¿Por qué nacen bebés discapacitados?

Esta pregunta la recibimos hace algún tiempo y quisimos abordarla y analizarla a la luz de la Palabra de Dios. Es una pregunta fuerte, sumamente delicada y que plantea muchas cosas, más del tipo filosófico que teológico. Pero considero no hay nadie que, en algún momento, no se la haya hecho. No solamente en la parte específica en la que un bebé nace con alguna situación de esta índole, sino en general, en situaciones en las que el ser humano vive dolor, tragedias, crisis, momentos de duelo y difíciles que todos hemos pasado y vivido. 

Encontré esta cita del autor cristiano C.S. Lewis que quiero compartir: “El problema del dolor es el arma más potente del ateísmo contra la fe cristiana”. Es decir, muchas personas que están en contra de la fe cristiana, de la Escritura, del Eterno y de la fe en general, usan justamente el argumento del dolor de los padecimientos en la vida, como un arma en contra de la fe.

Y, no podemos negarlo, muchos han apostatado, han negado la fe y dejado el camino, justamente como consecuencia de un dolor muy tremendo o una situación inexplicable. Un momento en el que sucede algo para lo que no tenemos la respuesta. Y eso provoca que nos apartemos del Eterno. Como dice el judaísmo: Bar minan (Lejos de nosotros), Dios no permita que nos pase a ninguno de nosotros. 

Sin duda, todos nosotros, nos hemos sentido abrumados, con preguntas de esta índole. No solo porque los ateos lo cuestionen o lo pongan en tela de juicio: todos cuestionamos el sufrimiento de aquellos que consideramos inocentes. Y nos hace preguntarnos: ¿Por qué Dios permite esto? ¿Por qué nacen bebés enfermos o discapacitados? Incluso, los discípulos de Yeshua le plantearon a Él, esta pregunta en Juan 9:1-2 “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” (RVR60).

Son preguntas difíciles y más difícil es encontrar una respuesta satisfactoria. Yo quiero abordar este tema con mucho respeto y cautela. De ninguna manera quiero asegurar que tengo la respuesta concreta a esta pregunta. Sobre todo, cuando no hemos vivido o no hemos estado cerca de esta situación. 

CAUSAS BIOLÓGICAS    

El primer punto para acercarnos a esta pregunta responde a causas físicas, biológicas o médicas. Casi siempre la primera respuesta viene de la ciencia: A este tipo de condiciones se les conoce como discapacidades del desarrollo y comienzan en cualquier momento durante el período de crecimiento del embrión. 

Así que, no se sabe con exactitud en qué momento sucede, sólo se le conoce como: discapacidad del desarrollo. Y, algunas de las causas más comunes incluyen: la fetopatía alcohólica (cuando la mamá durante el embarazo consume alcohol), afecciones genéticas cromosómicas (es el desarrollo del embrión durante todo el proceso del embarazo), consumo de drogas, infecciones, etc. Aunque todas estas causas obviamente dañan al bebé, no sabemos qué tipo de daño en específico puede recibir el bebé.

También hemos sabido de casos en los que la mamá se cuidó, no hubo infección, ninguna enfermedad, no tomó ninguna droga o alcohol y, aun así, suceden. Por ello les decía, la ciencia busca explicarlo, pero no siempre es suficiente o se logra explicar médicamente el porqué. Aunque la ciencia nos dé una posible respuesta, siempre debemos buscar a Dios para saber por qué permite que un bebé nazca con una discapacidad o un trastorno o enfermedad.

UNA PERSPECTIVA DESDE LA BIBLIA      

La primera respuesta a esta difícil pregunta la encontramos en el jardín del Edén, ya que todo empieza ahí. El hombre estaba destinado a no morir, a no enfermarse, a llevar una vida totalmente plena en todos los sentidos. Prácticamente, creo que hoy con todas las situaciones que vivimos de enfermedades, achaques, dolor y tantas situaciones que vemos, ya nos es difícil imaginar una vida de esa manera.

La enfermedad y el dolor no eran parte del plan de Dios para Adán y Eva; así que, cuando éstos pecaron trajeron al mundo: maldición, la enfermedad, las dolencias y por supuesto, la muerte que vino como la consecuencia máxima del pecado. Por tanto, hay que entender que la mayor tragedia que le pudo suceder al hombre es que, siendo inmortal o destinado a no morir, encontró a través del pecado, la muerte. Porque “La paga del pecado es muerte”, nos dice Romanos 6:23 (RVR60). 

