¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE LA TRINIDAD?

Bienvenidos a Respuestas en la Biblia, un estudio de la “Kehilá” (Congregación) Camino a Emaús donde estamos compartiendo semana a semana, las respuestas a las preguntas que abordan nuestra fe y que en algún momento nos hemos hecho al leer la Palabra y también, preguntas que nos surgen por otras fuentes de información o personas y que quisiéramos encontrar una respuesta en la misma Escritura, buscando la voluntad del Eterno. Hoy resolveremos la pregunta No. 154 ¿Qué dice la Biblia sobre la trinidad? Un tema muy interesante que siempre ha generado controversias y diferencias históricas. Vamos a enfocarnos, más que en la historia de la trinidad, en una respuesta más concreta y breve, sobre todo para tener un entendimiento más claro. 

En este caso, hablando sobre el tema de la trinidad, puede ser un tema bastante complejo, si nos alejamos de las Escrituras. Puedes leer comentarios o en algunas páginas web que este asunto de la trinidad es imposible entenderlo, prácticamente imposible de explicarlo en la Biblia. Pero yo creo que, las cosas se hacen más complejas, porque los seres humanos así las hacemos. Parece que nos gusta, a veces, complicarnos más la vida de lo que debería de ser. Al menos, esta es mi opinión, incluyendo a los que compartimos la Palabra; porque de pronto, en lugar de hacerlo más fácil, somos los que lo hacemos más complicado. Espero que, en esta ocasión, no lo haga yo así. 

LA TRINIDAD NO EXISTE EN LA ESCRITURA   

La palabra trinidad como tal no existe en la Escritura, en ningún pasaje o versículo viene esta Palabra y, esto es importante saberlo desde un inicio. Aunque el principio de la trinidad se basa en ciertos pasajes de la Biblia. Caso contrario, no tendría sentido el hablar de ella, sin una base bíblica. Vamos a analizarla entonces.

A esta doctrina de la trinidad se le conoce como “Trinitarismo” y, algunas personas podrían mostrar algunos versos, sobre todo del “Brit Jadasha” (Nuevo Testamento), para sustentarla. Pero, debemos recordar ciertas bases doctrinales muy importantes. Dentro de estas bases está la “Torá” (Instrucción) o Pentateuco, donde se encuentra el fundamento de toda doctrina. No hay otro escrito en la Biblia que pueda o debe contradecir lo que está establecido en la “Torá” o Ley de “Moshé” (Moisés) porque ese es el principio. Hasta en orden cronológico ese es el principio y, por tanto, de ahí surge la base para todo lo demás. Esto es un punto muy importante. Además, no tenemos evidencia de que Moisés hubiese escrito algo sobre este tema o, lo hubiera implicado de alguna manera. Tampoco hay evidencia de la trinidad en los Profetas que escribieron sobre la base de la “Torá”. Ni en otros escritos como en los “Tehilim” (Salmos) o “Mishley” (Proverbios). Parece ser que no era un tema relevante para el Rey David o el Rey Salomón, ambos hombres que Dios usó. Principalmente en el caso de Salomón, a quien Dios dotó de una sabiduría sobrenatural. 

Llegar al “Brit Jadasha” (Nuevo Testamento) y esperar que el Apóstol Pablo estuviera enseñando algo nuevo o diferente a lo que enseñó “Moshé” o los Profetas, es muy aventurado. Entonces, es importante considerar estos principios fundamentales doctrinales, donde nada, ni nadie, puede contradecir la “Torá”. Así que, ni Pablo, ni Juan, ni ningún otro de los discípulos, puede ir en contra de lo ya establecido. 

Hay algo muy curioso: solemos encontrar en la Biblia, lo que suele encajar con nuestro pensamiento. De ahí, que haya tantas religiones y denominaciones. Lo que nos hace preguntarnos: ¿por qué no se dan cuenta las personas de este u otro asunto? La realidad es que tiene mucho que ver, con que acomodamos lo que estamos buscando, porque lo queremos encontrar y así lo queremos ver. Como la persona que cree en ovnis, ve ovnis. La persona que cree en fantasmas ve fantasmas y así sucesivamente. Entonces, vamos a tratar de buscar la objetividad, no tenemos la verdad absoluta, ni mucho menos. Creo que seguimos en un proceso de aprendizaje, aun después de muchos años, seguimos aprendiendo y nos damos cuenta de que aún nos falta muchísimo por aprender. 

