¿Quiénes eran los macabeos?
Hoy estamos respondiendo una pregunta relacionada con la Fiesta de Januka (Fiesta de la Dedicación) y es muy importante saber quiénes eran los Macabeos para poder entender la historia detrás. Y en otras Respuestas en la Biblia, hemos abordado las preguntas: ¿Qué es la Janukia? ¿Cómo se enciende? ¿Por qué el candelabro tiene 8 brazos? ¿Cuál es la historia de Jánuka? Pero hoy vamos a conocer a los personajes que propiciaron estas batallas detrás de la historia de esta Fiesta.
CONTEXTO DE LOS MACABEOS
Estamos conociendo más de la Fiesta de Januka y no podemos dejar de hablar de los Macabeos, ya que fueron los que iniciaron la primera guerra ideológica o religiosa del mundo y esto lo hace muy interesante porque le da un sentido muy diferente. Así que la historia de Januka, no solamente es una historia entre un ejército y otro, sino que aquí, lo que estaba en juego evidentemente, eran los valores de fe, de la Torá (instrucción) y los mandamientos mismos. Seguramente, algunos de los que están leyendo este estudio, se involucrarían en una guerra así.
La historia de los Macabeos nos hace reflexionar en las siguientes preguntas para que te las plantees tú mismo:
¿Vale la pena morir por lo que crees?
Yo considero de antemano que, si no vale la pena morir por lo que crees. Tal vez no valga la pena vivir por ello. La historia de los Macabeos nos hace reflexionar en esto mismo: ¿realmente estaríamos dispuestos a morir por lo que creemos? Porque si no vale la pena morir por lo que creo, sería cuestionable vivir por ello.
¿Cuál es el fin de nuestras batallas?
Finalmente, la historia de los Macabeos es una historia de batallas, no podemos negarlo. Probablemente, nosotros no estemos enlistados en el ejército, pero al final del día, la vida es una lucha y constantemente nos enfrascamos en ellas.
¿Para qué peleamos? ¿Cuál es el motivo de nuestra pelea? Y, ¿hacia dónde nos llevan esas batallas?
Yo les dejo sobre la mesa estas preguntas, para que ustedes mismos las empiecen a reflexionar y conociendo esta historia, probablemente, puedan inspirarte para encontrar las respuestas a estas preguntas.
¿QUÉ SIGNIFICA MACABEO?
Lo primero que nos cuestionamos es: ¿qué significa el término Macabeo? Algunos dirán que es el apellido de este grupo de guerreros. Aunque no existe una explicación definitiva del significado de la palara. Hay una opción, que deriva del arameo “maqqaba”, que significa martillo. Así que, algunos consideran que la familia de los Macabeos se dedicaba a la construcción de martillos o a la herrería o a algún oficio que trabajaran con martillos. Hasta cierto sentido tiene lógica porque, en el judaísmo es muy habitual que se les asignara apellidos de acuerdo con los oficios que desarrollaran. Por ejemplo: el apellido Zapatero, era alusivo al que fabricaba zapatos.
Pero, también hay otra versión interesante y es probable que quepa dentro del significado de Macabeo, el cual es un acróstico (composición poética en la cual las letras iniciales, medias o finales de los versos, leídas verticalmente, componen una frase o una palabra), de la frase: “Mi camoja ba’elim HaShem”, que significa: ¿Quién como tú Eterno o Señor entre los dioses? Y esta frase aparece en la Escritura en Éxodo 15:11 “¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” (RVR60). El contexto aquí es, cuando el pueblo de Israel salió de Egipto, viene este milagro de la apertura del Mar Rojo, cruzan sin problema y el Eterno ahoga a todos los soldados egipcios y es en ese momento de victoria y dentro de este cántico que viene esta expresión. El cual se podría considerar que fue el grito de batalla y de guerra de estos hombres y mujeres que lucharon en aquellos días contra la asimilación, la prohibición de la Torá y de muchos aspectos que estaban en juego.
