
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA ALEGRÍA EN LAS FIESTAS?
Bienvenidos a “Respuestas en la Biblia”, vamos a conocer más de la Palabra del Eterno y, vamos a seguir contestando algunas preguntas que ustedes nos hacen llegar. El día de hoy, en la pregunta No. 144 que dice: ¿Por qué es importante la alegría en las fiestas? Tal vez, parece obvio o lógico para la mayoría, pero es importante dar respuesta y buscar lo que nos dice la Escritura y las razones que nos da el Eterno para alegrarnos y estar contentos. Porque no siempre nos sale la alegría tan natural o tenemos el anhelo de estar alegres, aunque parezca extraño. Por eso, vamos hoy a dar a conocer y a examinar el porqué es importante dentro de las festividades la alegría. Hablando, por supuesto, de las fiestas del Eterno.
LA ALEGRÍA EN LAS FESTIVIDADES ES UNA MITZVÁ
Vamos a leer un pasaje, el cual es muy breve, pero habla de las tres fiestas de peregrinaje en este capítulo. Del cual se desprende, justamente, este mandamiento de que debe haber alegría en las fiestas. Lo encontramos en Deuteronomio 16:14:
“Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones.” (Deuteronomio 16:14 RVR60).
Como lo vemos aquí muy claro y evidente, la alegría se considera dentro de las fiestas del Eterno como un elemento muy importante. Incluso, el verso detalla diciendo quiénes se deben de alegrar en las fiestas: “tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones.” La idea aquí es que, nadie, absolutamente nadie, se quede fuera de la alegría, por ello habla de los siervos y los extranjeros que son invitados dentro de las festividades. La alegría también debía de ser para ellos. Aquí no cabía la posibilidad de decirle a alguien que se quedara trabajando y los demás se irían a gozar y a festejar. Por eso, el Eterno incluye al extranjero, al levita y, a las personas que quizás tuvieran motivos para sentirse afligidos y tristes, como el caso de la viuda y el huérfano, porque ellos también están invitados.
Yo les pregunto: ¿Se consideran una persona alegre? ¿Cómo crees que las personas te perciban? En una escala del 1 al 10, siendo el 10 la máxima alegría; ¿en qué número te pondrías según tu percepción de ser una persona alegre? Vamos a autocalificarnos tratando de ser honestos y objetivos. ¿Por qué hacerlo? Porque es importante dentro de la vida de la fe. Yo me preguntaba al leer este pasaje de Deuteronomio, ¿por qué poner a la alegría como un mandamiento? ¿Por qué nos ordena el Eterno que, en las fiestas, debamos estar alegres? El Eterno nos conoce y sabe cómo somos. Si consideramos una etapa de la vida en la que somos más alegres, obviamente, es la niñez o la infancia. Es el momento de las risas, de los juegos, de no preocuparse de nada y, al ir creciendo, vamos perdiendo la alegría y el Eterno sabe que dejamos gran parte de esa alegría en esa etapa de la vida. Por algo dijo “Yeshua” (Jesús) que había que ser como un niño. Un niño en una fiesta generalmente está super alegre, muy contento por la comida, hay dulces, están sus amigos, está su familia. Aquí en México se usan las piñatas, juegos, payasos y, aunque no sea su fiesta, todos los niños prácticamente se alegran en las fiestas. Entonces, necesitamos volver a ser como niños. Yo creo que, por eso, Dios que sabe lo que es mejor para nosotros, como nuestro Padre, nos dice: ‘Esto tiene que quedar como mandamiento’. No lo podemos dejar al criterio de cada uno, así que lo eleva a un nivel de mandamiento diciéndonos que debemos estar alegres en las fiestas porque es una “mitzvá” (mandamiento). La alegría no es nuestro estado natural. Para algunos, el estado natural es con cara de limón, como medio amargados y no debería de ser.
Es difícil mantener el tope de la alegría día tras día, pero por lo menos en las fiestas, ahí si debemos mantener la alegría. Y, si es necesario, nos debemos poner la máscara de “happy face” (cara feliz) cuando llegue la fiesta, porque es un mandato de Dios. Por tanto, tiene carácter de ser obligatorio.