¿QUÉ ENSEÑARON LOS APÓSTOLES Y YESHUA?  

Vamos a retomar esta idea sobre ¿Qué enseñó Yeshua?, ¿qué enseñaron los Apóstoles? Recordemos que toda la doctrina de Pablo y los apóstoles está basada en el “Tanak” (Antiguo Testamento), pues no tenían el llamado Nuevo Testamento y, que todos ellos eran judíos e interpretaban como judíos la Escritura. Ellos no tomaban sus propias epístolas como bases doctrinales para establecer nuevos fundamentos o enseñanzas. Quiero retomar este punto, porque no hay ninguna evidencia de que Yeshua (Jesús), Pablo o los apóstoles hubieran creído en el concepto o en la idea que se tiene, sobre todo hoy, de la trinidad. Ninguno de ellos habló sobre este tema. Más bien, la idea de la trinidad surgió en base a los escritos de ciertos apóstoles. Sin embargo, no quiere decir que los apóstoles lo hayan enseñado o lo hayan visto de esta manera. Pablo les dijo a los Efesios en el libro de los Hechos que no rehusó el enseñarles todo el consejo de Dios y, no tenemos evidencia de que les haya enseñado algo sobre la trinidad. 

SOLO HAY UN “ELOHIM” (DIOS)

¿Qué fue lo que si enseñaron los apóstoles y si encontramos en la Escritura? Vamos a estudiar algunas citas, que me parecen muy relevantes e importantes que las leas en tu Biblia para que podamos establecer mejor estos principios. 

La primera cita está en 1 Corintios 8:6-7ª:

 “para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina”. (1 Corintios 8:6-7ª RVR60).

 ¿Quién está escribiendo aquí? El apóstol Pablo quien, junto con los apóstoles, creen que solo hay un Dios. Sin embargo, esta es una realidad, no todos tienen este conocimiento, porque no todos nacieron en la cultura hebrea o judía y no tienen el entendimiento de la Escritura como los judíos lo hicieron desde el inicio. El mismo Pablo pregunta en la carta a los Romanos: ¿qué ventaja tienen los judíos? Y él responde: Mucha, de muchas maneras. Porque primero les fue encomendada la Palabra de Dios, la Escritura, la revelación escrita de la voluntad de Dios. Por ende, hay esta diferencia con la gente que está habituada a la idolatría y a conceptos que no provienen de la Escritura. Pero, para nosotros, solo hay un Dios: el Padre. ¡No hay más! No hay tres dioses. No son tres personas. Porque es evidente que, a lo largo de la historia, el concepto de la trinidad no es nuevo. Desde los días de Egipto, se consideraba el “Trinitarismo” como parte de los cultos que hacían ahí mismo. Por eso, que Dios se dividiera, de cierta manera, no era algo extraño para ellos. 

Pero Pablo nos dice de una manera sumamente clara y evidente que: “Sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas”. ¡No hay más! 

Vamos a leer Efesios 4:5-6:

“un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”. (RVR60). 

Es muy evidente y claro para todos que, dentro del judaísmo, el principio fundamental de la fe es el “Shemá” (Escuchar, prestar atención y responder con acción a lo que se ha escuchado), que dice: “Escucha Israel, Adonai nuestro Dios, Adonai uno es”

Vamos a leer otra cita para verificar lo que dice la Palabra al respecto en Gálatas 3:20:

 “Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.” (Gálatas 3:20 RVR60).

 Dios es UNO, no hay tres. Muy sencillo y simple este verso. 

Ahora leamos 1 Corintios 8:4:

 “Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.” (1 Corintios 8:4 RVR60). 

Reafirmando el concepto previo, como diciendo: no se la compliquen, no hay otra manera, no hay dioses fuera de Él, sólo hay UN Dios. 

Dice en la carta de Pablo a los Romanos 16:27:

 “Al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.” (Romanos 16:27 RVR60).

 Así cierra esta carta, con este último versículo. 

Por último, vamos a leer esta cita en 1 Timoteo 2:5:

 “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” (1 Timoteo 2:5 RVR60).

 Hay un solo Dios, dice Pablo, una vez más. No hay muchos dioses o dioses divididos o tres dioses en uno. Pablo no renunció a lo que numéricamente el número 1 representa, es decir, UNO. Nunca dijo: uno, más uno, más uno, es igual a uno. Simplemente dejó los principios que ya estaban establecidos y eran conocidos. No estaba enseñando nada nuevo o algo diferente, o que no fuera conocido. 

