RESPONSABILIDADES DE LA ESPOSA SEGÚN LA BIBLIA 

Esta es una pregunta que nos hizo una mujer para saber las responsabilidades de ambos: tanto del esposo como de la esposa. Así que si tú eres un varón y quieres saber cuáles son las responsabilidades del esposo escucha la respuesta a la pregunta previa, es decir, la número 177. 

LA IMPORTANCIA DE CONOCER NUESTRAS RESPONSABILIDADES    

Es bueno saber las responsabilidades, ya que esta palabra tiene mucho peso y, aunque no es la palabra que más quisiéramos escuchar, es importante saber que es mucho mejor conocerlas que ignorarlas. Porque el cumplir con una responsabilidad siempre va a ser de bendición. E incumplir nuestras responsabilidades, aun cuando las ignoramos, no nos exime de ellas. 

Así que yo quiero invitar, en este caso, primero a las mujeres, a que tomen este estudio como Palabra de Dios y como bendición para sus vidas, porque la familia de cierta forma es un equipo, si conocemos las responsabilidades y funciones que tenemos como esposos, será más fácil cumplir con nuestro papel. Y, aunque no existe un listado específico sobre las responsabilidades de la esposa, aquí veremos algunas que la Biblia menciona de forma general. 

 ADVERTENCIA / DISCLAIMER: 

Los esposos no deben tomar este estudio como espada para atacar o exigir a sus esposas, ya que, aunque evidentemente, lo que veamos está respaldado por la Palabra, lo más efectivo es dejar que la “Ruaj” (el Espíritu), hable y convenza a cada mujer. Forzar a cambiar a una persona puede llegar a ser contraproducente. De hecho, algunos rabinos recomiendan que los cónyuges no escuchen lo que la Torá demanda para el otro, a menos que lo hagan con mucha madurez y objetividad. Si no crees lograr tener esta objetividad y madurez, mejor escucha otro estudio, que sea de mayor bendición para tu matrimonio. 

Ahora, para todas las mujeres solteras es una bendición que puedas tener la oportunidad de escuchar esto, ya que, seguramente en algún momento va a llegar esa persona adecuada para ti, y no debes esperar a llegar al compromiso o matrimonio en sí mismo para aprenderlo porque podría ser más difícil o demasiado tarde. Mientras más pronto, mejor. Así que, papás, si están ahí sus hijas, va a ser de mucha bendición que lean esta información para que el día de mañana tengan un mejor matrimonio que el que nosotros hemos tenido o que tengan la información que nosotros no tuvimos. Yo te invito a que, primeramente, no nos asustemos con la palabra responsabilidad y no la veamos como una carga o un yugo pesado, ya que los mandamientos del Eterno NO son un yugo pesado. Así como dice la Palabra: Dios no nos va a dar una prueba sin darnos una salida; Él no nos va a dar una responsabilidad, si no la podemos llevar. 

Entonces, mujer, no tengas temor, sino, por el contrario, Dios va a capacitarte, a darte la sabiduría y todo lo que se requiere para cumplir con la responsabilidad que Él te ha dado en su Palabra. 

RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS O MUTUAS     

Vamos a iniciar con estas responsabilidades que, algunas de ellas serán, prácticamente iguales a las del esposo, por lo que podemos llamarlas compartidas o mutuas. Aunque cada uno tendrá la responsabilidad personal de cumplir con lo que le corresponda. 

No voy a decir que este es el listado oficial de las responsabilidades de la esposa, porque como ya comenté, no hay un listado como tal. Simplemente, estas son algunas de las principales que marca la Palabra. 

BUSCAR LA UNIDAD PLENA CON SU ESPOSO

  1. BUSCAR LA UNIDAD PLENA CON SU ESPOSO: Génesis 2:2 

 

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán UNA SOLA CARNE.” (Génesis 2:2 RVR60).

 

Además, está en el principio de la Biblia. 

Muchos dirán: Aquí está clarísimo que es el hombre quien dejará a su padre y a su madre, pero también es una responsabilidad para la mujer buscar esa unidad plena con su esposo. Porque obviamente, el hombre no va a poder llevar a cabo esto por sí mismo o solo. Requiere de una mujer, es decir, su esposa, que tome el mismo compromiso que él: buscar ser uno. Que en hebreo es la palabra “ejad” = unidad compuesta de dos partes = uno solo en dos partes. En este caso, el hombre y la mujer, el esposo y la esposa. 

