¿QUÉ REPRESENTA LA SANIDAD DEL LEPROSO?

Estamos conociendo más, pregunta a pregunta, sobre a Palabra de Dios. Esta pregunta corresponde a la sección donde analizamos los milagros de “Yeshua” (Jesús): ¿qué representan? ¿Qué significan? ¿Qué mensaje oculto tienen? Y ¿qué relación tienen con la restauración de las 12 tribus?

Vamos a analizar un milagro más que es, la sanidad del leproso, el cual se repite en todos los evangelios y es una situación que no solo llegó a darse una vez, sino que Yeshua, llegó a sanar a muchos leprosos más. Pero hoy, nos vamos a enfocar en este milagro con la finalidad de entender ¿qué hay detrás de esta sanidad? ¿Qué quería mostrarnos con ella y por qué?

ENTENDIENDO QUÉ ERA LA LEPRA    

Me gustaría tomar el contexto y explicar qué era la lepra. En el libro de Levítico se habla en dos capítulos completos: el 13 y 14, acerca de este tema. En ellos, vamos a poder comprender mucho mejor la situación del leproso y, por supuesto, lo que implica este milagro. 

La lepra de los tiempos bíblicos no es la misma lepra que hoy se conoce en el mundo moderno u occidental; así como tampoco, los tratamientos ni los procesos de sanidad son los mismos. No podemos pensar que los criterios médicos que se seguían en la época de la Biblia van a ser exactamente iguales a los de hoy en día. Por eso, hay personas que leen y critican un poco las acciones que se llevaban a cabo. Finalmente, eso se debe a que, no estamos hablando de la misma enfermedad, aunque compartan ciertas características. 

La lepra a la que se hace referencia en la Biblia no es la enfermedad que hoy se llama así, provocada por la bacteria “Mycobacterium leprae” descubierta en 1874 por el médico Hansen y, posteriormente, no hace tanto tiempo, en el año 2008 en la Universidad de Texas, se descubrió la bacteria “Mycobacterium lepromatosis”, que es una variante de la misma bacteria descubierta por Hansen. 

Por tanto, los síntomas que describe la Biblia no son los de la lepra actual, de manera que su cura, basada en la “Torá” (Instrucción, ley), no se basa en una regla medicinal de higiene actual. La enfermedad conocida hoy como lepra, no coincide en muchos diagnósticos que daba el “Cohen” (Sacerdote), ni el tratamiento de este padecimiento. Por ejemplo: Si había lepra en una casa, porque a las casas también les podía caer la lepra (suena muy raro, pero así era), se sacaban los objetos y se dejaban expuestos al alcance de otros. Esto sería ilógico en la actualidad, porque provocaría contagios. De ahí, nos damos cuenta de que estamos hablando de otro tipo de padecimiento. También, no se examinaba a nadie en “shabat” (día de reposo), ni en días de fiesta cuando se juntaban las multitudes. Si la Torá buscaba evitar contagios, probablemente esos días es cuando más deberían revisarlos. Probablemente, ahora que pasó esta situación del Covid-19 a nivel mundial, es que somos más sensibles al aspecto del aislamiento y que forma parte de ualgunas enfermedades. Por ejemplo: el Cohen no revisaba sino únicamente las zonas que eran fácilmente visibles. Este método en hebreo se llama “tzaraat”, el cual no seguía las prescripciones médicas actuales.

SIGNIFICADO DE LEPRA 

Es importante que lo sepan, si no lo tenían en mente o no lo habían considerado, que estamos hablando de algo distinto. Ahora, ¿cuál es el significado de lepra como aparece en el “Tanaj” (Antiguo Testamento)? La palabra usada en nuestras Biblias como lepra es la palabra “tzaraat”, conforme al diccionario Strong es la palabra (H6883), que viene de una palabra que significa “azotar, flagelar, atormentar”. Es muy fuerte el término, pero representa exactamente lo que era para la persona que la padecía. Tzaraat se consideraba que era una manifestación de tormento, aflicción o azote que el Eterno permitía, provocada por diversas razones. Era una manifestación que se daba de forma sobrenatural. 

