¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL BAR MITZVA?

Bienvenidos a Respuestas en la Biblia. Estamos en la “Kehilá” (Congregación) Camino a Emaús. Vamos a seguir conociendo más de los temas relativos a la Palabra de Dios y la fe. El día de hoy, llegamos a la pregunta No. 62, que está relacionada con la pregunta anterior y, es ¿por qué es tan importante en esta etapa que el/la joven lleven a cabo esta ceremonia y tomen el rol de ser “bar/bat mitzva” (hijo/hija del mandamiento)? 

EL PASO A LA EDAD ADULTA       

Si reflexionamos en nuestra vida y, te invito a que lo pienses durante unos instantes, ¿cuándo nos convertimos en adultos? O ¿qué nos hace ser adultos? Por ejemplo, hay culturas donde ciertos aborígenes australianos, son enviados por unas semanas e incluso meses a un lugar inhóspito, como desierto o bosque, para que sobrevivan, prácticamente, por sus propios medios. Si superan esa prueba, en el caso de los varones, se convierten en hombres adultos. Hay otras culturas de pueblos que están dentro de la selva en Brasil y, a los jóvenes, se les pone un guante lleno de hormigas, las cuales sus picaduras eran fuertes y dolorosas. Entonces, el hecho de que, los jóvenes se pusieran estos guantes llenos de hormigas y soportaran el dolor, significaba que dejaban la niñez y en ese momento se convertían en hombres adultos. De hecho, en México, en algunos pueblos es muy frecuente la idea de que, cuando el joven tiene relaciones sexuales, ya se convirtió en un hombre, pasó de la infancia a la adultez. En el mundo occidental, generalmente, la edad adulta se considera a los 18 años, en unos pocos países a los 21 años, edades en las que ya puedes ir por tu ID o tu credencial para votar. Puedes obtener tu cartilla militar o tu licencia de conducir. También puedes comprar alcohol, cigarros y entrar a bares y a cines para ver películas con clasificación “c”, etcétera. Y, ese tiempo, es lo que muchos están esperando para ser automáticamente legales y libres. Sin pensar que, también adquieren bastantes responsabilidades. Por tanto, en occidente, es la edad biológica la que determina que eres acreedor a los derechos y obligaciones de un adulto. Ni siquiera les preguntan, porque legalmente ya lo son. Como les decía, cada cultura, cada pueblo y resto de naciones tienen sus costumbres respecto a esto de la edad adulta. Algunos comentan que tiene que ver con cómo vemos la vida, las decisiones que comenzamos a tomar, etcétera. Y, seguramente, conoces adultos que no parece que lo sean y jóvenes que se comportan como adultos. 

Para nosotros, lejos de esas culturas “civilizadas”, nos preguntamos ¿qué es lo que nos hace ser adultos? Dentro del ámbito judío, los jóvenes de 13 años, las jovencitas de 12 años, se consideran ya un bar/bat mitzva. Ya que es como el pase a la edad adulta. De hecho, bar/bat mitzva no es algo que se haga, sino que se es. Es un estatus que adquieren los jóvenes a partir de esa edad. Al igual que alguien se convierte en estudiante o se convierte en padre. Y, antes de esta edad, los padres eran los responsables de este joven y de sus acciones. A partir de esta edad, el/la joven deben comenzar su camino como adultos con sus deberes y obligaciones. 

BAR/BAT MITZVA Y LA RESPONSABILIDAD      

¿Qué implica y qué importancia tiene el bar/bat mitzva? Para todos los padres que tienen hijos que están por llegar a estas edades, es importante que sepan y conozcan las razones que hay. Como decía, muchas veces esa responsabilidad y la adultez, no vienen de la mano con la edad. No están compaginadas, la una con la otra. Quisiéramos, pero no siempre es así. Porque, a veces, en la infancia o en la juventud no se dieron esas bases. Ahora, ¿qué es lo que nos hace ser responsables y maduros? Sin duda, las experiencias nos hacen madurar. La cuestión es que, esas experiencias, no siempre lo hacen por el buen camino. Hay personas que, a los dieciséis o diecisiete años, ya tienen toda una vida recorrida y mucha experiencia en algunos ámbitos que, al final, terminan siendo sumamente dañinas para su alma, su corazón y hasta su propio cuerpo. Esa no es una madurez acorde con la Palabra de Dios. Puedes ver a un jovencito de dieciséis años fumando y, no lo consideramos maduro y responsable. Hay adultos que son bastante irresponsables y pasan y pasan los años y parece que no maduran. Porque, en cierta forma, lo que nos hace madurar y ser responsables es cuando le empezamos a dar importancia a las cosas. Cuando empezamos a ser conscientes de las consecuencias de nuestros actos. De eso se trata el bar/bat mitzva. La “Torá” (Instrucción) busca que los niños, desde pequeños, sean inculcados en el camino de los mandamientos y esto empieza a generar en sus vidas conciencia de la voluntad de Dios y de sus mandamientos. La Torá es muy clara, en repetidas ocasiones repite como en Deuteronomio 11:26:

“He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición”. (Deuteronomio 11:26 RVR60). 

