El precepto para los hombres de presentarse en el Templo, en Jerusalén, a las tres fiestas de peregrinación.
Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante del Eterno tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías. (Deuteronomio 16:16)
Explicación del mandamiento:
Tres veces, cada año, aparecerá todo varón tuyo delante del Eterno tu Dios en el lugar que él escogiere y aquí nos dice cuáles son las tres fiestas:
- La Fiesta de Panes sin Levadura.
- La Fiesta de las Semanas (Shavuot o Pentecostés).
- La Fiesta de los Tabernáculos (Sucot)
Las tres festividades son consideradas como; fiestas solemnes; es la manera que el Eterno indica su importancia.
¿Por qué son estas tres fiestas y no otras?
Existen algunas hipótesis o teorías de por qué estas tres fiestas y no otras fiestas, seis o siete fiestas, este es un mandamiento que es dado como una orden de carácter militar, es decir, aunque todos los mandamientos los debemos de ver de igual manera, que el Eterno nos está llamando a obedecerlo. El mandamiento 489, en particular, es de mayor obligación, en el sentido de que es como cuando se da una orden militar y que no hay otra opción, no hay oportunidad de pensar si lo hago no, sino que se consideraba como un deber, como una carga que pesa sobre ti y que se necesita llevar a cabo.
Este mandato que dice: “Tres veces al año, aparecerá todo varón tuyo delante del Señor tu Dios”, como para el servicio militar, que en teoría es de carácter obligatorio a los 18 años te toca, no hay opción, hay que ir por la cartilla militar o hacer el servicio militar, porque es una obligación adquirida en el momento de tomar la ciudadanía del país que te corresponde.
El mandamiento hace énfasis en los varones y no en las mujeres, como lo dice aquí la Torá, no es una exclusión de la mujer, sino que debemos considerar el contexto histórico, era ir a la ciudad de Jerusalén, evidentemente no todos vivían cerca del Templo en Jerusalén, para muchos implicaba un largo viaje, con muchos riesgos, por varios días, tiempo en el que muchas mujeres no podían ausentarse; al estar al cuidado de los hijos, al estar embarazada o en la etapa de la lactancia, no era fácil tampoco viajar con hijos, las mujeres prácticamente se sacrificaban quedándose en casa mientras que los varones llevaban a cabo al cumplimiento de este mandamiento.
También podríamos verlo como algo muy bueno, como una terapia matrimonial, mientras que el esposo se iba a Jerusalén a renovar la fe, a renovar el espíritu, a buscar del Eterno y al regresar, después de extrañar a la esposa, a los hijos, a la familia, como también a las comodidades que tenía en su hogar a causa de un viaje que pudiera haber sido muy largo; esto serviría a que lo apreciara todo aún más. Como ahora, cuando la mujer que prefiere que su esposo esté en las reuniones de varones buscando la Presencia del Eterno, en lugar de que se quede en la casa sin oficio.
Muchas mujeres mandaban al esposo a cumplir con este mandato a Jerusalén, estas fechas eran reservadas para el varón, porque tienes que estar allí.
Hay una historia anecdótica de un hombre que justamente viajó con su familia a celebrar una de estas fiestas y estando en Jerusalén recordó, que no había cerrado la puerta de su casa, a lo mejor se aseguró de todo lo demás, pero la puerta principal la dejo abierta, y bueno, en esos días no existía la posibilidad de comunicarse con algún vecino, o a un familiar que fuera por lo menos a echarle un ojo a la casa o que se la cerrara la puerta; entonces, se quedó abierto, pero este hombre dijo bueno, ya estoy aquí, tengo dos opciones o me regreso de inmediato y me pierdo la fiesta o celebró la fiesta y me quedo en la Presencia de Dios y decide esto último, decide entrar a la Presencia de Dios en esta festividad. Y cuando regresa, trata de regresar más rápido, cuando se va acercando a su casa, se da cuenta de que la puerta sigue entreabierta pensó que le habían robado todo, pero cuando se va acercando un poco más se da cuenta de que hay una serpiente allí enrollada en la manija de la puerta imagínense, qué cosa tan curiosa, una serpiente enrollada en la manija de la puerta, la puerta entreabierta, pero cuando se acerca más, para despejar dudas si era o no era lo que había visto, la serpiente al verlo se va, como huyendo, al entrar a la casa encuentra todo intacto, no faltaba absolutamente nada, es en ese momento que este hombre entiende que Hashem mandó esa serpiente para alejar a todos los ladrones, así como la alarma, como el perro guardián, pero bueno, pues aquí Dios le mandó algo más terrorífico, una serpiente venenosa, en la manija de la puerta de su casa, diciendo: “Dios me preservó, Dios guardó mi hogar porque yo guardé el mandamiento”.