PERSONAS ILUMINADAS
Vamos a ver algunas razones más de por qué es tan importante la alegría en la vida, pero particularmente en las fiestas. Podríamos considerar que una persona alegre es una persona iluminada, me refiero a iluminada no a que necesariamente esté resplandeciendo o flotando en un halo de luz. Me refiero a las personas alegres, porque la palabra que se usa en Deuteronomio 6:14 ‘alegrarás’ es la palabra hebrea “samaj” (H8055), de donde viene la palabra “sameaj” que ya hemos escuchado muchas veces en las fiestas como: “Jag Sameaj” (Feliz Fiesta) y, que significa en su raíz primaria ‘iluminar’. Eso es lo que implica una persona alegre, una persona iluminada. Esto me parece que es hermoso e interesante también porque una persona así, irradia luz, por tanto, transmite luz a otros. Y la palabra “samaj” no solo viene de esta raíz que significa iluminar, también puede entenderse como una persona alegre o jovial. La palabra misma se traduce como alegrar, contentamiento, contento, gozar, dar gozo, recrear, regocijar, regocijarse, en fin. Puros aspectos positivos y hermosos que implican ser alegre.
Fíjense qué interesante. La palabra alegre se conecta con la palabra iluminar y Yeshua dijo: ‘Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se debe de esconder’. Entonces, una persona alegre es una persona llena de luz. Lo opuesto es una persona triste y eso significa ser una persona llena de oscuridad. Por algo, en el luto, las personas se visten de negro porque implica esta tristeza. Aquí, en este caso, es la contraparte. Una persona alegre es luz, una persona triste es oscuridad. Los rabinos dicen que la “Ruaj” (El Espíritu del Eterno) no habita en una persona que está constantemente triste o enojada. Por el contrario, en una persona alegre, la “Ruaj” se manifiesta constantemente porque va a ser llena del Espíritu y de alegría. Personalmente, yo creo que esto es así y que, el Espíritu de Dios quiere posar, morar y manifestarse en una persona con alegría.
De hecho, en la “Berajá” (Bendición) sacerdotal, si ustedes recuerdan esta bendición que se hace, principalmente en “Shabat” (Día de reposo), que aparece en Números 6 en donde dice: ‘El Eterno haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia’, la idea es que como si Dios te volteara a ver y sonriera al verte. Que resplandezca el rostro del Eterno cuando te mire. ‘Dios te voltee a ver y te sonría’, dice otra traducción. ¿Qué sucede cuando vas en la calle o estás en un restaurante y alguien te sonríe? Generalmente, devolvemos la sonrisa. Eso está comprobado de cierta manera en algunos ejercicios sociales. Es como una especie de saludo cuando una persona te sonríe y tú le devuelves la sonrisa. De aquí la importancia de estar alegre y manifestar estar alegre. Yo les digo a las personas en la Congregación que pongan cara de shabat, cara de fiesta. Porque, a veces, los ve uno con cara de enojo o de tristeza. Definitivamente, tenemos que cambiar la imagen que proyectamos porque es parte de nuestra fe.
Una persona que vive verdaderamente su fe y realmente tiene la “emunah” (fe), va a ser una persona que constantemente manifieste la alegría y va a tener un rostro iluminado. Eso es parte de lo que Dios nos ha llamado a ser también. A lo mejor no te parece tan importante, pero créanme que lo es. Parte del testimonio que podemos dar para poder ser sal y luz en este mundo es la alegría. Esto es evidente porque, ¿con qué tipo de personas prefieres rodearte y estar? ¿Con el enojón, con el gruñón, con el hermano solemne (serio)? O ¿prefieres estar con una persona alegre que sonríe, que ríe y que manifiesta su alegría? Yo creo que es obvio que, al menos, todos los que decimos ser creyentes en Yeshua, debiéramos manifestar esta alegría. Así que, esta es una razón muy importante por la cual debemos estar alegres en el día a día, ¿cuánto más en las fiestas del Eterno? Aquí si es como incuestionable. Ahí es donde tendríamos que irradiar y manifestar la alegría.
ALCANZANDO OTRO NIVEL DE SANTIDAD
Hay otra razón muy importante que tiene que ver con la alegría y con la santidad. Aquí podemos considerar que el camino hacia la verdadera santidad y, aclaro verdadera porque, a veces, la santidad puede ser como ‘apartada’, pero también ‘amargada’ porque no saluda a nadie, solamente de lejos o solamente da el ‘buenos días’ y ‘buenas tardes’ cortésmente, no ve la televisión, no escucha el radio, no va al cine, no va a la playa, a la plaza, etcétera, porque es casi un ermitaño social, aislado de la sociedad, que no se involucra en ningún tipo de evento ni festividad, prácticamente de nada. Sin embargo, no necesariamente esto es una santidad bíblica o una santidad tal cual la Escritura la muestra. Nosotros vemos que Yeshua era una persona social, sociable, accesible, un hombre que platicaba con las personas y al que se le acercaban toda clase de personas, que asistía a bodas, banquetes, a comidas, estaba en las plazas con la gente y con los niños, que iba a la playa, caminaba en los montes y se movía entre la sociedad. Era un hombre muy activo, socialmente hablando. ¡Esa es la verdad! Así encontramos a Yeshua, no se diga que, también participaba en las fiestas del Eterno, por supuesto, en el Templo y en Jerusalén. Yeshua es el ejemplo perfecto de la santidad.
