540. No ser indiferente frente a un animal caído bajo su carga, sino que se le debe ayudar al dueño a recomponerlo.

541. Ayudar al prójimo a levantar su carga caída.

Deuteronomio 22: 4:

 Si vieres el asno de tu hermano, o su buey, caído en el, no te apartarás de él; le ayudarás a levantarlo (Deuteronomio 22: 4 RV60)

Explicación del mandamiento:

Cualquiera diría al día de hoy: “nadie tiene asnos”, “mi vecino no tiene”, “mi hermano no tiene”, “por lo tanto, no tiene caso ver este mandamiento y lo pasamos por alto y lo damos por concluido”; Por supuesto que no, esto es el Espíritu del mandamiento simplemente, recordemos esto, El Espíritu del mandamiento, es decir, si vas por el camino y encuentras que se le desinfló la llanta al vehículo del hermano, pues vas a tener que ayudarle a cambiar la llanta para que continúe su camino o puede ser aplicable en ayudarle a alguien con las bolsas del súper, se considera que este mandamiento también sería aplicable en una mudanza por ejemplo, también en todo cuanto sea posible ayudar a otros, también se considera ayudar al prójimo a levantar su carga, así debería de ser, unirnos más unos con otros, aunque tristemente esto se da cada vez menos, cada vez es más difícil ver que una persona se detiene ayudar a otra, que una persona le ayude a cargar las cosas a otra, o que le ayude a cambiarse de casa a otra.  Pero la Torá nos muestra a ser misericordiosos y compasivos con nuestro prójimo, a tener empatía por nuestro prójimo, no solamente en una cuestión interna, en una cuestión de sentimientos, de decir “te veo en una situación difícil, voy a orar por ti”, sino algo tan práctico como esto ayudar de manera literal.

El espíritu del mandamiento:

Así podemos trasladar esto al ámbito espiritual, Pablo, basado en estos mismos principios del espíritu de la Torá, se refiere en Gálatas 6:1-2:

 “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la Ley del Mesías “(Gálatas 6:1-2 RV60).

El Señor a través de Pablo nos muestra este mismo espíritu de la Torá de ser capaces de llevar los unos las cargas de los otros no dejar nada más las cosas en ese sentido ambiguo o como espiritual, sino decir: vamos a apoyarnos unos a otros de manera literal, de manera real, y muchas veces estas cargas pueden ser figurativas de problemas, de adversidades, de una mala situación, de una enfermedad, de lo que está en tus manos hacer por tu prójimo hazlo, ayúdale porque todos vamos a necesitar en algún momento que alguien nos ayude a llevar las cargas que estamos nosotros llevando en algún instante, a veces nos sentimos autosuficientes o fuertes en algunas cosas de nuestra vida, pero en alguno u otro momento siempre vamos a requerir ayuda.

Hagamos como dice Pablo, considérense a ustedes mismos, considerémonos unos a otros.

Énfasis del mandamiento

Por lo tanto, el énfasis en hacer cosas unos por otros, como por ej. ayudar a cambiar la llanta a alguien, ayudar en la mudanza a otro, ayudar con las bolsas de la despensa a otros como el vecino, en fin, el Eterno toma este mismo principio para nosotros y nos enseña algo también con respecto a esto.

Pablo nos dice, eres responsable de ayudar a los demás en sus cargas, como decíamos, en los problemas, en las adversidades, una mala situación, y El Eterno hace lo mismo por nosotros, Él ve que no somos capaces muchas veces de soportar esas adversidades o de llevar esas cargas.

Salmo 55:22:

  Echa sobre el Señor tu carga y él te sustentará, no dejará para siempre caído al justo. (Salmo 55:22 RV60)

Nos enseña que aun el justo necesita de ayuda, por eso nos dice: “Deposita tu carga sobre mí.”

 Mateo 11: 28-29:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.” (Mateo 11: 28-29 RV60)

Todos en algún momento nos podemos sentir cansados, trabajados, agobiados y Yeshua dice: la invitación está abierta, tú ven a mí, yo soy capaz de llevar esas cargas, tú trae tus problemas, tus dificultades, tus adversidades, todo el estrés, todo lo que representa una carga para ti, dice Yeshua tráelo a mí y aprende de mí y vas a hallar descanso para tu alma. La carga que nos ponga Yeshua como dice su palabra, va a ser ligera, va a ser su yugo fácil. 

Principio del mandamiento.

Esto es también un principio interesante que es: no puedes imponer una carga a alguien sin antes quitarle la que ya tiene. ¿Por qué digo esto? Porque el Midrash hace una pregunta y la planteo también: Si encuentras a dos personas, uno está cargando a un asno y el otro lo está descargando, ¿A cuál debes de ayudar primero? ¿Y Por qué?

Al leer este tipo de mandamientos nos hace darnos cuenta una vez más como El Señor tiene compasión incluso por los animales, porque si lo tomamos de manera literal lo que dice el mandamiento: “si vieres el asno de tu hermano o su buey caído en el camino, o lo ves que no se puede levantar porque lleva mucha carga, porque esa es la implicación que lleva demasiada carga y se cae por el peso, entonces qué cuidado tiene el Señor hasta ese nivel? No solo de los animales sino también de las personas.

¿La respuesta a cuál debes de ayudar primero? Primero se debe ayudar al que está descargando para aliviar esa carga, porque ya está cansado, entonces se debe aligerar primero la carga y después se pone la otra. Por lo tanto, con base en esto nos enseña que no impongas una carga en alguien sin antes quitarle las que ya tiene, y esto es un principio que también aplica basado en la Torá, basado en cuestiones espirituales.

En el libro de los Hechos capítulo 15, Pedro plantea al Sanedrín que está en ese momento debatiendo qué hacer con los gentiles que se están acercando.

Hechos 15:10:

“No les impongamos un yugo o una carga  que ni nosotros ni nuestros padres pudieron llevar”. (Hechos 15:10 RV60)

No se refiere a la Torá, sino que se refiere a la tradición, a la Ley oral, a todas esas imposiciones rabínicas que regían en aquellos días. Menciona que no podemos empezar a ponerle a ellos lo que ni nosotros lo llevamos a cabo, es un principio igual si tú no tienes la fuerza para poderlo soportar, por qué si esperas que otros lo hagan.

Son detalles a considerar en el día a día, cuando compartimos la palabra, incluso con nuestros propios hijos, de tratar de medir las fuerzas de cada quien y esa carga sea la suficiente, la necesaria, pero que no sobrepase a tal grado que la persona no pueda llevarlo.

Aplicación a nuestra vida diaria.

La parte sumamente importante y práctica del mandamiento es: Ayuda a tu hermano cuando lo veas caído, cuando lo veas necesitado, cuando lo veas en una adversidad, porque el día de mañana tú también vas a necesitar de alguien que te ayude a cargar y la verdad es que es una gran bendición, es hermoso cuando alguien te ayuda en una necesidad económica, en una situación difícil, de salud, y alguien llega y te aliviana la carga y dices qué gran descanso, que bien se siente eso.

Que el Eterno nos ayude a ser gente de acción, no nada más de palabra y que seamos prácticos en todo lo que nos enseña la Torá.

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