DESNUCAR UNA BECERRA AL HALLAR UNA PERSONA ASESINADA EN EL CAMPO O CAMINO. NO ARAR NI SEMBRAR EL SITIO DONDE SE DESNUCÓ LA BECERRA DEL PRECEPTO ANTERIOR.

Deuteronomio 21:1-4 Si en la tierra que El Eterno, tu Dios, te da para que la poseas, se encontrara alguien muerto, tendido en el campo, y no se supiera quién lo mató, entonces tus ancianos y jueces saldrán y medirán la distancia hasta las ciudades que están alrededor del lugar del fallecido. Los ancianos de la ciudad más cercana tomarán una becerra de las vacas que no haya trabajado, que no haya llevado yugo. Los ancianos llevarán la becerra a un valle escabroso que nunca haya sido arado ni sembrado, y allí desollarán la cerviz de la becerra. (RV60)

EXPLICACIÓN DEL MANDAMIENTO.

Estos mandamientos son complejos y singulares, pero también significativos. Se les considera los mandamientos más inusuales de toda la Biblia. Se les conoce como las leyes de EGLA ARUFA, que están relacionadas con la becerra desnucada en caso de homicidio. Estas leyes se aplicaban únicamente a la tierra de Israel. En aquella época, era poco común encontrar a una persona asesinada; los homicidios eran escasos. Existe un sistema de justicia divina basado en la sangre, aunque esto pueda sonar extraño en nuestros tiempos, en la época de nuestros antepasados era una práctica normal según estas leyes.

CLASES DE DERRAMAMIENTO DE SANGRE.

Existen dos clases de derramamiento de sangre. El derramamiento injustificado produce ira y desequilibrio. El derramamiento por justicia (sacrificio) genera equilibrio, equidad y expiación. Así lo dispuso El Eterno; de manera similar, Yeshua derramó su sangre para perdonar nuestros pecados, siendo una forma de purificación para el pueblo.

CÓMO SE LLEVABA A CABO EL CUMPLIMIENTO DEL MANDAMIENTO.

Se informaba al Sanedrín en Jerusalén sobre un asesinato, quienes luego enviaban investigadores para determinar la posible ubicación del asesino. La TORAH exige justicia; en este caso, dado que no se sabía quién debía pagar con su vida, se realizaba una expiación con sangre inocente. No se podía sembrar ni arar en el sitio del homicidio, en respeto a la vida perdida.

Los ancianos de la ciudad llevaban una becerra de aproximadamente un año de edad, sin experiencia de trabajo ni yugo. Esta becerra era adquirida a través de una contribución comunitaria que sostenía al Sanedrín. La conducían a un valle áspero y rocoso, donde los ancianos le propinaban un golpe en la parte trasera de la cabeza con un hacha, y enterraban a la ternera en ese lugar como una forma de compensar la vida que se perdió.

La Expiación y Declaración de Inocencia: El Rito de los Sacerdotes y Ancianos en Deuteronomio 21:5-9

Deuteronomio 21:5-7. Luego venían los sacerdotes, descendientes de Levi, quienes habían sido elegidos por El Eterno tu Dios para servirle y bendecir en su nombre. Por medio de sus palabras se resolvían disputas y ofensas. Además, todos los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde se halló el cuerpo lavaban sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle.

Protestaban y decían: “Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos la han visto” (RV60). Por lo tanto, se consideraba necesario tener un río cercano para llevar a cabo este simbólico acto de lavado de manos. Deuteronomio 21:8-9. “Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Eterno; y no culpes a tu pueblo Israel de sangre inocente; así se les perdonará la sangre.

Elimina la culpa de sangre inocente de en medio de ti, actuando con rectitud ante los ojos del Eterno” (RV60). Los levitas tenían la responsabilidad de llevar a cabo la expiación y declarar su no responsabilidad, ni directa ni indirectamente, en el asesinato.

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