El “Midrash” (que es una parte del Talmud, el cual es el conjunto o recopilación de la ley oral), enumera algunas causas de por qué podría dar el “tzaraat”, la lepra en aquellos días: 1. La idolatría. 2. La inmoralidad. 3. Asesinato. 4. Por profanar o blasfemar el nombre del Eterno. 5. Se consideraba que daba por robar al público al vender más caro de lo que se debía. 6. Por desempeñar funciones prohibidas. 7. Por hablar “Lashón Hará” (Lengua maligna), como en el caso de Myriam, la hermana de Moisés. 8. Por actuar de forma mezquina o ser avaro. 9. Por jurar en vano, como hizo Giezi con Eliseo cuando había jurado no aceptar ningún regalo de Naamán y luego fue y le pidió dinero y ropas para dos siervos. 10. También se podía considerar como una prueba de amor, en el sentido de que Dios estaba probando simplemente a alguien para bendecirlo o añadirle recompensa en el “Olam Habá” (el mundo por venir), como en el caso de Job, que es muy probable que le diera esta especie de lepra, denominada “tzaraat” y, al final Dios lo bendijo y le recompensó más. En cierta manera, se pensaba que Dios ponía una prueba porque lo que Él quiere es, bendecirnos aún más después. El “Tzaraat” o lepra era algo que podía aparecer de forma súbita o, podríamos decir sobrenatural, milagrosa. Una persona se podía sentir perfectamente bien y, al día siguiente, amanecer con lepra o, podría desarrollarse a lo largo de los años, mostrando ciertos síntomas hasta desarrollarse completamente. Por cuanto existen ofrendas en caso de ser sanadas las personas, era posible, entonces, que se pudiera sanar por un milagro. De la misma manera que la lepra aparecía, podía darse la posibilidad de que un día la lepra desapareciera. 

PROPÓSITO DE LA ENFERMEDAD  

Las enfermedades en general tienen diversos propósitos y razones. Es muy complejo, a veces, establecer la razón o la causa espiritual, por lo que cada uno debe examinar en su interior y buscar el pecado, la falta, el error y hacer “Teshuvá” (Arrepentimiento). Ya que es difícil determinar, si esta enfermedad te vino por esta razón. A veces, solo es un deterioro del cuerpo mismo, ya que estamos expuestos a bacterias, virus, contaminación, estrés. Tenemos el ejemplo de lo que pasó con el Covid-19, mucha gente enfermó y no necesariamente fue por un pecado. Si hubiera sido por eso, nadie nos hubiéramos librado, pues todos pecamos. Por tanto, es difícil hacer conjeturas o conclusiones, así que es mejor ser prudente y confiar en que Dios está permitiendo esa prueba por alguna razón. 

LEYES DE AISLAMIENTO DEL LEPROSO  

La lepra en sí implicaba una enfermedad muy particular y tenía un tratamiento especial; así como unas leyes para quien tenía la enfermedad. El más claro de todos estos protocolos era el aislamiento. 

Vamos a ver cómo se llevaba a cabo esto en Levítico 13:45-46:

 “Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡inmundo! Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada”. (Levítico 13:45-46 RVR60). 

Es muy interesante también la parte psicológica de las enfermedades, sobre todo en este caso en particular de la lepra que conllevaba el aislamiento. Todo lo que podía implicar en el individuo que la padecía, así como su familia. 

Yo les invito, si les interesa saber más sobre este tema que, es mucho más profundo, a que escuchen el estudio que tenemos de Levítico, capítulos 13 y 14 en la página web: www.caminoaemaus.org. Ahí se habla con mucho más detalle de la enfermedad y de las implicaciones psicológicas y sociales que vivía la persona. 

