¿QUÉ SUCEDIÓ CUANDO ADÁN Y EVA COMIERON DEL FRUTO? 

Bienvenidos a “Respuestas en la Biblia”. Vamos a iniciar con una pregunta más en nuestro estudio temático de la Escritura. El día de hoy llegamos a la pregunta No. 116: ¿Qué sucedió o qué consecuencias trajo el que Adán y Eva hayan comido del fruto del cual se les dijo que no debían de comer? Una pregunta que está enfocada en el libro de Génesis que es muy interesante y que, tal vez, ustedes ya habían considerado. Aquí vamos a verlo a la luz de la Palabra, vamos a escuchar y a leer lo que dice la Biblia para entender un poco más las consecuencias, que por supuesto, vinieron cuando Adán y Eva pecaron. 

Vamos a leer en Génesis 2:15-17:

 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:15-17 RVR60).

 Ahora vamos a saltarnos al capítulo 3 para leer el relato completo para tener un contexto más claro de todas las consecuencias que sobrevinieron por la desobediencia. Génesis 3:1-24:

 “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.” (Génesis 3:1-24 RVR60). 

He aquí la triste historia que todos hemos escuchado y conocido, pero ahora es momento de ver un poco más allá esta historia para conocer acerca de las consecuencias.

LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO        

Yo enlisté algunas de las consecuencias, sé que podríamos hablar de muchas más y podríamos profundizar en otro tipo de repercusiones, pero nos vamos a enfocar en el relato y en lo que implicó este caso. 

  • Muerte física y espiritual (2:17)
  • Fueron abiertos los ojos de ambos y conocieron que estaban desnudos (3:17)
  • Se tuvieron que vestir con sus recursos (3:7)
  • El hombre tiene miedo de la presencia de Dios (3:10)
  • Mujer: multiplicaré en gran manera los dolores de tus preñeces (3:16)
  • Con dolor dará a luz a los hijos (3:16)
  • Su deseo será para su marido (3:16)
  • El se enseñoreará de ti (3:16)
  • Hombre: Maldita será la tierra por tu causa (3:17)
  • Con dolor comerás de la tierra todos los días (3:18)
  • Espinos y cardos te producirá la tierra (3:18)
  • Comerás plantas del campo (3:18)
  • Con el sudor de su rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra (3:19)
  • Expulsión del huerto del Edén (3:23)

Como podemos ver, no son pocas las consecuencias, son alrededor de 16 o 17 y podríamos buscar un poco más y seguro que encontraríamos otras. Ahora vamos a ir resolviendo este tipo de frases y de preguntas con todo lo que esto implica. 

MUERTE FÍSICA Y ESPIRITUAL    

Vamos a ver la primera consecuencia que tiene que ver con la muerte física y espiritual porque esto es lo que se le dijo a Adán en Génesis 2:17:

 “porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17 RVR60)

Como sabemos, no murieron instantáneamente, ni en automático al comer la manzana. De hecho, tampoco sabemos si fue una manzana. Por cierto, aprovechando, si quieren saber cuál fue el fruto que comieron Adán y Eva, busquen dentro de la serie de “Respuestas en la Biblia” la respuesta a la pregunta: ¿Qué fruto comieron Adán y Eva? Bueno, el caso es que, la advertencia era muy clara: al comer del fruto, ciertamente morirían. Esta muerte no solo se refería a la parte física, aunque no fuera instantánea o inmediata, sino que abarcaba también la parte espiritual. En la parte física sabemos que el hombre estaba destinado a no morir; es decir, tanto Adán como Eva vivirían eternamente o, al menos, sus días serían tan extensos para prácticamente no considerar la muerte física. Pero ¿qué sucede cuando comen de este fruto? Digámoslo así: ‘Se les asignó una fecha de caducidad’. Aunque no sepamos con certeza la fecha de nuestra muerte, estamos completamente seguros de que todos tenemos una fecha de caducidad desde el momento de nuestro nacimiento. ¿Por qué? Porque la paga del pecado es muerte.   