LA HISTORIA DE LOS MACABEOS
Vamos a la historia propiamente para entender, quiénes fueron los Macabeos. La historia de Januka tiene sus raíces en el año 334 a.M. cuando Alejandro Magno inicia la conquista del Imperio Persa y del mundo. Y lógicamente Israel fue parte de esa conquista debido, a la posición estratégica del país, pues siempre estaba susceptible a que fuera conquistado por cualquier nación o Imperio que estuviera dominando. Hay historias muy interesantes, sobre todo en los primeros contactos de Alejandro con el Sumo Sacerdote. Contrario a lo que la mayoría pensaba, que entraría a Jerusalén, la destruiría, tomaría las riquezas del Templo, no hizo nada de esto. Sino que se postró delante del Sumo Sacerdote para sorpresa de todos. Entonces, se da una relación cordial al inicio entre judíos y griegos.
Los judíos nunca se habían enfrentado a una sociedad o cultura como la griega y éstos últimos tampoco se habían enfrentado a ningún pueblo como el de los judíos. Al principio, las diferencias suelen ser atractivas y generan puntos de interés entre unos y otros. Y, en este caso, las diferencias que surgieron hacían interesante la interacción entre un pueblo y otro. Pero, posteriormente las cosas fueron cambiando y los griegos, evidentemente comenzaron a influir en los judíos, como con todos los pueblos que habían conquistado. ¿Cómo? Por medio de tantas herramientas y armas bélicas de conquista, así como: la cultura, la religión, la filosofía, las artes, los deportes, el pensamiento, en fin. Una vasta civilización muy poderosa que, hasta el día de hoy, sigue permeando parte del pensamiento de la sociedad occidental. Mucho más en aquellos días que estaba llegando prácticamente a su apogeo. Entonces, se genera un choque cultural entre judíos y griegos e infelizmente, entre los judíos que llegaron a ser más receptivos a esta influencia griega, llamada helénica, estaban los sacerdotes.
EL HELENISMO
Aunque parezca extraño, en realidad los sacerdotes estaban siendo poderosamente influenciados. Para muchos de ellos y para una parte de la sociedad judía, veían al “helenismo” como una forma moderna de saltar al mundo, de cambiar su pensamiento, ya que se decían que, algún día tendrían que adaptarse al mundo y sus cambios. -Ideas que también hoy seguimos escuchando-.
Uno de los que pensaba así, era un hombre llamado Jasón, aunque en realidad su nombre en hebreo era Yehoshúa (Josué), pero como ya se había helenizado (término utilizado para la persona que ya se había asimilado a la cultura y pensamientos griegos). Este Jasón, quien era hermano del Sumo Sacerdote Onías III, cuando viajó a la ciudad de Antioquía, ofreció a las autoridades griegas un soborno para que lo nombraran Sumo Sacerdote en lugar de Onías. Así de corrompido estaba ya el corazón de los sacerdotes y de la gente que llevaba el liderazgo. En aquellos días, quien estaba gobernando este vasto Imperio que dejó Alejandro Magno, era el Rey Antíoco Epífanes o Antíoco IV, quien era parte de la dinastía de los seléucidas (nombre dado a las personalidades militares notables, quienes dividieron con éxito el imperio de Alejandro después de su muerte), aceptó con agrado tener a un judío de su lado que les ayudara a introducir aún más la cultura, el pensamiento y la filosofía griega, lo que le daría una gran ventaja. Antes de eso, los reyes griegos, nunca habían intervenido en los asuntos del Sumo Sacerdote, ni en quién debía serlo o no. Ese no era un tema de su interés, ni de su competencia.
Pero, se dice que Antíoco, necesitaba fondos para sus campañas militares. Así que, un líder judío que promoviera activamente la helenización facilitaría que hubiera más recursos. Así que, Antíoco al llegar a este punto y Jasón lograr llegar a ser Sumo Sacerdote, le concedió a la ciudad de Jerusalén la categoría de ciudad griega llamada: polis. Las cuales contaban con ciertos beneficios y protecciones de los griegos. Jasón, entre otras cosas, construyó un gimnasio que estaba al lado del Templo, donde jóvenes judíos, incluso sacerdotes, competían y se preparaban para los juegos. Lo que fue una gran tragedia. Pero, la traición genera traición.
Y, aproximadamente tres años más tarde, otro hombre llamado Menelao, que posiblemente no era del linaje sacerdotal, ofreció un soborno aún mayor a Antíoco y Jasón terminó huyendo. Para lograr pagar el soborno, utilizó los mismos recursos del Templo. ¡Háganme el favor! Ni siquiera con sus propios recursos, para así, poder hacerse del cargo de Sumo Sacerdote.
