351. Prohibición de sustituir los animales consagrados para ofrendas .
352. El precepto de consagrar ambos animales: el sustituto y el sustituido
Levítico 27:9 Y si fuera animal de los que se ofrecen en ofrenda a Jehová, todo lo que de los tales se diera a Jehová será santo. Levítico 27:10 No será cambiado ni trocado, bueno por malo, ni malo por bueno; y si se permutare un animal por otro, él y el dado, en cambio, de él serán sagrados.
Analicemos estos dos mandamientos. Aparentemente, estos mandamientos no tienen mucha profundidad. Estamos evidentemente en una sección que corresponde a diferentes tipos de ofrendas y votos que se hacían de manera voluntaria hacia el Eterno, cuando había templo, cuando había un tabernáculo.
Esto era una manera, como ya lo hemos visto, de expresar gratitud a nuestro Señor. De las cinco principales ofrendas que se ordenan en los primeros capítulos de Levítico, dos corresponden a mandamientos obligatorios o a ofrendas obligatorias que están relacionadas con el pecado.
Las otras tres son de carácter voluntario. Además de estas 5 ofrendas, también existía la posibilidad de llevar estas ofrendas, por así decirlo, de manera esporádica.
Ya sea que una persona hiciera un voto, consagrara su vida y diera el valor de su propia persona, o, como en este caso, hablando de animales que se podían utilizar como ofrendas. En este caso particular, estamos hablando de animales evidentemente kosher, animales que eran aptos para este tipo de sacrificios. Y aquí mismo en Levítico 27:10 dice lo siguiente:
“No será cambiado, ni trocado, bueno por malo, ni malo por bueno.”
Es importante resaltarlo. ¿Por qué? Porque es muy común, y aquí entramos a la parte práctica, que todos seamos dados a querer lo mejor para nosotros mismos. Es muy fácil a veces pensar en consagrarle a Dios algo, en hablarle a Dios, en decirle a Dios: “Te entrego mi vida, te entrego tal cosa, te doy mi tiempo”, pero después nos vemos en problemas, posteriormente nos vemos en adversidades que se presentan, y ya no podemos cumplir.
Por lo tanto, el primer punto importante es darnos cuenta de que Dios toma muy en serio nuestra palabra. Dios sí se toma en serio lo que decimos, porque Él se toma en serio lo que nos dice también. Y así como nosotros confiamos en que ÉL prometió algo y lo va a hacer, ÉL espera lo mismo de nosotros. Entonces es importante ser fieles también en lo que le prometemos.
Compromiso y Fidelidad en las Ofrendas: La Importancia de Cumplir Nuestros Votos.
Hay personas, y esto podemos verlo en el ámbito actual, que deciden tomar un ministerio, una obra para el Señor en alguna congregación, y al poco tiempo dicen: “Ya no puedo hacerlo” y prácticamente están fallando en ese sentido, y es un poco lo que dice aquí. O incluso, si lo vemos en el sentido material, le podemos prometer al Señor algo, y a la hora de la hora, nos damos cuenta de que no podemos cumplirlo, y lo cambiamos, lo sustituimos por algo más, y aquí dice que no debe ser de esa manera. No puedes cambiar ni malo por bueno, ni bueno por malo.
Había el caso de que alguna persona llevara un animal sin saber que tendría algún defecto, y dice: “Bueno, ya lo entregué al Señor, pero me di cuenta de que tenía algún defecto, pues ahora lo cambio, lo sustituyo”, pero dice el mandamiento que no se puede hacer eso, y si se hiciera, es decir, en el caso de que lo autorizaran los sacerdotes, tanto el que se cambió como el que se entregó, serán consagrados al Señor.
La importancia de cumplir nuestros votos y ofrendas con sinceridad y fidelidad hacia Dios
Esto lo podríamos ejemplificar de la siguiente manera: es como si alguien se compromete a dar una computadora y se da cuenta de que a la mera hora no le alcanza, o siempre si la va a necesitar, entonces decide dar una más económica. Aquí el mandamiento nos dice que no hay que hacer eso. En el ámbito personal, si consagraste tu vida al Señor, si un día tú tomaste la decisión de servir al Señor, no hay mejor ofrenda que esa y no te arrepientes.
Más bien, la cláusula del mandamiento que dice que tanto el uno como el sustituto van a ser consagrados al Señor es para que, simplemente y sencillamente, pensemos en lo que queremos entregarle a Dios, y en segundo lugar, que prácticamente no hay vuelta atrás con nuestro Dios. Lo mejor que tú y yo, y que cualquier otra persona, puede hacer, es servirle. No hay mejor ofrenda a Dios que entregarle nuestra propia vida.
Aunque nosotros sabemos que no tenemos las mejores cualidades, aunque nosotros no somos aptos para una ofrenda al Señor, a pesar de esto, nosotros sabemos que, por medio del sacrificio del Mesías, podemos presentarnos ante Dios y que Él nos puede recibir. Lo único que desea es que lo hagamos de todo corazón. Así que, si nos hemos comprometido con el Señor, cumplamos nuestros votos y nuestras promesas de todo corazón, y de esta manera serás dichoso, serás bienaventurado, porque más bienaventurado es dar que recibir.
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