Sea cierta o no esta historia, detrás de la historia la verdad es que cuando nosotros nos enfocamos en guardar la Palabra y los mandamientos de Dios, Dios también va a guardar nuestro hogar, Dios también nos va a resguardar a nosotros mismos.
Está por demás decir, que las fiestas son un gozo, que poder celebrarlas es de gran bendición, como vemos aquí el mandamiento indica ir a Jerusalén eso sería lo ideal, pocos tendrían la posibilidad de ir tres veces al año a Jerusalén, si fuera posible sería una maravilla y de bendición, pero no es tan sencillo viajar tres veces al año a Jerusalén a celebrarlas, eso no significa que el mandamiento queda abrogado o que simple y sencillamente no lo debamos de guardar. Lo ideal es ir a Jerusalén, pero si no puedes ir a Jerusalén, si debemos reunirnos en donde nos encontremos, como aquí en la congregación, es acércate al cumplimiento del mandamiento y eso es parte de lo que el Eterno ve. Cumplir todos y cada uno de los mandamientos a la perfección es difícil, porque van a tener sus complejidades cada uno de ellos, este mandamiento es uno en particular, es un claro ejemplo y no solo porque sea una cuestión de tiempo, o una cuestión de distancia, puede ser por los recursos o hay quien tal vez tenga los recursos, pero no tenga el tiempo o la disposición, no significa que no debamos de acercarnos más cada vez más a su cumplimiento, al ideal.
Celebrar las fiestas con nuestras posibilidades, lo importante es no dejar pasar estas fechas, no puedes dejar pasar estas festividades, si Dios las pone con carácter de fiestas de peregrinaje, fiestas en las que el Eterno dice: “Quiero verte”, es una transgresión dejarlas pasar por alto.
Razón por la cual se debe cumplir y cuál es el espíritu de este mandamiento.
El Eterno no lo deja como una sugerencia, como sabemos hay otras fiestas que no tienen este sentido de obligatoriedad, aunque esto de obligatorio no suena muy acorde a lo que realmente Dios nos manda, obligatorio suena como a la fuerza, pero recordemos cada mandamiento es un gozo, cada mandamiento es una bendición, sí tú has tenido la oportunidad de celebrarlas, lo puedes confirmar, cada fiesta es un deleite, para poder conocer más al Señor.
El Eterno le da carácter de mandamiento a estas celebraciones por varias razones:
Una es porque puede pasar el tiempo y podemos llegar a menospreciar este mandamiento, por ejemplo, en el caso de un judío, que es una persona que nació en un hogar judío, que desde que nace ya trae el conocimiento para la celebración de cada fiesta y pasan los años y pasan y pasan, puede llegar un momento en el que haya una fiesta que no lo celebre un año y piense que no importa porque lleva toda la vida celebrando. Esto nos puede pasar a nosotros mismos, que a lo mejor, ya después de varios años, Dios te dice no que no te llegue a pasar, al contrario, el Eterno nos dice que debemos de verlo con otra perspectiva, que es que tienes una única oportunidad, porque es solo una vez al año.
Cada fiesta es la oportunidad del año, la oportunidad de acercarnos más a conocer a nuestro Salvador, a nuestro Mesías Yeshua, oportunidad de conocer más al Eterno, de poder entrar en su Presencia, entonces no puedes decir el próximo año si la celebro, imagínate que es como tu boda, esperar al próximo año, porque pueden ocurrir muchas cosas en año y de pronto ya no tendrás la oportunidad de hacerlo pensar que, si no guardo este día, si no asisto o si no me conecto a la trasmisión voy a tener que esperar todo un año para volver a tener la oportunidad de celebrarla, y eso sin estar seguros de que lo pueda hacer, porque no tenemos la vida asegurada, no sabemos qué va a pasar el día de mañana. Como cuando llego la pandemia; nadie pudo predecir que esto pasaría, por la pandemia se prohibieron las reuniones; las fiestas no se pudieron celebrar de manera presencial, las circunstancias pueden cambiar en un año muchísimo y cada vez es más incierto lo que pueda ocurrir; es por esto que este mandamiento debe ser visto como una prioridad, no lo puedes dejar pasar guarda estas festividades, para algo el Eterno da un calendario, para que no te tome desapercibido, el Eterno puso los astros como referencias visibles para identificar los tiempos, y no sería como si alguien dice que se movieron los astros, la luna y mañana es la fiesta. Prepárate, alista todo porque es un Shabatot; que es como se le llama a los días de reposo de las Festividades, es como un Shabat solo que este reposo puede caer en un día entre la semana, aunque si cae en Shabat es doble el festejo; tienes presente el Calendario de las fiestas, precisando las fechas para poder prepararnos con tiempo, es importantísimo agendarte para las fiestas del Eterno.