Por tanto, definitivamente, el hecho de que Adán y Eva pecaron trajo como consecuencia la muerte física gradual. Hoy en día, por más que digamos que le vamos a echar ganas, por más que nos cuidemos y nos esmeremos, difícilmente alguien llegará a los cien años y eso, con mucho trabajo. Sé que ha habido casos de gente que ha vivido mucho más, pero son casos realmente excepcionales. La vida del hombre ha venido en un decremento considerable. Adán vivió, por ejemplo, 930 años y hoy, prácticamente casi nadie vive ni el 10% de esos años. La reducción de la vida ha sido de un 90%, por tanto, es una consecuencia muy grave y es una situación que se da por el pecado. Otra consecuencia que sucedió al comer del fruto es la muerte esespiritual,orque el pecado nos separa de Dios. Esta es una forma de entender la muerte espiritual: la separación de Dios. Por supuesto que eso trascenderá en el momento del juicio cuando dice: “serán arrojados al lago de fuego”. Entonces, el pecado no es un juego, siempre traerá consecuencias y esta es la peor y más drástica que puede existir: pasar la eternidad separados de Dios. Ya de entrada, vemos que las consecuencias fueron fatales y muy drásticas.  

FUERON ABIERTOS LOS OJOS DE AMBOS Y CONOCIERON QUE ESTABAN DESNUDOS        

¿Qué otra consecuencia viene para Adán y para Eva y, por ende, para nosotros? Vemos en Génesis 3:7:

 “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” (Génesis 3:7 RVR60)

 Lo primero que nos muestra el versículo es que fueron abiertos los ojos. ¿Qué quiere decir esto? Que había un estado de pureza e inocencia hacia la desnudez y hacia la sexualidad como tal. No era la misma percepción que se tenía en aquellos días a la que tenemos hoy en día. Todo cambió radicalmente. 

El abrir los ojos es otra forma de llamarle a la conciencia de la desnudez física, pero también el abrir los ojos y ser conscientes de la desnudez espiritual. ¿A qué me refiero con esto? Se dice que los mandamientos del Eterno nos revisten cuando los guardamos, pero cuando los transgredimos nos encontramos desnudos. Entonces, se dieron cuenta de que no solo estaban desnudos físicamente, sino que estaban desnudos espiritualmente porque se despojaron de las vestiduras de santidad, de pureza, de la inocencia y del mandamiento, que era prácticamente el único mandamiento que tenían. ¡De eso fueron conscientes! De eso fueron abiertos sus ojos. Y esto fue una situación muy fuerte y drástica que vino a cambiar desde el momento que Adán y Eva pecan. ¿Por qué? Porque nosotros sabemos que hasta un ciego se da cuenta si está desnudo. Entonces no es la vista lo que nos hace darnos cuenta de la desnudez, sino la conciencia de la transgresión del mandamiento. ¡Ay de aquellos que transgreden y no son conscientes de su transgresión! Esa es la peor ceguera. 

Adán y Eva no eran ciegos antes, sino que había en ellos una percepción diferente. Su conciencia hacia la cuestión de la desnudez, la sexualidad y muchas otras cosas, era totalmente distinta. Por otro lado, recordemos que Dios lo diseñó de esa manera. Entonces, el hecho de abrir los ojos no siempre de ser visto como una percepción de madurez o de discernimiento espiritual. Aquí más bien, fue una consecuencia negativa por haber transgredido. Dice ahí mismo: “Fueron abiertos los ojos de ambos y conocieron que estaban desnudos”, eso en sí mismo es una vergüenza. Tuvieron que pasar vergüenza, para tomar conciencia de las consecuencias del pecado. Esta es una lección que nosotros debemos aprender y que vamos a ir aprendiendo a lo largo de las consecuencias de manera práctica a nuestros días. 

Cuando nosotros pecamos, a veces, ni siquiera somos conscientes de inmediato, pero es como si nos estuviéramos despojando de nuestras vestiduras. ¿Cómo nos sentiríamos si el día de mañana, estuviéramos en nuestra oficina o negocio y, de pronto, nos diéramos cuenta de que no traemos puesto pantalón o falda o que la blusa que traemos puesta está rota y se ve la ropa interior? Pues definitivamente sería un motivo de vergüenza y de bochorno terrible. Eso es lo que debiéramos de sentir cada vez que pecamos y que somos conscientes de ese pecado. Nos deberíamos de sentir avergonzados y abochornados. Por eso, de cierta manera, en el libro de Apocalipsis viene esta referencia para aquellos que creen que están vestidos, pero se les dice: ¿No sabes que eres un pobre, ciego y desnudo? Crees estar vestido, pero realmente no lo estás. Tenemos que hacer conciencia de que el pecado nos desnuda, nos desviste y nos deja en situaciones muy terribles. Pero muchas veces no somos conscientes y no tenemos los ojos abiertos ante esto. 

