Mandamiento 43-46
43. Comprometerse en matrimonio con la sirvienta hebrea,
ya sea el patrón o su hijo si la desea tomar por mujer.
44. Rescatar a la sirvienta hebrea.
45. No vender a una sirvienta hebrea.
46. No negar vestimenta, alimentación, ni los derechos conyugales
a la sirvienta hebrea con quien se contrajo matrimonio.
“Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare. Más si la hubiere desposada con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas. Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.” (RVR60)
Explicación de los mandamientos
Vamos a entender cuál es el propósito que el Eterno tiene para hablarnos de estos temas. La Torá como todos sabemos, son las leyes que el Eterno nos dio a través de Moisés, y esta instrucción principalmente nos habla de justicia, de equidad y de amor. Vamos a leer solamente tres citas para poder entender lo que acabamos de leer de la sierva y de la esclava, de su venta entre otras cosas, para entender cuál es el principio que se establece en la Torá.
“Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino del Eterno, haciendo justicia y juicio, para que haga venir el Eterno sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.” (Génesis 18:19)
“No entregarán a su señor el siervo que se huyera a ti de su amo. Morará contigo, en medio de ti, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde a bien tuviere; no lo oprimirás.” (Deuteronomio 23:15-16 RVR60)
Estos pasajes nos hablan de que el Eterno estableció los derechos humanos desde hace miles de años. Aquí nos explica que, si un extranjero maltrataba a su esclavo, a su siervo, entonces este esclavo huía y el hebreo lo tenía que recibir, no lo podía rechazar y se le debía dar un lugar especial. La siguiente cita es sobre la justicia en las relaciones laborales.
“No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti al Eterno, y sea en ti pecado.” (Deuteronomio 24:14-15 RVR60)
La Torá nos habla de justicia y derechos humanos. No podemos maltratar, ni negarle lo que les corresponde a los siervos, a los esclavos y a los trabajadores.
¿Qué sucede con la esclavitud?
El Eterno en su amor y en su misericordia establece reglas desde la fundación del mundo, pero por la dureza de nuestro corazón, tiene que regular ciertas situaciones, aunque estas no sean permitidas, porque Él sabe que de todas formas las vamos a hacer. Un ejemplo de esto es el divorcio; así como no está permitido divorciarse, por la dureza del corazón del hombre, el Eterno tiene que reglamentarla. Así mismo sucede con la esclavitud.
“Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que el Eterno juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Porqué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. (Mateo 19:6-8 RVR60)
Entonces lo que él Eterno establece no lo va a separar nadie, pero debido a la dureza del corazón, el hombre estaba divorciando a toda mujer y por cualquier motivo, llegando al punto que el hombre podía decir: “yo ya no te quiero” y con esto, ser una razón suficiente para despedir a la mujer. Entonces Moisés dice: “No, esto no se puede hacer, pero como lo siguen haciendo, vamos a regularlo y a establecer reglas, para que por lo menos se les dé una carta de divorcio, siempre y cuando sea justificado.” El motivo por el cual se puede dar carta de divorcio es el adulterio que es un tipo de fornicación. No se puede dar carta de divorcio por cualquier pretexto como no cocinar bien, no lavar bien la ropa, etc., pues hay reglas y normas. Con esta breve explicación, vamos a tomar la cita base de estos mandamientos.
“Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre. Entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna y será su siervo para siempre. Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos. Sino agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare. Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas. Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido ni el deber conyugal.” (Éxodo 21:5-10 RVR60)
¿Será que el esclavo hebreo recibía el mismo trato que recibía el esclavo extranjero egipcio? El esclavo hebreo, vendría a ser el equivalente a la empleada del servicio en estos tiempos, no se la debe maltratar, se le paga su salario, no se le debe hacer sentir menos, etc. Es un trato de igual a igual cuando tenemos una trabajadora en casa, así mismo sucedía con el esclavo hebreo. Cuando hablamos de esclavitud nos imaginamos personas castigando con latigazos, cargando cosas pesadas, y aunque eso desafortunadamente sucedió hace muchos años, hoy día sigue sucediendo en algunos países tales como África. Nos remontaremos a esa época para poder entenderlo. En el versículo 7, una persona hebrea no podía vender a su esclava sin motivo, sino que el papá vendía a su hija cuando se encontraba mal económicamente, cuando no podía sustentarse él ni a sus hijos, entonces lo que el hebreo tenía como alternativa era vender a su hija, para que tuviese mejor trato, para que viviera en un mejor lugar y así él también podría sustentarse con el dinero recibido, había un beneficio mutuo. Todo siervo, todo esclavo una vez que era comprado, era liberado al séptimo año, y el esclavo podía tomar la decisión de quedarse a trabajar y ganar su sustento o irse, esa era su decisión, que cabe mencionar también representa algo profético que veremos más adelante. En el versículo 8, vemos que la intención de recibir a esta sierva, que por cierto debía tener doce años o menos y cuando fuere mayor, el amo podía tomarla como esposa. Hoy en día es escandaloso que contrates a una sierva con el fin de casarte con ella. Entonces imaginemos el trato, de una sierva, una esclava con la que pretendía casarse más adelante, definitivamente estamos hablando de igualdad. Si el amo decidía no casarse con ella, le decía al hijo: “Tú puedes casarte con ella”, y si ninguno de los dos se casaba con ella, no se podía vender a ningún extranjero, porque iba a ser tratada de una forma diferente. El versículo 9, una vez que se casaba con su hijo, ya podía tener un trato muy similar al de cualquier hija. ¿Esto nos parece justicia? ¿Nos parecerá que viene del Eterno? Tal vez lo que no logramos concebir es el hecho de pensar que el padre vende a su hija, pero si entendemos todo el contexto de la justicia y el amor del Eterno, comprenderemos que lo que busca el Eterno es que siervos y esclavos también tengan una vida digna. El versículo 10, nos habla del mismo amo. En ese tiempo se podía tener más de una esposa, y aunque no es el ideal ni la voluntad del Eterno debido a la dureza del corazón era una situación que debía ser reglamentada, si se tenía otra mujer tendrían que sustentarla, cuidarla, vestirla y permanecer en intimidad con ella.
