Quien haya consagrado el valor de una persona, entregará el dinero estipulado.

Consagración en Acción: Cumpliendo Votos y Promesas al Eterno

“Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguien hiciere especial voto a Jehová, según la estimación de las personas que se hayan de redimir, lo estimarás así:  En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario.  Y si fuere mujer, la estimarás en treinta siclos.  Y si fuere de cinco años hasta veinte, al varón lo estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez siclos.  Y si fuere de un mes hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la mujer en tres siclos de plata.  Mas si fuere de sesenta años o más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en diez siclos.  Pero si fuere muy pobre para pagar tu estimación, entonces será llevado ante el sacerdote, quien fijará el precio; conforme a la posibilidad del que hizo el voto, le fijará precio el sacerdote” (Levítico 27:1-8 RV60)

El libro de Levítico, que habla acerca de la santidad, cierra con este capítulo número 27. Y parece interesante la forma en que cierra el libro, y que está relacionado con este mandamiento, que es sumamente interesante. El libro de Levítico nos lleva hacia la consagración y la santidad, y casi a manera de epílogo de este libro, nos dice que era posible que una persona se pudiera consagrar, o pudiese hacer un voto particular para entregar su vida. Sabemos perfectamente que no hay sacrificios humanos, que Dios no permite este tipo de sacrificios.

Sin embargo, a menudo hay en el corazón de aquellos que han sido redimidos, de aquellos que han tenido un encuentro real con el Mesías, con su palabra, con nuestro Padre celestial, el deseo de entregar nuestra vida a ÉL. Y lo hermoso de este mandamiento es que no queda solo en palabras, no queda solo en intenciones, sino que nos lleva a la acción. ¿Qué quiere decir esto? Que los votos al Eterno no deben convertirse solo en palabras, sino que deben llevarse a los hechos.

Si no lo llevamos a cabo, si no hacemos algo, esto se convierte simplemente en promesas, son palabras que lo más probable es que eventualmente se las lleve el viento, pero aquí el Eterno nos da, por medio de la Torá en aquellos días, la oportunidad de que una persona, efectivamente, pudiera dejar nada más en palabras los votos, las promesas o las consagraciones, sino que realmente esta persona pudiera llevar a cabo este hecho de manera material.

Como ya comentábamos, considerando que el Eterno no permite sacrificios humanos, ¿de qué manera hacer algo simbólico que represente esto? Y esta es una manera, entonces, de las cosas que debemos destacar, primeramente es que podía haber alguien que dijera, efectivamente, “yo quiero consagrarme al Señor”. “Yo quiero darle mi vida a Dios, yo quiero servirle, tal vez no soy levita, pero quiero entregarle toda mi vida a ÉL”.

Promesas y Votos en la Biblia: Lecciones de Consecuencias y Sabiduría.

En aquellos días, había la posibilidad de no dejarlo en palabras, sino en hechos, por medio de la asignación de un valor de acuerdo a la edad y al sexo de la persona. Hemos visto diferentes ofrendas que se llevaban al Tabernáculo, sin embargo, ya comentábamos que las ofrendas de personas estaban totalmente prohibidas. Hoy en día decimos “te doy mi vida”, y esta es la forma tangible de empezar a creer que esto es cierto.

Por ejemplo, Anna oró al Eterno por un hijo, Dios le respondió, y ella había hecho voto de entregar a este niño (1 Samuel 1) al que le puso por nombre Samuel, y Samuel fue alguien que sirvió toda su vida al Señor.

Por otro lado, tenemos a Jefte, quien llevó a cabo también un voto y tuvo que cumplirlo. Lamentablemente, no era algo que estuviera de acuerdo a los lineamientos y a la voluntad de Dios. De hecho, si hubiese estudiado correctamente la , sí hubiese leído estos pasajes, pues hubiese evitado lo que posiblemente fue una tragedia, ya que la mayoría de los comentaristas opinan que Jefte, este juez del libro de Jueces, fue aquel a quien se le hizo muy fácil decir “voy a sacrificar aquello o aquel que salga a recibirme si el Eterno me da la victoria”.

Sale su hija, era su única hija, se rasga las vestiduras a manera de expresar este lamento diciendo “hija mía, me has causado una gran aflicción, ahora voy a tener que cumplir”, y la hija dice “ni modo padre, sí tú prometiste tienes que cumplir” (Jueces 11:29). Pero aquí vemos en la escritura una manera de que se podía evitar esto. Jefte pudo haberlo evitado llevando a cabo el pago de lo que la misma escritura, la misma Torá da como provisión.