La palabra Moed en hebreo: מועד “Festividades” también significa “cita” entonces, es una cita que lleva a un lugar, lleva a un día, lleva a una hora, lleva por supuesto a una cita con alguien eso para una simple cita, para estas fiestas la cita es con la Presencia del Eterno, una cita con el Creador del universo, con el Dios Todopoderoso; si anhelamos a veces tener una cita con ciertas personas importantes; de trabajo, de negocios o a lo mejor alguien que tú admiraras mucho y dices: “Me encantaría conocer esta persona, que me diera una cita, poder platicar”. Bueno, pues Dios está haciendo un espacio en su agenda y te dice: “Yo te quiero ver, yo te quiero recibir”. Es la manera que debemos de entender y de ver cada fiesta, que Dios quiere que le conozcas más y yo se los he mencionado muchas veces, esta es una idea personal, yo lo veo así; Dios tiene un regalo para ti en cada fiesta, además que te invita a su fiesta, Dios te dará un regalo a ti, un regalo espiritual, un regalo que es único y especial, porque no hay manera de comprarlo, no hay manera de ir a la tienda por él, no hay manera de adquirirlo y es una bendición de parte del Eterno, por el simple hecho de guardar ese mandamiento, por el simple hecho de gozarte en su Presencia, es algo que no puedes adquirir de otra manera, pero la única cláusula para recibir ese regalo es que tiene que ser concretamente ese día y ese día tienes que venir, sí está condicionado, pero vale la pena, por supuesto que vale la pena, créeme que lo que dejes de hacer o lo que tengas que hacer va a ser poco comparado con lo mucho que vas a recibir.
Es como una persona que tiene agendada una cita con un cliente y dice no, pues de aquí voy a ganar 1.000 dólares, porque es un buen cliente, es una buena oportunidad, pero de repente surge otra oportunidad y por allá hay otro contacto y te dice que te puede agendar una cita con alguien que te va a generar 100.000 dólares, ¿tú qué harías? Así, francamente, no, no me digan que de repente no nos mueve a todos algo y dices: “Bueno, pues sí, no, a lo mejor ya tenía esta cita, en la que podría ganar 1000 dólares, pero este me está ofreciendo 100 veces más”, entonces le hablas a la otra persona con disculparme, perdóname, pero no puedo atenderte justo en ese día necesito estar en otro lugar, necesito atender otra cosa, pues nada más importante si tú quieres, pero le vas a decir, no puedo. Es lo mismo, Dios tiene para ti algo más que 100,000 dólares, tu ganancia es de trascendencia espiritual; pero a veces lo dejamos por menos por hacer algo que es vano.
Este llamado es principalmente para los varones, porque el mandamiento, como lo leemos aquí, es para el varón o está enfocado en el varón, porque es el que debe dar el ejemplo, apartando estos días, de guardar estos días, de darle la importancia a esos días.
En la comunidad, en la Kehilá continuamente vamos recordando las fechas de las fiestas, cuánto tiempo falta, motivándonos para que nos vayamos preparando, indicando que va a ser este día, va a ser a esta hora, con la finalidad justamente de que a nadie nos pase por alto la fiesta y saquemos el máximo provecho, la máxima bendición y que sea de gozo.
