¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE LA DONACIÓN DE ÓRGANOS?

Difícilmente vamos a encontrar en la Biblia una respuesta que sea literal, porque estamos hablando de un tema del cual: ¿Quién hubiese imaginado?, y no lo digo de la época de Moisés, la época de David o Salomón, ni con toda su sabiduría, ni la época del mismo Pablo, quien viajó y conoció diferentes culturas, ni el mismo Lucas, siendo médico; que algún día llegaríamos con la ciencia y los avances médicos a que se pudiera transferir el órgano de una persona a otra. Hasta hace algunos años, se hubiera pensado que era ciencia ficción. Y, sin embargo, hoy en día es una realidad.

La idea de la donación de órganos siempre ha generado controversias porque estamos hablando de aspectos que tienen que ver con nuestra ética, con la moral y con principios que están ligados con nuestro cuerpo. En el judaísmo hay un gran respeto hacia el cadáver o cuerpo de una persona que acaba de fallecer. Nosotros estudiamos y analizamos la pregunta sobre la cremación y en ella hicimos énfasis en la importancia y el respeto que se debe tener al cuerpo de la persona aun cuando esta ya no esté viva.
La idea primordial de la donación de órganos es proporcionar a otra persona una segunda oportunidad de vivir. No es que sea reciclable, aunque suene un poco fuerte o despectivo, pero la realidad es como reusar un órgano que aparentemente ya había cumplido su propósito y función; pero resulta que aún es viable para que una persona pueda continuar con vida o mejorar su calidad de vida.

Por eso, decía yo, que Moisés ni siquiera se pudo haber imaginado el mundo en el que hoy vivimos. Ni siquiera el mismo Salomón.
El primer trasplante de órganos se realizó en 1954 en Barcelona, España, lo que nos muestra que no fue hace tanto tiempo. Hoy en día, muchas personas están tratando de recibir un trasplante de un órgano para sobrevivir o para prolongar su vida. Por ello, voy a darles unos datos que encontré sobre el tema. En 2017, en México, se estima que había un aproximado de 21,000 personas que necesitaban un trasplante. Número que podríamos pensar que muy probablemente sea mayor. En el mismo año, en Argentina, se estima que 11,000 personas requerían un trasplante. En México, cada año, se realizan aproximadamente 7,000 trasplantes. Por lo que podemos notar que hay un gran déficit de órganos disponibles contra los que se necesitan. Esto llevó, para crear conciencia en las personas, a nombrar el día nacional de la donación y trasplante de órganos y tejidos en México, el 26 de septiembre.

También se estima que 17 personas mueren cada día en el mundo esperando un trasplante. Es algo sumamente triste. Y es muy significativo, porque estas 17 personas forman parte de un núcleo familiar y de la sociedad. Lo que me llamó la atención es que cada donante de órganos puede salvar 8 vidas y 75 vidas más pueden mejorar.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

Vamos a tratar de abordar un poco más de cerca esta pregunta y a considerar lo que la Biblia pudiera decirnos al respecto, aun cuando no vamos a encontrar un solo versículo relativo a este tema. Lo que sí sabemos es que la Biblia nos llama a: “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.” Es el segundo mandamiento más importante cuando le preguntaron a Yeshua y que está escrito en Levítico 19:18:

“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” (Levítico 19:18 RVR60).

Entonces, ante una situación de la necesidad de un trasplante de órganos, cualquiera de nosotros desearía que hubiese un prójimo, que nos amara de esa manera. Que se desprendiera, con ese amor, con tal de salvar nuestra vida o la de un ser querido.
Aunque la Biblia no hace mención directa a la donación de órganos, hay un versículo que se acerca en su intención, planteada por el Apóstol Pablo: Gálatas 4:15:

“¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que, si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.” (Gálatas 4:15 RVR60).

Este versículo me dejó sorprendido por el contexto de la donación de órganos. Aquí Pablo llegó a la región de Galacia y le aconteció una enfermedad grave en los ojos. Entonces, qué amor, qué empatía y qué impresionante manifestación expresa el verso, sobre estas personas que serían capaces de sacarse los ojos para ponérselos a él. Así que es una muestra de lo que el amor nos puede llevar a hacer.
Decíamos que en Levítico 19:18 se encuentra el segundo mandamiento más importante, el cual es: amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Yeshua nos dejó esta declaración muy importante en Juan 15:13:

“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13 RVR60).