Lo que sucedió con Onías III, el Sumo Sacerdote original, es que fue exiliado a Antioquía y como denunció a Menelao, éste lo mandó matar. Por otro lado, en aquellos días, se corrió el rumor de que Antíoco había muerto en una de las batallas y, esto propició que el mismo Jasón, se animara a volver a Jerusalén con mil hombres para quitarle a Menelao el puesto de Sumo Sacerdote. Así que, era una lucha de poderes entre uno y otro. Pero, Antíoco no estaba muerto y, al enterarse de la acción de Jasón y de los disturbios que los judíos estaban propiciando, lo tomó como una rebelión, un desafío a su política y gobierno y entonces regresó con mucha mayor severidad.
OPRESIÓN Y PENA DE MUERTE
Y entonces, viene una situación muy triste y opresora para el pueblo de Judá en este caso particular. Aquí una transcripción de una redacción que encontré de un libro llamado “Los Macabeos” de Moshé Pearlman, que dice: “Aunque no hay constancia explícita de ello, parece ser que Antíoco llegó a la conclusión de que había sido un error político conceder libertad religiosa a los judíos”. Es sabido y está documentado que, Antíoco era una persona sumamente difícil e impetuoso que, como muchos reyes y emperadores griegos, se creía una deidad. Por ello, le decían: Antíoco “Epímanes”, en lugar de Epífanes, que significa Antíoco el “loco”. El problema es que, comenzó a entrarle un espíritu de celo y odio hacia los judíos. Y, también opinaba que la última rebelión que había estallado en Jerusalén no era solo por cuestión religiosa, sino que pensaba que los judíos estaban a favor de Egipto. Lo cual para los griegos era una amenaza. Y todos estos sentimientos políticos, él los veía como la razón de las revueltas y los actos violentos que se estaban dando entre los judíos. Lo que hizo Antíoco entonces, fue prohibir que vivieran su religión.
El estadista y estudioso israelí Abba Eban resume lo que sucedió a continuación: “Durante los años 168 y 167 a.M., en rápida sucesión, hubo masacres de judíos, el Templo fue saqueado y la práctica de la religión judía fue prohibida. La circuncisión, al igual que la observancia del sábado, se convirtieron en ofensas penables con la muerte. El insulto mayor llegó en diciembre de 167, cuando por orden de Antíoco, se erigió un altar a zeus dentro del Templo y, se exigió a los judíos que sacrificaran carne de cerdo -declarada impura por la Torá- al dios de los griegos”. ¡Terrible tragedia que llegó a este punto! Por iniciativa del Emperador se construye esta estatua de Zeus, se introduce en el Templo, se comienza a utilizar el Altar para sacrificar animales prohibidos. Se dice que Antíoco, sacrificó una cerda, en donde se hacían las ofrendas para el perdón de los pecados.
Mientras tanto, Menelao y otros judíos que ya se habían helenizado, seguían en sus puestos oficiando en un Templo, obviamente profanado. Y aun así, seguían ejerciendo. No fueron las únicas prohibiciones que llevó a cabo Antíoco, también a los que promovían las circuncisiones, a los que las realizaban, eran considerados como enemigos de sus políticas y eran condenados a muerte. También las festividades fueron prohibidas y era un riesgo estudiar Torá -de ahí viene la historia del juego del “dreidel” (perinola)-, observar Shabat (día de reposo) y, por último, cuando las novias se casaban, tenían que pasar la primera noche (la noche de bodas), con un general griego. Lo que propició que las personas dejaran de contraer matrimonio. Se vivía un clima de tensión, de prohibición, de muerte. Si guardabas Shabat, te costaba la vida.
REACCIÓN A LA OPOSICIÓN
A toda acción corresponde una reacción y en este caso, se suscitó una reacción a esta terrible oposición: aunque muchos judíos aceptaron el helenismo, un nuevo grupo autodenominado jasidim (los piadosos), promovía una obediencia más estricta a la ley de Moisés. La mayor parte del pueblo que no estaba asociado con el tema del sacerdocio y las clases altas, comenzaron a identificarse y ponerse del lado de este grupo. Entonces comenzó un período muy difícil en el cual se martirizó a muchos judíos y se obligaba a la población a adoptar costumbres y sacrificios paganos de manera pública, no solo en el Templo. Si quieren conocer más detalles de ese contexto, los podemos encontrar en los libros de los Macabeos que, aunque no son libros que están considerados dentro del canon de la Escritura, están en las versiones de las Biblias como: Dios Habla Hoy, La Nácar Colunga, La de Jerusalén y como son libros de gran valor histórico, nos narran los acontecimientos de esa época.