Sé que también muchos se han preguntado: ¿Y nosotros, qué culpa tenemos? Tal vez, ninguna. Pero yo si quiero aclararlo, seguramente no hubiéramos hecho las cosas tú y yo, nada mejor. Lo más habitual es pensar: ¡Por culpa de Adán! Pero yo te garantizo que, si tú y yo hubiésemos estado en su lugar, hubiésemos hecho lo mismo. No somos mejores tú y yo que Adán y Eva. Hoy pensamos de otra manera, porque leemos la historia y vemos las consecuencias, pero ¿cuántas veces, tomamos decisiones equivocadas día a día? O ¿cuántas veces, nos hemos equivocado durante nuestra vida? Probablemente pienses: Hoy no me equivoco tanto, pero antes de conocer al Eterno nos equivocábamos mucho más. Yo estoy convencido, que cualquiera de nosotros, también hubiésemos caído. No sé cuánto tiempo pasó desde que Dios creó a Adán y Eva, hasta que pecaron, pero era cuestión de tiempo.

Lo queramos o no, heredamos desde Adán las consecuencias del pecado. Fue algo inevitable y aunque la Biblia dice que: “los hijos no morirán a causa del pecado de los padres, ni los padres por los pecados de los hijos”, en este caso, aunque no seamos declarados muertos, las consecuencias de ese pecado seguirán todavía y una de ellas, es justamente lo que estamos planteando aquí: ¿por qué nace un bebé con alguna enfermedad o alguna discapacidad? Las incapacidades o defectos de nacimiento ocurren por el pecado, no por los pecados que los padres (aunque haya ciertos casos que sí) o que el bebé ha cometido, sino por el pecado mismo. Es una respuesta que podemos dar: ¿por qué nacen bebés sí? Porque estamos en un mundo y en un entorno donde hay pecado. 

La Escritura nos muestra que el anhelo de la creación, incluyendo a las personas con enfermedades desde el nacimiento, “también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”. No solo son las personas enfermas, con dolor, situaciones difíciles, sino lo que plantea Pablo en la carta a los Romanos, aún el universo y el mundo mismo, anhelan que llegue la redención porque sabe que se encuentra bajo maldición. El pecado ha afectado a todos de alguna manera, aunque sea más visible en este tipo de situaciones que en otras. Dios le dijo a Adán que la tierra sería maldecida por su pecado. ¡Y así fue!

ENTENDER VS CONFIAR

Hay una diferencia entre entender y confiar. Sé que somos seres racionales que buscamos entender, pues es parte de nuestra naturaleza. Hoy más que nunca somos el estereotipo de la humanidad de seres pensantes, aunque a veces, los frutos muestren lo contrario.

Sin embargo, hay un libro muy interesante que quiero invitarte a que lo leas, si no has tenido oportunidad de leerlo, tocante a este tema y es el libro de Job. Un libro que se considera poético y muchas veces, tiene frases de la poesía hebrea. La historia de Job es el planteamiento de una persona que no logra entender por qué Dios permite que le ocurran ciertas cosas. Job era un hombre justo que hacía sacrificios por sus hijos y era un hombre muy próspero que tenía la vida casi perfecta, pues tenía resuelta su vida material. Pero de pronto, él sin entender ni saber, le sobreviene tragedia tras tragedia: pierde prácticamente todo lo que tenía, mueren sus hijos, le viene una terrible enfermedad, vienen sus amigos con la intención de consolarlo, aunque no lo logran, le dan explicaciones que no le satisfacen y la cereza del pastel es cuando la esposa le dice: ¡Ya maldice a Dios y muérete! 

¿Cuál fue la reacción de Job?, ¿por qué es tan importante este libro?, ¿por qué está en la Biblia? Si Dios quisiera quedar bien con el hombre, no hubiera incluido este libro. Para muchos ateos es su libro favorito porque hace quedar mal al Eterno. Entonces, Job da esta respuesta en Job 1:21 “y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Hashem (Jehová) dio, y Hashem (Jehová) quitó; sea el nombre del Eterno bendito. (RVR60). Él reconoció que no merecía todo lo que había tenido e incluso, esa situación que estaba pasando, no iba a maldecir al Eterno por ello sino, por el contrario.