No hay puntos medios. Esto es lo que dice la Escritura y esta es la consecuencia: te irá bien o mal, según lo que tú decidas. 

Vamos a Deuteronomio 6:1-9:

 “Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. Oye, pues, oh, Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”. (Deuteronomio 6:1-9 RVR60). 

Esto nos compete a los padres, porque como leemos aquí, es responsabilidad de ellos instruirlos desde pequeños y, de rodearlos, creando una atmósfera de Torá para ellos. En el carro, en el camino, yendo a la escuela, regresando de alguna actividad y, por supuesto que, en la misma casa. Esta es la base principal para que, en un futuro, siendo joven pueda seguir por este camino. A partir del momento en que el niño es expuesto a la Torá y, siendo joven a los mandamientos, empieza a tomar conciencia de cuál es la voluntad de Dios. 

¿Por qué es importante el bar/bat mitzva? Porque es un punto clave en la edad de nuestros hijos para afianzar lo que desde niños se les dio. Siendo niños, es muy ambigua, toda la cuestión de los mandamientos. Probablemente, ellos pasan y ven la “mezuzá” (jamba de la puerta, pergamino que tiene escritos dos versículos de la Torá) en el marco de la puerta y no tiene mucha trascendencia para ellos, es más bien una costumbre, tal vez. Lo mismo sucede con las fiestas, el “shabat” (día de reposo) o los “tzit-tzit” (son flecos del talit y ropa interior del varón, que sirven como medio de remembranza de los mandamientos de Dios) y muchas otras cosas que ahora son una parte predeterminada en sus vidas. Pero, cuando empiezan a madurar y a cuestionar, entonces, comienzan a buscar la lógica y la razón. De modo que sus preguntas ya no son como las de los niños, que se conforman pronto. El joven ya no se va a conformar, va a profundizar también en encontrar la respuesta que le satisfaga. El bar/bat mitzva es importante porque es una confrontación. Dios no tiene temor de ser cuestionado. La Torá tiene las respuestas a todas las preguntas. Por eso, esta edad es clave para que los hijos lleguen a este punto de confrontación en sus dudas sobre la fe. Justo es el momento de afianzar las verdades de lo que dice la Palabra. 

LLEVANDO EL YUGO DE LA TORÁ        

Leamos lo que escribió el profeta Jeremías en el libro de Lamentaciones 3:27:

 “Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.” (Lamentaciones 3:27 RVR60).

¿Cuál es ese yugo? La Torá. La idea de la ceremonia del bar/bat mitzva es poner una marca en la vida del/la joven para que tome conciencia de su responsabilidad y de su rol en la vida. Que se dé cuenta que la etapa de niño (a), en la que no importaban tanto sus acciones y sus palabras o que no se les tomara en cuenta -algo que es cultural, los niños no cuentan-. Cuando algunos niños se acercaron a “Yeshua” (Jesús), los discípulos les dijeron que no molestaran al maestro. Pero aquí, a partir del bar/bat mizva, se le hace saber a él/la joven que, por supuesto, que cuenta y que, sus palabras y acciones son importantes. Por tanto, comienzan a caer en cuenta que cada vez tienen mayor peso sus decisiones en la sociedad y la comunidad a la que pertenece. Es el momento clave de ponerle ese yugo, por decirlo así, que dice el Eterno a través de Jeremías, que le es bueno llevar desde su juventud. 

