Los sacerdotes no deben ingerir productos que no se diezmaron o dieron primicias.

No profanarán, pues, las cosas santas de los hijos de Israel, las cuales apartan para el Eterno. (Levítico 22:15 RV60)

Explicación del mandamiento:

  • No Ingerir tével, –Tevél son productos de la tierra a los que no se extrajo terumá, ni diezmos.

Cuando hablamos respecto al terumá es algo que ingerimos y el contacto que nosotros tenemos con este mundo es a través de nuestros sentidos tacto, la vista, el oído, el olfato y también el gusto, Dios quiere que tengamos cuidado como personas, pero principalmente el sacerdote, que todo lo que ingiere debe estar santificado.

Hay que recordar que Dios nos hizo sacerdotes y él quiere que cumplamos ese propósito.

No profanarán, pues, las cosas santas de los hijos de Israel, las cuales apartan para el Eterno; pues les harían llevar la iniquidad del pecado, comiendo las cosas santas de ellos; porque yo el Eterno soy el que los santifico. (Levítico 22:15 y 16)

Realmente él es el que santifica todas las cosas, por eso es importante ponerlo delante de su presencia, como los alimentos, el trabajo de nuestras manos, como todo lo que hagamos. Por ello debemos tener cuidado de todo lo que entra, recuerden lo que dice la palabra “lo que contamina al hombre no es lo que entra a la boca, sino lo que sale del corazón”.

A veces comemos cosas que no son agradables a Dios, que obviamente pueden ser como parte del mundo.

¿En qué momento dice la palabra que somos reyes y sacerdotes?

Normalmente, el sacerdocio se le había dado a la tribu de Aarón y nosotros difícilmente podríamos ser de la tribu de Aarón, es muy complicado saberlo y tener la certeza de que somos de la tribu de Aarón. Por lo tanto, en el aspecto de la Ley por parte de Aarón no somos sacerdotes, ¿entonces qué nos hace sacerdotes?  Si nos transportamos a la época de Yeshua; parece ser sombra lo que estamos viviendo actualmente. En ese tiempo de Yeshua había un grupo de esenios que no era muy conocido, pero en  1946,  cuando se descubren los rollos del mar Muerto, se da a conocer que era un grupo muy especial y apartado para Dios.

Los Esenios era un grupo muy perseguido, apartado, no convivía con el pueblo, ellos habitaban en el desierto, donde se dio origen a la palabra de Dios y otras cosas.

Pero lo más importante de este grupo de los esenios, es que era un grupo consagrado para Dios.  Eran hombres y mujeres que estaban viviendo en una comunidad y buscaban la presencia de Dios. Hacían limpieza dos veces al día, leían la palabra todos los días, transcribían literalmente la Toráh y todos los días buscaban la presencia  de Dios y hacían su voluntad a través de los preceptos y mandamientos sin contaminarse.

Tenían que apartarse por qué era tanto el problema en el pueblo de Dios, donde se seguían más mandamientos de hombres e intereses políticos de un grupo social especifico que eran los líderes de ese tiempo, incluyendo al sumo sacerdote que era Yosef Caifas (Yosef Bar Kayafa).

Todos seguían un aspecto más político a los mandamientos y preceptos de parte de Dios. Entre los esenios se apartó “Juan el Bautista”, recuerdan cuando Yeshua fue bautizado, no lo hizo Caifas el sumo sacerdote a quien le correspondía realizar este bautismo, si no lo hizo Juan el Bautista.  

Yeshua le pidió que lo bautizará, Tevilahpero él decía que no era digno, pero Yeshua le pidió que lo haga para que se cumpliera la palabra, porque ya estaba escrito que Juan el Bautista lo iba a bautizar, en ese momento él era sacerdote para hacerlo y hubo como una transferencia de sacerdocio para Yeshua, pero tenía que ser el sumo sacerdote, por lo tanto, nosotros no somos reyes y sacerdotes por el orden de Aaron, sino por el orden de Melquisedec.

Melquisedec bendice a Abram

Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. (Génesis 14:17-20)

Para muchos teólogos esto es una Teofanía y una Teofanía es una manifestación del Eterno que es tangible para los sentidos humanos, en un sentido más sencillo es una manifestación visible del Eterno a los hombres en el antiguo testamento. 

Juan el Bautista, que pertenecía a los esenios,  que era un grupo judío establecido dos siglos antes de nuestra era, que buscaban santidad y no ser contaminados. Al estar estudiando este mandamiento, veo que nosotros somos como ese grupo de los esenios, porque nos estamos apartando de todo el movimiento que es más político y mandamiento de hombre. Y ahora estamos en una sana doctrina, buscando ser agradables a la Ley y preceptos de Dios; sin embargo, se alcanza a percibir una persecución en los rollos del mar Muerto donde hayamos oposición, pero, si mayor es la oposición mayor será la bendición.  Estoy convencido de que todo lo que está pasando no es casual, sino que parte básicamente que el señor está con nosotros y se va a glorificar en todo lo que hagamos.

Ahora si nos transportamos en el momento en que Yeshua fue crucificado, azotado y presentado en el concilio siendo Pilato quien hace el juicio, cuando debió ser el sumo sacerdote con el sanedrín para ver donde se hace la transición de ese sumo sacerdocio a la que ahora pertenecemos nosotros de acuerdo a la bendición que el Eterno nos da. 

Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. Más Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin. Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Yeshua, para entregarle a la muerte, y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo. Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti? Más Yeshua callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Meshiaj, el Hijo de Dios. Yeshua le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban. (Mateo 26:57-67)

El sacerdocio era tan importante que todas sus vestiduras deberían ser inquebrantables, en el servicio no se rasgaban las vestiduras, porque si aún lo hicieran involuntariamente, prácticamente quedaban descartados de ser sumos sacerdotes, era como si firmaran una renuncia de ser sacerdotes.

¿Y lo que hizo Yosef Caifas delante de Yeshua? Se rasgó sus vestiduras, negó ser el sumo sacerdote y automáticamente lo toma Yeshua. En ese momento como reyes y sacerdotes en el orden de Melquisedec, porque la Teofanía de Melquisedec cuando se le presenta a Abraham no es más que la manifestación del Eterno en el antiguo testamento. Ahora es la personificación de ese sumo sacerdote delante de los hombres para que seamos reyes y sacerdotes. Y probablemente haya una persona que piense ¡eso es para hombres!, pero piensen que estamos viviendo en tiempos difíciles que la mayoría de los matrimonios terminan en separación o divorcio y muchas mujeres terminan siendo papás y mamá, siendo el sustento y la supervisión de los hijos, enseñando la palabra de Dios; por lo tanto, el Señor no hace acepción de personas también sería para hombres y para mujeres esta bendición que nosotros tenemos.

Por ello es necesario entender por qué el Señor cuida mucho lo que comamos, todo lo que ingerimos, para que sea bendecido, santificado, para que nosotros seamos la bendición de ser reyes y sacerdotes, dando gloria y honra al Dios altísimo.

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“El que recibe enseñanza en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo enseña”

Gálatas 6:6 (RVC)



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