Adán y Eva fueron conscientes de esta situación, que, por un lado, es bueno haberse dado cuenta de su pecado. Así como dice Apocalipsis 16:15b:

 “Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.” (Apocalipsis 16:15b RVR60). 

SE TUVIERON QUE VESTIR CON SUS RECURSOS Y TUVIERON MIEDO A DIOS         

Posteriormente dice que: “entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” Es otra consecuencia debido a las nuevas condiciones. Ahora tienen que buscar cubrir su falta de alguna manera. Tenían que ver cómo solucionar eso. No siempre es fácil o sencillo cuando estamos en un momento de transgresión porque ahora tuvieron que vestirse con sus propios recursos. Eso es lo que nos muestra este versículo que, al despojarse de la vestidura que Dios les dio y, ¿cuál es la vestidura que Él les dio? Una vestidura de santidad, de pureza e inocencia. Ahora al perder todo ello, ¿cómo se iban a vestir? Tienen que buscar cubrir su falta de alguna manera. Las hojas de higuera son grandes, pero tienen una característica, su textura es bastante rasposa, incluso, tienen unos piquitos que las hacen muy ásperas. Eso es lo que suele suceder con el pecado. Aquí vamos a ir aprendiendo y entendiendo la parte práctica del pecado, pues para nosotros hay grandes lecciones y una de ellas es: que el pecado ahora hay que buscar como cubrirlo para no quedar expuesto. 

Así como dice el dicho: ‘Una mentira solo nos lleva a otra mentira’ o que ‘La consecuencia de un pecado es otro pecado’. Es decir, para cubrir un pecado, a veces, se tiene que cubrir con otro pecado. Hasta que se confiesa, se arrepiente y se aparta del pecado. Además, siempre va a ser una situación incómoda, es decir, el vestirse con hojas de higuera nunca va a ser suficiente y siempre va a ser una situación difícil con la cual lidiar. Podrán pasar muchos años y los pecados luego salen a la luz, esas mentiras emergen después. Entonces, Adán y Eva trataron de cubrirse a su manera, pero es una enseñanza muy importante: ‘Una vez que la persona peca, no le queda más que eso, buscar cubrir su falta de alguna manera’.

Ahora, viene otra consecuencia más drástica que la parte física, es lo que dice Génesis 3:8-10: 

“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis 3:8-10 RVR60).

 Aquí vemos muy clara la consecuencia una vez más del pecado: ‘tuve miedo’ le dijo Adán. El pecado, cuando comenzamos a experimentar las consecuencias, produce miedo porque se rompe la comunión con el Eterno y ya no hay una relación abierta ni transparente. Eso es lo que el pecado trae a nuestra vida, ya no podemos ser las mismas personas de antes, ahora nos estamos ocultando bajo las hojas de la higuera, de una máscara, bajo los árboles y con vergüenza ante la presencia de Dios. 

Hay muchas personas que no quieren ni siquiera conectarse a un estudio, porque el hecho de exponerse a la Palabra de Dios es suficiente como para no quererlo hacer, porque saben que están en pecado y saben que eso no le agrada a Dios. Eso es justo lo que manifiesta el Apóstol Juan en el evangelio de su nombre en Juan 3:19-21:

 “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” (Juan 3:19-21 RVR60).

 A mí me gustan mucho estos versículos por como lo expresa la Escritura: ‘Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas’. Por tanto, aquel que no está acorde a la Palabra de Dios se va a ocultar, se va a ir a las tinieblas y se va a esconder. 

Eso es justamente lo que sucedió con Adán y Eva: se estaban escondiendo de la presencia de Dios. Esta es una consecuencia mas del pecado. Que consciente o inconscientemente vamos a buscar escondernos de Dios. Y eso solo va a agravar las cosas. Entonces, hay que ir a la luz, confesar los pecados y declararlos delante de Dios para que se restablezca esa comunión. 

