¿POR QUÉ LAS MUJERES NO USAN TZIT-TZIT?
Bienvenidos a Respuestas en la Biblia: la serie de la Kehilá Camino a Emaús donde estamos buscando respuestas a cada pregunta que aborda nuestra fe. Hoy, responderemos la pregunta número 90, que una mujer nos hizo el favor de mandar. Es una pregunta interesante y vamos a analizarla.
Hay mandamientos que solo son para ciertos individuos o grupos, en particular como: los “cohanim” (sacerdotes), el primogénito, levitas, reyes, hombres casados, etcétera. Por tanto, no podemos tomar por regla general que, todos, absolutamente todos, debemos de guardar todos los mandamientos porque algunos son específicos del hombre o específicos de la mujer y, por ello, no habría manera de guardarlos todos. Así, el mandamiento del “tzit-tzit” (flecos que penden de las cuatro esquinas del talit, que sirven como recordatorio de los mandamientos de Dios, para no ir en pos de los ojos y del corazón), es uno de los temas que ha suscitado mayor controversia, sobre todo, en los últimos años y, particularmente en el ámbito de las raíces hebreas.
El tzit-tzit, básicamente, son un recordatorio de los mandamientos del Eterno, que funciona igual que el hilito que ponemos en el dedo, para recordar algo específico.
“HIJOS DE ISRAEL”: ORIGEN DEL TZIT-TZIT
Entonces, ¿de dónde viene la polémica sobre que las mujeres no pueden usar tzit-tzit? Vamos a leer el pasaje donde se originó este mandamiento en Números 15:37-41:
“Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis. Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.” (Números 15:37-41 RVR60).
Este mandamiento se da en el contexto de una situación complicada porque un hombre estaba recogiendo leña en “shabat” (día de reposo) y como estaba prohibido en la “Torá” (instrucción, ley), pero lo siguió haciendo, lo metieron en la cárcel, pero no sabían qué hacer con él. Le preguntan a Moisés, y como él tampoco supo, le pregunta a Dios, quien responde: “Sáquenlo del campamento y apedreen a este hombre”. E, inmediatamente después, viene el mandamiento del tzit-tzit. De ahí, que los tzit-tzityot sean un recordatorio de todos los mandamientos. El objetivo es que, al usarlos, los varones sean “santos” (apartados) para nuestro Dios.
Y, en el verso 38, dice: “Habla a los hijos de Israel”. Para aquellos que defienden la idea de que, el tzit-tzit son también para uso de la mujer, yo no estoy realmente en contra, pero nos basamos en esta pequeña frase donde la palabra “Ben” es la palabra hebrea que se traduce como hijo. En el diccionario Strong, aparece como constructor del nombre de familia, en el sentido más amplio (de relación literal y figurativa), nieto, súbdito, nación, calidad o condición, etcétera. Las personas que argumentan que las mujeres pueden usar tzit-tzit se basan en que, en realidad, la palabra “ben”, puede no tener género, por tanto, puede referirse a un hijo o una hija y, en otros pasajes, se usa en plural. Entonces, en la palabra hijos, pueden estar incluidos tanto hombres como mujeres. Pero ¿quién es el que construye el nombre de la familia, sobre todo en aquellos días? ¿Quién es el que otorga el apellido? Es el varón.
La palabra “ben” se construye de dos palabras relacionadas, la palabra “ab” que significa padre y la palabra “aj” que significa hermano y siempre es masculino. Por eso, la palabra “ben” se traduce como hijo y no como hija. Aunque la palabra “ben” tenga una gran diversidad de significados y, que una de ellas sea la palabra hija, es muy poco común. Más del 98% de los casos que se usa la palabra “ben”, hace referencia al género masculino. Este es un detalle importante para considerar porque la frase: “los hijos de Israel”, pueden ser tanto hijos e hijas, pero la palabra “ben”, principalmente se traduce y se usa para un varón, sobre todo, cuando es una cuestión singular. Cuando es en plural, puede ser nación o el pueblo en general.
MITZVOT / MANDAMIENTOS LIGADOS AL TIEMPO
Probablemente, hasta ahora, la explicación dada no sea suficiente para que la mujer no pueda usar tzit-tzit. Pero, la razón que se da, principalmente, en el ámbito judío, es que las mujeres están exentas de los mandamientos que están ligados al tiempo. A veces, no reflexionamos mucho esto, pero hay mandamientos que están unidos a ciertos tiempos, es decir, que se tienen que hacer en determinado momento. Hay 7 mandamientos positivos que están sujetos al tiempo.