Y a esto, se le considera, el principal objetivo del matrimonio. Nos unimos con alguien para alcanzar el nivel máximo de unidad, en su máxima expresión posible. Digamos así, llegar a través de los años, a encaminarnos hacia un mismo pensamiento, una misma emoción, un mismo sentir, un mismo cuerpo. Uno en intimidad, en comunión, en pensamiento. Entonces, la mujer, como el esposo, deben trabajar en todo aquello que fomente y desarrolle la unidad con su esposo. Es una responsabilidad compartida. Y también es una labor muy grande, ya que, por naturaleza, tendemos a ser egoístas tanto hombres como mujeres. Por tanto, va a haber momentos en que la esposa debe estar dispuesta a morir por sí misma para poder alcanzar esta unidad. Durante el compromiso esto no se da porque siempre va a haber diferencias. 

Aquí la labor consiste en estar constantemente llevando pensamientos y acciones con las que podamos incrementar la unidad que tenemos. Ya que hay muchas diferencias entre los dos, desde las biológicas, pasando por la cultura. Igual y estamos casadas con alguna persona de otro país o ciudad y ya con eso, se pueden acentuar las diferencias. Entonces, lo que se busca, poco a poco, es lograr una unidad. 

Entonces, cuida todas aquellas cosas que te puedan separar de tu esposo. Eso es parte de la responsabilidad. 

ATENCIÓN: Esto no significa que la individualidad de la esposa o su pensamiento personal desaparezca. No se trata de ser un clon del esposo. Ni el esposo debe de imponer, manipular o forzar a la esposa para lograr la unidad. Hay que verse como un equipo y trabajar por ello, con sabiduría para lograr esta unidad en la que, imaginemos, que son como dos piezas de un rompecabezas, que cuando logran embonar se consolidan y pueden construir algo. Esta es la idea del matrimonio también, ser usados por Dios para construir algo mayor, pero si no tenemos “ejad” con nuestro esposo, va a ser muy difícil que el Eterno nos pueda usar como una unidad. Podrá usar al uno o al otro en cosas muy diferentes, pero lo ideal es que logren esta unidad en conjunto. 

Al compartir la misma “emunah” (fe) es mucho más sencillo. Cuando no se comparte la misma fe, va a ser imposible en algunos casos. La idea de compartir la intimidad física, compartir la vida, compartir la fe, van a ayudar a lograr este propósito: que el esposo y la esposa se conviertan en una “ejad” o unidad. 

Mujer piensa en esto, que todo lo que hagas sea para construir unidad con tu esposo.

INDEPENDIZARSE DE SUS PADRES AL CASARSE

  1. INDEPENDIZARSE DE SUS PADRES AL CASARSE: Génesis 24:58

 

 “Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.” (Génesis 24:58

RVR60). 

 

Esta es otra responsabilidad que se tiene mutuamente con el esposo. Y el versículo es un gran ejemplo de un matrimonio que, por supuesto, tuvo adversidades, pero es considerado como un éxito también, el caso de Isaac y Rebeca. Ella dejó su tierra y su parentela para unirse en matrimonio. La razón de dejar a sus padres no fue su independencia o su realización personal, fue su casamiento. Y esto es parte de lo que debe hacer una esposa. 

Aplicamos también Génesis 2:24

 

 “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:24 RVR60).

 

 Aunque aquí se hace el énfasis, porque así lo dice, al hombre, es evidente que no es exclusivo del varón. La mujer también debe dejar la casa de su padre, como ya leímos con Rebeca. Y no hubiera funcionado este matrimonio de no haber sido así. 

Entonces, para que haya una verdadera “ejad” o unión, como lo comentamos en el punto anterior, la mujer debe independizarse de sus padres y llevar su matrimonio sin estar atada a ellos, ya sea emocional o económicamente. La mujer ya no debe depender de ellos, sino de su esposo y del Eterno. De no hacer esto, siempre va a tener serios conflictos con su esposo y en su matrimonio en general, es decir, en su casa con él. Hay jóvenes que se casan y quieren seguir agradando a sus padres y, luego, tienen una ambigüedad porque van a casa de los padres con sus esposos y las esposas ya no saben a quién hacerle caso o a quién atender primero: si al esposo o al papá. O no saben quién está en autoridad, si el esposo o el papá. Entonces caen en estas situaciones que no tendrían por qué suceder.

Por esto, en las ceremonias de bodas que hacemos bajo la “jupá” (el dosel bajo el cual se van a casar los novios), los padres entregan a la novia (a la hija), porque es una parte simbólica de soltarle y de asumir que ella está formando otra familia. A veces, las mujeres, cargan con este peso de agradar a los padres o de seguir viéndolos como autoridad. Aunque esto no significa que no sigan siendo una autoridad, pues lo siguen siendo, el papá ya no funge como su cabeza, pues ya lo es el esposo, con todo lo que eso conlleva. 

Entonces, es importante entender que una responsabilidad y mandato que Dios le da a la esposa, a la mujer, de que llegue a esta independencia de sus padres. Que se desligue emocionalmente, sin que esto signifique que ya no los vaya a querer, no los deba de honrar, sino simplemente es entender que, ahora es su esposo quien toma el lugar de su cabeza. 