Como leímos en los versos 45 y 46, qué fuerte, qué triste y tremenda esta situación. Si a ti te tocó vivir esta enfermedad del Covid-19, para muchos fue desesperante estar encerrados. Pero, finalmente, estabas en tu casa. Para bien o mal, no se compara con la situación que vivía un leproso en el aislamiento. Probablemente, te podías sentir mal unos días, pero sabes que tu familia estaba cerca y pendiente de ti. Igual y estabas bastante cómodo, hasta con ciertos lujos que, en aquellos días de la Biblia, no existían. Así, lo primero que se hacía, una vez detectada la lepra, era que se aislaba la persona durante siete días, en cuanto aparecían estas señales que supervisaba el “cohen” (sacerdote), lo sacaban del campamento por una semana. 

¿Qué harías tú, si te sacaran no solo de tu casa para afuera, sino de la ciudad donde vivas por siete días, sin nada, sin internet, sin suficiente batería para el celular, sin tener contacto con ninguna otra persona, sabiendo que tienes una enfermedad que posiblemente era incurable? Ya que no hay registros de sanidades de leprosos fuera de la Biblia. Entonces, prácticamente era incurable. Hay ciertas historias, como la de Giezi, el siervo de Eliseo, que le dio lepra de Naamán a él y toda su familia por siempre, a causa de una mentira. ¡Una situación terrible!

El leproso no podía trabajar, así que al momento de salir de su casa y de la sociedad, su familia quedaba desprotegida económicamente. Tendría que vivir de la caridad, lo cual era vergonzoso. (Recordemos la historia que contó Yeshua acerca de un hombre que le daba pena pedir limosna). El mismo leproso, dependía de otros, lo que lo hacía sentir inútil y dependiente. Cargar con el estigma de una persona rechazada, menospreciada, a causa de estar inmundo, era muy triste y terrible. Físicamente, también había cambios porque veía su rostro y su cuerpo distinto a como estaba acostumbrado a verlos, probablemente hasta no reconocerse. Era una persona impedida, con ciertas deformidades. Hay personas que se ven al espejo y no se aceptan, pero no tienes nada malo, el Eterno te hizo así. Pero la lepra era una situación que iba modificando la imagen y el rostro. No podía participar de las fiestas, quedaba excluido del Templo que representaba el corazón del pueblo, así como de los eventos de la sociedad. No podía acercarse ni a su familia. Probablemente, no podría volver a tocar a su esposa, a sus hijos, a los nietos. No poder estar ahí con ellos, ni para ellos. Se perdían el nacimiento de los nuevos miembros de la familia, el “bar o bat mitzva” (ceremonia donde el hijo / hija son responsables de los mandamientos) de un hijo o hija, no podía entregar a su hija en la boda bajo la “jupá” (dosel bajo el cual se van a casar los novios), etcétera. Era una enfermedad tan drástica que la persona se tenía que salir de todo esto. 

¿QUÉ SE BUSCABA CON EL ASILAMIENTO?    

Aquí pensamos un poco entonces, ¿para qué había un aislamiento? El aislamiento buscaba que el individuo realizara una introspección profunda y seria de lo doloroso que es el pecado, que hiciera “teshuvá” (arrepentirse) de todo su corazón y clamara a “Hashem” (el Nombre del Eterno) que le diera una segunda oportunidad de vida para hacer las cosas mejor. Prácticamente, la persona quedaba como si fuera un zombi, en una condición física deplorable, aislado, rechazado. A veces los apedreaban cuando se acercaban a alguien, por lo que era difícil que les dieran de comer. Solo les quedaba esperar un milagro para sanar. Aunque esto pudiera parecer uno de los peores castigos de la vida, tal vez, es mejor recibirlo aquí, que en el mundo por venir. Mejor ser rechazado en este mundo y no en el mundo venidero. 