Decíamos que el término “bar/bat mitzva” significa hijo/hija del mandamiento, sin embargo, el uso rabínico de esta Palabra significa (bajo la categoría de o sujeto a). Por lo tanto, se traduce como “(alguien) que está sujeto a la ley”. Eso es lo que todos tendríamos que vivir, pero en la edad de 12 o 13 años es importantísimo no dejarlos sin un yugo. ¿Para qué? servía también el yugo en la Biblia? Era un madero que se ponía sobre la cerviz de los animales y servía para dirigirlos durante su trabajo en el arado, en el campo y no se desviaran. Es justamente lo que, como padres anhelamos, que nuestros hijos no se aparten del camino de la Torá. Pero si no tienen un yugo, no tienen algo que les haga sentir la dirección y el peso de hacia dónde deben de dirigirse. Por eso, es tan importante el bar/bat mitzva y por eso, los jóvenes deben voluntariamente abrazar y tomar este yugo. Ahora, no significa con ello, que el joven ya es responsable de cada acto y que va a responder por todos y cada uno de ellos. Pero, va a empezar a conocer que cada acción genera una consecuencia y que su vida necesita ser guiada. Cuando menos pensamos que necesitamos dirección y consejo, es, justamente, en la edad de la juventud. Esta es una gran oportunidad que trasciende a la parte espiritual y, por otro lado, también los padres debemos aprender a ir soltando a los hijos, para que cada vez, ellos abracen más las responsabilidades que la Torá les está imponiendo. No podemos llevar el yugo por ellos. Aunque son muchos mandamientos, dice en 1 Juan 5:3:

 “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” (1 Juan 5:3 RVR60). 

No tengamos temor de que el/la joven deban tomar el yugo de la Torá, porque de acuerdo con lo que dice la misma Biblia, sus mandamientos no son pesados, molestos o insufribles. Por tanto, no van a ser gravosos para ellos y, Dios no les va a imponer una carga que no pudieran llevar. Pero, haríamos mal como padres y, -reconozco que muchas veces lo hacemos en estos últimos años con la llamada generación de cristal- que no queramos dejarles responsabilidades, ni que asuman las consecuencias de sus actos. Es más cómodo para los padres decidir por ellos. 

Por tanto, si en el bar/bat mitzva el/la joven comienza a acostumbrarse a sentir este yugo, después no lo va a poder soltar.  Pero, qué difícil es cuando una persona grande, un adulto hecho y derecho, por así decirlo, ahora le queremos poner el yugo, pues no le va a gustar. Es justamente como con los animales, perdonando la comparación, que nunca llevaron el yugo y cuando se los querían poner ya no se dejaban porque crecieron sin él. Pero, si los jóvenes crecen con el yugo de la Torá, se va a habituar la cerviz a mantenerse en el camino correcto. A ser dirigidos, no por el hombre, sino por la Palabra de Dios. De ahí, la importancia de convertirse en un (a) bar/bat mitzva. Además, sentir el peso, el yugo de los mandamientos también es ejercitarse en la fuerza para que cuando vengan las tentaciones de la juventud, estén afianzados y tengan claro el rumbo que el Eterno quiere que tomen. 

VALORES ABSOLUTOS VS VALORES RELATIVOS   

Hay algo que yo llamo valores absolutos VS valores relativos. Hoy en día es difícil establecer valores en la vida de los jóvenes. No les gusta mucho pensar en ser responsables, en que tienen que dar cuentas, en lo que está bien y lo que está mal. Y no es propiamente su culpa. Vivimos en un mundo bastante cambiante y, lamentablemente, los valores éticos y morales, también se han hecho ambiguos y relativos. Por ejemplo, lo que era moralmente incorrecto hace treinta años, hoy en día, es parte de la norma y, se puede ver -entrecomillas- normal. Cada cultura, también cambia y tiene sus propias formas de interpretar ciertas acciones. A lo mejor, en ciertas civilizaciones, es impropio que la mujer exhiba el cuello o los brazos o su rostro, por lo que, están completamente cubiertas porque así es su pensamiento. Y hay otras culturas donde la mujer está, prácticamente, descubierta toda y ahí no pasa nada, nadie lo ve inmoral ni mal. Una vez más, la cultura, la época, las modas, terminan por definir lo que está bien y lo que está mal. Y, eso, al menos como padres, muchas veces nos preocupa. Entonces, ¿cómo podemos fijar en las vidas de los jóvenes estos valores que marca la Escritura? Y que, cuando pase el tiempo, cambien las modas, ¿no sean movidos de lo correcto? Tal cual, nosotros no podemos, pero la Torá sí. Esto se debe a que la Torá es permanente, inmutable y proviene del Dios que nunca cambia. Esto es sumamente poderoso y valioso. En un mundo de constantes cambios, encontrar un Dios que es inmutable, es algo que, en el fondo, las personas buscan, así como seguridad, estabilidad y que las cosas permanezcan fijas. Imagina que todos los días tuvieras que regresar por un camino diferente del trabajo a tu casa. O, que cada ocasión que fueras al supermercado, encontraras que todos los anaqueles están cambiados. No sabrías ni por donde comenzar a recorrer la tienda para encontrar los productos que necesitas. O las propias cosas de tu casa fueran cambiadas de los cajones y estantes. Eso nos crearía un caos, un sentir de inestabilidad y un conflicto en muchos sentidos. Está comprobado que el ser humano busca eso, seguridad, constancia y, los jóvenes en el fondo también, aunque parezca que no y digan que sé aburren y quieran vivir nuevas experiencias, probablemente en unos casos sí, pero tarde o temprano, buscarán la seguridad de lo estable. Ahí es donde Dios está ahí presente. 