Hay muchas formas de expresar el amor, pero Yeshua pone como la máxima expresión de amor por una persona: Que uno esté dispuesto a amar de tal manera, que pongamos la vida por otra persona. El punto literal sería, mi vida entrego. Estaría dispuesto a recibir el balazo, a tomarme el veneno o cualquier otra circunstancia similar, donde el resultado sea que termine con mi vida, con tal de salvar la vida de otra persona. Por eso, dice Yeshua: “Nadie tiene mayor amor que este”. Esta es la máxima expresión de amor y Él lo hizo justamente por nosotros, al estar dispuesto a dar su vida.

Lo increíble es que hoy, con la ciencia, una persona fallecida, puede aplicar este principio de amor al prójimo por medio de sus órganos. Es decir, que una persona esté dispuesta a entregar algo que le pertenece, ya es en sí una muestra de amor.
Estamos hablando en muchos casos de la donación de órganos, cuando la persona ya falleció o cuando ya se considera que no hay esperanza de vida, como en la muerte del tallo cerebral. En ciertos países, los parientes cercanos tienen la facultad de desconectar a la persona para proceder a la donación de sus órganos. Sin embargo, es muy importante resaltar que, la donación al ser un acto de compasión, generosidad y de amor, la persona que falleció debe haber dado su consentimiento. Ya que estamos hablando de donar y no de vender y/o traficar como tristemente se ha hecho.

¿QUÉ ARGUMENTOS HAY?

Ya vimos que la Biblia no nos expresa con claridad sobre esto; así que solo tenemos una idea, aunque no literal, sino metafórica de Pablo. Entonces cuando la Biblia no nos da, en muchos casos, una opinión muy clara. Dios nos da su Espíritu y a través de Él podemos ser guiados a toda verdad y para el cumplimiento de sus mandamientos. Para eso, hemos recibido el Espíritu de Dios, para reconocer cómo vivir de acuerdo con su Palabra y a su voluntad. Toda la Torá se resume en dos mandamientos: 1. Amar a Dios. 2. Amar a nuestro prójimo. La palabra en común es el “Amor” y todo lo que deberíamos buscar hacer día a día, debería estar enfocado en estas dos vías: amando a Dios o amando a nuestro prójimo.

Respecto a la donación o trasplante de órganos, no hay una prohibición literal al respecto en la Biblia. Pero hay argumentos en contra de esto. Por ejemplo, los Testigos de Jehová se oponen a la donación de órganos por el tema de las transfusiones de sangre, con lo que no están de acuerdo.
Y hay otras personas que preguntan: ¿Qué va a pasar en la resurrección? ¿Qué va a pasar con las personas que donaron sus órganos? Yo creo que no debemos preocuparnos por esto en lo absoluto. La Biblia nos muestra que en la resurrección nuestro cuerpo será totalmente renovado. Tendremos el último modelo de cuerpo. Y vamos a leerlo para tener esa base en la Palabra y eliminar toda clase de preocupación en 1 Corintios 15:35-53:

“Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras (sepulta) no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.” (1 Corintios 15:35-53 RVR60).

Así que nos puede costar entender cómo va a suceder esto, pero la verdad es que la respuesta es clara y concisa, simplemente la resurrección no será con el mismo cuerpo con que fallecimos. Ni los mismos órganos. Porque viene una naturaleza totalmente diferente y el nuevo cuerpo será acorde a esa nueva naturaleza y sobre todo a lo espiritual. Una posibilidad es que nuestro nuevo cuerpo sea muy similar al cuerpo con que resucitó Yeshua. Probablemente no todos vayamos a degustar la muerte, pero definitivamente todos seremos transformados en un cuerpo celestial y espiritual, vestido de inmortalidad. Por tanto, la preocupación de no donar órganos está explicada aquí y leemos que no hay ningún problema en este sentido porque recibiremos un cuerpo nuevo.

OTRAS OPINIONES

Otras religiones como católica, cristiana, mormones, a excepción de los testigos de Jehová, no se oponen a la donación de órganos. Pero dentro del judaísmo, en el ámbito ortodoxo, hay tres prohibiciones referentes al cadáver, ya que el cuerpo se considera sagrado y se ve como una afrenta al cuerpo de la persona fallecida (hasta las autopsias), debido a varios preceptos que se establecieron:

  1. Nivul Hamet”, que es la prohibición de la mutilación innecesaria de un cadáver.
  2. Halanat Hamet”, que prohíbe retrasar el entierro de un cuerpo. Salvo excepciones, que aplican, de rabinos muy eminentes, para darles honra y tributo a los hechos de su vida, por lo que prolongan el entierro.
  3. Hanaát Hamet”, que prohíbe obtener algún beneficio de un cadáver.