CONSECUENCIAS EN LA MUJER         

Ahora vamos a ver qué consecuencias trajo directamente sobre la mujer. Vamos a leer Génesis 3:16:

 “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos;” (Génesis 3:16 RVR60)

¿Esto qué implica? Las mujeres que han sido madres, no lo van a poder negar definitivamente. Quiere decir que, en un momento dado, los embarazos no estaban planeados que fuesen con dolor, no había los síntomas tan difíciles como los de ahora: náuseas, vómitos, amenazas de aborto, ni tantos cambios hormonales, ni los cambios que hoy en día viven las mujeres en los embarazos, no estaban en el diseño original, sino que esta es la consecuencia que trajo este pecado. Incluso, se les dijo: ‘con dolor darás a luz a los hijos’. Una vez más, los partos no estaban diseñados originalmente para que fueran dolorosos. Pero hoy se considera que este es uno de los principales dolores. Algunos médicos dicen que es el dolor más grande que existe. El dolor de un parto, de dar a luz, es tan terrible que, si un hombre lo viviera, moriría. No sé si tan drástico, pero yo he escuchado eso. Pero definitivamente, si es una consecuencia y una maldición tan terrible la que se le dicta aquí a la mujer por su pecado. Ya no podemos hacer más al respecto, salvo aprender de todo esto, comprendiendo que el pecado siempre causa un dolor y, en este caso, hasta la trascendencia física. Así, la consecuencia de muchos pecados van a ser dolores físicos, ya sea por enfermedades, por accidentes, etcétera. Muchos de los dolores que hoy experimentamos, son la consecuencia de un pecado. Por eso, como les decía yo, con el pecado no se juega, porque el pecado para nada es un juego y aquí nos damos cuenta de que la situación física es una condición y una evidencia de la consecuencia del pecado. 

Hay algo más: la palabra ‘dolores’ es la palabra “itstsabon” en hebreo e implica también preocupaciones. ¿Qué nos enseña o nos quiere decir esto? Que multiplicaría en gran manera los dolores con preocupaciones. Que ahora la mujer tendría más preocupaciones derivadas del embarazo y de los hijos. Y si algo tiene la crianza de los hijos es: itstsabon = preocupaciones continuas y muy profundas como tal vez ninguno. Eso es algo que, tristemente, debemos reconocerlo: que, si de repente, hay dolores en esta vida, es el que nos causan los hijos. Ya sea por una u otra razón. Los que son padres no me van a dejar mentir, que este es uno de los dolores más fuertes que uno puede experimentar y son parte de lo que la Palabra nos muestra. Multiplicará en gran manera los dolores, no solo en el ámbito físico, en los embarazos y en el parto, sino también a lo largo de la vida. 

Yo creo que, si el plan original se hubiese seguido, hubiera sido muy hermoso porque Adán y Eva no hubiesen tenido que padecer todas estas situaciones. Además, esto se cumple en la Palabra, porque ¿qué preocupaciones vivieron Adán y Eva de manera inmediata? ¿Qué dolores vivieron a causa de los hijos? Tristemente, ellos vivieron el dolor del asesinato de uno de sus hijos por causa del otro. Caín mató a Abel. ¡Qué terrible y qué fuerte esta situación que les tocó vivir! Una consecuencia más del pecado. Yo, por eso, hago este énfasis, no puedes escoger las consecuencias de tus pecados y no sabes hasta donde van a trascender. 

TU DESEO SERÁ PARA TU MARIDO Y ÉL SE ENSEÑOREARÁ DE TÍ         

¿Qué otra consecuencia hay para la mujer? Dice ahí mismo en el verso 16: “y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.” Esta expresión y frase es también entendida como: ‘Tu voluntad será sujeta a tu marido’, esto es lo que implica esta expresión. De hecho, la palabra ‘deseo’ es la palabra hebrea “teshuqá” que puede implicar como estirarse con la intención para tomar algo y queda entendido como que la mujer tendrá el deseo de dominar al hombre. Pero Dios determina que será el hombre quien se enseñoree de ella. Esto es una cuestión fuerte porque la mujer va a querer dominar al hombre, pero el decreto es que él se enseñoreará de ella. ¿Qué quiere decir esto? Que es probable que, en el plan original del Eterno, antes de la caída, el hombre y la mujer eran realmente iguales. Es decir, tenían la misma condición delante de Él. Pero ahora el plan cambia como consecuencia del pecado. Y una de esas consecuencias es que hay un ajuste, como nos los muestra la Biblia de manera clara, que efectivamente el hombre es la cabeza de la mujer. Esto está escrito en Efesios 5:23-24:

 “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.” (Efesios 5:23-24 RVR60). 

