Y el Eterno dijo a Moshé y Aarón: Esta es la ordenanza de la Pesaj; ningún extraño comerá de ella. (Éxodo 12:34. RVR1960).

Explicación del mandamiento.

La interpretación que se da, es no dar de comer del cordero de Pascua a un extraño. A simple vista parece un mandamiento muy sencillo de entender, aquí dice que no la vamos a dar comer la Pascua a ningún extraño. La palabra extraño es muy subjetiva aquí porque hay varios términos hebreos que pudieran ser traducidos como extraño y vamos a ver unos de ellos.

La primera palabra es Goy, y es la palabra que más conocemos. Esta palabra es utilizada aproximadamente quinientas veces en la Torá, para referirse a las naciones ajenas a Israel. La traducción más común para la palabra Goy (nación o pueblo), aunque también se puede interpretar como extraño o extranjero.

La siguiente palabra es Ger, y puede traducirse también como extranjero, pero la traducción exacta es, de un extranjero converso que se ha convertido. Podemos encontrar esta palabra en los versículos cuando se habla de los Egipcios que salieron de la nación de Israel en el Éxodo. Si leemos el mandamiento dice: “Y el Eterno dijo a Moshé y Aarón, esta es la ordenanza de Pesaj, ningún extraño comerá de ella”.

¿A cuáles grupos de estos dos se refiere este mandamiento cuando Dios menciona a los extraños? ¿A los Goy, como extranjero gentil?, o ¿a los Ger, como extranjero converso? La respuesta correcta es, que este mandamiento no tiene nada que ver con ninguno de los dos; no se refiere ni a los Goy, ni se está refiriendo a los Ger.

¿A quién se está refiriendo? La palabra que aparece como extraño, en este versículo, es la palabra Ben Nekar (renegado, retractor), entonces el versículo diría así: “Ningún Ben Nekar, comerá del cordero de Pesaj”.

En pocas palabras, todo Israelita que transgrede la Torá constante e intencionalmente, es un apóstata. La interpretación rabínica dice que no vale la pena convidar el regalo de la redención a alguien que con sus acciones demuestra que no le dará el menor sentido ni valor y que no tiene importancia para él.

Esto hace a la persona indigna de participar, aunque sea un Israelita de nacimiento o Israelita converso. Esto es muy fuerte porque para empezar, Pesaj es la única fiesta en la que el Señor pone barreras, en la que el Señor pone restricciones y dice: tú si puedes participar de ella y tú no puedes participar de ella. Dios dice quien puede participar y quien no.

Si bien recordamos, cuando el Señor participó de la última cena que tuvo con sus apóstoles, dijo que no iba a volver a participar de ella hasta que él regresara. Y nuestro anhelo es participar de la cena de Pesaj cuando el Señor regrese, porque es la cena que el Señor va a estar presidiendo. Pero, ¿qué va a pasar él día en que regrese?. Si nosotros estamos viendo aquí que este mandamiento no está dirigido a los Goy, sino que está dirigido a personas como nosotros, pero que quizá estamos transgrediendo la Torá, ¿qué pasará?.

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21-23. RVR1960).

¿Qué podemos decir nosotros? Señor, yo siempre di mi diezmo a tiempo, o Señor, siempre participé de las ofrendas de la despensa, o preparé bien mis estudios, o siempre estuve en la Kehiláh (congregación) para todo lo que se necesitaba. A pesar de todo eso, si incurrimos en alguna falta que no hayamos podido corregir, ¿qué es lo que nos va a decir el Señor?:

“Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. (Mateo 7:23. RVR1960)

Todos nos sentimos identificados con la nación de Israel, entonces quiere decir que todos nosotros estamos propensos a aplicar este mandamiento. Y ¿Qué significa esto? Que todos podemos conocer la Torá, pero podemos transgredirla también.

Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. (Santiago 4:17. RVR1960).

Yo creo que en alguna ocasión a todos nos han preguntado ¿cómo nos sentimos en la escuela, o en el trabajo, o tal vez en la misma congregación? Y nosotros solemos decir: bien, por inercia, lo decimos, pero quizás en nuestro interior, en algunos casos, nuestra conciencia nos dice: no, no estás bien, hay algo que estás haciendo mal.

Y a lo que voy es que en muchas ocasiones muchas podemos ocultar ciertos aspectos de nuestras vidas a las personas, pero Dios es capaz de llegar a los lugares a donde las personas no pueden llegar, y es el corazón, las profundidades de nuestro ser. Dios nos puede ver, donde los demás no pueden, que es la intimidad.

Una vez fui a una entrevista con un chef muy conocido que se llama Luis Miguel Cortaza, y cuando entré a su oficina había un cuadro que me llamó mucho la atención porque decía así: “Valor: es la virtud que tienen algunas personas de poder hacer en lo privado, lo que son capaces de hacer público”.

 

¿Para quién es este mandamiento?

Este es un llamado de atención muy fuerte para nosotros, porque cuando yo leí este mandamiento lo primero que se me vino a la mente cuando leí la palabra: Extraños pensé; la palabra extraños, se refiere generalmente ajenos a una persona que es ajena a la nación de Israel, y que generalmente los que son ajenos son los gentiles, así que pensé; esto es muy fácil, porque va para los gentiles.

Pero este mandamiento está dirigido a personas como tú y como yo, que estamos en este mismo camino, pero quizá no hemos sido capaces de quitar esa piedra con la que tropezamos constantemente. Este mandamiento es una prueba para todos nosotros, que tenemos que atravesar para poder festejar Pesaj.

 

Conclusión.

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también, juntamente con la tentación, la salida para que podáis soportar. (1 Corintios 10:13. RVR60).

 

Así como tenemos pruebas, Dios mismo nos manda la solución. Dentro de la misma festividad de Pesaj tenemos la solución a esta problemática que podamos llegar a tener. ¿Por qué? Porque Pesaj, es una fiesta de introspección.

 

Veamos lo que dice el Nuevo Testamento de los Ben Nekar (renegado, retractor).

El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, él tal es mentiroso, y la verdad no está en él. (1 Juan 2:4. RVR1960).

 

¿Qué podemos hacer para evitar caer en esta situación?
Como dijimos, la fiesta de Pesaj es una fiesta de introspección, donde se nos manda a sacar la levadura de nuestras casas, pero es algo que externa algo que debimos hacer antes de la fiesta. Sacar la levadura de nuestras casas, significa sacar la levadura de nuestros corazones, que es el pecado que podemos llegar a tener. Entonces en esta misma fiesta tenemos la oportunidad de ponernos a cuentas con el Señor, así como  en la fiesta de Yom Kippur (día del perdón).

Otra cosa que nos puede ayudar es la actitud humilde, para reconocer nuestras faltas, nuestras flaquezas, nuestras debilidades y acercarnos al Señor de una manera sincera para poder ser restaurados y llegar a la altura del Varón perfecto. La interpretación de este mandamiento es de no dar a comer el cordero de Pascua a un Israelita transgresor, y yo sinceramente creo que todos estamos en ese proceso de cambio, de purificación, en el cual el apóstol Pablo hace bien en aconsejarnos o advertirnos:

“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”. (1 Corintios 10:12. RVR1960).

Es nuestro deber como hermanos, exhortarnos unos a otros y de la misma manera animarnos y esforzarnos, como dice la canción: Jazak Jazak (fuerza, fuerza, fortalezcámonos), para que podamos ser dignos de participar de esta festividad.

 

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