 

Podemos entender que tanto el último como el primero son argumentos que van en contra de la donación de órganos y por ende, muchos judíos y rabinos ortodoxos dicen no a la donación de órganos. Para ellos, es importante aceptar que probablemente la persona que necesita el trasplante es por designio divino que llegara a esta situación. Y si el órgano que tiene la falla provoca que pierda la vida, lo aceptan como la voluntad de Dios. Para ellos, es muy importante el respeto al cuerpo y estas prohibiciones expresan el carácter ético o moral que cada uno pueda tener. Y como la Biblia no expresa de forma literal o clara la postura, por cuanto era un planteamiento imposible de realizar en aquellos días. Por eso, son aspectos que desafían hoy en día nuestra fe porque hay avances tecnológicos que nos pueden hacer replantear ciertos aspectos éticos o bíblicos.
No todo el judaísmo o los rabinos están de acuerdo con esta negativa a la donación de órganos, ya que cada vez hay más judíos y rabinos abiertos al tema. En los movimientos reformistas o conservadores es una práctica totalmente aceptada.

Hay un principio básico que se llama kal va homer (Lo más y lo menos importante), es darle mayor o menor peso a una situación en particular. Y la posibilidad de salvar una vida está por encima de las leyes del tratamiento del cuerpo de una persona que falleció. Siempre y cuando se haga con total respeto y dignidad. Hay un principio judío que se llama Pikuaj Néfesh que significa el salvamento de la vida. La obligación de salvar una vida. La preservación de la vida humana tiene prioridad sobre casi todos los mandamientos. El Talmud enfatiza este principio cuando cita el verso de Levítico 18:5:

“Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová.” (Levítico 18:5 RVR60).

También es un argumento para el judaísmo ortodoxo, en el cual sí se permite la donación de órganos por el principio de Pikuaj Néfesh. También se aplica este principio en otros casos como el poder transgredir Shabat (Día de reposo) con tal de salvar una vida. Yeshua mismo se basó en este principio cuando les expresó: “si una oveja cayera en un hoyo en Shabat, ¿no la sacarían?”. Ellos respondieron que si la sacarían. Entonces, ¿cuál es el problema de salvar la vida de un hombre en Shabat, si están dispuestos a transgredir el día de reposo por una oveja?

También aplica este principio, si estaban dispuestos a transgredir Shabat por guardar el precepto del Brit Milá (circuncisión). ¿Están dispuestos a infligir dolor, aunque sea Shabat? Entonces, ¿por qué se enojan por salvar completamente a un hombre en Shabat? Si el Brit Milá involucra un órgano del cuerpo, sanar completamente a un hombre es sanar todos los miembros de su cuerpo. Ponlo en una balanza, haz un Kal va homer y te darás cuenta de que es lícito sanar en día de reposo.
Pikuaj Néfesh está basado en esa idea: Cuando la vida está en riesgo hay que transgredir lo que sea. Hay ciertas excepciones como: matar a una persona, la blasfemia o las cuestiones asociadas a la idolatría que produzcan que otros tropiecen en su fe, el adulterio, tener relaciones sexuales con animales, etc. En todos los casos es preferible dar la vida. Por tanto, la preservación de la vida tiene prioridad sobre casi todos los mandamientos.

Por tanto, el principio de Pikuaj Néfesh es aplicable en la donación de órganos, porque como mencioné antes, cuando una persona está dispuesta a donar sus órganos, salva la vida de varias personas. Ya cada uno tendrá su propia opinión.
Para cerrar este punto, yo considero que en temas ambiguos que no están claramente establecidos en la Palabra, pero que tampoco están claramente prohibidos, yo considero que bajo el principio de salvar muchas otras vidas, me parece que es totalmente aceptable. Dice el famoso dicho rabínico: “El que salva una vida, salva el mundo entero”.
Yo creo que todos anhelaríamos si estuviéramos en necesidad de que nos donen un órgano, poder recibirlo de quien fuera. Y una forma de aclarar y conseguir shalom en temas así, es leer Romanos 14:22:

“¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.” (Romanos 14:22 RVR60).

Es decir, si tú lo apruebas con tu conciencia tranquila, después de preguntarle al Eterno su voluntad, entonces: ¡Adelante! Ya que debe ser de forma voluntaria y con convicción. Cada uno esté convencido de que lo que va a hacer, lo hará con la aprobación de Dios.

CategoríaAmor al prógimo
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