Aproximadamente por el año 167 a.M., llegó el apogeo de la persecución e imposición de la idolatría por parte de los griegos. Y llegaron a una ciudad llamada Modín (ciudad al noroeste de Jerusalén que aún existe) y, aquí exigieron a los judíos públicamente que ofrecieran un cerdo a los dioses griegos.
Había un anciano muy reconocido en la ciudad llamado Matiyahu (Matatías), que además era Cohen (sacerdote) quien se rehusó. Y tenemos documentado lo que dijo en 1Macabeos 2:19-22 “19 Matatías respondió en alta voz: Pues, aunque todas las naciones que viven bajo el dominio del rey le obedezcan y renieguen de la religión de sus antepasados, y aunque acepten sus órdenes, 20 yo y mis hijos y mis hermanos seguiremos fieles la alianza que Dios hizo con nuestros antepasados. 21 ¡Dios nos libre de abandonar la ley y los mandamientos! 22 ¡Nosotros no obedeceremos las órdenes del rey, ni nos apartaremos de nuestra religión en lo más mínimo!” (DHH). Como diciendo háganle como quieran, nosotros preferimos morir, pues no nos vamos a apartar de la Torá (Instrucción) y de lo que el Eterno estableció.
Pero, estaba ahí también un judío helenizado, que había adoptado y aceptado todo el estilo de vida griego que, si estaba dispuesto a hacerlo y, delante de todos se acercó para hacer el sacrificio y cuando estaba a punto de sacrificar al cerdo, a este hombre Matatías, le vino el “Jilul HaShem” (el celo por el nombre de Dios) y lo apuñaló; así como al oficial griego que lo acompañaba. Se dio la media vuelta y dijo a todos los presentes: “Síganme todos los que estén a favor de la ley de Dios y que se aferran al pacto”, descrito en el capítulo 2 de 1Macabeos. Me recuerda a lo que hizo Moisés (quien desciende de la tribu de Leví, de donde vienen los sacerdotes), cuando viene el pecado del becerro de oro, en un momento dijo: ¿Quién está con nosotros? Pásense de este lado, los que verdaderamente están con el Señor. Evidentemente, los que se unieron a Matatías fueron sus cinco hijos: Yohanán, Shimón, Yehudá, Eleazar y Yonatán. Se dirigieron a las colinas, ya que sabían que los griegos volverían y tomarían represalias contra la ciudad.
SURGE EL EJÉRCITO DE LOS MACABEOS
Ahí en las colinas inició todo. Organizaron un ejército pequeño que podríamos llamarlo de guerrillas, pero que iba a empezar a luchar por lo que creían.
Aunque algunos pensarán que este es el pseudónimo del apellido como se le decía a esta familia, pero en realidad se adoptó este término para todos los que se unieron y luchaban con este fin. Y aunque no tenemos certeza del tamaño del ejército Macabeo, algunos estiman que no eran más de doce mil hombres. Pero este pequeño ejército se enfrentó al ejército griego, que tenía más de cuarenta mil hombres. También tenían caballerizas, soldados de a pie e incluso, se comenta que tenían elefantes, que eran los tanques de guerra de esa época. Los griegos no solo tenían superioridad numérica, además, eran soldados profesionales que contaban con equipamiento y entrenamiento. Los judíos, en cambio, no habían entrenado para ser soldados y tenían cualquier otro oficio, menos ser militares o combatientes. Tenían poco equipamiento, pero lo que les faltaba en tecnología y armas, lo tenían en el espíritu y en el corazón para luchar y defender lo que sabían que era verdadero. No solamente estaba en juego el obedecer o no obedecer, sino la identidad y el futuro de todas las generaciones de Israel. Ahora, cuando leemos la historia de los Macabeos, pareciese que se dio en pocas semanas, unos cuantos espadazos, unas cuantas batallas, Dios hizo unos milagros, ganaron y los griegos se fueron para su casa. Pero, en realidad, fueron veinticinco años aproximadamente lo que duraron las luchas hasta que se firmó la paz. También hubo gran cantidad de bajas en ambos lados, hasta que lograron establecer un pacto de paz y llegar a un acuerdo. Esta es la historia de los Macabeos que habitualmente sabemos y conocemos. Dentro de las acciones que llevaron a cabo, a los tres años de iniciada la batalla, fueron al Templo, lo purificaron y reiniciaron el servicio sacerdotal y es aquí donde tiene lugar el milagro del encendido de la Menorá de Januka que, en lugar de un día, duró ocho días encendida.