¿Por qué la alegría es tan importante para ese camino hacia la santidad? Una aspiración personal que todo creyente debe de tener es, justamente, el de santificarse. ¿Qué significa santificarse? Implica apartarse del pecado. El guardar los mandamientos finalmente, es como el medio que nos aleja de pecar. Pecar es la transgresión a la ley. Mientras más nos alejamos del pecado, más estamos santificando nuestra vida. ¿Por qué la alegría es importante? Porque una persona alegre es una persona que va a pecar menos en su vida. Vamos a pensar en un ejemplo: Una mujer, al fin, se va a casar, ya había estado orando, sus papás también para que encontrara un buen hombre y, llegado el momento de la boda, es más probable que esta mujer que se está casando por fin, ya no tenga interés en ningún otro hombre. Ya no va a codiciar al hombre de su prójima, ya no se va a estar enojando y va a tomar con menos importancia ciertos aspectos del pecado que le puedan llamar la atención, porque está enfocada en su fiesta, su boda y lo demás, ya no le va a ser tan atractivo.
Entonces, la alegría nos aleja del pecado porque hay satisfacción y gozo en su corazón. Muchas veces, el “Yetzer Hará” (Inclinación al mal) o el ‘enemigo’, se aprovecha de la tristeza y del enojo para hacernos pecar. Por ejemplo: la ira, no es un pecado, pero es muy fácil caer en el pecado cuando se está enojado. Una persona triste, también es más fácil que caiga en otro tipo de adicciones, en algo que le dañe, en lastimar a otros. Por tanto, una persona alegra es una persona que se va a alejar del pecado. ¡Y ese es el objetivo como creyentes! Lo mismo sucede si nos alegramos en las fiestas del Eterno. Nos vamos a alejar del pecado y nos vamos a encaminar a una vida de santidad. De eso se trata una vez que somos salvos. ¿De qué se trata la vida, ya que hemos sido salvados? De ya no seguir transgrediendo, al contrario, ahora se trata de seguir la “Torá” (Ley, Instrucción). De guardar la Torá, pero con alegría, no por obligación, por imposición, sino realmente porque estamos agradecidos.
De hecho, se considera que es la máxima expresión de alegría o que el máximo motivo de alegría viene por la redención. No debería de haber otra razón mayor de alegría que esa. Por ello, en las bodas, que se considera el día más importante de una persona, el día en que son elevados los novios espiritualmente, por eso se les carga. Se rompe una copa y se hace una declaración diciendo: ‘Si no pongo a Jerusalén como mi máxima alegría, que mi mano pierda su destreza y que mi lengua se pegue a mi paladar’. Como diciendo: ‘este es mi momento de máxima alegría, pero la alegría más excelsa está aun por venir’. Hasta que no regrese el Mesías, hasta que no se establezca su reino, no puedo decir que es el momento más alegre de mi vida. Finalmente, cuando estamos en alegría, es más fácil caminar hacia la santidad y alejarnos del pecado.
Podríamos alejarnos del pecado con ayuno, oración y aflicción, pero si podemos llegar al mismo lugar por otro camino y, ese camino es la alegría, yo te diría: ‘Yo prefiero la alegría’. Por eso es por lo que, en “Purim” (Suertes) es la fiesta dónde se hace énfasis en la alegría. “Sukkot” (Fiesta de las Cabañas) es una fiesta que se considera la época del regocijo y de elevación espiritual. No son elementos y aspectos que el Eterno haya dado por casualidad, sino que sabe que es necesario para nosotros, alegrarnos en las fiestas para cargar el tanque o depósito de la alegría y poder mantenerla el resto del tiempo, hasta la siguiente fiesta. Y cuando llega la otra fiesta, nos volvemos a enchufar y, otra vez, volvemos a cargarnos de alegría. Por eso, es tan importante la alegría en las fiestas hasta que regrese el Mesías y se manifieste en plenitud.