¿DE DÓNDE SURGE LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD? 

Vamos a ver de dónde surge la doctrina de la trinidad. Y les decía que, yo no quiero aquí extenderme, porque hay prácticamente libros y capítulos enteros que hablan sobre este tema. Pero en la síntesis más simple que pudiéramos encontrar, es evidente que esta doctrina no surgió de la ley de Moisés, ni de los escritos del Antiguo Testamento. Por lo tanto, no pudo haberla aceptado, ni tampoco ninguno de los apóstoles, ya que al no estar establecida en la “Torá” debía ser rechazada y jamás considerada. 

¿Dónde surgió la doctrina de la trinidad? Antes del Concilio de Constantinopla, existió el Concilio de la Nicea, que tal vez, es uno de los más conocidos dentro de todos los concilios realizados. Estoy hablando del año 325 d.M. Nicea es una ciudad muy cercana a Constantinopla, que era una de las capitales del Imperio Romano. Y, es en esta ciudad de Nicea donde se estableció esta doctrina, con Constantino quien era el emperador romano que reinó del año 306 al año 337 d.M. aproximadamente. La historia lo cataloga como el emperador que se convirtió al cristianismo. Pero algunos dicen que si se convirtió al cristianismo fue en su lecho de muerte, pues hasta el final fue bautizado. Sin embargo, él seguía adorando al dios sol y que nunca dejó su paganismo. Realmente el cristianismo no abolió el paganismo, sino que integró ciertas costumbres e ideas paganas dentro de la doctrina cristiana. 

¿Qué hizo Constantino? Él vio la oportunidad de asentar ciertas bases doctrinales que, servirían justamente como credo, para el imperio que él estaba gobernando. Convocó entre 212 a 300 obispos, para que quedaran asentadas estas bases. Se dice que él recibió una revelación donde se le daba un símbolo (la cruz), con el cual vencería. Fue justamente ahí, que decidió convertirse. Finalmente, el cristianismo se convirtió en una forma más de conquista, de control, de manipulación política y militar. Es la verdad, por tanto, así hay que decirlo: el cristianismo, se convirtió en una herramienta más de conquista y control. Y Constantino lo supo aprovechar en su máxima expresión. Él se dijo: ¿para qué estar peleando entre todos? Mejor unámonos en una sola fe, creamos estas doctrinas. Un poco de paganismo, un poco de allá y todos contentos y felices. Así nos fortalecemos, nos unimos y, también, perseguiremos a los que no piensen como yo. 

A la muerte de Constantino, el Emperador Teodosio, reinó del año 379 al 395 d.M. Y, más de 50 años después, para el año 381 d.M. estableció en el concilio de Constantinopla, que el Espíritu Santo es el Señor también y se le colocaría al mismo nivel que al Eterno y que al Mesías. Entonces, en el primer concilio, en el de Nicea, se dio la primera base entre la relación del Padre y el Hijo. Pero, en el segundo concilio, en el de Constantinopla, es que se establece formalmente la doctrina de la trinidad. Donde se eleva al Espíritu Santo en el concepto de deidad, de unicidad con el Padre y con el Hijo. Evidentemente, habría que citar algunos pasajes para poder asentar esto. Lógicamente, los judíos que empezaban a escuchar o saber esta información, nunca lo aceptaron, ni lo vieron como parte de la enseñanza que el Eterno tenía para su pueblo en la Escritura, en este caso, en el “Tanak”. Además, estamos hablando que el Nuevo Testamento que hoy conocemos, ni siquiera estaba plenamente formado. Es decir, aunque tenían autoridad las cartas de los apóstoles y los evangelios, aún no se compilaban todos. Fue justamente por esas fechas, que se decidió por formalizar un canon para formar el Nuevo Testamento. Así que, ni siquiera pudieron haberse basado en todos los escritos completos de los apóstoles como para establecer esta doctrina de la trinidad. 

EL TIEMPO LA FUE ESTABLECIENDO 

Ahora, ¿por qué se sigue enseñando esto? Primeramente, debemos establecer que esto surge en los concilios cristianos del siglo IV y comienzos del siglo V. Y, como sucede con muchas cosas, el tiempo lo va estableciendo y asentando. Hay ciertos versos que sustentan esta doctrina porque dicen que, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, aparecen juntos. Entonces, ahora tendríamos que pensar que estamos hablando justamente de lo que, de manera codificada, los apóstoles estaban enseñando. 