PURIFICACIÓN DEL LEPROSO   

Vamos a enfocarnos ahora en cómo era la purificación del leproso para entender un poco más del tema, antes de leer el pasaje de Marcos, donde se narra esta sanidad que hizo Yeshua, el cual mostró un gran valor por acercarse a esta persona. No se sabe cuántas muertes hubo por lepra, pero Yeshua dice un comentario en uno de los evangelios que dice así: “En los días de Elías hubo muchos leprosos”. Se consideraba que podía transmitirse o contagiarse, por lo que se podría convertir en una plaga y, por ello, se considera que los aislaban. Cuando un leproso se acercaba, la gente huía o los agredía a distancia para que no se acercaran más. 

Tenemos un caso en el segundo libro de Reyes, capítulo 7, donde había 4 leprosos, afuera de las murallas de la ciudad. Fueron al campamento de los asirios pensando, si vamos a morir o nos matan, de todas formas, es como si ya estuviéramos muertos. Pero encontraron el campamento vacío y viene la historia peculiar donde Dios alimentó al pueblo con todo el botín y con todo lo que los asirios dejaron. 

Esta enfermedad tenía un sistema de purificación importante, que es muy largo y lo podemos encontrar en Levítico 14:1-32. Ahí describe todo el proceso para que un leproso fuese limpiado. Aunque no hay registro de ningún caso en la Biblia que, se haya purificado así. Sin embargo, es seguro que hubo alguno porque, por ello, se describe el proceso de sanidad ahí. 

Supongamos que el leproso veía que los signos de inmundicia habían desaparecido de las áreas afectadas, entonces, se llamaba de inmediato al sacerdote para que lo examinara y decidiera si quedaba limpio de su lepra. El “Midrash” (enseñanzas de la Torá oral), dice así: “Está más allá de nuestra comprensión la fuerza mística de las acciones que el Creador ordenó para la purificación del leproso”. ¿Por qué se comenta esto? Porque la purificación llevaba ciertos elementos muy particulares. 

Por ejemplo: se llevaban dos aves limpias, sin defecto. Una madera de cedro, grana (tinte), hisopo (planta o arbusto asociado con las purificaciones). Se requerían aguas corrientes, en hebreo “mayim hayim” (aguas vivas), así como la sangre de los animalitos que se sacrificaban. Después se rociaba con la sangre que se mezclaba con el agua. En fin, había todo un proceso muy particular y, al octavo día, se realizaban otros sacrificios de cordero y aceite. Evidentemente, todo este rito de purificación del leproso apunta al Mesías, así como cada uno de los elementos. Todo apunta a Él y sabemos que en Él vendría el cumplimiento de lo que representaban estos sacrificios.

SANIDAD DEL LEPROSO   

Vamos al evangelio de Marcos 1:40-45:

 “Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio. Entonces le encargó rigurosamente, y le despidió luego, y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos. Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.” (Marcos 1:40-45 RVR60). 

Así que, el hombre sanado, abiertamente desobedeció y contó el hecho a muchos. Sin embargo, después de lo que hemos leído y escuchado, ¿cómo no divulgarlo? Si Yeshua ha tocado tu vida, es muy complicado no divulgarlo o difundirlo. 

¿Qué representa esta sanidad? ¿Por qué Yeshua sana a este leproso? Evidentemente, Yeshua sanaba enfermos por amor, por compasión y formaba parte de su misión como Profeta y Mesías. Pero, yo creo que también, Él está siempre detrás de cada milagro, buscando transmitir un mensaje muy poderoso, sobre quién es Él. La sanidad también era una señal que venía implícita en el hecho. 

