344.- No hacer trabajar a un sirviente hebreo en trabajos despreciables.
345.- No vender a un sirviente hebreo por medio de exposición pública.
346.- No imponer a un siervo hebreo trabajos forzados.
Estos mandamientos se encuentran en Lev. 25:39-42 y 46.
“Levítico 25:39 Y cuando tu hermano empobrezca, estando contigo, y se venda a ti, no le harás servir como esclavo.”
Es decir, hay una diferencia entre un esclavo cananeo o un esclavo extranjero y alguien que, siendo Hebreo, pudiera haber caído en la situación de tener que servir como esclavo. ¿Cuál era el caso? Por ejemplo, el caso de algún hermano en la fe, de algún Israelita, que por causa de pobreza, no tuviese otra opción que la de venderse, con alguno de sus hermanos, como esclavo. Ya sea para liquidar sus deudas o, simplemente, para poder sobrevivir. Se estableció una diferencia entre no hacerlo servir como a un esclavo, como a un extranjero que carece en esa categoría, a un hermano en la fe. Para entrar un poco más en contexto, vamos a leer el versículo 39, 40 y 41:
Ver. 39 Y cuando tu hermano empobrezca, estando contigo, y se venda a ti, no le harás servir como esclavo. Ver.40 Como criado, como extranjero, estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. Ver.41 Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá.
Así que esto llegaba solamente hasta el año del jubileo, en caso de alguna deuda, ahí tenía que quedar saldada hasta esta fecha, y esto es en el caso de un Israelita con otro Israelita. Y dice el versículo 42, el cual es clave:
Lev. 25:42 Porque son mis siervos, es decir, no podían ser vendidos a perpetuidad, porque Israel tiene un llamado, aun en el caso de aquellos que habían caído en alguna situación adversa, ya sea económica, en una pobreza que los llevará a venderse como esclavos para liquidar esa deuda, o simplemente para poder subsistir. Aun en estas circunstancias, seguimos siendo dueños del Eterno. Somos consiervos del Eterno, el Eterno es nuestro dueño, y es a Él a quien pertenecemos.
“El Mandato Divino: No vender a un esclavo hebreo a perpetuidad y tratarlo con humanidad”
Por tanto, no se podía vender a un esclavo Hebreo a perpetuidad ni tratarle como a un extranjero esclavo, ya que su verdadero amo es el Señor. Dice ahí mismo en el versículo 42, “Porque son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto; no serán vendidos a manera de esclavos.”
La esclavitud siempre ha sido un tema controvertido, aún hoy en nuestros días, y de hecho se ve incluso como una ley retrógrada. Pero necesitamos ser un poco más entendidos en cuanto a esto que leemos. Obviamente, el Eterno tiene compasión de todas las criaturas y de todas las personas, y evidentemente la esclavitud no es el ideal o el estatus de cualquier ser humano, sin embargo, se permitía en un momento dado por situaciones extremas, como las que acabo de mencionar.
Para el caso también de algunos otros Hebreos, podía llegar a darse en caso de que hubiesen cometido algún delito y que tuviesen que pagar por el mismo, y al no contar con dinero, al no tener un medio de pago, entonces caían como esclavos de otros para poder liquidar esa deuda. Sin embargo, aquí es importante ver que el principio de todos estos mandamientos es no tratarlos con dureza, no tratarlos a la manera de un esclavo.
Por ejemplo, a los esclavos en esos días se les llevaba a una plaza y se les vendía públicamente, se subastaban al mejor postor. Y esta es una transgresión muy fuerte, y aquí entendemos por qué es tan grande el pecado de los hermanos de José cuando lo venden. Porque este es un mandamiento explícito de la Torá: “No serán vendidos a manera de esclavos,” y ellos vendieron a su hermano a comerciantes, quienes posteriormente lo vendieron de esta manera.
“La Importancia de Tratar con Misericordia y Compasión a Nuestros Semejantes: Un Análisis de los Mandamientos sobre la Esclavitud en la Torá”
Dice también el versículo 43 de Levítico 25: “No te enseñorearás de él con dureza, sino que tendrás temor de tu Dios.”
Esta es la raíz por la cual no puedes tratar a un hermano, aunque fuese esclavo, o, aun en un caso actual, aunque fuese empleado, con dureza. ¿Por qué? Por temor del Eterno. Porque él también tiene comunicación con el mismo Dios, y finalmente, Dios es el patrón de ambos. Así que un siervo no puede tratar con dureza a un consiervo. No importa el estatus, delante de Dios todos somos iguales, y esto es un principio muy importante, no tratar con dureza al hermano.
Después dice más adelante en Levítico 25:46: “Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos después de vosotros.” Aquí se refiere a los esclavos extranjeros, como posesión hereditaria. “Para siempre os serviréis de ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de Israel no os enseñorearéis cada uno sobre su hermano con dureza.”