En una ocasión escuchaba un testimonio que daba un rabino, donde comentaba que había una discusión entre un padre y un hijo sobre la cuestión de la homosexualidad. En este caso, el hijo le decía al padre que tenía esa preferencia sexual y que era gay y que era su decisión. Entonces, el padre sorprendido por la forma inesperada enterarse, le comienza a recriminar al hijo, diciéndole que eso estaba mal y que no estaba bien, preguntando de dónde lo había sacado, que eso era incorrecto. Por lo que, el hijo cuestiona el planteamiento del padre diciendo: ¿quién dice que está mal y no está bien? ¿Quién dice que es incorrecto? El padre contesta que, porque él lo dice, que en la familia nunca hubo nadie con esas preferencias, etcétera. Entonces, al final era una cuestión donde cada uno opina lo que quiere y nunca se podrían poner de acuerdo. Por eso, es tan importante darnos cuenta de que la Torá y el Eterno, nos dan valores absolutos. Que no importa dónde estés, ni a qué país vayas, ni cuándo lo hagas. La Torá siempre ha sido la misma, nunca cambia. Lo que Dios dice que está mal, siempre va a estar mal. No importa que las modas ahora lo vean de otra forma o que las culturas de otros lugares lo acepten. La Torá es universal porque sin importar a donde vayas, siempre la podrás aplicar. 

Por ejemplo, en el caso de la comida. Nosotros sabemos los requisitos para que un alimento sea “kosher” (apto) de acuerdo con la Biblia. No tiene relevancia a donde vayas, ni que se considere un animal sagrado y por eso no lo coman, eso no aplica para ti. O, si en otro país comen alacranes o ratas, no porque ahí lo coman y lo vean bien, ya para ti es aceptable. ¡No! 

El punto del bar/bat mitzva es que el/la joven comiencen a abrazar y a tomar este yugo para que se empiecen a dar cuenta de estos valores absolutos que marca la Escritura. Para que el día de mañana, no suceda, como en el ejemplo de este joven con el padre, donde cada uno tenía una opinión no solo diferente, sino opuesta. Así el padre podrá decir, no es mi opinión, es lo que dice la Palabra de Dios. Ahí está escrito, si tú no lo crees, es problema tuyo porque no está sujeto a tú aprobación u opinión. Es una verdad absoluta que nadie puede cambiar. Ni el mismo padre lo puede cambiar. Él mismo se tiene que sujetar porque son valores absolutos, inalterables. Como dice la Escritura en Santiago 1:17:

 “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. (Santiago 1:17 RVR60).

 Pase lo que pase, generaciones vayan y vengan, los valores de la Torá no van a cambiar. Eso es muy importante en la etapa del bar/bat mitzva. Porque, créanme, hoy más que nunca, el tema de la cuestión de identidad de género está sumamente fuerte. Hay un ataque constante hacia nuestros hijos y jóvenes desde que son niños para que todo sea subjetivo y ambiguo. Hoy puede ser una cosa y mañana otra, para que no se sientan mal por eso. 

El joven, tal vez, sin tanto discernimiento, al comenzar a exponerse a la Palabra y darse cuenta de que va a ser responsable de sus actos, se comienza a crear un peso en su conciencia sobre hacer lo correcto o no. Po eso, una de las bendiciones que se recita en el bar/bat mitzva, que hace el padre principalmente, dice: “Bendito eres tú, Eterno, Dios nuestro Rey del universo que me has librado del castigo por los actos de este joven”. Porque a partir de ahí, el/la joven sabe que ha iniciado un proceso en que comenzará a ser responsable de sus actos, de sus decisiones y de lo que sabe que es correcto, de acuerdo con la Palabra de Dios y no a la opinión del papá. 