Veamos el Brit Hadasha (Nuevo Pacto)
“Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” (1ª de Timoteo 5:8 RVR60)
Si hoy en día no se puede ni dar sustento suficiente ni tener la intimidad necesaria con una sola esposa mucho menos con dos. El ejemplo de Salomón nos muestra que tal vez aunque pudo darles sustento, regalarles muchos vestidos, es muy probable que no haya podido cumplir el tercero, con quinientas mujeres. El Eterno en su sabiduría nos dice: “sí solo puedes con una, no te compliques pues no es necesario.”
Un mensaje profético
De todos estos mandamientos también podemos extraer un mensaje profético. Cuando perforaban la oreja, cuando el esclavo decía: “yo me quiero quedar contigo, quiero ser esclavo pero ya convencido, esclavo por amor”, entonces se horadaba su oreja. A continuación, veremos el paralelismo y la similitud profética respecto a la consagración de los sacerdotes.
“Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua. Y tomarás las vestiduras, y vestirás a Aarón la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod; Y pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa. Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás. Y harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas. Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos. Después llevarás el becerro delante del tabernáculo de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro. Y matarás el becerro delante del Eterno, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y de la sangre del becerro tomarás y pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y derramarás toda la demás sangre al pie del altar. Tomarás también toda la grosura que cubre los intestinos, la grosera de sobre el hígado, los dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y lo quemarás sobre el altar. Pero la carne del becerro, y su piel y su estiércol, los quemarás a fuego fuera del campamento; es ofrenda por el pecado. Así mismo tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. Y matarás el carnero, y con su sangre rociarás sobre el altar alrededor. Cortarás el carnero en pedazos, y lavarás sus intestinos y sus piernas, y las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza. Y quemarás todo el carnero sobre el altar; es holocausto de olor grato para el Eterno, es ofrenda quemada al Eterno. Tomarás luego el otro carnero, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y rociarás la sangre sobre el altar alrededor.” (Éxodo 29:4-20 RVR60)
¿Qué nos muestra el Eterno con estos ejemplos de esclavitud?
Que nosotros podemos estar hoy en esclavitud, pero hay un amo que nos quiere comprar, un amo que nos dice: “quiero que estés conmigo y tú decides ser libre del amo anterior y se ahora esclavo mío para poder entonces tener una relación íntima.” Aarón es un sacerdote y él y sus hijos fueron consagrados, apartados. El Eterno nos quiere apartar, nos quiere consagrar. Nosotros siempre seremos esclavos, sea del mundo o del Eterno; ¿qué escogeremos? Salimos de la esclavitud del mundo, pero esa libertad nos lleva a ser esclavos del Eterno. Yo creo que todos queremos ser esclavos del Eterno porque tenemos el principio de la Torá que es: amor, justicia e igualdad.
Cambio de dueño
Hay un cambio de dueño ahora, cundo pasamos de esa libertad de ser esclavos del mundo, a ser ahora esclavos del Eterno.
“Porque el que en el Eterno fue llamado siendo esclavo, liberto es del Eterno; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Yeshua. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.” (1ª Corintios 7:22-23 RVR60)
Aquí entendemos el paralelismo, el significado de todo este tema de la esclavitud.
“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32 RVR60)
Entonces aquel que comete pecado, esclavo es del pecado, y la Torá nos llama a libertad del mundo, y a ser esclavos del Mesías.
Conclusión
No debemos asustarnos cuando leemos estas citas, donde el padre vende a la hija, y la hija después se casa con el amo, vemos esclavos, etc., pero estos esclavos tenían libertad de salir libres. Esto nos deja la reflexión: si una vez siendo esclavos del Eterno, deseamos después de siete años mantenernos así, y queremos vivir como los sacerdotes, estos esclavos con una perforación en el lóbulo daban a entender que estaban felices, y querían que les reconocieran que eran esclavos que vivían con alegría y gozo por que con quien estaban, se deleitaban, su amo les trataba bien. Es algo hermoso que nosotros también podamos decir: “yo soy esclavo del Eterno” con la clara señal de los frutos del Ruaj Hakodesh (Espíritu Santo), siendo ésta la mejor señal que dice: “sí, soy esclavo, pero del Eterno.”