A veces, se dan estas situaciones, involuntaria o inconscientemente, pero siempre terminan generando un conflicto.

RELACIONES SEXUALES

  1. RELACIONES SEXUALES: 1ª Corintios 7:3:

 

“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.” (1ª Corintios 7:3 RVR60). 

 

Llamados también relaciones íntimas o deberes maritales y que, ya se dijo, que el varón también tiene esta responsabilidad. También en Proverbios 5:19:

 

 “Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.” (Proverbios 5:19 RVR60).

 

 Esto se le dice al esposo con respecto a su esposa, pero ¿cómo se va a recrear el esposo en el amor o caricias de su esposa, si la esposa no está dispuesta? Entonces, es también una responsabilidad de la mujer. Ya lo había explicado, pero la palabra hebrea para caricias en realidad es la palabra “pechos”, los cuales son los senos de la mujer. Esto nos habla, tal cual, de la intimidad física que también debe de existir en el matrimonio. Así como el varón no debe negarse a su esposa, tampoco la mujer debe hacerlo para con su esposo. Solo con la excepción que ya sabemos para ambos: el período de la “Nidá” (separada por la menstruación) como lo marca la Torá. No solo la mujer debe separarse, sino también el hombre no debe presionar o forzar porque la Torá lo prohíbe. 

Las relaciones maritales son parte para formar la unidad que el matrimonio tiene como objetivo. La expresión: “Y serán una sola carne” que marca el libro de Génesis, se cumple principalmente cuando la pareja, después de la intimidad emocional, llega a la intimidad física con la que propicia la unidad, el apego y afecto. 

¿Por qué es importante para la mujer cumplir con esto? Porque al cumplir con esto, va a restringir de alguna manera las tentaciones para su esposo al salir de casa. 

Algunas mujeres, a veces, castigan al hombre con esta parte de no tener intimidad y lo único que logran es agravar el problema que de por sí ya tengan. Por lo tanto, dejar de tener relaciones íntimas no va a ayudar en lo absoluto. La Torá y la Escritura, en general, son muy claras con respecto a este precepto para ambos: hombre y mujer. Dicho de otra manera, en 1 Corintios 7, Pablo dice: el hombre tiene potestad sobre el cuerpo de la esposa y la mujer sobre el cuerpo del esposo. Esto implica que la mujer sea cariñosa, por eso dice: sus caricias te satisfagan en todo tiempo. ¿De qué habla aquí? De afecto, de cariño, de contacto físico, de una manera afectuosa y cariñosa. Por tanto, mujeres, yo sé que, a veces, no tienen el mismo deseo que el varón, pero es algo que hay que cumplirlo porque lo marca la Escritura. 

CUIDAR SU CUERPO COMO EL TEMPLO DE DIOS

  1. CUIDAR SU CUERPO COMO EL TEMPLO DE DIOS: 1ª Corintios 6:19-20:

 

 “ ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1ª Corintios 6:19-20 RVR60).

 

 Me parece que es muy claro este pasaje que ya vimos con el esposo. Igualmente, es otro precepto que también compete a la esposa. Tal vez parezca como una responsabilidad, no directa, pero lo es. La esposa también debe mantenerse en una condición física, por decirlo así, aceptable para servir al Eterno, para servir a su familia, para llevar a cabo la actividad que Dios le haya llamado a hacer. Pero ¿cómo va a cumplir con esas funciones y responsabilidades si descuida su estado físico? Esto tampoco significa que ya quiera ser Miss Universo o la Barbie para una película. No, nada por el estilo. Más bien está enfocado en un estado de salud óptimo y aceptable. 

Es muy lamentable, no solo sucede con el varón. El hombre se casa y, como decimos en México, se dedica a hacer panza porque ya no tiene caso. En el noviazgo sí tiene todos los cuidados, pero luego de casarse, se descuida. Lo que también pasa con la mujer, la cual solía, en la soltería, hacer ejercicio, comía saludable, se arreglaba y luego de casarse, se deja de cuidar. Sin embargo, no debe ser así. Mujeres, tienen que tomar la responsabilidad de tener su cuerpo en las mejores condiciones. Cada uno sabrá y pensará en qué debe cuidar su cuerpo. Porque si descuidas el Templo de Dios, tu cuerpo, eso es un pecado. Y Dios nos hace responsables del cuidado de nuestro cuerpo. 