¿Cuáles son estos mandamientos? 1. Recitar el Shemá en la mañana y en la noche. 2. Usar los “tefilín” (Tefilín consiste en dos pequeñas cajas de cuero unidas a correas de cuero. Cada una de las dos cajas contiene cuatro secciones de la Torá escritas en pergamino), que se utilizan cuando se va a orar. 3. El uso del tzit-tzit. 4. Contar el “Omer” (medida de una gavilla) entre “Jag Hamatzot” (Panes sin Levadura) y “Shavuot” (Fiesta de las semanas o Pentecostés), en el cual hay un tiempo específico del conteo de 50 días. 5. Escuchar el sonido del “shofar” (trompeta) en “Yom Teruah” (Fiesta de las Trompetas). 6. Morar en la “sukká” (cabaña) durante los días de “Sukkot” (Fiesta de las Cabañas o Tabernáculos). Y 7. Tomar el “lulav” (4 especies) en la Fiesta de Sukkot. Todos ellos son mandamientos que están unidos a cierto tiempo en particular. Aquí faltaría el 8vo mandamiento que es el “Brit Milá” (Circuncisión) realizada al octavo día y que, por obviedad, es únicamente en los varones.
Entonces, aunque los tzit-tzityot no lo parezcan, se interpreta como un mandamiento que está ligado al tiempo porque dice el mandato: “cuando los veáis”, es decir, los rabinos explican que ‘verlos’ debe ser durante el día y no durante la noche como parte del vestir por la mañana. Hay un momento para ponerlos y es durante el día, no cuando se va a dormir, lo cual no tendría mucho sentido. Sobre todo, considerando que, en aquellos días, no había luz eléctrica y, al llegar la noche, llegaba la oscuridad. Entonces, verlos y acordarse, está ligado a un tiempo, el cual es durante el día.
Con la única excepción, por ejemplo, de llevar los tefilín, y el tzit-tzit, los judíos askenazís (una rama de los judíos), no tienen prohibido realizar cualquiera de los siete mandamientos antes mencionados para las mujeres. En general, en todo el judaísmo, la mujer cumple todos los mandamientos, con la excepción del tizt-tzit y los tefilín. El resto de esos mandamientos es obvio que también participa. Cuando viene la festividad de Yom Teruah, tanto hombres como mujeres, escuchan el sonido del shofar, también habitan en la sukká, agitan las especies del lulav, recitan el Shemá y cuentan el Omer. Son mandamientos que, prácticamente, todas las mujeres guardan también. Por tanto, nos quedamos con dos mandamientos que no son requeridos para que la mujer los cumpla. Más que nada, la razón principal de esta prohibición en el judaísmo es de carácter “halájico” (interpretación o forma de llevarlo), pero tiene sentido con el resto de la Torá.
Ya vimos que, el mandamiento de usar tzit-tzit derivó de una situación en la que, un varón transgrede un mandamiento, ya fuera por rebeldía o por olvido, trayendo como consecuencia el uso de los tzit-tzityot con la finalidad de: “y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis.”
EL HOMBRE LO REQUIERE MÁS
La realidad es que el hombre lo requiere más que la mujer. Tenemos que reconocerlo. El hombre es más dado a irse por la vista que las mujeres. Sé que, actualmente, las cosas están casi igual para ambos sexos, pero pensando en general, a lo largo de la historia, el que se deja ir más por la mirada, es el hombre, es por donde tiende a caer más el varón. Una de las razones expuestas del porqué los hombres deben observar los “mitzvot” (mandamientos) ligados al tiempo, más que las mujeres, es porque el hombre necesita más de algo externo que le recuerde lo precioso del valor del tiempo y, porque necesitan refuerzos extras para hacer uso de este con fines espirituales. El tiempo es potencialmente sagrado y cada instante tiene su propio significado y cada momento del día es propicio para cumplir una meta espiritual. Entonces, los mandamientos ligados al tiempo sirven para mantener a los hombres alerta de la santidad de este. Esto se logra con ciertas acciones. De alguna manera, el hombre lo necesita más, porque si no, no son conscientes del tiempo. Y, al tomar conciencia de este, se dan cuenta de que es algo sagrado y que los debe mantener en santidad con el Eterno.
De alguna manera, las mujeres tienen esto más presente porque ellas tienen un reloj biológico y espiritual que las ayuda a tener el tiempo más presente de lo que el hombre lo tiene. El hombre, por regla general, era el que salía de casa e iba a trabajar, por lo que, estaba expuesto a otros estímulos que la mujer estando en casa no los tenía. Entonces, los tzit-tzityot le servirían al hombre como un refuerzo para recordar los mandamientos, para recordar su compromiso con el Eterno y su santidad. Usar el tzit-tzit como un hábito, a cierta hora del día, diariamente, es como recordar el llamado.