ANTE EL REY SOLO GENTE ALEGRE
Ahora, hay algo que también, si lo razonamos, le vamos a encontrar mucho sentido y lógica. Pensemos en un evento social: nos invitan a una boda. Llega el día de la boda y, tal vez, los novios son los más alegres y están muy contentos, pero algo que se considera como una costumbre o precepto, al menos en el judaísmo, es alegrar a los novios. Propiciar que ese día sea el más alegre de sus vidas. Sin embargo, ¿cómo se sentirían los novios si llegamos el día de su boda y nos ven con una cara de ayuno, con una seriedad absoluta, con cara de dolor de cabeza y de muchos problemas? Es decir, totalmente fuera del contexto de lo que es una boda. Los novios quisieran ver a todos sus invitados alegres, tal como ellos están. Y, eso es lo que yo creo que así le gustaría al Eterno vernos a ti y a mí en la siguiente fiesta. Pensemos esto, si socialmente es mal visto estar en una fiesta con mala cara, sería de pésima educación llegar a una boda con cara de estoy enojado, ¿Cuánto más delante del Eterno? De hecho, en los días de los reyes y no solamente me refiero a la época de la Biblia, sino a épocas posteriores y en diferentes culturas, ya sea de Europa, Medio Oriente, una persona que no tenía la ropa apropiada para la boda, la sacaban. Y también a una persona que no tenía la actitud correcta, podía ser expulsada y no solo eso, podía ser muerta. Recordemos la parábola que cuenta Yeshua sobre la fiesta a la que invita un rey y un invitado no tenía las ropas adecuadas, lo sacaron porque no estaba vestido adecuadamente. Además, la vestimenta no solo implica la prenda en sí misma, sino nuestra cara y la actitud con que nos presentamos. Tal vez, Dios no sea tan drástico y no nos expulsen de la siguiente festividad (a lo mejor y estamos en nuestra propia casa), pero sí es muy importante tener la actitud correcta delante de Dios. Recuerda que estás delante del Rey del Universo, del creador de este, del Rey de Reyes, del soberano. ¿Cómo vamos a estar con una mala expresión o actitud? Debemos cambiar eso y ser conscientes de que el rey también nos pide estar alegres delante de Él.
ESFUÉRZATE POR ESTAR ALEGRE
Comentaba hace un momento que, tal vez, la alegría no sea nuestro estado natural. Hace un momento les pedí que se calificaran del 1 al 10 cómo creerían las personas que nos consideraban, como personas alegres o no. Algunos se calificaron con 6, otros con 8, etcétera. Por eso, Dios lo pone como un mandato. Debemos esforzarnos por estar alegres. Tenemos que hacerlo. También es cierto que no siempre vamos a estar alegres. Es difícil mantener el nivel de alegría, ni sacándote la lotería, creo yo. Incluso, el día de la fiesta pueden suceder cosas que nos desanimen: se nos poncha la llanta, nos chocaron el auto, se descompuso alguna cosa, se nos perdieron las llaves, se quemó el guisado, etcétera. Siempre el ‘enemigo’ está ahí tratando de boicotear nuestra alegría, tratando de meternos el pie para hacernos tropezar justo en el día de la fiesta. Porque satanás sabe algo muy importante y es: ‘Que en el gozo del Señor está nuestra fortaleza’. Un pueblo gozoso, es un pueblo fuerte espiritualmente. Y el ‘enemigo’ es el amargoso y gruñón de todas las fiestas y va a jugar un papel dentro de la fiesta buscando, a través de otros o de las circunstancias, atacarnos en nuestros pensamientos para que dejemos de estar alegres ese día. Él está muy activo y preocupado cuando llega una fiesta porque sabe que, si el pueblo festeja y se alegra con la fiesta, el pueblo se va a alejar del pecado. Eso es lo que él no quiere, porque también es algo espiritual. Por eso, hay que ser capaces de esforzarnos por estar alegres.
Independientemente de las situaciones espirituales, de la lucha espiritual, siempre habrá motivos para estar tristes o enojados. Pero, si lo ponemos en una balanza, también nos damos cuenta de que Dios, siempre nos da razones suficientes para estar alegres delante de él. Si empezáramos a enumerar las razones por las cuales debemos estar alegres, les aseguro que son más que las razones para estar tristes. Y meto las manos al fuego por esta declaración, de que muchas personas, a veces, quisieran estar en nuestro lugar. Muchos cambiarían sus problemas por nuestros problemas. Muchos quisieran estar en nuestros zapatos y nosotros en el lugar de los suyos. Esa es la verdad. Entonces, cuánta más razón para alegrarnos y agradecer a Dios, reconociendo todo lo que nos ha dado. Y así, ¿cómo no estar alegres por todo lo que nos ha dado?
