Creer en la unidad de Dios: Tener la convicción de que la causa primaria de todo lo existente es Uno.
Deuteronomio 6: 4:
“Oye, Israel: Jehová (Adonaí, elohim, El señor) nuestro Dios, (el Eterno o Adonaí), Jehová Uno es.” (Deuteronomio 6:4 RV60)
Explicación del mandamiento:
Está enfocado en creer en la unidad de Dios, tener una convicción de que Él es la causa primaria de que todo lo que existe es por medio de él. Este versículo se puede traducir o entender de diferentes maneras: “Escucha Israel, Adonaí, nuestro Dios, solamente Adonaí”, como “solo él”, otra versión dice: escucha Israel, Adonaí, nuestro Dios, Adonai es el único Dios. Y otra traducción sería, escucha Israel, Adonaí, nuestro Dios Adonaí es uno solo.
Pensemos en el contexto, está el pueblo de Israel en el desierto. Moisés sabe que no entrará a esa tierra. No le falta mucho para tomar el camino de todos los mortales, de llegar a la presencia del Eterno y que está enfatizando el monoteísmo. Israel se habría de enfrentar entrando a la tierra de Canaán, pues donde existe una pluralidad de creencias, de ideas, de dioses. Esta es una declaración de fe, de la unicidad no solamente Dios es único, sino Uno. ¿Qué significa que Dios es único? Que no hay otro como Él, no hay otro Dios fuera de él. Esta idea primeramente podremos encontrarla dentro de la fe de Abraham. Eso se considera Abraham, el padre de la fe, por eso se considera que Dios llama a Abraham y a partir de él forma un proyecto único en El Mundo, porque Abraham confió, creyó, llegó a la conclusión de que solo existía un Dios, que, a pesar de un entorno totalmente pagano, según la tradición judía su padre era constructor de ídolos, él llegó a la firme convicción de que solo existía un Dios quien era la causa primaria de todo lo existente. Muchísima gente no tiene esta convicción de la unidad absoluta, única. ¿Y qué implica en sí creer que Dios es único en su naturaleza, que Dios es único? Que no hay nada comparable a Él, que creó todo, nos despojamos de cuanta teoría científica, evolutiva y de todo lo que pueda existir en otras religiones.
Dios fue el creador de todo lo que existe, por lo tanto, me creó a mí, a todo el universo, tiene control sobre todas las cosas que suceden en el universo. Pablo, como Rabino, tiene latente esta idea, no solo es negar la existencia de otros dioses, sino proclamar la existencia de un único Dios verdadero, y eso es algo que nosotros tenemos que seguir haciendo, hay gente que cree que Dios es Uno, que Dios existe, que Dios creó todo, pero en su vida diaria no se refleja esto y es lo que expresa el apóstol Pablo en 1 Corintios 8:4:
“Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y no hay más que un Dios” (1 Corintios 8:4 RV60).
Solo existe un Dios, un creador.
El apóstol Santiago dice: los demonios creen y tiemblan, ¿tú crees que Dios es uno? Los demonios también lo creen y también tiemblan. O sea, esta convicción, no nada más la tiene el hombre, también hasta los mismos demonios, la tienen, pero ¿cuál es la diferencia? La diferencia es cómo lo expresamos en nuestra vida, cómo lo vivimos. Porque si creemos en esta unicidad y en esta cuestión única de parte de Dios, nuestra confianza, nuestra fe, nuestras oraciones, nuestros temores, nuestro amor, absolutamente todo, va a ir hacia Él. Porque Él es el causante, el origen de todas las cosas, por lo tanto, no vamos a dispersar nuestro esfuerzo, nuestros pensamientos, nuestras emociones, todo va a ir encaminado hacia eso que es único, Dios. El mandamiento más importante está relacionado justamente con el Shemá Israel, Yeshua.
Dice en Marcos 12:29:
“Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor uno es. Y Amarás al señor Tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”. (Marcos 12:29 RV60)
Cuando solo hay un Dios, cuando tenemos esta convicción real en nuestra vida, nuestro amor solamente puede ser para Él lo que nos va a llevar a guardar este mandamiento de amar a Dios como parte de esta misma idea. En el tanaj, el Antiguo Testamento, cuando los israelitas salían a la guerra, iban confiando en el Dios de Israel, pero el enemigo también iba confiando en sus dioses. En muchos casos las guerras las ganaba el Dios verdadero. Era una guerra que implicaba una cuestión religiosa, no era una cuestión solamente territorial, militar, sino también la fe estaba depositada en esos momentos en el Dios que ellos creían que era el único Dios verdadero. En el pasaje tan curioso de cuando toman el Arca y se la llevan los filisteos, ponen en el Arca dentro del templo de Dagón, pues ahí el Dagón se tuvo que postergar, ya que no podían existir dos dioses.
El momento que Moisés está escribiendo esto fue antes de entrar a una zona de tentaciones, de muchos dioses, no tenía que olvidar que hay un solo Dios y solo a Él debía amar con todo su corazón, sus fuerzas, sabiendo que ningún otro le iba a ayudar, a rescatar, a escuchar.
Conclusión:
Necesitamos reafirmar todos los días la idea de recitar el Shemá, que también se considera un mandamiento en la mañana y en la noche es tener la convicción, cubriéndose los ojos o cerrándolos para enfocar nuestros pensamientos en lo que estamos diciendo y realmente creerlo y vivirlo. La próxima vez que estemos en problemas recordemos que no hay más que Uno, Él es único, no hay comparación, crezcamos en nuestra fe, pongamos nuestra mirada, nuestra fe, nuestra oración, nuestro temor solo en Él.
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