290. No incinerar las partes de animales defectuosos en las ofrendas.
290. No incinerar las partes llamadas IMURIM de los animales con defectos.
Ciego, perniquebrado, mutilado, verrugoso, sarnoso o roñoso, no ofreceréis estos a Jehová, ni de ellos pondréis ofrenda encendida sobre el altar de Jehová. (Lev. 22:22 RVR60).
Explicación y espíritu de este mandamiento:
Este mandamiento está asociado con los otros cuatro mandamientos; los mandamientos del 285 al 289; siendo parte de la misma esencia es este mandamiento.
Veamos el siguiente versículo:
Ninguna cosa en que haya defecto ofreceréis, porque no será acepto por vosotros. (Lev. 22:20 RVR60).
El eterno les está hablando a los sacerdotes, a los levitas, les dice: “No aceptes algo con defecto”, esto aplica igual que cuando alguien va a devolver algún producto, como si compraste algo, pero salió defectuoso y tienes derecho a regresarlo, después de ciertos días. En este caso es al revés, lo que dice el eterno es que no les aceptes algo que traigan con algún defecto. Podemos ver que el mandamiento recae en el levita.
El siguiente versículo nos dice lo siguiente:
Asimismo, cuando alguno ofreciere sacrificio en ofrenda de paz a Jehová para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, sea de vacas o de ovejas, para que sea aceptado será sin defecto. (Lev. 22:21 RVR60)
Como ya habíamos comentado en los mandamientos previos, la esencia de este mandamiento es no ofrecer a nuestro Padre algo que tenga algún tipo de defecto, el estándar para nosotros mismos lo tenemos alto cuando nos regalan algo, no nos sentiríamos bien al recibir un regalo que tiene algo roto, que ya ha sido usado o que te das cuenta de que la persona se quiere deshacer más de él, en lugar de darte algo por qué te aprecia.
Es un mal sentimiento que produce en nosotros con solo imaginarlo, para el Eterno será peor, ya que tiene un nivel de santidad muchísimo más alto.
El principio del mandamiento es: No aceptes algo que tiene defecto, no ofrezcas algo que tiene algún defecto, aunque hoy en día sabemos que no hay un templo en funcionamiento, sin embargo, se siguen presentando ofrendas delante de Dios, en cierta forma una ofrenda a nuestro Padre son nuestras oraciones, el apóstol Pablo también expresó algo importante, en el capítulo 12 del libro de Romanos, justamente tiene relación con este mandamiento específico.
El contexto del mandamiento:
El mandamiento 290 dice: “No incinerar las partes llamadas IMURIM de los animales con defectos” esto porque había ciertas partes del animal; que cuando se ofrecían los sacrificios de paz; se quemaban. Tengamos en cuenta el contexto de cómo son las ofrendas de SHALOM, de SHELAMIN. Hay cinco tipos de ofrendas; tres de carácter voluntario y dos de carácter obligatorio; pero una de ellas muy particular, es la que se menciona aquí, cuando dice ofrenda voluntaria en ofrenda de paz para cumplir un voto o como ofrenda voluntaria.
Las ofrendas de paz, la característica es que tú también disfrutabas de parte de esa ofrenda, una parte del animal se quemaba, otra parte del animal que la consumía el sacerdote y había una parte de ese animal que lo consumía también la persona.
A lo que se refiere este mandamiento es que, hay ciertas partes que se queman que ya simplemente se desechan, al igual que los holocaustos.
Los holocaustos son la ofrenda OLÁH, término que significa “ascendente”, ofrenda de ascensión estas eran ofrendas en las que se ponían animales y se quemaban completamente, de pies a cabeza, no había absolutamente nada que se rescatara.
Teniendo en cuenta esto, cualquiera pudiera llegar a pensar que, si de todas maneras se va a quemar, si no se va a aprovechar nada o si estas partes en la ofrenda de paz se van a quemar también, qué tiene que tengan defecto, cualquiera podría razonar de esa manera, si voy a destruir algo si está con defecto o no, si este rayado o no, si está sucio o no, de todas formas, se va a quemar y que importa si lo que se quema ya no se va a reconstruir.
Pero Dios dice: “Tú no vas a actuar así”, “Tú no vas a pensar así”, aunque se quema, no debe llevarse con defecto. Nuestro Padre nos muestra que aún lo que nosotros pudiéramos menospreciar o pensar que no es tan importante para Él si lo es, al Eterno si le importa las cosas que nosotros pensamos que no son relevantes.
Así actuamos en cosas de la vida, como cuando decimos: “Al fin y al cabo no lo vamos a pagar”, “Al fin al cabo no nos costó” o “Al fin y al cabo ya ni sirve”. Entonces ya lo tratamos mal, cosas de la casa o cosas del trabajo, simplemente por el hecho de que tiene algún defecto, ya no nos sirve, lo vamos a tirar o lo vamos a cambiar y no debemos de actuar de esta manera, porque esto es parte de un reflejo de nuestro corazón, la ofrenda y el oferente están totalmente ligados, no hay manera de separarlos.
De hecho, el Eterno diseñó una manera en que la persona que ofrecía, en este caso un animal, llevaba a cabo una especie de conexión, como una relación a un nivel más allá de lo físico, había una cierta conexión espiritual, por decirlo de esta manera.
Al llevar una ofrenda con defecto refleja simplemente lo que hay en tu corazón, pudiéramos decir que Dios no necesita ofrendas, Él no necesita que le demos realmente algo, sin embargo, esto es para que nosotros mismos nos demos cuenta, en qué nivel estamos, ¿cómo está nuestro propio corazón?, ¿quién puede examinar su propio corazón? ¿De qué manera podemos ver cómo está nuestro corazón hoy? De acuerdo a las ofrendas, a tu servicio, a tu corazón con lo que tú le das a Dios, de eso hablan bastantes pasajes de Nuevo Testamento.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; (Col. 3:23 RVR60).
No solo para pasar el estándar de los levitas, diciendo: “No se dio cuenta que estaba tuerto el animal” que bueno que nos deshicimos del defectuoso porque ese no lo iban a comprar, pero ya lo ofrendé, entonces no hay problema.
En cierta forma esto es un reflejo directo de nuestro corazón, de nuestra vida, este mandamiento, aunque no hay un templo, sigue tan vigente como en aquellos días en la misma esencia, en el mismo espíritu para el Señor.
Terminamos con lo que dice en Romanos capítulo 12, después de toda la teoría que implicó los 11 capítulos de Romanos, a partir del capítulo 12 empieza la parte práctica.
Y la parte práctica dice así:
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. (Rom. 12:1 RVR60).
Esta es la ofrenda más grande que hoy en día nosotros podemos presentarle al Eterno, porque la ofrenda más importante ya se presentó y fue una ofrenda perfecta, pero el principio de las ofrendas sigue vigente y nosotros podemos seguirnos presentando delante de Dios, ante ese altar que está en los cielos y ofrecernos delante de él, ya no como algo que iba a ser sacrificado, que iba a dar su vida, sino como algo vivo, algo constante.
La manera de presentar ese sacrificio dice que debe ser santo y agradable a Dios; entonces debemos de pensar cuáles son las ofrendas agradables a Dios, de eso nos habla mucho los capítulos de Levítico y que en el Señor nos ayude a presentarnos delante de él, de la manera correcta, con el corazón correcto y sobre todo como dice aquí siendo agradables al Eterno.
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