ESPÍRITU DE PODER, DE AMOR Y DOMINIO PROPIO
Finalmente, la Palabra de Dios nos dice que: ‘No nos ha dado un espíritu de cobardía, ni de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de dominio propio’. ¿Qué implica esto? Que también nosotros podemos decidir en nuestro estado de ánimo. Porque la alegría es un estado de ánimo. Y, Dios no nos pediría estar alegres si fuera totalmente imposible. Aunque pueda haber un momento muy particular en que pudiéramos ponerlo como una excepción, pero en general, si Dios nos pide estar alegres en las fiestas y les digo, por lo menos, en las fiestas, es porque podemos hacerlo. Ese espíritu que nos ha sido dado es para eso también, para no dejarnos dominar, como muchas otras veces, por nuestros sentimientos. No permitas que tus sentimientos, tus pensamientos, te controlen y ‘boicoteen’ la alegría de la festividad. Debemos ser conscientes de ese espíritu que Dios puso en nosotros para que se manifieste en alegría.
¿Qué elementos, generalmente, componen las fiestas del Eterno? Porque no se trata solamente de repartir regalos porque así se acostumbre. No, no es así. Se componen de elementos que nos ayudan a estar alegres. ¡Cuán bueno es el Eterno! De alguna manera, rodea las fiestas de ciertos componentes que nos apoyan para estar alegres. Por ejemplo: se considera como una parte elemental de las fiestas tener una “seudat mitzva” (cena o comida festiva obligatoria). La única excepción es “Yom Kippur” (Día de la Expiación). ¿A quién no le gusta comer? ¿Alguien se alegra en el ayuno? La verdad es que no, sin embargo, si nos alegra comer y más si es con nuestro platillo favorito. ¡De eso se trata! Cuando preparamos la fiesta, la preparamos con alegría, pensando en el alimento que queremos disfrutar, en la comida que más nos agrade o sea nuestra favorita. También la danza y la alabanza nos alegran, nos inspiran, nos motivan y conectan con Dios quien es la fuente de toda alegría. Está comprobado que al mover los músculos nuestro cerebro segrega serotonina y otros compuestos químicos que producen alegría. El vino es otro elemento que, en la Biblia, se considera como alegría, porque: ‘El vino alegra el corazón del hombre’. Por supuesto que siempre con medida. Por eso, es importante tener todos estos elementos en la fiesta y prepararlos con antelación. Yo aprovecho y te animo a que la próxima fiesta la prepares, la anticipes y la planees con suficiente tiempo. Son elementos que no debemos menospreciar porque son más razones para estar alegres en las fiestas.
Si tal vez, no se te da de manera natural lo de la alegría, al menos considera las fiestas con este mandamiento que Dios nos da para alegrarnos y decir: ‘Lo voy a cumplir. En esta próxima fiesta me voy a alegrar delante de Él’. Así seas tú solo o una multitud contigo, debes estar alegre porque estás delante del rey, del Eterno. Créeme que, si al final, aun si tuvieres que hacer el esfuerzo, lo vas a agradecer a Dios, porque será de gran bendición para ti.
Yo considero que cada fiesta, Dios tiene un regalo para nosotros, como una porción espiritual especial en cada una de ellas. Si lo vemos así, ¿a quién no le gusta recibir regalos? O ¿a quién no le alegran los regalos? Siempre es grato y motivo de alegría recibir uno. Piensa esto, Dios tiene un regalo para ti en la próxima fiesta. Por tanto, hay que ir a la fiesta a recogerlo, presentándonos delante del Eterno. Cuando nos conectamos o presentamos, ahí estamos recibiendo ese regalo. ¡Qué alegría!
Yo quiero invitarte a que nos alegremos en las fiestas del Eterno, pues si nos hemos alegrado por las cosas del mundo o nos hemos reído con ellas, ¿cuánto más no debemos de hacerlo cuando reconocemos el gozo de la salvación, su perdón, la redención y aún más de lo que viene? Así que, a pesar de las circunstancias, a pesar de que haya razones para estar tristes, si es necesario hagamos el esfuerzo, sobrepongámonos a esos estados de ánimo, de tristeza o de enojo y pongamos nuestra mirada en el Eterno y alegrémonos en las siguientes fiestas.
Que el Eterno te bendiga y te espero en la siguiente fiesta para alegrarnos juntos.
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