Vamos a leer Job 13:15 He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; No obstante, defenderé delante de él mis caminos,” (RVR60). Es decir, “aunque Él me lleve a la peor instancia, aunque Él me decrete pena de muerte en el juicio, yo voy a seguir esperando”. Esta es la grandeza de este libro y de esta historia: que Job aprendió a esperar. Job tiene una fe prácticamente inquebrantable. Aunque Job mismo se plantea: “Dios tú eres justo, pero yo también soy justo y no merezco esto”. Dios le hace ver que no es así y le muestra un principio muy contundente: “No hay justo, ni aun uno”. Entonces, Job no entendía todo lo que estaba viviendo, pero siguió confiando en que Dios es bueno y eso le permitió seguir confiando en Él. Este es un punto fundamental para todos y quisiera que leas esto con muchísima atención: “Si tú estás pasando por un momento difícil o por una situación dolorosa, debes de saber algo, que Dios es bueno”. Y si lo sabes con certeza en tu corazón vas a poder seguir caminando y confiando en Él. Si no confías en Dios, es porque tal vez no sepas lo bueno que Él es. Si sabes que Dios es amor, aún en las situaciones de dolor y tristeza, vamos a poder seguir confiando en Él. Porque la base de nuestra relación con Dios tiene mucho que ver con la confianza y nuestra fidelidad hacia Él. La fe tiene que ver con nuestra fidelidad hacia Él. Aunque no entendamos, no sepamos, aunque nos duela, la respuesta es: confía. No busques entender, busca confiar en Él para poder seguir adelante. 

Yo lo vería como cuando un niño pequeño se deja inyectar o toma un medicamento que no le gusta, aunque le podamos dar una explicación de porqué necesita la inyección, nunca será suficiente. No lo va a lograr entender porque finalmente es un niño, su mente, su entendimiento no están desarrollados del todo, como para llegar a comprender a cabalidad, porqué tiene que pasar por ese sufrimiento. Y si le mandan tres o cuatro inyecciones, es mucho peor. ¿Pero qué le hace aceptar la voluntad del padre? Que confía en él. Sabe que su papá quiere lo mejor para él.  Si el hijo, solo observara el dolor del momento, pensaría: mi papá, me odia. ¡No! Por supuesto que no. Apreciamos y nos gana el corazón cuando vemos a un hijo que dice: no lo entiendo, pero te obedezco. No lo entiendo, pero lo hago o me voy a dejar. Porque detrás de eso, hay confianza. Entonces, cuando tú y yo creemos y sabemos verdaderamente que Dios es bueno, podemos confiar en Él, aunque no entendamos el porqué de una situación, un dolor o el que un hijo nazca con estas características; aún así podemos seguir. Así como Job reaccionó, así debiera ser nuestra reacción, sabiendo que Dios es bueno, justo, amoroso y misericordioso. Nos va a suceder, nos ha sucedido y suceden cosas que no podemos entender, pero debemos aprender a esperar en Dios. Y ese es el mensaje que quiero que quede en tu corazón en este estudio: “Que aprendamos a esperar y confiar en Él”. Job esperó, esperó y esperó hasta que llegó la respuesta. Confiar en Dios va a evitar que dudemos de la bondad de Dios. 

Yeshua en cierta forma, vivió una experiencia parecida cuando ayunó cuarenta días y cuarenta noches. Vino, nada más y nada menos que el “tentador” para hacerlo caer, hacerlo dudar de Dios, apelando a sus necesidades básicas: alimento y seguridad. Y Yeshua, nunca deja de confiar en Dios. No se pone a discutir con satanás si Dios es bueno o no, ni debate ¿por qué lo permitió? Nunca entró en el porqué, simplemente confió en Dios, respondió con la Palabra y satanás lo dejó. Satanás constantemente va a aprovechar estos momentos de duda o estas situaciones difíciles y de dolor para desanimarte, hacerte dudar de Dios, para que tires la toalla. Y va a estar sobre ti lanzando dardos. Por tanto, tenemos que fortalecernos en nuestra fe. Como dice el Proverbio 3:5-6 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas”. (RVR60).