La idea halájica de por qué las mujeres no usan tzit-tzit es, primeramente, porque la mujer no está obligada a guardar mandamientos que están ligados al tiempo. Yo creo que, ciertamente, la mujer tiene una mayor conciencia espiritual mucho más elevada que el hombre. Se considera que la mujer tiene una elevación y un potencial más grande que el hombre mismo. De hecho, de ahí la capacidad de que se desarrolle en su cuerpo un ser humano. Que pueda contener dos almas en su mismo cuerpo, ya nos habla de su potencial y su capacidad. Por tanto, el tzit-tzit, simplemente son como una ayuda extra para el hombre, para que tome conciencia de los mandamientos del Eterno y no se les olvide el llamado a la santidad que Dios les ha hecho.
Considerando que la mujer tiene un reloj biológico, donde es más consciente que el hombre, también la mujer tiene ciertos mandamientos que la llevan a tomar esa conciencia y esa espiritualidad. Por ejemplo, en el caso particular de las mujeres, cuando llega su ciclo menstrual, se considera que es un designio divino, ya que esos días la mujer va a reforzar el mensaje del tiempo por medio de las leyes de pureza familiar. Así, la mujer al guardarse durante este tiempo le va a ayudar a enaltecer su conciencia de santidad. Al final, al guardar, tanto el hombre como la mujer, ciertos mandamientos que están ligados al tiempo, van a encontrar el camino para santificar sus vidas, cada uno por diferentes vías, de acuerdo con el género que le corresponde.
MISMO VALOR, DIFERENTES ROLES
Este mandamiento sobre el uso del tzit-tzit, no demerita a la mujer de ninguna manera, tanto la mujer como el hombre, tenemos el mismo valor delante de Dios, pero tenemos diferentes roles dentro del plan del Eterno. Se considera que, por su papel en la vida, a la mujer se le exime de cualquier mandamiento que tenga una contingencia de tiempo, ya que les generaría mayor presión o estrés. Es decir, las obligaciones de una mujer casada, sobre todo, si tiene hijos y, de acuerdo con la misma Escritura, su responsabilidad recae en su familia, su hogar y sus hijos. Si tuviera otros mandamientos de la Torá que estén ligados a cierto tiempo, sería como ponerles una mayor presión. Por ejemplo, en las mañanas al despertarse la familia, generalmente, la mujer es la que se levanta primero y rápidamente comienza a ocuparse de las necesidades de otros, ni siquiera de las suyas propias. Si tiene hijos pequeños, alimentará el bebé y le cambiará el pañal, preparará el desayuno de los hijos mayores, los llevará a la escuela, etcétera. De inmediato se activa. Entonces, imagina si se le dijera que, a tal hora, debe ponerse tefilín, en tal momento debe usar el tzit-tzit, no podría si al mismo tiempo el bebé está llorando, los hijos deben desayunar, etcétera. Entraría en un conflicto y en una situación de mucho estrés e incomodidad, cuando no debe ser así.
Por eso, yo también lo veo de esa manera, Dios no quiso poner más presión en este sentido. No porque los mandamientos sean gravosos, porque no lo son. Solamente los mandamientos que están ligados a cierto tiempo en específico. ¿Por qué es así? Porque la Torá le da tanta importancia al rol de la mujer dentro del hogar, que sobre pasa la obligación de cumplir mandamientos que estén sujetos al tiempo. Una mujer está edificando dentro de su hogar, los cimientos de la sociedad, está creciendo y formando hijos que tienen el potencial de cambiar al mundo. Un hogar necesita de una mujer que se enfoque en su familia.
Créanme que muchos hombres prefieren tener “Shalom Bayit” (Paz en el Hogar) a tener coo esposa, a una co-pastora, una “rabina” (maestra) o una “tzadik” (justa) con tefilín y tzit-tzit impresionantes, pero que su casa esté hecha un desastre, sus hijos no estén atendidos. Mejor que se olvide del tzit-tzit y atienda a sus hijos, lo que es más relevante y trascendental en el rol de la mujer, a que el uso de estos. Por tanto, una mujer no es menos bendecida por no usar tzit-tzit, ni tampoco tiene un estatus inferior. El mismo Pablo dijo: “No hay judío, ni griego, ni esclavo, ni libre, ni varón, ni mujer, porque todos son uno en el Mesías”.
La principal preocupación de la mujer no debiera ser si usa tzit-tzit o no, más bien, debiera ser que su esposo y sus hijos los usen, ya que ellos van a estar más expuestos en torno a la hostilidad y a las tentaciones que van a apelar justamente a la carne, y el tzit-tzit son como un freno hacia los estímulos del exterior. Por ello, Pablo le escribió a Timoteo: “La mujer siendo engañada incurrió en transgresión, pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación con modestia”. A grandes rasgos, nos damos cuenta de que, para Pablo, el papel de la mujer es fundamental, tanto que está ligado a la salvación en este sentido. Su labor principal es engendrar hijos, pero no solamente darlos a luz, sino criarlos, formarlos, desarrollarlos para que sean hombres y mujeres apegados a la Torá.