¿QUÉ PASÓ DESPUÉS DE LA VICTORIA MACABEA?
Pero la historia no quedó ahí: los objetivos de la sublevación ya se habían alcanzado pues, se levantaron las prohibiciones en los aspectos de la Torá y quedó reanudado el servicio del Templo con todo lo que implicaba. Muchos de los que habían luchado dijeron, nos vamos y regresamos a nuestros hogares. Pero muchos otros no, porque Yehudá Macabeo tenía otros planes. Ya tenía un ejército bien entrenado y preparado, por lo que pensó: ¿Por qué no utilizarlo para establecer un estado judío independiente? Ya que los judíos no eran totalmente independientes, pues estaban todavía bajo el control de los seléucidas (que era un Imperio mucho más grande). Realmente el motivo de la lucha o razón principal fue el buscar la libertad religiosa para vivir acorde a la Torá. Sin embargo, las aspiraciones políticas reemplazaron a los motivos religiosos que habían impulsado la sublevación. Por consiguiente, la lucha continuó. Por eso, la historia de los Macabeos va a trascender por muchos y muchos años después de la purificación del Templo.
Con motivo de obtener apoyo para su lucha contra el Imperio de los Seléucidas (llamando así, a la parte del Imperio de Alejandro Magno que se quedó con el control de esta zona), Judas Macabeo firmó un tratado con Roma, aunque en aquellos días todavía no era una potencia militar en la que se convertiría después. Si bien perdió la vida en el año 160 a.M., sus hermanos continuaron la batalla. Su hermano Yonatán, se las ingenió para que las autoridades seléucidas aceptaran su nombramiento como Sumo Sacerdote y gobernante de Judea para que permaneciera en su control. Pero, Yonatán también fue traicionado, capturado y asesinado en una conspiración. Su hermano Shimón, el último de los Macabeos asumió el Sumo Sacerdocio. Lo cual no era extraño porque su padre Matatías también era Sumo Sacerdote. La cuestión es que, Shimón también asume el título de Nasí (Príncipe, presidente o líder), no se proclamó Rey porque sabía muy bien que un rey judío solo podía venir de la línea de David, de la tribu de Judá y los sacerdotes vienen de la tribu de Leví. Entonces, de alguna manera, aunque no se proclamó, prácticamente ejercía el rol de Rey. Lo que fue una mala decisión, porque sus descendientes después no respetarían esta distinción entre los reyes que vienen de Judá y los sacerdotes que vienen de Leví. Ellos iniciaron un nuevo gobierno en Israel, con una nueva dinastía que se conoce como la dinastía Hasmonea, la cual duró ciento tres años.
La dinastía estuvo marcada tanto por una expansión territorial de las tierras que fueron conquistando los descendientes de Matatías desde Yehudá hasta Shimón, como por un declive moral, de la ética y de los valores. En primer lugar, no debieron asumir el papel de reyes, porque es evidente que el poder los terminó por corromper. En segundo lugar, el afán por la expansión de las tierras generó, una vez más, un clima tenso en el territorio de Israel. Durante el tiempo de Shimón, se eliminaron los últimos vestigios de la dominación seléucida y renovó la alianza con Roma que había hecho Yehudá y los dirigentes lo terminaron aceptando como gobernante y Sumo Sacerdote, instaurando la dinastía Hasmonea, hasta el año 63 a.M, cuando Pompeyo capturó Jerusalén y sometió todo el Imperio al Imperio Romano. Por andar haciendo alianzas con los romanos, buscando su apoyo digamos que, como mediadores, Roma se da cuenta de la situación y años más tarde terminan por conquistar y anexar todos estos territorios como parte de su Imperio.
