Rescatar a los animales consagrados a los que les surgiera algún defecto físico.
Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones, conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo.
Explicación de los mandamientos:
El versículo que da oportunidad a este mandamiento se encuentra en Deuteronomio 12:15: “Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones, conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo” (RV60).
Se refiere a que se puede comer todo lo que la bendición del Eterno te haya dado, ya sea una persona limpia o inmunda, en el sentido de llevarlo como ofrenda, precisamente para el templo. Aquí es donde podría surgir la necesidad de aplicar este mandamiento.
Lo que podría pasar es que dentro del hato de ovejas se marcaban las que se iban a llevar para ofrenda, y había una manera particular de hacerlo. Se contaba que se movían a las ovejas del redil y se iban marcando cada cierto número. Las ovejas marcadas con una especie de tinta roja eran separadas y consagradas, y serían llevadas al templo. De hecho, entraban por la puerta de las ovejas, como se menciona en el evangelio de Juan.
Compasión y Devoción: El Significado Trascendente del Mandamiento de Ofrenda.
En el caso de que alguno de estos animales resultara dañado, ya sea con una pata rota o que en la revisión de los levitas no pasara alguna situación particular y fuera inviable para ser escogida como ofrenda kosher, se tenía que vender a quien pudiera adquirirlo, y con ese dinero se compraba un animal apto para un sacrificio de ofrenda, o simplemente se daba el equivalente en un animal kosher.
Y en este caso, el animal defectuoso, si no representaba algún daño para la salud, se podía consumir.
Los levitas tenían un papel fundamental en este mandamiento, ya que eran quienes tenían el estándar de calidad y revisaban los animales que eran ofrecidos como ofrenda.
Conclusión:
El punto de este mandamiento es examinar nuestro corazón y revisar qué le estamos ofreciendo al Eterno y cómo lo estamos haciendo. Aunque tal vez no haya un templo físico o un sacerdocio levítico como tal, todos los días podemos hacer cosas para el Eterno. Todos debemos esforzarnos para darle a Dios lo mejor de nosotros, ya que Él no merece menos. Nos engañaríamos a nosotros mismos si no lo hacemos de la forma correcta, por eso evaluemos los servicios que ofrecemos a Dios y asegurémonos de que sean de la mejor calidad.
También se puede apreciar la bondad del Eterno al ser flexible en caso de que se lastime o dañe el animal consagrado, pues se permite venderlo con tal de dar lo mejor en la ofrenda.”
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