UNA CURA PARA TODA ENFERMEDAD

Dios no se queda con esta situación en que estamos sufriendo, desde lejos indiferente. ¡No! Dios no permanece indiferente ante el sufrimiento y el dolor aun cuando parece que no hace nada: no es así. Dijimos que la enfermedad, las dolencias son resultado del pecado y Dios proveyó la “cura” para el pecado, todo pecado, toda enfermedad, todas las dolencias, toda discapacidad al enviar a morir a Yeshua por nosotros. No solamente por medio de su sangre nos redimió y rescató, sino que, nos trasladó a una nueva vida. Solo tenemos que esperar a que llegue. Cuando Yeshua regrese o estemos delante de Él, si es que nos llama a su Presencia antes, estaremos libres de toda enfermedad, dolencia y sobre todo escaparemos del enemigo que nadie pudo vencer: ¡la muerte! Esa es la peor consecuencia del pecado. Yeshua nos liberó de ello y hasta que ese día llegue, tendremos que lidiar ciertamente con el pecado, sus efectos y todas sus consecuencias, pero seguimos confiando. Y sabemos que ese pecado, esa enfermedad, ese dolor no serán para siempre. Aun cuando una creatura nazca con discapacidad o enfermedad y aun cuando pasen muchos años, eso no será eterno. ¿Por qué? Porque tenemos una nueva vida en la resurrección, -que no es solamente volver a vivir-, sino un nuevo cuerpo, una nueva morada como dice 1Corintios 15: 37 “Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano;” (RVR60). Esto es maravilloso: que Dios no va a permitir que resucitemos con este cuerpo y con la misma condición actual. De ninguna manera. ¿Cómo será ese cuerpo nuevo? Pablo mismo dice: esto es un misterio, está en el nivel Sod (Oculto), pero ahí está y es verdad y es real. ¿Cómo lo sabemos? Porque Yeshua resucitó. Y los que creemos que Él resucitó, también los que durmieron en Él, todos los que en algún momento mueran antes de que Él regrese, también resucitarán. Y todos, como dice: 1Corintios 15:52 “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” (RVR60).

Tenemos una promesa muy importante, y es lo que dice Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (RVR60). El Eterno hará que toda situación difícil y adversa, sea para bien de todos los que le aman. Todo, absolutamente todo, nos va a ayudar para bien de alguna manera. Eso es un principio, es una realidad y una verdad que nadie puede cambiar, ni satanás mismo lo puede cambiar. Y, aun en un momento como el que vivió Job, de ahí lo rescató Dios y de ahí salió algo maravilloso y bueno. Sintámonos con esa confianza: todo lo que nos sucede tiene un propósito para nuestro bien. 

Y, finalmente, no sabemos qué hubiera pasado si la situación hubiese sido de otra manera. Tal vez, una persona que nace con una discapacidad, si no hubiera nacido con ella y hubiese tenido un estado de salud deseable, tal vez se hubiera apartado de Dios y se hubiera perdido su alma. Y eso es, al final del día, lo más valioso. ¿De qué nos sirve salvar el cuerpo y tenerlo sano, si el alma termina perdiéndose? Y este principio también lo enseñó Yeshua cuando dijo en Mateo 10:28 “No teman al que puede matar el cuerpo, sino más bien teman, al que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” (RVR60). Esto es un punto importante: No sabemos qué hubiera pasado si la situación, no hubiese sido así. Tal vez estas situaciones Dios las permite porque eso motiva a que los padres y familiares se acerquen al Eterno y le busquen de todo corazón. Dios está haciendo que esta persona con discapacidad acerque a sus padres con Él. Es el medio o canal, a través del cual las personas se puedan acercar. Y muchas personas han terminado a los pies del Señor por una situación así y eso significa: ¡Salvación!

OPORTUNIDADES DE APRENDER

Otro punto importante, es que todo este tipo de situaciones son oportunidades para crecer y aprender. Las situaciones de niños que nacen con alguna discapacidad o enfermedad son también una oportunidad para todos de manifestar compasión, misericordia, amor y empatía. Y eso es parte de lo que el Eterno anhela ver en nosotros porque eso es imitarle a Él y seguir los pasos de Yeshua. ¿Cómo desarrollar un carácter como el del Mesías, si no hubiera situaciones que nos permitieran desarrollar esos sentimientos?