Por tanto, mujer, piensa que tu cuerpo es un Templo de la “Ruaj” (el Espíritu) y, en aquellos días, el Templo siempre estaba vigilado, estaba cuidado, en óptimas condiciones. No se permitía que entrara algo que no fuera “kosher” (apto), de la misma manera, las mujeres tienen, sobre todo, un mayor control sobre esto porque es la que generalmente prepara la comida, los alimentos y hace las compras en el supermercado. De alguna manera, puede asumir también esta responsabilidad para toda la familia. Pero, si ella es la primera en promover la comida chatarra y una mala alimentación, no está propiciando que ella, ni el resto de la familia, cuiden el Templo de Dios. Por tanto, es una parte crucial que la mujer cuide este precepto no solo para ella, sino para el resto de su familia. Algunas mujeres se quejan de que su esposo ya no está en forma o está obeso, pero les preparan tremendas comilonas, nada nutritivas, sin ensaladas y así no es posible hacerlo. No es una labor fácil, pero si es algo que no solo va a beneficiar el cuerpo de la mujer, sino el de toda la familia. 

ENSEÑAR A LOS HIJOS EN LA TORÁ Y EL MESÍAS

  1. ENSEÑAR A LOS HIJOS EN LA TORÁ Y EL MESÍAS: 2ª Timoteo 1:5:

 

 “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.” (2ª Timoteo 1:5 RVR60).

 

 Probablemente, aquí muchas mujeres dirán: esto sí es responsabilidad directa del esposo. Y, por supuesto que sí, porque el esposo es el principal como sacerdote del hogar. Pero, la esposa no queda fuera de esta responsabilidad y, ¿cuánto más si en casa no está el papá de los hijos o este no guarda la misma fe? Por tanto, yo creo que si es una responsabilidad de la esposa la enseñanza, como en el ejemplo del joven Timoteo, a quien su abuela materna y su madre le enseñaron los caminos de la Torá. No fue su padre, porque, incluso, se dice que era de padre griego. Por tanto, sus padres tenían un matrimonio mixto, en yugo desigual y no por eso, la mujer se dijo: ¿Yo qué puedo hacer? No, ella asumió esta responsabilidad y enseñó Torá a su hijo. 

También es muy evidente lo que dice: Proverbios 1:8:

 

 “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;” (Proverbios 1:8 RVR60).

 

 Aquí lo dice muy claro: la dirección de la madre. Si buscas la palabra dirección en hebreo, la palabra es “Torá”. Así que lo que dice es: No desprecies la Torá de tu madre. ¿Qué quiere decir esto? Que la mujer también carga y lleva la responsabilidad de guiar y dirigir en la Torá a los hijos. 

No le va a quitar la responsabilidad al esposo, ni el esposo puede delegar la responsabilidad en su esposa. Dios le va a pedir cuentas al esposo de esto. Pero, si el esposo no está en casa, si él ya no vive o no guarda la misma fe, la esposa no debe cruzarse de brazos, debe tomar la enseñanza como una responsabilidad y además como una de las más importantes. 

Otra razón lógica es que la mujer suele pasar más tiempo con los hijos, aunque hoy en día ya no sea tanto. Pero, hace no tantas décadas, la madre se quedaba en casa y el padre salía a trabajar casi todo el día. Al pasar la esposa más tiempo con los hijos, puede influir más en ellos, puede enseñarles Torá y del Mesías día a día, durante la convivencia y las situaciones de la vida. Aprovechando el tiempo, porque este se va rapidísimo y los hijos vuelan del nido. Los jóvenes necesitan conocer la Escritura y, si el papá, por alguna razón, no lo hace o no lo puede hacer, la esposa debe de asumir esta responsabilidad. 

Así que, mujer, que bueno, que estás leyendo, que estás estudiando. Hoy en día hay más recursos para que la mujer aprenda y pueda compartir y enseñar a los hijos. 

SER AYUDA IDÓNEA DE SU ESPOSO

  1. SER AYUDA IDÓNEA DE SU ESPOSO: Génesis 2:18:

 

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18 RVR60).

 

Esto también está desde el principio. Así que, la esposa debe aceptar y reconocer que fue creada para ser ayuda del hombre y no al revés. Hay muchas mujeres solteras que piensan que se van a casar con el hombre que les va a ayudar a cumplir sus proyectos, sus sueños, sus planes, a educar a los hijos que ella ya tiene, ayudarle a sus papás y a toda la familia. Y el esposo puede tratar y hacer muchas cosas, pero al menos, en el plan original, la ayuda idónea del esposo es la esposa. 

Entonces, mujer, debes identificar la misión que “HaShem” (El Nombre) le ha dado a tu esposo y apoyarlo lo más y mejor posible. Al final son un equipo, lo que hagas para el éxito de él, será para el éxito de ambos. No quiero decir que te pongas de su esclava para que él sea alguien en la vida y tú no seas nada. Recordemos que, si eres una unidad, pues todo va a repercutirles y ayudarles a ambos. Aquí sería difícil especificar y quiero invitarte a ti, esposa / mujer, a que cada una reflexione en esto: ¿cómo puedo ser ayuda idónea para mi esposo? Porque esto es parte del rol que Dios le dio a la esposa. Y tampoco significa que la esposa no pueda tener proyectos personales, no pueda crecer, tener crecimiento profesional. Pero recordemos el rol y el orden como lo estableció Dios, el cual es insustituible.