Ya vimos la situación y condición de vida que vivía un leproso, entonces, ya podemos entender por qué salió corriendo a abrazar a todos los que ya no pudo abrazar, a buscar a quienes no había visto en años. No sabemos si habrá ido al Templo, pero Yeshua tenía un propósito muy importante en mandarlo específicamente con el sacerdote. Otro detalle que leemos en el pasaje de Marcos es que, dice que Yeshua tuvo misericordia de él. Esa es la motivación de Yeshua para sanarlo en primera instancia. La compasión y misericordia que Él tiene por cada uno de nosotros. Pudo no haberlo hecho, pero Dios no es injusto y la misericordia es lo que muchas veces mueve el corazón del Eterno. En este caso, no solo fue la misericordia, porque Él pudo haber hablado, pudo haber hecho algo a la distancia; sin embargo, Yeshua extendió la mano y le tocó, aunque era un riesgo porque podía haberse contagiado. Y esto es interesante, porque en el tema de la inmundicia, es como la calle de una sola vía, es decir, el inmundo contamina al limpio, pero el limpio no puede hacer limpio al inmundo. No sé si me habré explicado. Dicho de otra forma, es como si al agua limpia le cae un contenido “no kosher” (no apto), entonces esa agua ya queda contaminada, ya no la podríamos tomar. 

Esa es la regla general: “Lo inmundo contamina lo limpio y no al revés”. Y, sin embargo, aquí vemos justamente lo contrario, exactamente lo opuesto. Yeshua termina limpiando a este hombre inmundo, sin contaminarse. ¿Por qué termina Yeshua esta sanidad, mandando a este hombre con los sacerdotes? Porque pudo haberle dicho, vete a tu casa y cuéntale a Dios todas las cosas grandes que hizo por ti. Pero en su lugar, vemos que si es importante, porque de alguna manera Yeshua no se salta los lineamientos de la Torá, mandando este mensaje al sacerdocio, al Templo, por medio del este mismo hombre que había sido un leproso y seguramente lo habían conocido así. 

EL MESÍAS LEPROSO

Hay una razón más profunda para entender este milagro y sanidad que lleva a cabo Yeshua. Vamos a adentrarnos y conocer más del rol del Mesías. Dentro del judaísmo se reconocen dos roles o dos misiones: como el Mesías hijo de David y el Mesías hijo de José. O, el Mesías Rey y el Mesías sufriente. Sin embargo, hay un término con el que se le llama al Mesías, en el Talmud (tratado Sanedrín 98b) se plantea la pregunta sobre ¿cuál es el nombre del Mesías? El mismo Talmud contesta que su nombre es: “Metzorá es su nombre”. “Metzorá” significa leproso. ¿Por qué llamar al Mesías “leproso”? Es un término fuerte que implica muchas cosas. La lepra siempre estaba asociada con un pecado, a excepción del caso de Job. 

Bueno, tenemos dos razones a saber de por qué llamaron al Mesías el leproso. Les voy a leer un extracto del Talmud que dice: Rabí Yehoshua Ben Leví encontró al Profeta Elías (porque dentro de la literatura judía existe la idea de que los sabios pueden llegar a encontrarse con hombres de Dios de la misma Escritura), de pie junto a la tumba de Rabí Shimón Bar Yojai y le preguntó a Elías (quien es una pieza clave para la venida del Mesías): ¿Cuándo vendrá el Mesías? Preguntó el rabino. Ve y pregúntale, respondió Elías. ¿Dónde está sentado? Preguntó el Rabino Yehoshua. Respondiéndole Elías, le dijo: en la entrada a la ciudad de Roma. ¡Qué curioso! No en Jerusalén. ¿Cómo lo voy a reconocer? Preguntó el rabino. Elías le respondió: Él está sentado entre los pobres leprosos, todos aquellos que vendan sus heridas. Elías le estaba diciendo: ¿quieres encontrar al Mesías cuando venga? Lo vas a encontrar entre los leprosos y pobres. De aquí se asume y se toma el término de que el Mesías sería el leproso. Entonces está claro para el Talmud, que el Mesías sería aquel que traería sanidad a los leprosos y por ello, tendría que estar entre ellos. 

