1a Reyes 9 y 10 ‘Promesas de Dios y opulencia de Salomón’

1a Reyes 9

Capítulo 09

9:1 Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer,
9:2 Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón.
9:3 Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.
9:4 Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos,
9:5 yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.
9:6 Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis;
9:7 yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos;
9:8 y esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?
9:9 Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.
9:10 Aconteció al cabo de veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de Jehová y la casa real,
9:11 para las cuales Hiram rey de Tiro había traído a Salomón madera de cedro y de ciprés, y cuanto oro quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea.
9:12 Y salió Hiram de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron.
9:13 Y dijo: ¿Qué ciudades son estas que me has dado, hermano? Y les puso por nombre, la tierra de Cabul, nombre que tiene hasta hoy.
9:14 E Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.
9:15 Esta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová, y su propia casa, y Milo, y el muro de Jerusalén, y Hazor, Meguido y Gezer:
9:16 Faraón el rey de Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los cananeos que habitaban la ciudad, y la dio en dote a su hija la mujer de Salomón.
9:17 Restauró, pues, Salomón a Gezer y a la baja Bet-horón,
9:18 a Baalat, y a Tadmor en tierra del desierto;
9:19 asimismo todas las ciudades donde Salomón tenía provisiones, y las ciudades de los carros, y las ciudades de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su señorío.
9:20 A todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de los hijos de Israel;
9:21 a sus hijos que quedaron en la tierra después de ellos, que los hijos de Israel no pudieron acabar, hizo Salomón que sirviesen con tributo hasta hoy.
9:22 Mas a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, o sus criados, sus príncipes, sus capitanes, comandantes de sus carros, o su gente de a caballo.
9:23 Y los que Salomón había hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta, los cuales estaban sobre el pueblo que trabajaba en aquella obra.
9:24 Y subió la hija de Faraón de la ciudad de David a su casa que Salomón le había edificado; entonces edificó él a Milo.
9:25 Y ofrecía Salomón tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová, después que la casa fue terminada.
9:26 Hizo también el rey Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo, en la tierra de Edom.
9:27 Y envió Hiram en ellas a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón,
9:28 los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.

Capítulo 10

10:1 Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles.
10:2 Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía.
10:3 Y Salomón le contestó todas sus preguntas, y nada hubo que el rey no le contestase.
10:4 Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,
10:5 asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó asombrada.
10:6 Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría;
10:7 pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído.
10:8 Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.
10:9 Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.
10:10 Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y mucha especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Sabá dio al rey Salomón.
10:11 La flota de Hiram que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo, y piedras preciosas.
10:12 Y de la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy.
10:13 Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de lo que Salomón le dio. Y ella se volvió, y se fue a su tierra con sus criados.
10:14 El peso del oro que Salomón tenía de renta cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro;
10:15 sin lo de los mercaderes, y lo de la contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia, y de los principales de la tierra.
10:16 Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido; seiscientos siclos de oro gastó en cada escudo.
10:17 Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro; y el rey los puso en la casa del bosque del Líbano.
10:18 Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo.
10:19 Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo; y a uno y otro lado tenía brazos cerca del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones.
10:20 Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono semejante.
10:21 Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro fino; nada de plata, porque en tiempo de Salomón no era apreciada.
10:22 Porque el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
10:23 Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.
10:24 Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.
10:25 Y todos le llevaban cada año sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.
10:26 Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén.
10:27 E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como piedras, y los cedros como cabrahigos de la Sefela en abundancia.
10:28 Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los mercaderes del rey compraba caballos y lienzos.
10:29 Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos, y de Siria.

“El que recibe enseñanza en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo enseña”

Gálatas 6:6 (RVC)



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