Si la esposa no lleva este rol, pues también difícilmente prosperará el matrimonio. Así que, considera algo muy importante, solo tú puedes ser la ayuda idónea de tu esposo.

Cuando el Eterno formó a Adán y se dio cuenta de que no era bueno que estuviera solo, no se refiere a que estuviera totalmente solo, pues Adán estaba acompañado por el Padre y todos los animales. Pero no tenía su ayuda idónea, no porque Dios no fuera completo, sino porque aquí nos damos cuenta de que el hombre necesita a su mujer. Pero la mujer debe de cumplir con este rol y asumir que es la ayuda idónea de su esposo. Así que, esposa, mientras más ayudes a tu esposo, siendo idónea, créeme que mejor será para ambos. Mayor beneficio y bendición tendrás tú también. 

Yo sé que esto también es una labor complicada, porque una vez más, implica morir a ti misma. Por ello, a veces, la Biblia, no menciona mucho el rol de la esposa, como no menciona de igual manera a Sara, Rebeca y Raquel, como lo hace con Abraham, Isaac y Jacob. Lo que significa que fueron su ayuda idónea porque de no haber estado ahí para ellos, ninguno habría sido lo que fueron, ni hubieran logrado lo que el Eterno les mandó, si no hubiese sido por sus esposas. Yo lo digo: para que un varón tenga éxito, necesita de muchas cosas, pero la ayuda de la esposa es insustituible y es parte de la enseñanza que nos deja desde Génesis en el Edén. Adán no estaba solo y pudo haber pedido ayuda del elefante para mover las piedras, a la jirafa para que le bajara los frutos que estuvieran más altos, pero no había una ayuda idónea para él. 

SUJETARSE A SU ESPOSO

  1. SUJETARSE A SU ESPOSO: Efesios 5:22:

 

 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; ” (Efesios 5:22 RVR60). 

 

Otro precepto muy marcado en la Escritura. Aquí la pregunta sería: ¿cómo estás tú sujeta al Señor? Y, por otro lado, también en 1ª Pedro 3:1:

 

 “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,” (1ª Pedro 3:1 RVR60). 

 

Hay que aclararlo, aquí si es la esposa quien tiene la responsabilidad de sujetarse a su esposo. No dice: esposos sujétense a sus esposas. El esposo NO tiene la responsabilidad de sujetarse a su esposa. 

Hay mujeres que tienen temperamentos muy fuertes, que por situaciones de la vida se formaron así, pero eso no significa que el esposo tenga que sujetarse y tomar una postura incorrecta, porque el matrimonio no va a funcionar así. Cada esposa debe sujetarse como lo haría para el Eterno. Entonces, estamos hablando de mujeres creyentes en la Torá y en el Mesías. 

Pero, una mujer que no se sujeta a su esposo, en realidad, tampoco está sujeta al Eterno. Bajo la misma primicia e idea, no podemos amar a un Dios que no vemos, si no amamos a una persona que sí vemos; pues tampoco vas a poder sujetarte a Dios así, si no eres capaz de sujetarte a tu esposo. La Biblia NO dice: esposas sujétense a sus esposos cuando sean unos “tzadik” (justos) o cuando sigan los pasos del Mesías y sean como Él. No, simplemente dice: sujétense. 

Esta es una responsabilidad que se repite tres veces en el “Brit Hadasha” (Nuevo Testamento) en: Efesios 5:22 -que ya leímos-, en Colosenses 3:18:

 

 “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.” (Colosenses 3:18 RVR60) 

 

y en 1ª Pedro 3:1 -que también ya leímos-. Esta idea también se reitera en 1ª Timoteo 2:12:

 

 “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.” (1ª Timoteo 2:12 RVR60). 

 

Aquí muy claramente dice que Pablo no permite ejercer dominio sobre el hombre, que es lo contrario a la sujeción. 

Mujeres, yo sé que no la tienen fácil y debe ser de las cosas más complicadas por hacer. Pero yo estoy seguro de que el Eterno va a bendecirles enormemente a todas ustedes. No debe ser nada sencillo sujetarse a los esposos cuando llegan de malas más que a otros con mejor carácter. Así que, grande será su recompensa, porque Dios es justo y fiel. 

Yo creo que la sujeción es algo que comienza en el corazón, en el Temor de Dios. En la carta de Pedro lo repite, que se transmite a través de un espíritu afable y apacible, es decir, de una manera suave y tranquila. No siendo una mujer gritona, escandalosa y en los parámetros de no ser una persona sujeta. No podemos detallar todos y cada uno de los aspectos que implica la sujeción, pero estoy seguro de que el Espíritu sin duda les mostrará. 