MARCANDO UN PUNTO EN EL MAPA    

¿Qué más importancia tiene el bar/bat mitzva? Creo que, entre los 12 y 13 años, también fisiológicamente está comprobado que vienen una serie de cambios físicos, hormonales, de humor, la voz y sus gustos comienzan a modificarse. De pronto, las mamás se preguntan: ¿dónde quedó ese niño tierno y dulce que tenía?, ¿en qué momento me lo cambiaron? O, los padres con las hijas: ¿dónde quedó la niña dócil y sumisa que era un pan de Dios caído del cielo? Y ahora cambió de estilo, ya se pintó el cabello y se transformó completamente. Para empezar, no es culpa de él/la joven. Son cambios que, muchas veces, son más rápidos de lo que él o ella pueden asimilar y darse cuenta. Su cerebro está en un proceso de desarrollo en el que está comenzando a probar. Por eso, a esta etapa le llaman “la adolescencia”, porque les duele todo y de todo adolecen. Comienzan a tener esas etapas de duelo. El primero de ellos es el paternal, en el sentido de que comienzan a ver a los padres como realmente son. Ya se dieron cuenta de que papá no lo sabe todo, que tampoco es tan fuerte como lo creía. Ya saben también, qué mamá no es la sabelotodo de la casa, ya se dan cuenta de que mamá se cansa. Empiezan a ver a los padres como dos seres humanos más comunes y corrientes que como superhéroes extraordinarios. Eso les duele, les afecta y, de cierta manera, es como un duelo porque perdieron al papá y mamá maravillosos que tenían. Y, los padres a su vez pierden a esos hijos (as) dulces y maravillosos que también tenían. Entonces, hay una crisis de duelo en la casa. 

Aún en el ámbito neurológico se considera que, a partir de los 12 años, una persona comienza a desarrollar un tipo de inteligencia más compleja para absorber elementos más abstractos y complicados. A hacer tareas más difíciles como el álgebra y otros aspectos escolares en los que se sube de nivel. Por tanto, es un cambio en muchos sentidos. Incluso, en el psicoanálisis se dice que, alrededor de los 12 y 13 años, el estado de los afectos despierta y hay nuevas emociones que los jóvenes nunca habían experimentado. Los famosos cambios de humor tienen que ver con eso. Y, pueden suceder incluso dos cosas: que la persona se enfoque en algo que le apasione y le pueda gustar, por lo que, se hace muy puntual en cuanto al desarrollo de esa área o, simplemente, la mente se va, los chicos no se pueden concentrar y de repente, tienen todos estos cambios que comentaba que son demasiado veloces para ellos inclusive. Como dicen por ahí: hay que conservar la calma y no hay que romper todavía el vidrio que dice: ¡Rómpase en caso de emergencia! Es una etapa más en el camino de la vida. Trata de recordar que tú también la tuviste y la viviste, en mayor o menor proporción, y no hay nadie que se salve de ella. 

¿Qué tiene que ver esto con el bar mitzva? Que es muy importante en esa edad. El hecho de tener un momento especial, aunque sea solo un día, en este día de su cumpleaños o cercano a la fecha de este, entre los doce y trece años. El hecho de que, el/la joven deban exponer un tema de la Torá, que deban escuchar y recitar las bendiciones, es como marcar un punto de partida en el mapa de su vida, porque traza una ruta que lo va a llevar, no lo sabemos, pero por lo menos, tiene una referencia. De ahí que, el bar/bat mitzva se convierta en una referencia para la vida de los jóvenes en ese momento. Como decía, no sabemos en qué momento los puede ayudar, los puede rescatar o, simplemente, los puede afianzar en los valores que desde niños recibieron. También les ayuda a reafirmar una identidad como hijos de Dios, como creyentes en Yeshua y como un “shomer mitzvot” (guardador de mandamientos), tal como los verdaderos hijos/as del mandamiento. Esto les dice que, no son como cualquier persona, como los otros chicos que están por allá afuera. Ellos son hijos/as del mandamiento. Tú eres alguien especial, porque algo en específico Dios ha hecho en tu vida que te ha permitido vivir en este momento. Así, cuando lleguen estas preguntas complejas de la vida, las crisis existenciales de la juventud: ¿quién soy o para qué estoy aquí? El bar/bat mitzva será un recordatorio para ellos de que Dios tiene un propósito para sus vidas. Que son valiosos, importantes y tienen identidad y hay personas han visto y que siguen viendo por ellos espiritualmente y que reconozcan que el mundo espiritual existe. 

¡Qué importante etapa! Que el Eterno nos ayude, nos guíe y que Él como padre nos dé sabiduría para poder guiar a nuestros hijos en este mundo tan complicado en esta etapa tan significativa.

Espero que esta información haya sido de bendición para ti y, que la podamos compartir con otros. 

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