Yeshua sana al leproso, para identificarse con ellos en el papel del Mesías sufriente, justamente el Mesías leproso y como el único que podría realizar este milagro de sanidad. Cuando este hombre fuese y se presentase delante de los sacerdotes, imaginen la cantidad de preguntas que le harían: ¿quién te sanó?, ¿por qué te sanó?, ¿cómo es posible?, ¿cómo pasó? Para entonces, en ese momento, confrontarlos a creer que aquel que sanó a ese hombre, tenía los requisitos para poder ser el Mesías. Para evidenciar, justamente, que Él era el Mesías.

OTRA RAZÓN DEL MESÍAS LEPROSO

Otra razón para el Mesías leproso la podemos encontrar en el libro de Isaías, capítulo 53, que habla del Mesías sufriente. Ahí hay un mensaje muy poderoso sobre su identidad y su misión. Para nosotros claramente identificado como Yeshua sin lugar a duda. Leamos Isaías 53:4:

 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.” (Isaías 53:4 RVR60).

 Recordemos que la palabra lepra, en hebreo tzaraat, implica: azotar, flagelar o atormentar y este verso nos dice que Él fue azotado, llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Entonces, Isaías 53 nos enseña un principio que es muy interesante porque hay una transferencia de pecados. La idea que expresa Isaías es que Él llevaría nuestras enfermedades, Él las absorbería o sobrellevaría. Y, al mismo tiempo, traería sanidad milagrosa sobre los enfermos. Ya que se consideraba a la lepra como un castigo divino, entonces, el Mesías llevaría la lepra de estos enfermos al sanarlos. Así, Yeshua está mostrando con esta sanidad que Él es el enviado del Padre para cargar con el pecado de todo Israel. Este leproso también, por supuesto, representa a Israel. 

Se dice que habría tres señales para reconocer al Mesías: 1. La sanidad de un leproso (misma que estamos estudiando). 2. Aquel que pudiera echar fuera un demonio mudo (Yeshua también lo hizo, el cual está descrito en Lucas, capítulo 11). 3. Sanar un ciego de nacimiento (algo que nadie había hecho y Yeshua lo hizo en Juan, capítulo 9). Entonces, la idea de presentarse el leproso ya sanado, ante el “cohen” (sacerdote), es que este certificara la sanidad y le dejara en la mente, la interrogante de que el Mesías podría estar ya entre ellos. 

Si el liderazgo del Templo hubiese aceptado a Yeshua, entonces, el reino se hubiese establecido. Finalmente, este era el rol y parte de la intención que tendría Yeshua como el Mesías. Muy interesante darnos cuenta de que Yeshua sanaba por compasión, por misericordia y porque había un mensaje detrás de cada sanidad. 

LA LEPRA DEL EXILIO

Como ya vimos, la lepra en sí, al ser una enfermedad con características terribles, representa la lepra del exilio. Debido a que el exilio significa estar fuera de casa y eso es exactamente lo que se hacía con quienes la padecían. Se les sacaba del campamento, del pueblo y quedaban exiliados. Eso es lo que ha vivido el pueblo de Israel durante siglos, por las consecuencias justamente de pecados como los menciona la “Mishná” y que ahora están cargando. Adquirir lepra era quedar fuera de la tierra, fuera del contacto social e Israel así fue llevado al exilio por sus pecados. Una de las misiones del Mesías será traerlos de vuelta. 

¿Cómo traer de vuelta a un leproso que no podía entrar a la ciudad, a causa de su inmundicia? Solamente estando limpio. Primero el Mesías viene a traer sanidad, restauración, salvación y purificación de pecados, enfermedades y de lo que representa esta lepra espiritualmente. Entonces, la sanidad del leproso representa que las condiciones para que Israel regrese del exilio, son viables y que pueden presentarse ante el “Cohen Hagadol” (Sumo Sacerdote), que es Él mismo. ¡Qué maravilloso e interesante! Por eso, dice el verso que: Yeshua limpió a la Iglesia para presentársela a sí mismo, como una iglesia pura, sin mancha. Así que es una labor que hace por Él. Por ello, Yeshua envía al leproso al sacerdote porque de esta manera, buscaba integrarlo, restaurarlo y mandarlo a la casa del Padre, de Dios, es decir, al Templo. De modo que, este hombre no quedara una vez más excluido, sino que volviera a formar parte. 

