No borrar los Nombres sagrados, ni escrito alguno que contenga santidad, y no desmantelar ninguna casa de servicio a Dios.

“No haréis así a Jehová vuestro Dios” (RV60).

Explicación del mandamiento:

Para tomar el contexto de este mandamiento, se tomarán en cuenta los versículos que preceden al precepto, los cuales se encuentran en Deuteronomio 12:1: “Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Jehová el Dios de tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que vosotros viviereis sobre la tierra. 12:2 Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso. 12:3

Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar. 12:4 No haréis así a Jehová vuestro Dios” (RV60). La esencia de este mandamiento es no destruir absolutamente nada que tenga relación con los mandamientos del Eterno, la enseñanza de la Tora o con los lugares relacionados con Dios. Se debe mantener, sostener, preservar y ayudar a que los lugares donde se predica el nombre Eterno y se enseña su Palabra sean cuidados.

Esto incluye el tabernáculo, el templo y las escuelas rabínicas. El mandamiento nos resalta la importancia de tener respeto por ciertas instituciones donde se enseña acerca del Eterno. Así como se ordenó destruir todo lo que genere idolatría, aquí se establece lo contrario: cuidar, preservar y ayudar a los lugares donde se enseña la palabra. Este mandamiento nos insta a tomar acción en cuanto a cuidar los lugares donde se predique o enseñe la Palabra.

El Respeto por la Biblia y el Cuidado de Nuestros Libros de Estudio.

De no tomar acción, prácticamente se está contribuyendo a que se extinga el conocimiento del Eterno. En este principio también se menciona el respeto por los escritos donde se encuentre el Nombre, y nuestra Biblia es el primer ejemplo de cuidado que debemos tener. Hay ciertas costumbres, como las siguientes:

  • No colocar una Biblia en un asiento, una silla o un banco, ya que es considerado una falta de respeto.
  • No introducir una Biblia en un baño, aventarla o dejarla en el suelo, o tener indiferencia al no leerla.

Lo que se trata de resaltar es tenerle una estima, un amor especial y un respeto por nuestros libros de estudio. En el ambiente judío, cuando un sefer tora (rollos de la Tora) ya se desgasta y no se puede restaurar, se acude a un cementerio y se entierra por respeto a lo que ahí está escrito.

El Lado Oscuro de la Historia: Martín Lutero y su Impacto Negativo en el Pueblo Judío.

Lamentablemente, a lo largo de la historia, hemos visto que han existido líderes que piensan lo contrario a este mandamiento, como el caso de Martín Lutero, considerado el reformador de la Iglesia protestante del siglo XVI. En el libro que tituló: “Sobre los Judíos y sus mentiras”, un tratado que podemos considerar antisemita, en la sección once, menciona acciones corregidoras que son consejos que da Martín Lutero y que claramente transgreden este mandamiento. Las siete acciones que proponía son:

  1. Incendiar las escuelas y sinagogas judías y advertir a la gente sobre su presencia.
  2. No permitir que los judíos sean propietarios de casas de cristianos.
  3. Remover las escrituras religiosas judías.
  4. Negarle a los rabinos el derecho de predicar.
  5. No ofrecer protección a los judíos en las carreteras.
  6. Para que se prohíba la usura, debe eliminarse el oro y la plata, permaneciendo bajo custodia y que esta sea devuelta a los judíos realmente conversos.
  7. Proveer azotes, hachas, palas y usos a los judíos jóvenes y fuertes para que puedan ganarse el pan con el sudor de su frente.

Parte de estos consejos de Martín Lutero, según cuenta la historia, fueron utilizados por Hitler cuando realizó aquel genocidio donde quiso exterminar al pueblo de Israel.

La Excepción del Mandamiento: La Ley del Esposo Celoso en Números 5.

Excepción del mandamiento: Ubicado en el libro de Números, capítulo 5, se le llamaba la “ley del esposo celoso”. Habla de un tema sobre una posible infidelidad que hubiera cometido la mujer en contra de su esposo. Números 5:11 dice: “También Jehová habló a Moisés, diciendo: 5:12 Habla a los hijos de Israel, y diles: Si la mujer de alguno se descarríe, y le fuere infiel, 5:13, y alguno cohabitaré con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto.

5:14 si viniere sobre el espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella ha mancillado; o viniere sobre el espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado; 5:15 entonces el marido traerá a su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado” (RV60).

El Eterno siempre está cuidando y le es primordial la pureza y santidad familiar, y para restablecerla aquí lo plantea, aunque se tenga que borrar su Nombre, en este caso, cuando la mujer bebe las aguas amargas. En caso de demostrarse que la mujer fuera inocente, se evitaba un divorcio ilegal, la mujer quedaba protegida y bendecida, y esto se demostraba públicamente.

El Ritual de la Ley del Esposo Celoso en Números 5.

Retomando el capítulo 5 de Números, vemos: “Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová. 5:17 Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua. 5:18 Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.

5:19 Y el sacerdote la conjurará, y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; 5:20 más si te has descarriado de tu marido, y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido 5:21 (el sacerdote conjurará a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche; 5:22, y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo.

Y la mujer dirá: Amén, amén. 5:23 El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas; 5:24 y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar” (RV60).

El Simbolismo de las Aguas Amargas y la Redención en Yeshua.

En el versículo 23 se encuentra la parte medular de la excepción de borrar el Nombre Sagrado del mandamiento que estamos estudiando, ya que la mujer, al decir Amén, amén, se da por entendido que en alguna parte el sacerdote escribía el Nombre del Eterno y posteriormente lo borraba con las aguas amargas. La Palabra del Eterno en números 5 menciona cómo se realizaba este ritual, y cuáles eran las consecuencias: 5:24 “Y dará a beber a la mujer aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar.

5:25 Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar, 5:26 y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer. 5:27 Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda, y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará, y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo. 5:28 Más si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre y será fecunda” (RV60).

Conclusión:

El Eterno siempre está cuidando y le es primordial la pureza y santidad familiar, y para restablecerla aquí lo plantea, aunque se tenga que borrar su Nombre, en esta ocasión con el propósito de mantener la paz conyugal y a una familia unida. Yeshua es quien tomó estas aguas amargas, tomando el lugar de esta mujer adúltera que es Israel. La representación de estas aguas se da en el momento de la crucifixión, cuando Yeshua pide agua y le dan aguas amargas.

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