Muy claro para el Apóstol Pablo este tema de la sujeción de la mujer. 

También podemos leer en 1 Timoteo 2:11-12:

 “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.” (1 Timoteo 2:11-12 RVR60). 

Esto no lo saca Pablo de la nada, no es un misógino, ni machista, no tiene en ningún sentido nada contra las mujeres; simple y sencillamente, él está tomando un principio que se estableció aquí en la Escritura desde los días de Adán y Eva. De hecho, en la versión de la Biblia Nueva Traducción Viviente dice en Génesis 3:16b:

 “Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti». (Génesis 3:16b NTV).

 Esta es una cuestión que tampoco podemos negar en nuestra sociedad. Hoy, más que nunca, me parece evidente que la mujer ha logrado en muchos otros ámbitos un espacio y, me parece muy bien y justo. Sin embargo, en esa relación podemos pensar que también existe una sensación de independencia de la mujer. Y, en ese deseo de la mujer de enseñorearse del hombre o de no ser gobernada, viene la consecuencia misma: ‘el hombre se enseñoreará de ella’. 

La palabra ‘enseñorear’ en hebreo es la palabra “mashál” que significa gobernar o apoderarse, también puede ser regir, reinar, tomar señorío y puede significar hasta tirano. ¿Qué nos enseña esto? Que el pecado, una vez más, trae consecuencias muy drásticas y entre ellas, está el que nos haga estar “sujetos de otro”. No nos va a dejar hacer nuestra propia voluntad, sino que nos va a querer dominar y sujetar. 

En Génesis 4:7:

“Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” (Génesis 4:7 RVR60).

 Aquí aparece la misma palabra deseo, pero usada de otra forma. Aunque hay distintas formas de entender este verso, de cierta manera lo que dice es la misma idea del deseo. Tú vas a desear el pecado o el pecado te deseará a ti, pero tú lo vas a dominar. La idea era que Caín dominara ese deseo o “Yetzer Hará” (inclinación al mal) que se encontraba dentro de él. 

De cierta manera, hoy vemos a muchas mujeres que lo que más les cuesta trabajo es la sujeción. Este es uno de los temas que más difícil es tratar en el matrimonio, bíblicamente hablando. Si hay una queja continua en muchos esposos, es que, en el fondo, la mujer no se sujeta. Y es algo que se repite en la primera carta de Pedro, donde dice: ‘Mujeres estén sujetas a vuestros maridos’. No lo dice de ‘a gratis’, lo dice porque sabe que es una situación frecuente que es parte de la naturaleza en la mujer, el no quererse sujetar. 

Otra manera de entender la frase: ‘Tu deseo será hacia tu marido’, es que también habría una necesidad o una atracción emocional hacia él. Pero la relación no sería de igual a igual, sino que él se enseñorearía de ella. De ahí, tenemos la respuesta a la pregunta: ¿Por qué muchas mujeres aguantan a un hombre malo? Dijimos que la palabra “mashál” también significa tirano. Hay hombres que son hasta golpeadores, y con unas cuestiones muy drásticas y malas. Y eso es porque hay un deseo intrínseco en la mujer por el hombre, de sentirse cerca de él. En esa atracción el hombre se va a enseñorear de ella y, cuando el hombre no está sujeto a Dios, el hombre va a aprovechar este rasgo que necesita la mujer de estar con él para ejercer este dominio, pero no conforme a la Palabra de Dios. Es una consecuencia más que tenemos que darnos cuenta de que trae el pecado en la vida de la mujer y directamente también en el hombre. Es un tema delicado y debemos reconocer que es parte de la consecuencia. 

Para el Apóstol Pablo, en las citas que mencionamos, es muy evidente que ese es el rol y el lugar, digámoslo así, que ahora Dios dispuso y, de no hacerlo así, o de no querer tomar este lugar la mujer, pues peores consecuencias traerá.

CONSECUENCIAS EN EL HOMBRE

Para el hombre también hubo consecuencias. Por supuesto que también habría de trascender porque el hombre también fue responsable. Aunque la mujer comió primero, por ello, se le dicen a ella las consecuencias primero, pero el hombre también pecó y también carga con la responsabilidad. 

Ahora leeremos donde Dios le va a hablar al hombre en Génesis 3:17:

“Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.” (Génesis 3:17 RVR60). 

