVER ENCONTRADO), LA 8va PERSONA Y LA EXCEPCIÓN
Pero hay algo muy interesante y es una excepción que está incluso marcada en la Escritura, pero sobre todo en los principios éticos de la ley judía, conocido como: Met Mitzva, que es el cadáver encontrado. Es decir, una situación en la que se podía encontrar una persona muerta en el camino y nadie lo identifica o se le conoce pariente; entonces era un mandamiento para cualquiera que lo encontrase, el enterrarlo. Incluyendo al Sumo Sacerdote, quien también tenía que llevar a cabo esto. Y esto es tan común, que hasta en las películas sucede, que de pronto hay un muerto y se ve que cavan el hoyo y lo sepultan. Pues desde tiempos antiquísimos la idea de sepultar un cadáver es como una obligación.
Así, la Met Mitzva era la 8va persona en la lista, por la que los cohanim (sacerdotes), si podían y debían contaminarse. Era una obligación y no una elección. Así que esto le da la vuelta a la historia del buen Samaritano. Ya que, aunque ellos hubiesen actuado con base en la Torá, cumpliendo la restricción de no contaminarse por una persona aparentemente muerta; por el principio de Met Mitzva de sepultar un cadáver, debieron haberle ayudado de esa manera. Aun el Cohen Ha Gadol (Sumo Sacerdote), que tenía aún mayor restricción en cuanto a las personas cercanas a él, por un hermano israelita que se encontrara en el camino, por ese si debía hacerlo, debido al grado de respeto por un cadáver que el Eterno manifiesta aquí para darle sepultura y descanso.
Por esto, la historia del buen samaritano tiene sentido y es tan relevante. Y seguramente el maestro de la ley, captó el mensaje más profundo que Yeshua le quería dar, no solamente de ir y hacer el bien, sino el mensaje de un levita y un sacerdote que se justifican por la ley, pero que debieron actuar conforme a una ley mayor que se basa en la misericordia. Y finalmente, la impureza o contaminación de esta historia, también se podía limpiar. No es que la persona permaneciera inmunda por el resto de la vida al tocar un cadáver. De hecho, hay ciertos casos en que el sacerdote adquiría de manera simbólica la contaminación de la persona que se purificaba. Como el caso de los leprosos.
ENTONCES: ¿QUÉ NOS ENSEÑA LA HISTORIA DEL BUEN SAMARITANO?
A veces, hay momentos en que tienes que hacer a un lado esta “santidad” por salvar la vida de una persona. El Sumo Sacerdote y los hombres que están en esta historia, debieron haber actuado aun cuando se hubiesen contaminado. Porque la vida está primero. De ahí que la gente cuestionara que Yeshua anduviera con personas pecadoras, pero Él no transgredía la Torá por ello.
Todos hemos sido llamados a vivir en santidad, a guardarnos y a evitar aquello que nos contamina; aun cuando es algo que no se enseña comúnmente en las iglesias, por lo que no lo vemos como una parte de nuestra vida muy importante. También porque no hay un Templo es que no le damos relevancia, pero deberíamos hacerlo, por cuanto la Biblia le dedica mucho interés a la vida en santidad y pureza. Y aunque esta restricción para el Sumo Sacerdote se aplicaba para los días del Templo, esto nos deja ver que Dios siempre está interesado en la vida y en el bienestar de otros, pues todos merecen una sepultura, sea quien sea.
Así que, si el Sumo Sacerdote llevaba 2877 días sin impurificarse, si se encontraba con un cadáver, lo debía sepultar. Así que es una lección muy fuerte que Dios nos da. Y la historia del buen samaritano es de las más importantes contadas por Yeshua. Yo te animo a que vivamos en la santidad a la que hemos sido llamados, sin olvidarnos del amor al prójimo.
¿SANTIDAD O EXAGERACIÓN?
Hoy en día encontré una noticia que llamó la atención del público, porque un judío ortodoxo se mete en una bolsa de plástico durante un vuelo comercial porque iban a pasar por encima de algunos cementerios en el trayecto. Y pues, bajo esta idea de Levítico 21, donde dice que la contaminación por un cadáver es de las más fuertes que puede haber y que además esta inmundicia se eleva y va hacia arriba, entonces, este hombre decidió cubrirse para evitar contaminarse por ello. Aunque parezca ridículo, es una historia de la vida real.
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