Vamos a ver un ejemplo en Romanos 15:30:

 “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios,” (Romanos 15:30 RVR60).

 Aquí se menciona tanto al Padre, como al Hijo, como a la “Ruaj” (el Espíritu). Si tratáramos de ser objetivos como las personas en Roma que reciben la carta de Pablo por primera vez, tendríamos que recordar que la Escritura en sí, no tenía versículos y ni siquiera había capítulos. Entonces, en estas líneas aparecen tal cual: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Pero, realmente, ¿dónde nos dice que hay un concepto trinitario de Dios? Simplemente, dice, les ruego hermanos, por el Mesías y por el amor que manifiesta el Espíritu de Dios, que me ayuden orando por mí a Dios. No hay más. Les digo que tristemente solemos ver y encontrar, a veces, solamente lo que queremos ver. Mucho más cuando tenemos un prejuicio o una idea preconcebida sobre determinado asunto. De no ser así, no tenemos por qué ir más allá de la literalidad que nos dice el texto. 

Vamos a leer otro ejemplo de un versículo donde se toma la evidencia de la trinidad en 2 Corintios 13:14:

 “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.” (2 Corintios 13:14 RVR60).

 Aquí está literal, al final de la carta a los corintios en la despedida. Si se tratara de enseñar una doctrina nueva, que no estuviera escrita en la ley de Moisés, no sería el momento más apropiado para establecer un principio tan importante como la trinidad, dejándolo a la despedida de la carta. Yo, personalmente, no lo veo como una enseñanza trinitaria, ni como una evidencia de que Pablo enseñó sobre la trinidad. 

LA COMA JUANINA

¿Dónde, en la Biblia, si podemos reforzar esta idea? En un pasaje muy interesante, que aparentemente nos habla de la trinidad en 1 Juan 5:7:

 “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.” (1 Juan 5:7 RVR60). 

Este verso, es el que se conoce comúnmente en los círculos académicos como “la coma Juanina” o “coma Joánica”, es decir, del apóstol “Yohanan” (Juan). Sin embargo, este verso no apareció sino hasta después del siglo IV. Algunas personas afirman que se incorporó como una glosa de ese tiempo. La idea, evidentemente, es que aquí Juan está hablando de testigos, como es una costumbre del judaísmo: “porque tres son los que dan testimonio en el cielo”. Pero, el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Esta última frase, no la escribió Juan. Fue escrita muchos siglos después de que Juan escribiera esta carta; hasta después del siglo XVI. Para ese entonces, ya habrían pasado varias generaciones después de Juan y ninguno de ellos, se enteró de que Juan hubiese escrito algo así. De hecho, hay una situación interesante porque el “textus receptus” que es una de las versiones más antiguas que datan entre 1516 y 1519 d.M., no la incluye. Si una de las traducciones de mayor autoridad, no incluye esta frase o información, es porque no pertenece al rollo original. Quiere decir que muchos de nuestros ancestros jamás escucharon esta interpretación, ni el final de este versículo, basándose en esta idea de la trinidad. Así que, esta “coma Juanina” está ausente de manuscritos y de muchas versiones antiguas, de diferentes idiomas, lenguas o dialectos. Algunas versiones como la Siria, la Copta, la Etíope, la Armenia, la Árabe, etcétera, no aparece en ninguna de ellas. Si lo vemos de esta manera, fue agregado el texto más hacia nuestros días que hacia los días de Juan. 

¿ENTONCES, POR QUÉ EL USO DE PLURALES? 

Por tanto, no hay una base escritural clara, ni una base fundamental en la Torá sobre la trinidad. Sé que algunos dirán: ¿por qué el uso de plurales? Aquí les dejo una cita que es el clásico ejemplo de la trinidad desde el libro de Génesis 1:26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.” (Génesis 1:26 RVR60). 

Aquí el plural, pero si no hay una trinidad, ¿por qué se escribió así?