Consecuencias directamente, no nada más para el hombre, sino también para la tierra misma. Como acabamos de leer, lo primero es que obedeció a la voz de su mujer y comió del árbol del que le dijo que no habría de comer, la tierra sería maldita por su causa. Es decir, va a trascender este pecado a las condiciones de la tierra misma. Entonces, sabemos que la tierra cambió a partir de este pecado. Pasó a un estado de decadencia y corrupción; así como el cuerpo de Adán. La tierra no tenía las mismas condiciones que, lógicamente, hoy tiene por supuesto, pero nos habla de que la tierra pasó a un estado de corrupción; es decir, que se echa a perder. Que también las cosas habrían de perecer mucho antes de lo que estaban destinadas. 

Aquí también aprendemos una vez más, el pecado ahora va a dañar a otros en muchos aspectos que no nos podemos ni siquiera imaginar. No siempre se van a poder medir las consecuencias del pecado ni el alcance con que van a repercutir. 

COMERÁS DE LA TIERRA CON DOLOR, CARDOS Y ESPINOS TE PRODUCIRÁ 

También se le dice a Adán en Génesis 3:17-18: 

“Comerás de ella con dolor, cardos y espinos te producirá. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo”. (Génesis 3:17-18 RVR60).

¿Qué sucede aquí? Antes, Adán podía ir a un árbol para comer de los frutos y ahora va a tener que trabajar y esforzarse para que la tierra le dé para comer. Entonces, el trabajo le va a producir un dolor a Adán. Aunque hace como un siglo ya existen trabajos que, aaparentemente,no involucran tanto el ámbito físico, el hombre siempre ha tenido que trabajar física y arduamente para poder producir y comer de la tierra. Por tanto, Adán no estaba acostumbrado a esas jornadas laborales y ahora la consecuencia del pecado sería que tendría que esforzarse bajo el sol para que, finalmente, pudiera comer. Esto es parte de este dolor. Así como la mujer daría a luz con dolor, la tierra daría con dolor esos frutos, por llamarlo simbólicamente así. Pero, principalmente, el dolor sería para Adán por tener que extraer la comida todos los días de su vida. El verso 18 menciona que espinos y cardos le produciría la tierra y comería plantas del campo. Esta es una evidencia de que la tierra solo producía cosas buenas. Y, ahora produciría cosas buenas, pero también cosas malas. Teniendo que quitar lo malo para poder sacar lo bueno. 

Por tanto, el pecado, lo vemos una vez más, produce dolor. Y menciona que comería plantas del campo porque tendría que esperar todo un tiempo de siembra y de cosecha para que pueda comer de ella. Antes los frutos estaban accesibles 24/7, no tenían que esforzarse, solo estiraban la mano y les caía la fruta o estiraban el brazo y tomaban el fruto que querían. Pero ahora tendría que sembrar y cosechar, tendría que esperar a que las condiciones climáticas fueran favorables para que pueda producir, en fin. La vida ya no sería fácil para Adán y, por ende, para nosotros también. 

CON EL SUDOR DE SU ROSTRO COMERÁ EL PAN HASTA QUE VUELVA A LA TIERRA 

Además, Adán tendría que trabajar como dice el verso 19: 

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Génesis 3:19 RVR60).

 ¿Qué implica con el sudor de su frente? Por un lado, es el esfuerzo físico y, por otro lado, el esfuerzo mental. El sudor es una muestra de ese esfuerzo y trabajo que tendría que realizar físicamente, pero también es una manera de expresarlo “mentalmente”, porque ahora tendría qué pensar como producir, como resguardarse, como protegerse de las inclemencias del clima o simplemente de no quedarse a la intemperie y que tendría que trabajar la tierra que ya no produciría tan fácilmente. 

Finalmente, se le dice, ‘polvo eres y al polvo volverás’. Aquí está muy claro, estaba destinado a morir por la consecuencia del pecado cuando realmente su condición original era que estaba conectado con el Eterno y no necesitaba pasar por todo eso. Y esto es lo que nos sucede cuando pecamos, nos degradamos, nos rebajamos y disminuimos nuestra condición espiritual. Adán estaba llamado y destinado a ser como las estrellas. Dicen que el ser humano comparte el 97% de los elementos que componen a una estrella. La idea es que el hombre estaba destinado a ser como las estrellas, pero ahora el pecado lo lleva y lo destina a ser como la tierra, pisoteado y en un estado inferior. Eso, por supuesto, que aplica con el pecado que podamos cometer hasta el día de hoy. Nos estamos rebajando y degradando en nuestra condición como hijos de Dios y como seres que pueden conectarse con el Eterno, con el infinito y las estrellas en ese sentido, más ahora, nos degradamos como el polvo. Y esta consecuencia está destinada para todos, lo podemos leer en Romanos 5:12:

 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12 RVR60). 