El Costo de los Votos en la Torá: Una Perspectiva Bíblica sobre Fe y Compromiso

¿De qué manera lo estipula la Torá? Como ya vimos aquí, en el caso de los varones, cinco siclos, veinte siclos, cincuenta siclos y quince siclos, de acuerdo a las edades.

En el caso de la mujer, tres siclos, 10 siclos, 30 siclos y 10 siclos. De igual manera, dependiendo de las edades.

Y esto a los ojos del siglo XXI, del movimiento feminista, suena como: “oye, ¿por qué? ¿Por qué este tipo de diferencias? ¿Acaso la mujer vale menos?” No es que valiera menos, tampoco queremos pelearnos con el eterno, Él estipuló estos montos, habrá ciertas razones, la Torá no especifica, no nos da detalles del porqué, simplemente dice “en el caso del varón esto y en el caso de la mujer esto otro”.

Ahora, aquí mismo, en este capítulo 27 de Levítico nos da algunos montos; por ejemplo, dice en Levítico 27:3 “En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario”.

Aquí una pregunta interesante sería, ¿a cuánto equivale un siclo? Un siclo equivale a 11 gramos de plata, actualmente 1 gramo de plata cuesta alrededor de un dólar, por lo tanto, un siclo eran 11 gramos de plata, equivalente a 11 dólares. Entonces, si un varón costaba 50 siclos, su costo en dólares actualmente sería de 550 dólares, y su equivalencia en pesos mexicanos sería de 11,000.00 pesos aproximadamente. Y esto podría sonar a muy poco para algunos, y para otros tal vez es mucho dinero.

Pero aquí no estamos hablando del costo por la vida, estamos hablando del costo del voto, lo cual es muy sano desde la perspectiva bíblica, ya que de esta manera nos lleva y nos invita a realizar acciones que demuestran nuestra fe de manera tangible y real. ¿Por qué? Porque la escritura dice “dónde está tu tesoro, ahí está también tu corazón”, esto lo enseñó el Mesías. Es muy fácil decir y prometer “te voy a dar, Señor, mi vida es tuya”, pero a veces cerramos nuestro corazón, es decir, nuestra cartera, para servirle a ÉL.

El Valor de las Promesas: Compromiso Financiero en la Devoción a Dios

Así que a veces no necesitamos decir tanto, necesitamos hacer más. Y una manera muy real, muy sincera de demostrar que hemos entregado nuestra vida al Señor es a través de los medios materiales, a través de las expresiones económicas. Incluso, dice aquí, que una persona pobre, si no tuviese lo suficiente para llegar a pagar este monto, el sacerdote le ayudaría a estimar conforme a la posibilidad de lograrlo.

Otro detalle importante de estos pasajes que estamos leyendo es que Dios toma muy en cuenta lo que decimos. Sí, nosotros le decimos “Señor, yo te voy a servir”, pues Él ya te enlistó, ya te llevó a las filas, y te está considerando para la obra. De repente hay mucha gente que es como llamarada de petate, que empieza con todo al principio, pero después no sabes nada de él, se desaparece como por arte de magia, y el Señor dice “yo tomo en cuenta lo que dices, tu palabra para mí tiene validez”. Sí tú prometes, sí, tú haces un voto, debes cumplirlo.

Y la manera de mostrar esa verdad en nuestras vidas, en este caso, en la época del tabernáculo y del templo, era a través de estas cuestiones económicas.

Otro detalle importante es el mandamiento justamente más importante de toda la escritura, que es “Escucha Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:4-5).

Un detalle, como comentario extra de este pasaje de Deuteronomio 6, y que además va acorde a lo que hemos explicado y que me gusta mucho, es que en Deuteronomio 6:5, en la versión en inglés, no dice “y con todas tus fuerzas”, sino que dice “con todos tus recursos”, y al decir con todos tus recursos, esto enfatiza más la explicación del contexto de lo que hemos estado explicando, ya que la palabra recursos se refiere también a la cuestión económica, al dinero. ¿Qué quiere decir esto? Que dentro del primer mandamiento encontramos que nos dice “Ama a Dios con todo tu dinero, con todos tus recursos”.

Así que los invito a reflexionar si realmente estamos amando a Dios de esa manera. Si alguna vez hemos dicho “Señor, mi vida está consagrada a ti”, mi vida es tuya”, te invito a reflexionar en esta promesa.

 

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