Primeramente y para dejarlo muy claro, no porque se esté haciendo uso del plural, automáticamente quiera decir que estamos hablando de la trinidad. No hay que ver más allá de lo que hay. Ese plural tiene una explicación. Al decir: Hagamos, no quiere decir que sea una trinidad, porque pudieron haber sido 2, 3, o 6. Algunos dicen que este es un plural Real, porque así decían los reyes: “Hagamos”, cuando en realidad no es que el rey lo hiciera, ya que lo hacían otras personas. Es una manera de decir, lo hacen otros, pero lo hicimos juntos. 

Otras personas opinan, y yo me inclino más a pensar en esto, que el Eterno aquí está hablando con el Hijo. Hay un diálogo entre el Mesías y el Padre, porque sabemos que “Yeshua” es cocreador con el Padre. Él también formó parte de la creación. Es UNO con el Padre. Entonces, aquí el Padre está hablando con el Hijo, de crear al hombre conforme a la imagen y semejanza del Hijo, pero con los atributos del Padre. Sin embargo, atribuir al Espíritu Santo como una personalidad, que prácticamente se le empezó a dar a lo largo del desarrollo de los Concilios, no es lógico. Pero, es muy curioso, sobre este tema del Espíritu, que se le incorpora siglos después como que también es Dios. Veamos una evidencia muy clara en el libro de los Hechos que no es un tema importante en el sentido doctrinal, sino más bien en el sentido práctico. 

Leamos Hechos 19:1-2:

 “Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.” (Hechos 19:1-2 RVR60). 

Hoy, en varios institutos Bíblicos, hay una materia completa que te enseña todo sobre el Espíritu Santo y existe toda una teología, doctrina, libros, en fin. Aquí vemos lo que sucedía en la época de Pablo que, hallando a ciertos discípulos, no gente pagana, sino que tenía conocimiento de la Escritura, al grado de ser considerados discípulos, creyentes en Yeshua. Y ellos, ni siquiera, habían oído si había Espíritu Santo. Ni enterados estaban. Así que no era una cuestión teológica que ellos conocieran al Espíritu Santo y los conceptos de la trinidad. ¡Por supuesto que no! Más bien, el interés era, si habían sido bautizados en la “Ruaj HaKodesh”, si fueron llenos de poder y de ese Espíritu. No era un concepto doctrinal que debiera enseñarse en las aulas. No era un tema de la “yeshivá” (centro de estudios de la Torá) que se estudiara meses o días. Simplemente, se veía a la “Ruaj” como tal, es decir, como el Espíritu del Eterno, una manifestación de Él, un poder de Él, que emanaba de Él. Era la forma en que los hombres se llenaban de su Presencia para ser transformados y para hacer cosas que, sin Él, no hubieran podido hacer. ¡Nada más! No era personalizarlo, ni darle una identidad que se constriñe, se entristece. Evidentemente, esto no es porque sea un ente separado del Eterno. 

Me parece que si hoy en día, se les presentase a los apóstoles esta idea de la trinidad, les intrigaría mucho y quedarían hasta confundidos, pensando: ¿cómo pudieron llegar a esta conclusión con estos versículos? Versículos que ellos mismos escribieron sin esa intención. Dios siempre se ha revelado de muchas formas y su Espíritu es una de ellas, así se ve dentro del judaísmo, pero no se le ve como una tercera persona.

Aquellos que piensan que deben creer en la trinidad porque si no lo hacen algo le pasa o no son salvos, la Biblia no dice que tengas que creer en todos los conceptos o en el concepto del Espíritu o de la relación del Padre y el Hijo para ser salvos. “Yeshua” dijo: “Si no se arrepienten, todos perecerán igualmente”. Lo que sí es fundamental, es la creencia de la “teshuva” (arrepentimiento), el perdón de los pecados, de la gracia del Eterno manifestada a través de su Hijo y de la obra perfecta de su sacrificio hecho en la cruz a nuestro favor. 

Este es un tema interesante, que creo se ha hecho más grande de lo que la Escritura nos muestra. Es un tema que se ha difundido más que, lo que los apóstoles enseñaron. Hicieron referencias al Espíritu del Eterno, pero no para generar un concepto, dogma, enseñanza, ni mucho menos un credo. 

Espero que esta Respuesta haya sido de bendición para tu vida. Te espero en la próxima pregunta de Respuestas en la Biblia.   

Escribe un comentario

*

Your email address will not be published.

© 2012 -2024 KEHILÁ Camino a Emaús.
Todos los derechos reservados

Síguenos en:           
Simple Follow Buttons
Simple Share Buttons
Menu