285. Prohibición de destinar para ofrendas, animales con defectos.
286. El precepto de que el animal para ofrenda sea completo y sin defectos.
287. No provocar defecto en los animales consagrados para sacrificios.
288. No salpicar el altar con sangre de animales defectuosos.
289. No faenar para ofrenda animales con defectos.

Ninguna cosa en que haya defecto ofreceréis, porque no será acepto por vosotros.
Asimismo, cuando alguno ofreciere sacrificio en ofrenda de paz a Jehová para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, sea de vacas o de ovejas, para que sea aceptado será sin defecto.
Ciego, perniquebrado, mutilado, verrugoso, sarnoso o roñoso, no ofreceréis estos a Jehová, ni de ellos pondréis ofrenda encendida sobre el altar de Jehová.
Buey o carnero que tenga de más o de menos, podrás ofrecer por ofrenda voluntaria; pero en pago de voto no será acepto.
No ofreceréis a Jehová animal con testículos heridos o magullados, rasgados o cortados, ni en vuestra tierra lo ofreceréis. (Lev. 22:20-24 RVR60).

Explicación y espíritu de este grupo de mandamientos:

De este grupo de mandamientos, podemos decir que tienen total relación con las características que tienen que tener las ofrendas a nuestro Padre Celestial.
Estos mandamientos se encuentran en Levítico 22:20-24 y corresponden a los negativos 178, 179, 180 y positivo 108, hablan acerca de la santidad que tendrían que llevar los levitas, responsables de los sacrificios, de las ofrendas que se presentaban en el templo o en el tabernáculo.
En el versículo 20 y un poco antes en el versículo 19, empieza el tema de las características específicas de cada ofrenda que se presentaba al Eterno.

Estos mandamientos nos dicen que al Eterno no le gustan las ofrendas que tengan algún defecto, en la actualidad se sabe que ciertos mandamientos se han hecho inoperantes porque no existe un templo al que pudiéramos llevar un animal, no hay un sacerdocio establecido u oficial, sin embargo, siempre debemos de buscar el espíritu de cada mandamiento, es finalmente lo que debe prevalecer.

No importa que las situaciones cambien, la Torá es eterna y permanece para siempre, por lo tanto, cada uno de los mandamientos; aunque parezcan muy extraños o fuera del contexto; siempre tendrán una razón para guardarlos en la actualidad.
Y hoy en día podemos seguir presentándonos a Dios como dice el apóstol Pablo:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. (Rom. 12:1 RVR60).

Y otro tipo de ofrendas que se pueden seguir llevando a la práctica sería el hecho, por ejemplo, dar un diezmo o dar una ofrenda económica es una ofrenda también, no hay un altar, no hay un sacerdocio, sin embargo, el principio sigue siendo el mismo.

¿Cuál es la intención? Pensando en el momento en que se escribieron estos mandamientos, se empieza por verlo en términos humanos, una ofrenda, en el caso de las ofrendas que están hablando, aquí era un regalo, por decirlo así, un acto voluntario de una persona hacia el Eterno.

Había cinco tipos de ofrendas; dos de ellas eran de carácter obligatorio porque eran de pecado y de culpa, las otras tres eran de carácter totalmente voluntario.
¿Qué quiere decir esto?, que de tu corazón surgía el darle eso a Dios sin que nadie te obligara, como si le fueras a dar un regalo, entonces en términos humanos, es muy raro encontrar a alguien que no le guste recibir un regalo, se acostumbra a dar al menos un regalo para los cumpleaños, pero la sensación de recibir un regalo defectuoso no sería agradable.

Imagina que abres la caja: El regalo es muy bonito, y ya cuando lo abres, te das cuenta de que tiene algún defecto, como la pantalla rayada, o está descompuesto. ¿Qué percepción recibes de la persona que te está entregando eso? La respuesta es que no tenía un gran corazón de darte algo, sino que te está dando lo que le sobra, es así que en vez de convertirse en algo bueno se convierte en algo contraproducente, se puede convertir hasta en una ofensa.

Lo que sería una bendición se convierte en algo negativo, a todos nos gusta recibir algo bueno, aunque sea algo muy sencillo, pero que tú sepas que funciona, que sirve, que no tiene defecto, que no está usado. Es algo similar a esto, no tenemos por qué espiritualizarlo demasiado.

Ahora el siguiente ejemplo: cuando pagas por algo que compraste en una tienda, como un aparato electrónico, y tiene la pantalla estrellada o una pieza faltante, pues ahí es cuando vas a reclamar con tu aparato a la tienda y les dices que está defectuoso, esto no sirve, que te devuelvan tu dinero o que te lo cambien por otro aparato nuevo, no esperarías nada menos.

Bueno, si este es un estándar a nivel humano, ¿cómo será el estándar divino? Lo que sorprende de este tema de las ofrendas es que Dios sea tan misericordioso y sea capaz de pasar por alto; como se hacían aquellos días las ofrendas, porque las ofrendas no podían redimir, no podían quitar del todo el pecado, solo lo cubrían de manera temporal; pero aún, Dios ha sido tan grande que era capaz de recibir eso.