¡LIMPIOS POR EL MESÍAS!

¡Qué bendición y qué maravilla las obras que hace Yeshua! Así como todo lo que representan en nuestra vida, porque somos limpios por Él. Imagina cuando este hombre se vio limpio y cuando escuchó decir a Yeshua: ¡Quiero, sé limpio! Y lo toca. ¡Después de no haber tocado a nadie por años y que el Mesías te toque, es lo más hermoso! Luego de años de enfermedad haber sido restaurado y sanado. Después ir al Templo limpio, debió haber sido maravilloso. 

¿Qué implicaría para este hombre que Yeshua lo restaurara y sanara? 

  • Restauración física: eso es lo que va a traer Yeshua cuando Él vuelva, ya no habrá más enfermedad, achaques ni dolores.
  • Restauración emocional: en la que interviene la parte social, porque la persona se integraba una vez más a las celebraciones de “shabat” (día de reposo), las festividades y a la comunidad. En la reunificación de todas las cosas, nos reuniremos y celebraremos las fiestas con el Mesías.
  • Restauración espiritual: Al saber la persona que ha sido perdonada, lo invitaba a formar parte de una vida espiritual, de participar de las ofrendas del Templo y de todos los servicios que se llevaran a cabo. 

Nosotros podemos identificarnos con este leproso, porque habíamos quedado excluidos de la casa del Padre, sin cura por el pecado que hemos cometido. Pero, Yeshua cargó en Él, el pecado de todos nosotros. Yeshua es el único que puede purificar por sí mismo la lepra, ya que en Él se cumple todo sacrificio, todo rito de purificación. Además, Él mismo dijo que es la fuente de aguas vivas. Por ejemplo: si pusiéramos mercurio en aguas corrientes, pues el agua se lo terminaría llevando y, eventualmente, esa agua se podría volver a tomar porque es un sistema natural de purificación. De ahí, que se llamen aguas vivas. ¡Yeshua es el agua viva! Por eso, Él tocaba a las personas y estas sanaban porque es como si se sumergieran en Él. 

Nosotros también tenemos a nuestro alcance el acercarnos a Él para ser sanos, ser salvos, ser restaurados y limpiados. 

¡CONCLUSIÓN!

El “tzaraat” o lepra, era la consecuencia de un pecado que podía indicar ciertas conductas antisociales como: “lashón hará” (lengua maligna), murmuración, cerrar nuestro corazón y no ser generoso. También era una medida o disciplina de parte de Dios que implicaba valorar la salud, pero también el contacto con nuestro prójimo. Entonces, cuando venía la sanidad, era una oportunidad de que la persona cambiara y dejara de criticar, de juzgar y tener dureza en su corazón. También nos hace pensar en aquellas personas que siguen afuera del campamento y nuestra labor es ir por ellos. Hacer lo mismo que hizo Yeshua, quien fue capaz de acercarse, para llevarlos a la restauración. Aunque nosotros no somos la restauración, ni el agua viva, Yeshua es el agua viva y podemos llevarlos a Él. Para que sepan que este exilio, no tiene por qué seguir, pues en Yeshua hay sanidad y restauración. 

Recordemos que esa sanidad también tuvo un precio: ¡Él cargó sobre si, el pecado de todos nosotros!

Espero que este tema haya sido de bendición para tu vida y que sigamos aprendiendo y escuchando más de la Palabra de Dios en más preguntas de la serie: Respuestas en la Biblia. 

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