Entre los más importantes están: el respeto, la honra, la obediencia, el servicio. Tampoco se trata de confundir. La sujeción no se trata de ponerse como tapete, como alfombra, sino de adoptar el lugar que Dios le ha dado a la mujer. Y tampoco se trata de caer en una cuestión humillante, denigrante. No lo veamos desde una óptica feminista que es totalmente contraria a la sujeción. 

Piensa en esto, si el apóstol Pedro menciona esto en el capítulo 3 de su primera carta, siendo un profeta, un hombre al que Dios inspiró por la “Ruaj” (Espíritu) para escribir, diciendo: mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas. Esto es impresionante porque lo que nos dice es: una mujer tiene, de cierta manera, tanta influencia en su esposo inconverso que, a través de su conducta y sujeción, puede inclinar la balanza -no es que lo vaya a convertir ella-, pero puede ser el factor más importante para que un esposo inconverso se convierta al Señor. Entonces, si eso puede hacer por un esposo inconverso, yo te pregunto: ¿qué no hará por un esposo converso, que ama al Eterno, al Mesías y que busca ser como Él, amando a su esposa? Yo les digo, por experiencia personal, nos dejan desarmados. Es como con el Rey “Ajashverosh” (Asuero), que le dijo a Ester, hasta la mitad del reino te daría, esposa mía. Por tanto, sí es grande el potencial que tiene una mujer con su sujeción, su conducta casta y afable sobre su esposo aún no converso, ¿cuánto más por un esposo converso?

CONDUCTA CASTA Y RESPETUOSAS CON SU ESPOSO

  1. CONDUCTA CASTA Y RESPETUOSAS CON SU ESPOSO: 1ª Pedro 3:2:

 

 “considerando vuestra conducta casta y respetuosa.” (1ª Pedro 3:2 RVR60). 

 

Así como en Efesios 5:33:

 

 “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.” (Efesios 5:33 RVR60).

 

 El tema del respeto es sumamente importante dentro de la relación matrimonial y, específicamente, de la mujer hacia el hombre. Yo te lo digo: el esposo podrá soportar muchas cosas como: que cocines mal, que estés descuidada, que seas olvidadiza, etc. Pero la falta de respeto ¡NUNCA! Eso es algo que, a cualquier esposo, aunque se quede muy calladito y sea el más sujeto que te puedas imaginar, aun a ese hombre, le puede mucho.

La indicación bíblica es muy clara. Así como a los hombres se les dice: amen a sus mujeres. Aquí es: esposas, respeten a sus esposos. Respeta a tu marido, independiente de como sea. Puede ser que, el esposo llegue de malas, puede ser que pienses, no se lo merece. Pero, considera esto, faltarle el respeto a tu esposo, no va a ayudar absolutamente en nada. No va a ayudar a que cambie, ni a que sea mejor, o a que se acerque a Dios, ni a que se corrija, ni va a aligerar el problema, sino todo lo contrario. 

Esta es una línea que la mujer debe tener y guardar: el respeto a su esposo. Y, como cualquier ser humano, nadie quiere estar con una persona que no te respeta. Eso es evidente y lógico. En el caso de un esposo inconverso, si su mujer le está faltando al respeto, todo lo que la mujer pudo haber orado, doblado rodilla y ayunado, lo va a tirar por la borda. Ya que como lo mencionan Pablo y Pedro: cuenta más la conducta que la palabra y el conocimiento por sí mismos. 

Esta es una responsabilidad muy importante para las esposas: el respeto. Pero también se menciona una conducta casta que tiene que ver con una conducta íntegra de respeto, de pureza, relacionados con la sujeción. 

ENFOCARSE EN LA BELLEZA INTERNA (MIDOT TOVOT)

  1. ENFOCARSE EN LA BELLEZA INTERNA (MIDOT TOVOT): 1ª Pedro 3:3-4:

 

 “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.” (1ª Pedro 3:3-4 RVR60). 

 

Yo sé que los hombres también deberían enfocarse en esto, pero se relaciona más con la mujer. En hebreo se le conoce como: “Midot Tovot” (buenas cualidades o costumbres), quien ya estudió el libro de Rut con nosotros en la Kehilá, tiene más detalles sobre las cualidades y rasgos de carácter positivos de una mujer, como: cariñosa, compasiva, honesta, inteligente, trabajadora, amable, sabia, bondadosa y de personalidad agradable. 

También tenemos el famoso pasaje de la mujer virtuosa en Proverbios 31:30:

 

 “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” (Proverbios 31:30 RVR60). 

 

Así como 1ª Timoteo 2:9-10:

 

 “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.” (1ª Timoteo 2:9-10 RVR60). 