Porque lo mínimo que nos pide es que, así como somos exigentes y meticulosos, que así lo seamos con él, cuando le vamos a dar, si le vamos a dar algo, no importa lo que sea, puede ser desde dinero hasta tal vez tiempo, hasta una ofrenda de algo material, que lo hagamos con ese mismo nivel de exigencia que nos gustaría que nos dieran a nosotros también. Porque si nos llega un producto defectuoso, reclamamos o si nos regalan algo que esté dañado, nos quedamos con una mala percepción de esa persona, entonces podemos llevar a ese nivel con ese estándar todo lo que hagamos para Dios.

Porque además, si nos acostumbramos nosotros mismos a darle al Dios ofrendas defectuosas, estamos también transmitiendo un mensaje muy claro, así como una persona que te regalara algo totalmente usado o de mala apariencia, también es un mensaje. Debemos tener muy claro que Dios no está mendigando nada, no le hacemos un favor a Dios cuando hacemos algo por él, porque podemos caer, exigiendo una recompensa.

Dios no tendría por qué compensarnos, si danzamos, si cantamos, si ponemos una silla, es porque él ya nos dio primero y si esa no es nuestra percepción, tenemos que trabajar por cambiar eso, no hay de otro camino, vamos a ser infelices en nuestra relación con Dios, no le hacemos ningún favor a Dios cuando le damos algo, él no se siente triste ni se deprime, simplemente pensando en nuestro propio estándar de lo que nos gusta recibir, de lo que nos gusta que nos den, llevar ese mismo nivel y ese mismo estándar a las cosas de Dios.

En el caso de estos mandamientos, están enfocados para los levitas, entonces el mandamiento hacia los levitas era; no les recibas nada que esté defectuoso, era la responsabilidad del levita, la gente siempre iba a intentar dar algo malo, que algún animal no tenía mucha carne, la que no se va a poder vender bien o esa que está tuerta, esa hay que ofrendarla para Dios, esa sí la llevamos de corazón voluntario, por lo que Dios le dijo a los levitas: no lo aceptes.

Si vas a dar, tienes que darlo de corazón, tienes que darlo bien, sería lo equivalente a poner en él sobre un billete de 1.000, pero partido a la mitad que no son 500, un billete a la mitad no es la mitad de su valor, este no tiene ningún valor. Una ofrenda que se llevaba con defecto, no era a tres cuartos de ofrenda, no había ofrenda.

A un nivel más alto nos quiere llevar Dios, cuando la Torá dice: “te pondré por cabeza y no por cola”, no es un acto de magia, no es un acto de que a ti te voy a exaltar a lo sumo y todos los demás no, ¿cómo es que se llega a ese nivel? ¿Cómo es que se llega a ser cabeza y no cola? Cuando tú mismo tienes un estándar alto, una aspiración a llegar a ese nivel, cuando tú te esfuerzas en dar lo mejor de ti, entonces evidentemente Dios va a abrir el camino para que llegues a ese lugar, pero mucho de la gente que ha sido usada por Dios, no fue por una casualidad, fue gente que Dios trabajó y preparó.

En el caso de Moisés, era el hombre más manso, el más humilde, sin embargo, era una persona sumamente preparada y capaz, por todo el desarrollo de su vida. Sin duda cada hombre que ha sido usado por Dios ha sido un hombre que se ha esforzado en darle lo mejor a Dios.

David es un claro ejemplo de alguien que buscaba dar de todo corazón, a tal grado, que se hizo muy famosa la frase que dijo: “No le dará el Señor un sacrificio que no me cueste”, le querían ofrendar el terreno donde hoy en día es el monte del templo, y él dijo: “No, no lo puedo aceptar así, yo tengo que darle algo que me cueste y si no me cuesta no me sirve”.

Tienes que dejar algo de tu corazón en cada cosa que haces para Dios, si sales con un saldo igual tal vez no lo estamos haciendo con todo el corazón, y es porque no nos gusta desprendernos de lo que más nos cuesta, si me sobra tiempo estoy dispuesto a servir a Dios, si me sobra dinero lo hago, siempre estamos a expensas de sí nos llega a sobrar.

Estos mandamientos para los hijos de Israel, incluyendo a los levitas, significa no llegar con una ofrenda con defecto, no permitas eso. ¿Por qué? Primero porque si ni tú mismo no lo permites en tu vida mucho menos el Eterno.

Segundo porque el Eterno no te lo está exigiendo, no lo necesita. Se habla de ofrendas voluntarias, de ofrendas de carácter personal que cada uno llevaba al templo, en este caso cuando estaba el templo en pie, pero hoy en día se puede aplicar en muchas cosas de la vida, hay gente que se amarga en su relación con Dios después de muchos años o se amarga con un pastor, o se amarga con una iglesia.

Busquemos elevar nuestro estándar, busquemos dar de todo corazón, hagámoslo como para él y no para nadie más, sin esperar recibir nada a cambio y créeme que en eso vas a encontrar mucho más dicha, alegría y como cereza del pastel, vas a encontrar mucha más bendición.

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