NO GENERES CONTROVERSIAS INNECESARIAS
Por último, yo lo veo como que no generemos controversias que son innecesarias. A veces, algunos consideran que, aunque el tzit-tzit sean un mandato para el hombre, tampoco son una obligación si no se usan en prendas de cuatro puntas. Alegan que está escrito que pondrías estos flecos en las esquinas de la ropa. Entonces, si no se usan prendas de cuatro esquinas, no tendrían por qué verse obligados a usar tzit-tzit. Hasta cierto punto podría ser, no me niego a esa interpretación. De hecho, por eso algunos portan una prenda especial para usar tzit-tzit, como un esfuerzo adicional, como un deber extrabíblico con tal de cumplir el mandamiento.
Por tanto, que una mujer use “talit katán” (talit pequeño), es decir, una camiseta pequeña con cuatro esquinas para poner los tzit-tzityot, sería ir más allá de su llamado bíblico en dos sentidos. Uno, el uso de una prenda adicional en particular y dos, porque el cumplimiento del mandamiento está ligado al tiempo. Entonces, este tipo de acción sería como de ‘justificación extra’, lo cual se puede considerar arrogante e impropio.
Hay ciertas acciones que, en el judaísmo, se consideran arrogantes como, por ejemplo, el precepto de hacer “havdalá” (separación), es decir, marcar la diferencia cuando termina el día de reposo en que se hace un pequeño ritual, para que, posteriormente, se puedan hacer las acciones que estaban prohibidas en shabat (comprar, vender, etcétera). Pero, si una persona que no es “shomer shabat” (guardador de shabat), no podría decir que no puede comprar o vender porque no se ha hecho la ceremonia de havdalá. Sería ilógico, porque no va a hacer lo segundo sin llevar a cabo lo primero, que es guardar shabat. Se ve como algo arrogante en la persona que nunca guardó, pero no quiere hacer cierta cosa porque no se han cumplido ciertas cuestiones halájicas. Otro ejemplo sería, una persona que se viste ultraortodoxo en shabat, pero el resto de los días de la semana se viste de otra manera. Esa acción se ve más como un disfraz que, como un hábito o costumbre que realmente se hace. Estos son detalles que, si los pensamos, tienen mucho sentido. ¿Por qué hacer algo que, generalmente, no hago o que socialmente no se acepta? Y ahora lo quiero imponer o lo quiero hacer.
Como vemos, la idea generalmente aceptada dentro del judaísmo es que, los tefilín y el tzit-tzit son para uso particular del varón. Lo que no hace a la mujer menos. Tampoco podemos decir que está bíblicamente prohibido, pero me parece a mí que es entrar en esas controversias o contenciones que menciona Pablo en 1 Corintios 11:16:
“Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.” (1 Corintios 11:16 RVR60).
Finalmente, hay tantos mandamientos por guardar que, no es así como que las mujeres guarden pocos. Son, prácticamente, 611 los mandamientos que puede guardar una mujer.
Yo creo que, hay que buscar lo que edifica, lo que construye shalom dentro de una comunidad y, no solo pensemos que es una cuestión a la que tengamos derecho o que nos edifica o que lo necesitemos. Ese tipo de pensamientos generalmente viene de mujeres solteras. Sin embargo, si pensamos en un todo, en una generalidad, también está el tema en 1 Corintios 11, de la que habla Pablo, referente a la sujeción de la mujer hacia el varón. Por tanto, aquí habría de preguntarle al varón, ¿estás de acuerdo en que tu mujer también use tzit-tzit y tefilín? Pueda ser también que el hombre no los usa, pero su mujer los termina usando, sería como una contradicción y no tendría lógica.
Ahora, si en la comunidad donde solemos asistir, se acostumbra que las mujeres usen tzit-tzit y, eso es lo habitual, entonces, a lo mejor, ahí si los pueda usar. No habría ningún problema. En el sentido estricto y literal, ¿una mujer puede usar tzit-tzit? La respuesta es: sí, lo podría hacer, pero se considera que es un mandamiento que, por estar ligado al tiempo, se les atribuye a los varones exclusivamente.
Para concluir, si leemos el pasaje de la mujer virtuosa, dice que esta será alabada por su esposo y por sus hijos debido a sus acciones. No tanto porque lleve talit, tefilín o tzit-tzit. Más bien porque teme al Eterno y, por ello, será alabada. El temor al Eterno hay tantas maneras de demostrarlo. No con una prenda en particular que, además, no es símbolo de tener una superespiritualidad porque los use la mujer. El punto es cumplir lo que dicen los mandamientos y, sobre todo, el llamado en el rol que cada uno de nosotros tengamos, tanto hombres como mujeres.
Espero que esta respuesta haya sido de bendición y, si así lo fue, compartas este estudio con otras personas.
Que el Eterno te bendiga: ¡“Shalom” / Paz!
Escribe un comentario