El tema de los esclavos extranjeros lo vamos a ver en otro mandamiento; aquí está hablando específicamente de los esclavos que son hermanos de los hijos de Israel. Y aquí, el Señor es muy específico en cuanto a estas reglas. Saldrán en el año del Jubileo, no puedes tratarlos con dureza, vas a tener temor del Señor, tu Dios. Y esa es la raíz, la base, tener misericordia y compasión unos de otros.
Entre paréntesis, es bueno saber que la esclavitud se abolió a inicios del segundo templo, se dejó de aplicar esto, y simplemente las deudas se liquidaban de otra manera. Sin embargo, dentro del Midrash se explican ciertas reglas para los esclavos, y nos dejan ver de manera muy clara que el esclavo Hebreo, el esclavo Israelita, no era tratado como esclavo, sino que en muchos casos incluso era como un siervo de confianza de la familia, como un trabajador de confianza, el cual podía tener su esposa, sus hijos, su propia familia, su espacio para habitar, junto con muchos otros derechos que ya quisieran tener hoy en muchos países, llevar a cabo para las gentes que trabajan.
Reflexionando sobre la Dignidad Humana en el Contexto Laboral
Hoy en día se critica mucho este tipo de reglas bíblicas, este tipo de leyes, pero este tipo de reglas tiene mucho más humanismo que en las reglas que tenemos hoy en día, y voy a dar lectura a algo que está escrito por Maimones, quien fue un médico, rabino y teólogo de la edad media, el cual comenta lo siguiente:
“Está prohibido, por ejemplo, al Israelita, al hermano Israelita, hacerlo, seguir a un establecimiento de baños, es decir, ir detrás del amo, sintiéndose humillado. Estaba prohibido que el esclavo le quitara los zapatos o que se los pusiera. Más bien, la idea era tratarlo como a un empleado, y comentamos que hoy en día, la sociedad critica mucho este tipo de leyes que hay en la Biblia, sin embargo, no vemos un mejor trato, vemos cómo muchas de las empresas transnacionales tratan a la gente, se intercambia por un sueldo mínimo, pero realmente hay humillaciones superiores.
Y el eterno, no solamente nada más está cuidando el aspecto físico de la persona que queda en esclavitud, sino por supuesto también el aspecto emocional, su corazón, su espíritu, el no perder esa dignidad. Sí, de por sí, el hecho de caer ya en esclavitud es algo muy humillante, pues no por eso se iba a tener el derecho de, como dice el dicho, hacer leña del árbol caído. Así que el Eterno es muy cuidadoso, Él está al tanto de este tipo de cosas, de que se respetara esto.”
Y hoy en día, ¿cómo podemos aplicar esto? Aparentemente, hoy no hay esclavitud, como decimos, pero sí hay empleados, si hay siervos, por llamarlos de alguna manera, que trabajan para otros hermanos en la fe, y esto es muy importante considerarlo. Si tú eres una persona que tiene empleados o eres empleador de algunas personas de tu congregación, pues tener cuidado, evidentemente, de cómo nos conducimos, de cómo los tratamos, porque ellos también son hermanos en la fe.
Vivir en Compasión y Solidaridad: El Llamado a Entender el Espíritu de la Ley
Tenemos la carta de Filemón, en la que Pablo le escribe a este hombre, pidiéndole que no tome en consideración las faltas de este esclavo, que tenga compasión y misericordia, considerándolo como a un hermano en la fe, que vaya incluso más allá de lo que dice la Torá escrita, y que sea capaz de ir al espíritu del mandamiento, y eso es lo importante.
Lo que necesitamos no es solo entender o estudiar la parte de la letra, sino el espíritu. Por esto es importante llegar a entender la Torá de esta manera, con esta profundidad, y en este caso, en particular, en el que comentamos de la carta en el Nuevo Testamento de Filemón, la cual es un llamado justamente para ir más allá de la letra, y para considerarnos unos a otros como consiervos, porque tenemos un amo que nos va a pedir cuentas a todos.
Incluso en la carta a los Romanos, Pablo también dice que no nos juzguemos y que consideremos que algún día todos daremos cuentas de ello. Así que, no sean las cosas materiales, que no sea el afán de querer ganar más que otros, y que terminemos explotando incluso a un hermano en la fe, y que sigamos el ejemplo que Pablo le pide a Filemón, que vaya más allá y que lo vea como un consiervo, que lo vea como un compañero de milicia, que lo vea como a alguien que realmente va a ser útil para el ministerio.
Hay empresas, tristemente dirigidas, tal vez por hermanos en la fe, que no les importa darles los días de Shabbaton, que no les importa, o no tienen consideración en las jornadas laborales, o no tienen consideración para con los hermanos en caso de una necesidad. Se limitan totalmente a darles únicamente su sueldo y no ver más allá, y no somos llamados a eso, somos llamados a ver más allá, a crecer también de esta manera, a ver que estos mandamientos, aunque aparentemente no están vigentes, por supuesto que lo están, y tenemos muchas maneras de entenderlos y de aplicarlos, ¿cómo? Yendo al espíritu del mandamiento.
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