Los padres que tienen un pequeño con una situación especial tienen un llamado muy sublime porque sin duda están manifestando constantemente uno de los mandamientos más importantes en esta vida: el amor al prójimo, el amor a Dios. Y están desarrollando un carácter y atributos que podemos ver en el Mesías Y somos llamados a ser como Él. Dios estará puliendo el espíritu de todos aquellos que viven con un familiar en esa situación. Y no solo los más cercanos, yo creo que la sociedad misma en este sentido es llamada a ser misericordiosa. Y debemos reconocerlo, Dios toca el corazón de muchos solo a través de esta manera porque tienen un corazón más duro y fuerte en cuanto a esto. Y al ver una creatura así, ese corazón es tocado y ablandado, cumpliéndose el propósito divino de alcanzar esos corazones de piedra y terribles que, de otra manera, no se podrían alcanzar. La Palabra de Dios dice en Romanos 12:15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.” (RVR60). Pero esto, solo se desarrolla cuando tenemos atributos de compasión y empatía. Si viviéramos en un mundo donde todos estuvieran sanos, con dinero, sin situaciones difíciles, no sería necesario desarrollar ninguna empatía, pues todo estaría bien. Un niño o un adulto con una discapacidad, nos enseña sin duda, a valorar, por ejemplo, lo que tenemos, a ser agradecidos, pues está siendo usado por Dios poderosamente para ello.

Entonces, en lugar de cuestionar: ¿Por qué lo hace? ¿Por qué pasa esto? Debemos preguntarnos: ¿Qué quiere Dios que aprenda de esto? ¿Qué quiere Dios que haga con esta situación? ¿Qué me estás queriendo mostrar Señor? Es como aquel niño al que se le dice que hay muchos niños que no tienen nada qué comer y tú, que no quieres comerte la sopa de verduras. Pero el niño nuca lo va a comprender verdaderamente, sino hasta que sienta el hambre o conozca a otros niños que vivan una situación fuerte de hambre. Ahí si podrá darse cuenta de lo que tiene y que no debe renegar. 

Lo mismo sucede en este tipo de situaciones, en estos ámbitos de la salud. A veces, no lo apreciamos o valoramos hasta que vamos a un hospital o estamos en contacto con una persona que tiene una discapacidad y entonces: agradecemos que está siendo usado por Dios esa persona, ese bebé o niño para que los demás aprendamos, crezcamos y agradezcamos. 

PARA GLORIA DEL ETERNO

Otra posible respuesta de por qué se da esta situación, la encontramos en la misma Palabra. A pesar, de no llegar a entender completamente por qué un bebé nace con ciertas condiciones desfavorables, si sabemos que podemos alabar a Dios porque usará esta situación para su gloria y honra. Como se plantea en el evangelio de Juan 9:1-5 “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” (RVR60).

Y luego leemos que Él escupió en tierra y que luego hizo como una masita y se la puso en los ojos al ciego y, este hombre recuperó la vista. Leemos que los discípulos tenían los mismos cuestionamientos que hasta el día de hoy, muchos nos podemos hacer. ¿Por qué pasó esto, quién pecó? Porque estaba muy asociada la idea de que esto sucedió por un pecado. Pero aquí vemos que no es por un pecado de él, ni de los padres. Yeshua no se enfoca en ¿por qué le sucedió?, sino en la oportunidad de que esa situación provocara que esa persona le diera gloria al Eterno. Por eso, dice estas frases un poco extrañas: Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que, el día dura. Pues ya cuando llega la noche, no hay luz y no se puede trabajar. Esto nos muestra que también hay un tiempo. Y ese tiempo es la oportunidad que tenemos de hacer estas obras de misericordia y de “jésed” (compasión), hacia aquellos que lo necesitan. Tal vez, nosotros no podamos hacer lo que hizo Yeshua, ¡Qué bendición sería que pudiéramos devolver la vista a un ciego! Pero, somos llamados a hacer lo que nos corresponda y lo que podamos mientras dura el día. Porque viene la noche y ya no habrá esa oportunidad. Lo que representa el día es: hazlo, te están dando la oportunidad, haz lo que esté a la mano o a tu alcance hacer. Es una oportunidad para glorificar a Dios, no solo porque el milagro ocurrió, sino porque aun cuando no se diera el milagro o en momentos difíciles o cuando el resultado no es el esperado, debemos glorificar a Dios. 