 

Estos versos no están peleados con la parte física, tampoco se trata de: o me embellezco internamente o me embellezco externamente. Creo que cualquier esposo va a apreciar que su esposa se pueda arreglar y disponer para verse de la mejor manera. No es incorrecto que la mujer busque verse bien, pues ya hablamos de comer sano, hacer ejercicio, porque todo es parte de ello y de cuidar ese Templo, que es su cuerpo; así como de arreglarse. Significa no descuidar estos aspectos relevantes que dice la Biblia sobre la belleza interna, la belleza del corazón. Es lo que al final perdurará más. 

La Biblia también hace estas referencias como muy negativas, que la mujer es como un zarcillo de oro en el hocico de un cerdo, cuando no es entendida, no es sabia, no es prudente, ni recatada. ¿De qué sirve la belleza? El énfasis de la Palabra es buscar los “Midot Tovot”, lo que hace que la mujer sea muy valiosa. Y estas cualidades hay que desarrollarlas, no es que la mujer nazca con ellas, debe trabajar en su carácter y su manera de ser para lograrlas. Si la Torá hace un énfasis en ellas, quiere decir entonces, que se deben trabajar y desarrollar. 

CRIAR Y EDUCAR A SUS HIJOS

  1. CRIAR Y EDUCAR A SUS HIJOS: Tito 2:4-5:

 

“ que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” (Tito 2:4-5 RVR60). 

 

Ya hicimos referencia con respecto a la Torá y al Mesías. Aquí se refiere a la educación en general, la educación a los hijos dirigida a los principios, valores morales y éticos, lo que incluye los aspectos de recato, de modales y todo lo que debe enseñarse en casa. El amar a los hijos no se trata de darles abrazo y beso, no, el amor a los hijos es darles lo mejor, guiarlos, educarlos e instruirlos para hacer de cada uno de los hijos: individuos sanos, óptimos, funcionales, positivos para la sociedad y siguiendo los caminos de la Torá. Y en 1ª Timoteo 2:15:

 

 “Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.” (1ª Timoteo 2:15 RVR60).

 

 Este versículo tiene su traducción un poco extraña en la Reina Valera, porque engendrando hijos, no se refiere exclusivamente al aspecto biológico que puede considerarse una responsabilidad y un mandamiento de la esposa: el de procrear, sino actuando en realidad como una madre para los hijos. Tal como dice la versión, Dios Habla Hoy (DHH): pero la mujer se salvará si cumple sus deberes como madre. Así que le está dando una responsabilidad a la mujer como madre sobre sus hijos. En la traducción Código Real (CR) dice: pero será preservada de transgredir otra vez, ocupándose de los hijos que engendraré. En otras palabras, la esposa debe estar al tanto de los hijos, de criarlos, de educarlos, aunque, por supuesto, es una responsabilidad compartida con el esposo. Sin embargo, en cuestión de tiempo, la que va a estar más tiempo con los hijos es la mamá y, esto implica ver por las necesidades de los hijos, por su bienestar, cuidarles, alimentarles y protegerles. La mujer es la cabeza de los hijos en la ausencia del padre. En este caso, los hijos deben ver a la madre como una autoridad y respetarle como al mismo padre. Y la mujer debe educarles justo para esto, no puede esperar que los hijos nazcan con el sentimiento de honrarles plenamente y temerles. 

ESTAR AL TANTO DEL HOGAR

  1. ESTAR AL TANTO DEL HOGAR: Tito 2:5:

 

 “a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” (Tito 2:5 RVR60). 

 

Miren hasta qué punto puede llegar si la mujer descuida esto: la prudencia, la castidad y el cuidado de su casa; se termina hablando mal del Nombre del Eterno. 

Aquí siempre surge una controversia: ¿Entonces la mujer no debe trabajar? No necesariamente significa que no pueda trabajar. Incluso, la mayoría de las mujeres, muchas veces lo hacen por una cuestión de necesidad económica, pues en ocasiones el esposo no puede proveer para todas las necesidades de los hijos y que la esposa se pueda quedar en casa. La responsabilidad de llevar la provisión y el sustento al hogar definitivamente es del esposo. Y no se le va a quitar, aunque la mujer gane cien mil dólares, de ninguna manera. Esto ya se explicó en la pregunta No. 177. Y la responsabilidad de la mujer, es estar al tanto de su hogar y de administrar los recursos que el esposo lleve, sean muchos o pocos. 

