63. No oprimir al prosélito con palabras que puedan ofenderlo o perjudicarlo.
64. No ofender al prosélito en asuntos de dinero.
65. No oprimir al huérfano o a la viuda (ni a nadie).
“No maltrates ni oprimas al extranjero, porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto. No maltrates a las viudas ni a los huérfanos.” (Éxodo 22:21 DHH )
“Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor, y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.” (Éxodo 22:21-24 RVR60)
Explicación del mandamiento:
Es un mandamiento bastante complicado y más cuando hay gente que no conoce la Torá. Uno escucha decir a las personas: “No hagas con otros lo que no te gustaría que hagan contigo”, y es verdad porque son palabras de nuestro Mesías Yeshua. Veamos el siguiente versículo:
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también vosotros haced con ellos; porque esto es la ley y los profetas. (Mateo 7:12 RVR60)
En el comentario que hacía anteriormente, decía que aun personas que no conocen de la Torá, repiten este versículo; y nuestro Mesías, justamente hablando de que nos llevemos bien unos con otros, dice: “Lo que quieras que hagan contigo, eso es lo que tú también tendrías que hacer.” Aquí hay dos posibilidades:
“Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis como es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.” (Éxodo 23:9 RVR60)
El Eterno insiste en repetirnos las cosas, conoce el corazón de los seres humanos. Muchas veces no queremos hacer las cosas y necesitamos que nos repitan una y otra vez. Y, por otro lado, el hecho de que sea repetitivo es porque es algo verdaderamente importante para Él, el trato hacia el extranjero, la viuda y el huérfano.
“Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segareis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y el extranjero la dejarás. Yo el Eterno vuestro Dios.” (Levítico 23:22 RVR60)
“Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo el Eterno vuestro Dios.” (Levítico 19:10 RVR60)
“Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjero fuisteis en la tierra de Egipto. Yo el Eterno vuestro Dios.” (Levítico 19:34 RVR60)
“Porque el Eterno vuestro Dios es Dios de dioses, y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho, Que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido. Amaréis pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Al Eterno tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás y por su nombre jurarás. Él es el objeto de tú alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. (Deuteronomio 10:17-21 RVR60)
El Extranjero
Cuando miramos más detenidamente la palabra ‘extranjero’, vemos que se refiere a la persona que no nació en ese país, y en el comentario del Rabino Rashí, se dice que esta palabra no solamente hacía referencia a la persona no nacida en cierto país, sino también al prosélito, que es de donde viene la palabra extranjero. Cuando leemos la palabra ‘prosélito’, se refiere a las personas que recién llegaban a aprender de la Torá. Así que, nosotros tendríamos que visualizar el mandamiento hacia esas personas, ellos son más susceptibles que tú o yo a ser atraídos por las cosas que van en contra de la Torá y podríamos poner muchos ejemplos, más, sin embargo, cuando llegue una persona que comienza en su estudio y caminar de la Torá, es allí donde nosotros vamos a aplicar estos mandamientos. Bien es cierto que Yeshua nos invita a hacer misericordia con las viudas y los huérfanos, pero también quiere que nos detengamos en el prosélito. El mismo comentario de Rashí dice que el prosélito es una persona que por su carácter y la forma en que ha sido instruido, ajena a la Torá, va a estar en posición de debilidad y, por tanto, más atraído y seducido por las cosas contrarias a la Torá. Por tal motivo, cuando nosotros tratemos con tales personas, tendríamos que aplicar lo que Yeshua nos enseña: “Lo que quieras que hagan contigo, hazlo tú con ellos.”
Conclusión:
Hay mucho más para hablar acerca de este mandamiento, pero un lugar donde debemos aterrizar es en el hecho de poner más atención de la que estamos poniendo cuando las personas comienzan a conocer la Torá y recién llegan a este caminar. Que no se vaya una persona que llegó a nuestra kehilá con sabor de que no le dimos la bienvenida, que reciba lo mismo que cada uno de nosotros experimentamos cuando llegamos. Esta es la mejor forma que les puedo invitar a guardar este mandamiento.
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