El hijo de Shimón Macabeo, Yohanán Girhan (Juan Hircano), fue un líder poderoso y ambicioso y entre sus muchos errores, cometió uno muy curioso, que incluso va en contra del judaísmo actual. Como parte de sus esfuerzos para expandir las fronteras de Israel, convirtió por la fuerza a los pueblos que acababan de conquistar. Eso nunca se había hecho antes y nunca se volvió a hacer después, ya que los judíos desalientan las conversiones, no las promueven. Uno de esos pueblos que fueron convertidos a la fuerza, fueron los edomitas. Y esto, les costaría bastante caro a los judíos porque hay un sitio llamado Beit Guvrin-Maresha (que se puede visitar porque es turístico), y en esta ciudad hay evidencia de las casas de los edomitas y los hasmoneos les daban dos opciones: 1. Destruir sus hogares o 2. Irse del país. Entonces muchos optaron por destruir sus hogares y muchos otros no les quedaba la opción más que de convertirse, pero no era una conversión genuina porque no era de corazón. Y una de las familias edomitas que se convertiría a la fuerza y tendría un rol muy importante en lo que sería el Imperio Romano, es nada más, ni nada menos que la familia Herodes. El padre de Herodes fue criado con costumbres judías y conocía y entendía el judaísmo. Pero sabemos la fama que tenía Herodes, que mató algunos Sumos Sacerdotes, algunos miembros del Sanedrín y hasta algunos miembros de su propia familia. Hay un dicho que decía que era más seguro ser el cerdo de Herodes, que su hijo, porque también mató a los hijos y a la esposa. También sabemos que Herodes hizo una serie de construcciones muy importantes: La ciudad de Cesarea, la fortaleza de Masada y la reconstrucción absoluta del Templo.
Esto es lo que tristemente llegó a suceder, los Macabeos restablecieron el culto en el Templo, pero es cierto que se dejaron seducir y convencer por el poder, el soborno, la avaricia, la conquista de la tierra. Por tomar un rol que no les correspondía, ya que tener sacerdotes que se mueven en torno a la política, es algo que nunca le va a convenir a Israel. Eso es lo que realmente sucedió, aunque muchas veces no lo mencionamos dentro de la historia de Januka, como lo que sucedió después con los Macabeos. Terminaron fundando una dinastía de reyes y gobernantes, los Hasmoneos, que al final no solo fueron Sumos Sacerdotes, sino que gobernaban la tierra de Israel. Y peor, porque realizaron alianzas con Roma y, ¿en qué terminó la historia? En Roma conquistando al mundo y a Israel e imponiéndoles su yugo a los judíos.
IMPORTANCIA Y TRASCENDENCIA
Para concluir: ¿qué importancia tiene la historia de los Macabeos? Aunque la historia de ellos no termina como muchos hubiésemos querido, se han convertido a lo largo de la historia en motivo de inspiración para muchos grupos y personas. Sin embargo, debemos quedarnos con lo positivo y finalmente, el inicio del movimiento, por supuesto nos hace pensar en muchas cosas. Ya decía yo: ¿qué tan dispuestos estamos a morir por lo que creemos?
Los Macabeos nos dan una gran lección al respecto. Nos muestran y nos cuestionan si nosotros también estuviésemos dispuestos a hacer lo mismo. Y si hay algo qué resaltar, es su corazón que estuvo dispuesto a hacer el encendido de la menorá y a darle prioridad al servicio del Templo. En un inicio, ellos no lucharon por un gobierno, ni por expandir su tierra, sino por dejarles vivir aquello en lo que creían y que era verdad. Los Macabeos enseñan, entre otras cosas, que la fe mueve montañas y es capaz de derrocar a los ejércitos más poderosos y de hacer este tipo de milagros, ya que finalmente, ellos lograron por un tiempo establecer un estado judío soberano e independiente. También fueron testigos de milagros como el aceite del encendido de la Menorá que duró ocho días y que ahora somos parte nosotros al celebrar Januka y en este caso, del encendido de la Janukia.
Yo espero que te quedes con algo bueno de la historia de los Macabeos: que aprendamos de estas lecciones y que nos motiven verdaderamente a luchar por nuestra fe. Ya que, si hay algo por lo que vale la pena morir, también vale la pena vivirlo. Y la Torá es vida, la Torá es para vivirse y yo te invito y animo a que lo hagamos juntos y que semana a semana, de shabat en shabat y día a día, tengamos presentes estas historias en nuestro corazón. Y que sepamos que no somos los únicos. Si alguna vez sientes que estás luchando contra el mundo. Ellos si lucharon literalmente contra el mundo y vencieron. Porque su anhelo era vivir la fe en su máxima expresión.
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