La esposa debe tener la casa en orden, limpia y en santidad también. Recordemos que la casa debe ser como un Templo para el Eterno. Entonces, aquí implica un reto también para muchas mujeres; así como un doble mérito para aquellas que deben salir a trabajar y a la par, estar atentas al hogar. Esto no quiere decir que el esposo no lo esté, no vamos a quitarle responsabilidad al esposo, pues finalmente ahí vive y debe de cumplir y trabajar en la casa. Sin embargo, resumimos: la responsabilidad del sustento es del esposo y la responsabilidad de la casa recae en la esposa. Si el esposo regresa de trabajar y la esposa no está en casa, se va a acabar el “Shalom Bayit” (Paz y completitud en la casa) que pueda haber y comenzarán los conflictos. También, a veces se da, que la esposa está ocupada con las cosas de la Iglesia, con el ministerio, el estudio de la Torá y deja la ropa sucia, amontonada, la lavadora lleva tres días cargada con la misma ropa, cerros de ropa sin doblar, baños sucios, la comida nunca está a tiempo, por lo que, va a generarse un conflicto.

En el caso de la mujer virtuosa de Proverbios 31, dice:

 

 “No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.” (Proverbios 31:21 RVR60).

 

 ¿Qué implica esto? Que está al tanto de las necesidades de su casa, antes de que llegue el invierno, la esposa ya hizo estas ropas para que la familia no pasara frío. Esto no significa que la mujer deba resolver todo lo de la casa, tampoco es así. No tiene que ser plomera, aluminera, carpintera, porque puede apoyarse de alguien que lo haga. Sin embargo, debe estar al tanto de su casa y no descuidarla. Esa debe ser su prioridad y hoy en día -lamentablemente-, se ha perdido esa prioridad para muchas mujeres. Habla más de la fe de una mujer que lleva su casa en orden, que tiene su casa como prioridad, que la que está dando mil estudios por las redes sociales. ¿De qué sirve que se le llene el canal de comentarios de bendición, si los miembros de su familia no perciben que esto sea de bendición? 

Recordemos que al final, los hijos aprenden de ello. Si una joven ve que su mamá no le da prioridad al hogar, ¿qué va a pasar cuando ella se case? Tampoco le va a dar la misma prioridad al suyo. ¡Y luego nos preguntamos por qué hay tanto divorcio! 

Me parece que este es un punto muy importante que hay que destacar dentro de las responsabilidades de la esposa. En cuanto a las tareas del hogar, las labores domésticas, por supuesto, que todos los miembros de la familia deben compartir esas responsabilidades, incluyendo a los hijos que también ensucian sus platitos, ensucian con sus piecitos, también comen, van al baño y ensucian todo. Así que es como un barco donde vamos todos, entonces todos tenemos que trabajar, limpiar y cooperar. 

Obviamente, cuando el esposo se va a su trabajo, la esposa debe buscar que su hogar esté en orden, lo mejor posible. 

En el curso que damos de matrimonios, a veces, la mujer se queja de falta de romanticismo por parte de los esposos. Pero llegas a la recámara y encuentras cerros de ropa, los calcetines todos tirados y todo es un desastre. Entonces, ¿cuál romanticismo, cuál cena romántica si la casa está hecha un caos? Por tanto, es importante considerar el cuidado del hogar como una prioridad para la esposa. 

AMAR A SU ESPOSO COMO A ELLA MISMA

  1. AMAR A SU ESPOSO COMO A ELLA MISMA: Levítico 19:18:

 

 “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” (Levítico 19:18 RVR60). 

 

Esta es una responsabilidad tanto de la esposa como del esposo y es el segundo mandamiento más importante de toda la Biblia. Aquí podemos dar como responsabilidad a la esposa, amar a su esposo como a ella misma. Es un mandato que se cumple cabalmente con el prójimo y el prójimo más cercano a ella es su esposo. Los rabinos consideran que este mandamiento se cumple principalmente con nuestro cónyuge. Ya que la palabra prójimo, viene del latín “próximus” que significa “el más cercano”. Y la palabra “próximus” es el superlativo del adjetivo “prope” que significa cerca. Así que prójimo es la persona más cercana a nosotros, ya sea física o emocionalmente. Y no puede haber nadie más cercano a una esposa que su esposo. 

Entonces, en amar a su esposo como a sí misma, se podría resumir todo lo que hemos visto y leído en los versículos anteriores, en uno solo: ya que al amarlo será más fácil para ella entender cómo comprenderlo, ser su ayuda idónea, lograr una unidad, cómo llevar el hogar, etc.

Yo estoy seguro de que la “Ruaj” (el Espíritu) las va a guiar y ayudar a las esposas para cumplir con cada responsabilidad que deben ver como una prioridad y como una bendición. No se angustien, no se asusten, no se estresen, porque Dios nos da lo que sabe que podemos llevar y manejar. Y si Dios te ha llamado a llevar el rol de esposa, es porque, sin duda, lo podrás hacer. Siempre hay un margen de mejora, de seguir creciendo y aprendiendo. Y con ello, será de bendición para sus hijos siendo su ejemplo. 

Estas fueron, de manera general, las responsabilidades bíblicas de la esposa. Si fue de bendición, te invito a que compartas este estudio con otras mujeres. 

CategoríaFamilia, Matrimonios, Mujeres
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