EXPULSIÓN DEL EDÉN 

Por último, vamos a mencionar esta consecuencia que fue la expulsión del jardín del Edén. Triste situación aún más, porque además de todo lo que habrían de vivir, se les habría de expulsar, como está escrito en Génesis 3:23-24:

 “Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.” (Génesis 3:23-24 RVR60). 

Esta es una consecuencia más donde se quedaron fuera de este precioso, maravilloso y único lugar, lo que era ya en sí mismo un castigo. Sentirse excluido de un lugar es un castigo fuerte. Una de las heridas más profundas que una persona puede atravesar es el rechazo. Cuando una persona se siente herida y rechazada puede ser muy fuerte para muchos. Por tanto, definitivamente, el haberse visto fuera de este ámbito que significaba la relación, la intimidad y conexión con Dios en ese mundo hermoso que Él había creado en el Edén, representaba algo muy fuerte. Esta es una más de las consecuencias que debemos asumir cuando el pecado viene a nuestra vida, nos puede excluir de ámbitos espirituales y de instancias que Dios tiene para ti y para mí, pero el pecado nos dice, no puedes entrar. Entonces, cuando una persona vive en el pecado, es como si viviera fuera del jardín del Edén y fuera de la Presencia de Dios, lo que ya es un castigo en sí mismo, muy profundo. Esta es la última mención del jardín del Edén en la Biblia. Podemos especular que Dios no lo destruyó, pero dejó que los efectos de la maldición, en lo general, acabaran con el jardín. Esta es la triste situación y las consecuencias que trajo el pecado de Adán y Eva hasta nuestros días.

CONCLUSIONES 

Podemos concluir muchas cosas más de las que hemos hablado, pero sí podemos dejar muy en claro que:

  • El pecado siempre traerá consecuencias dañinas para el hombre y para los que le rodean, incluyendo, en este caso, la naturaleza. 
  • Por algo el Eterno nos prohíbe ciertas cosas, no seamos de los que quieran probar para aprender. Cada vez que Dios nos prohíba algo, pensemos que es porque tiene consecuencias muy drásticas en nuestras vidas. 
  • Yeshua es el que carga el pecado de Adán y de toda la humanidad. Leemos en Gálatas 3:13:

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),” (Gálatas 3:13 RVR60). 

  • ¿Qué quiere decir esto? Que Dios cargó en el Mesías el pecado de todos nosotros; así como la maldición de esos pecados.

El pecado trajo el dolor del pacto y Yeshua, de alguna manera, para dar a luz a los hijos espirituales, también lo hizo con mucho dolor. Esos espinos y cardos con los cuales la tierra fue maldita, le fueron puestos como corona sobre la cabeza de Yeshua, cargando en Él mismo la maldición de la tierra y la maldición de Adán. El pecado también trajo que se comiera con el sudor de la frente, pues podemos decir que Yeshua no solo sudó, sino que sudó sangre, llevando a cabo este extremo de la maldición al grado de sudar su sangre para nuestra salvación. También hemos leído que el pecado trajo dolor en las preñeces, al dar a luz; así como el dolor del trabajo y Yeshua se convirtió en varón de dolores experimentado en quebranto como dice en Isaías 53. Todo para podernos alcanzar y podernos salvar. 

Finalmente, la consecuencia más drástica del pecado es que trajo la muerte a este mundo y Yeshua gustó la muerte. Su muerte fue necesaria para podernos dar vida. Es increíble como a Dios no se le escapa nada, todo está en su control. Sin embargo, no podemos negar que el pecado siempre traerá consecuencias y más nos vale estar atentos y ser cuidadosos, porque el pecado siempre nos dañará y no solamente a nosotros sino también a otros. 

Que el Eterno nos permita vivir en santidad y aprender de lo que hemos estudiado el día de hoy. 

CategoríaPecado
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