Es como cuando un joven estudia una carrera y se gradúa con honores pues damos gloria a Dios. Si no se gradúa con honores pues también damos gloria a Dios. Qué bueno que se graduó, qué bueno que terminó. Lo mismo sucede cuando vemos situaciones así, tenemos la oportunidad de glorificar a Dios por servir, por atender, por consolar, por animar, por darnos hacia las personas que tengan estas condiciones pues podemos servir al Eterno y, con ello, darle la gloria a Él. De toda situación el Eterno puede glorificarse. Y ese es el propósito por el cual nos llamó, dice Isaías 43:7 “todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” (RVR60). No hay nadie que no sea llamado para darle la gloria a Dios, así sea un discapacitado o la persona más talentosa. 

MAYOR RECOMPENSA

Al final, debemos considerar una verdad: ¡Dios es justo! Ese es uno de los pilares dentro de los atributos de Dios. La vida no es justa, este mundo no es justo, el ser humano no es justo, pero Dios si es justo. Y, si en este momento no lo parece, al final, si lo será. Recuerdan que en algún momento Abraham le pregunta a Dios en Génesis 18:25 “El juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” (RVR60). Una pregunta tan interesante cuando se le da a conocer a Abraham que va a destruir a Sodoma y Gomorra. ¿Dios no hará lo que es justo? Por supuesto que sí. Recordemos algo: Dios no es deudor de nadie. Al que mucho se le ha dado, mucho se le pedirá. Pero también podemos decir: al que mucho ha sufrido, también mucho se le compensará. Al final de la historia, al final de todo, podremos decir que Dios es justo. ¿Qué recompensas hay? Una vida eterna, un cuerpo glorificado, moradas en los lugares celestiales que Dios ha preparado para todos estos niños inocentes y que son víctimas de las consecuencias del pecado. A su debido tiempo, Dios recompensará. La Biblia dice: “Bienaventurados los que lloran porque recibirán consolación”. Es decir, el que más llora, más consolación recibirá. Dice el Salmo 30:5 “Porque un momento será su ira, Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.” (RVR60). 

De pronto, podemos cuestionar y sentir: ¡Qué difícil es Dios! Pero al final, su favor es para siempre. Su gracia será mucho mayor. Vamos a leer Apocalipsis 21:3-4 “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (RVR60). Dios va a consolar y compensar todo lo que hayamos sufrido.

Y dice Santiago 1:12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.” (RVR60). Yo te lo garantizo y te lo puedo decir porque creo que lo que dice la Biblia es verdad y esto plantea la Palabra de Dios.

REFLEXIÓN FINAL

La encontramos en el libro de Romanos que nos da un planteamiento fuerte y que de alguna forma responde la pregunta que hoy nos estamos haciendo. Leamos Romanos 9:11-21 “(pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), 12se le dijo: El mayor servirá al menor. 13Como está escrito: A Jacob amé, más a Esaú aborrecí. 14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. 16Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. 18De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. 19Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?
20Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (RVR60).

Este planteamiento que nos deja el Apóstol Pablo es muy fuerte, muy franco y directo pues, al responder la pregunta, nos ubica en nuestro lugar: ¡Dios es el alfarero! Cualquiera de nosotros, somos el barro. Así que, ¿tenemos derecho a cuestionar las decisiones de Dios? ¿Sabremos más que Él? 

La mejor respuesta la da el mismo Pablo en Romanos 11:33-36 “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! 34Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? 35 ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? 36Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”. (RVR60).

Vemos en esta respuesta que nunca vamos a entender la mente de Dios, nunca vamos a poder entender sus designios y caminos en su totalidad. La respuesta de un hebreo ante un planteamiento, tal vez indescifrable es, que Dios es Dios y nosotros solo somos hombres. Dios es soberano y nosotros somos el barro. Él es el alfarero y sabe lo que hace. Porque a ti, Dios, ¿quién te entendió primero? ¿Quién fue tu consejero? Nadie. 

Aunque esta respuesta sea más dura, debemos confiar y descansar en que Él sabe lo que hace. 

Estudia el Artículo ‘¿Por qué nacen bebés discapacitados?’
en Video

CategoríaConsuelo, Paternidad
Escribe un comentario

*

Your email address will not be published.

© 2012 -2024 KEHILÁ Camino a Emaús.
Todos los derechos reservados

Síguenos en:           
Simple Follow Buttons
Simple Share Buttons
Menu