La otra razón por la que el Eterno ha ordenado y le ha dado este carácter a este mandamiento, porque pudo no hacerlo, pensando en que quién no quiere una fiesta, todo el mundo iría, pero el Eterno nos conoce y sabe que abra alguien que lo vea con flojera o que no quiera ir, el Eterno dice es tan importante que lo ordena con un mandamiento, y además lo pone con un Shabatot; que es como un Shabat solo que este reposo puede caer en un día entre la semana, además es como ni trabajes, está prohibido trabajar y si no puedo trabajar que es lo que habitualmente hago, se me acaban los pretextos que me queda debo de ir.
En otro sentido, la razón por la que el Eterno ha ordenado en este mandamiento el ir a Jerusalem para estas fiestas tres veces al año es porque estas fiestas están de alguna manera como salteadas a lo largo del año; una corresponde a la primavera, la siguiente prácticamente acercándose al verano y la otra en otoño; como para no dejar espacios largos sin vernos, para no dejar de vernos durante tanto tiempo. El Eterno, como un padre quiere ver a sus hijos, quiere que nos acerquemos a Él. Quien no quiere eso, como padres que sus hijos ya hayan dejado el nido y aunque no lo hayan hecho, pero que ya andan más afuera que adentro de la casa, cuánto gozo da el tener a tus hijos reunidos cerca de ti, si solo con que te llamen o que te visiten te proporciona una gran alegría, yo creo que eso no se quita nunca ni aunque los hijos sean muy adultos, tengan sus propios hijos, como sean es un gozo siempre, yo creo que el Eterno de la misma manera dice: “Puede que ya hayas crecido, pero a mí me encanta que vengas, yo quiero ver tu rostro y quiero que veas mi rostro también”.
Otra razón de este mandamiento conllevaba algo más, como lo era que geográficamente no se podían alejar tanto de Jerusalén, esta orden de parte de Dios preveía que si un hombre incógnito, encontraba terrenos en Egipto, un ejemplo, buenísimos, enormes, con unas parcelas y unos sembradíos, pero ya cuando planeaba para cumplir este mandamiento, veía que no podía alejarse de Jerusalén porque debía ir tres veces al año y el alejarse implicaría que tendría que viajar un trayecto más largo y esto influiría al momento de tomar una decisión al no querer alejarse demasiado, siendo lo más importante el no alejarnos de su Presencia porque nos va a tomar más trabajo, nos va a costar más poder ir.
Este es el espíritu de este mandamiento, no te alejes de Dios, las fiestas tienen el propósito de acercarnos a él, tenemos la oportunidad cada Shabat, pero si no lo hacemos por lo menos hazlo; que sería el peor de los casos; para estas fiestas tres veces al año, como lo dice Dios quiero que vengas delante de mí, quiero que te acerques conmigo, quiero que vengas a mis atrios, que vengas a mi casa, como el rey que dice ven a mi palacio.
Una razón más: como algunos dicen, es porque estas son las fiestas más importantes, pero cuando analizamos la importancia de las fiestas de yom Kippur o la de Pesaj; Entre paréntesis, un detalle hablando de la fiesta de Pesaj (Pascua) que aquí no es mencionada, pero si se menciona la Fiesta de Panes sin Levadura, es que en la práctica si te das cuenta están pegadas, porque Panes sin Levadura y Pascua son la misma fiesta, es el inicio de una que continúa con la otra, cuando vas preparando una comienzas a preparar la otra. Todo aquel que iba a Jerusalén, llegaba a celebrar Pascua y continuaba celebrando Panes sin Levadura, es un detalle que es importante mencionar, porque pueden surgir estas preguntas, y es porque se fusionan y se convierten en una sola fiesta. Continúa con la Fiesta de las Semanas, Shavuot o Pentecostés, que celebra la entrega de la Torá, es como el punto central o medular del resto de las fiestas. Termina con la Fiesta de Sucot que cierra el ciclo de las fiestas y que representa la Presencia de Dios entre nosotros. Todas las fiestas son importantes, pero el Eterno en este mandamiento pone a estas Fiestas como Fiestas de Peregrinación a Jerusalén.
La invitación es a que las celebremos juntos, gozarnos en Presencia del Eterno, son de gran bendición para nuestra vida y si ya las conoces, sabes que son Fiestas del Eterno, agéndalas desde el día de hoy, puedes buscarlas en internet para que las tengas presentes, es sumamente importante guardar las Fiestas, estaremos dando un gran testimonio de Obediencia a la Palabra del Eterno. Que el Eterno te bendiga, espero verte para la siguiente fiesta para que la celebremos juntos.
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